Dios dijo que la mujer sería la ayudante y el complemento del hombre. Puesto que ambos fueron hechos a la imagen de Dios, él esperaría que manifestaran Sus cualidades —justicia, amor, sabiduría y poder— en la relación entre ellos. Por lo tanto, Eva sería un “complemento”, no una competidora. La familia no sería como un barco donde hubiera dos capitanes en competencia, sino que Adán ejercería la jefatura. (1 Corintios 11:3; Efesios 5:22-24; 1 Timoteo 2:12, 13.)

El respeto profundo... un desafío

6, 7. a) ¿Cómo se puede conseguir que los esposos incrédulos se interesen en la verdad? b) ¿Cómo pudiera ser que una esposa no estuviera mostrando “profundo respeto” a su esposo incrédulo?

⁶ El apóstol Pedro detalló el ejemplo de Cristo en la conducta y explicó que Jesús nos dejó ‘un dechado para que sigamos sus pasos con sumo cuidado y atención’. Entonces Pedro declaró: “De igual manera, ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto”. (1 Pedro 2:21–3:2.) ¿Cómo pueden las esposas cristianas manifestar este “profundo respeto”?

⁷ Muchas de nuestras hermanas cristianas tienen esposos incrédulos y a veces esposos que les presentan oposición. ¿Implican tales circunstancias que el consejo de Pedro no tiene efecto ni valor entonces? No; la sujeción y el respeto son necesarios hasta cuando “algunos no son obedientes a la palabra”.