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    La Atalaya 1986 | 15 de noviembre
    • Tres hermanos que comparten con otros su fe

      Los tres hermanos Tanizono tienen más de 40 años de edad y padecen de la distrofia muscular de Déjerine-Landouzy. Antes de conocer la verdad, su vida giraba en torno a su trabajo seglar, con la esperanza de olvidar el debilitamiento gradual y la muerte prematura, que son característicos de esta enfermedad. Cada uno comenzó a estudiar la Biblia por separado y llegó a conocer la verdad. Para mostrarle a Jehová su agradecimiento, ¿qué podrían hacer para aumentar su servicio a Él? Toshimi, el más joven de los tres, nos lo dice:

      “Viví con Akimi, mi hermano mayor, y su esposa hasta 1979. No pudiendo valerme por mí mismo, ingresé en una institución donde ya estaba mi hermano Yoshito. Fue allí donde comencé a servir de precursor auxiliar, y durante los siguientes cinco años estudié la Biblia con unos 12 niños del pabellón. Los padres opositores de uno de los niños lo obligaron a descontinuar su estudio, pero cedieron cuando él les suplicó que le permitieran reanudarlo. Murió a los 16 años de edad abrigando la esperanza segura de una resurrección. Aproximadamente un año después recibí una llamada telefónica de los padres de ese joven que habían sido opositores. Estaban teniendo algunos problemas con su hija menor y pensaban que un estudio le ayudaría.

      ”Mi hermano Yoshito y yo queríamos ser precursores regulares. Pero, ¿podríamos alcanzar la requerida meta anual de 1.000 horas? Es cierto que solo sería asunto de aumentar el tiempo que dedicábamos en el ministerio unas 30 horas más al mes. Pero, ¿sorportarían esto nuestros cuerpos? No obstante, a la misma vez pensábamos: ‘Si no lo hacemos ahora, va a llegar el momento en que no podremos hacerlo’. Repetidas veces las palabras de Pablo en 1 Corintios 9:16 salían a relucir en nuestras pláticas. ‘Realmente, ¡ay de mí si no declarara las buenas nuevas!’ Ciertamente tenemos la obligación de predicar las buenas nuevas, tengamos o no buena salud. De modo que hicimos entrega de nuestra solicitud y comenzamos como precursores regulares el 1ro. de septiembre de 1984”.

      Yoshito añade: “Cuando traté de ser precursor ‘temporero’ en enero de 1976, perjudiqué mi salud y tuve que guardar cama por dos meses. Mi peor temor era que el ser precursor regular fuera a enfermarme y eso me obligara a perderme reuniones. Felizmente, para agosto de 1985, pude alcanzar mi meta de horas para el año y no tuve que perder ¡ni una sola reunión por causa de estar en el servicio de precursor!”.

      Toshimi dice: “Nuestro medio principal de llevar a cabo nuestro ministerio es escribiendo cartas. Escribimos a las personas que no han estado en casa cuando se les ha visitado, a amigos, parientes, familiares incrédulos de otros miembros de la congregación, y a personas que residen en un territorio montañoso que se predica en la obra de casa en casa solo dos veces al año. Informalmente predicamos a médicos, enfermeras, estudiantes que trabajan en la institución y a otros pacientes. Hasta ahora, seis pacientes han aprendido la verdad. Tres de ellos eran publicadores del Reino en espera de ser bautizados para cuando fallecieron. Manteniéndonos ocupados derivamos beneficios de carácter físico, además de tener la satisfacción mental de saber que estamos haciendo la obra de predicar y de sentir en nuestro corazón el gozo de llevar un aliciente a otros”.

      Yoshito agrega: “Como ancianos de congregación que somos, los dos podemos hablar por experiencia a otros que están esforzándose por emprender el servicio de precursor. Cuando presentamos las solicitudes para servir de precursores, dos hermanas de edad de la congregación también se sintieron impelidas a unirse a las filas de precursores. Yo estoy especialmente feliz de que en el espíritu del Salmo 119:71 mi forma negativa de pensar cambió a la forma en que Jehová piensa. En efecto, ‘es bueno para mí el que se me haya afligido, a fin de aprender las disposiciones reglamentarias de Dios’”.

      Ahora se expresa el hermano mayor. Akimi dice: “Gracias a la bondad de los hermanos y a mi amorosa esposa que me apoya puedo hacer lo que hago en el servicio teocrático. No puedo dar ni siquiera un paso. Hace ya 14 años que los hermanos incansablemente me ayudan para llegar a cada reunión y a cada asamblea. Desde que comencé a estudiar, las experiencias de los precursores eran el centro de conversación de los jóvenes cuando estos se reunían para disfrutar de buena asociación. Tal como se recomendó en Nuestro Ministerio del Reino, decidí probar el servicio de precursor por un año. Con ciertas aprensiones acerca de mi condición física, le prometí en oración a Jehová que lo haría y he estado renovando esa promesa anualmente por los últimos cinco años. En el servicio del campo uso un triciclo diseñado para personas minusválidas. Con él puedo llegar hasta la misma puerta de muchas casas. Frecuentemente me sitúo en zonas muy transitadas por peatones. Si pasan pocos, oro ahí mismo y pido que pueda dar el testimonio, y siempre se allega alguien que presta atención. A mi casa vienen personas que estudian la Biblia conmigo y he podido ayudar a ocho a progresar hasta el bautismo.

      ”Puesto que soy el superintendente presidente y el superintendente de la Escuela del Ministerio Teocrático, llego a las reuniones temprano para saludar a los hermanos. Debido a que no puedo libremente visitarlos en sus hogares, es de vital importancia que emplee el tiempo eficazmente en conversar con ellos antes y después de las reuniones. Con frecuencia también uso el teléfono para la obra de pastoreo.

      ”En los pasados cuatro o cinco años, la fortaleza de mis músculos ha disminuido significativamente. Por las noches, literalmente, no puedo mover un solo músculo, y la tensión que se crea es tal que tendido en la cama siento que tengo una gran presión encima de mí. Mi esposa me cambia con delicadeza la posición de las extremidades para que sienta alivio. Es en momentos como esos que las palabras amorosas y alentadoras de los hermanos me ayudan a mantener un rostro sonriente, que espero que refleje la condición de mi corazón y no la de mi cuerpo”.

      El progreso de esta enfermedad no puede detenerse. Pero los hermanos Tanizono están convencidos de que el mantener sus cuerpos ocupados en el servicio del campo, el estar al tanto del amo de casa a quien predican y de sus necesidades, el trabajar estrechamente con compañeros creyentes y el experimentar esa satisfacción plena de servir a Dios como precursores han contribuido a reducir a un mínimo el progreso de la enfermedad. ¡Cuán agradecidos están a Jehová!

      Con incapacidades, pero con determinación

      Los impedimentos físicos no han menguado el amor y el celo que estos hábiles predicadores sienten por el ministerio de tiempo completo. Su determinación es similar a la del apóstol Pablo, quien escribió: “No nos rendimos; más bien, aunque el hombre que somos exteriormente se vaya desgastando, ciertamente el hombre que somos interiormente va renovándose de día en día”. (2 Corintios 4:16.)

  • Minusválidos que son predicadores hábiles
    La Atalaya 1986 | 15 de noviembre
    • [Fotografías en la página 23]

      Masashi Tokitsu

      Katsuko Yamamoto

      Akimi Tanizono

      Yoshito Tanizono

      Toshimi Tanizono

Publicaciones en español (1950-2025)
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