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Lecciones que aprendemos de MaríaLa Atalaya 2009 | 1 de enero
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La muerte de un ser querido
¿Y qué fue de José? Tras su participación en el suceso que acabamos de relatar, el padre adoptivo de Jesús no vuelve a aparecer en los Evangelios. Algunos interpretan esto como una señal de que falleció antes de que Jesús comenzara su ministerio.c Sea como fuere, lo que sí parece seguro es que, al momento de terminar dicho ministerio, María era viuda. ¿Por qué decimos esto? Porque Cristo, justo antes de morir, confió el cuidado de su madre al apóstol Juan (Juan 19:26, 27). Es muy improbable que lo hubiera hecho si José hubiera estado vivo.
¡Qué vida tan intensa la de aquel matrimonio! Hablaron con ángeles, escaparon de un tirano, se mudaron varias veces y criaron una familia numerosa. Seguro que pasaron muchas noches hablando sobre Jesús, tratando de imaginar qué le depararía el futuro, preguntándose si lo estaban educando de la manera correcta... Pero, desgraciadamente, en algún momento María perdió a su esposo.
En nuestros días, muchos también sufren el dolor de perder a su cónyuge y luchan año tras año contra sus sentimientos de vacío y soledad. ¿Qué puede consolarlos? Lo mismo que a María: una fe fuerte y la seguridad de que habrá una resurrección (Juan 5:28, 29).d De todos modos, sobra decir que, aunque María debió sentirse reconfortada, tuvo que asumir su nueva situación. Al igual que muchas mujeres en la actualidad, tuvo que luchar para criar sola a sus hijos.
Parece lógico pensar que, tras la muerte de José, fue Jesús quien asumió la responsabilidad de traer el sustento a la casa. Y es de suponer que sus hermanos, según crecían, también fueron colaborando.
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Lecciones que aprendemos de MaríaLa Atalaya 2009 | 1 de enero
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c Es significativo que la figura de José no salga en el relato del ministerio de Jesús, pues sí aparecen tanto su madre como sus hermanos y hermanas. Por ejemplo, se dice que María participó activamente en la organización del banquete de bodas en Caná, pero en el relato no se menciona para nada a José (Juan 2:1-11). Y en otra ocasión, varios habitantes de Nazaret se refirieron a Jesús como “el hijo de María”, no de José (Marcos 6:3).
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