-
El movimiento feminista logra cambios¡Despertad! 1988 | 22 de julio
-
-
El movimiento feminista logra cambios
DESDE los tímidos comienzos del Movimiento de Liberación de la Mujer, hace ahora más de veinticinco años, muchos países han abierto a la mujer las puertas del mundo laboral, del gobierno y de la vida de comunidad como nunca antes lo habían hecho.
Los primeros cambios
“El problema que no tiene nombre.” Así lo denominó la escritora americana Betty Friedan en su libro The Feminine Mystique, publicado en 1963. En aquel entonces ella identificó un malestar experimentado por mujeres de clase media que se sentían atrapadas al vivir su vida únicamente a través de su marido y su familia. Lo que se dijo en ese libro resonó, y todavía sigue resonando, en los oídos de muchas mujeres que sentían una frustración persistente, un resentimiento indefinible.
“Tenía la sensación de estar desaprovechando mi talento”, dijo una mujer canadiense llamada Lyn al hablar acerca del matrimonio que había contraído en la década de los setenta. También comentó a la revista ¡Despertad!: “Tenía dos hijos y a mi marido, pero todavía no me sentía realizada. Deseaba [...] hacer algo con mi vida”.
El descontento individual hizo surgir un movimiento social, que fue cobrando gran popularidad, cuyo objetivo era liberar a la mujer de la “dominación” masculina. Los principales campos del descontento eran la familia, a la que las feministas asemejaban a esclavitud doméstica, y el lugar de trabajo, donde la mujer tenía pocas oportunidades y normalmente recibía un salario inferior al del hombre.
Los cambios efectuados
El logro más significativo de este movimiento es que en muchos países ha modificado las corrientes de opinión de la sociedad. Ha logrado que se tome mayor conciencia de la problemática de la mujer, que haya más imparcialidad al escuchar sus reivindicaciones y un mayor reconocimiento de su contribución y sus posibilidades en muchos campos.
Los cambios en las corrientes de opinión se han traducido en reformas tangibles. Muchos trabajos que anteriormente era inconcebible que realizaran las mujeres, ahora son desempeñados tanto por hombres como por mujeres. Aunque en menores cantidades, las mujeres también están penetrando en baluartes tradicionalmente masculinos, y así han llegado a ocupar puestos directivos en algunas empresas. “Hoy tenemos más posibilidades de escoger”, dijo a ¡Despertad! una feminista.
En la actualidad, las mujeres ocupan algunos de los puestos políticos más encumbrados de muchos países, y algunas de las naciones más destacadas del mundo —como India, Israel y Gran Bretaña— han tenido o tienen como dirigente político a una mujer. La presidenta filipina, Corazón Aquino, comentó lo siguiente sobre la revolución “incruenta” de 1986 que la llevó al poder: “Fueron las mujeres las que estuvieron a la vanguardia de las actividades”.
Muchos de los cambios que se han producido han sido provechosos tanto para los hombres como para las mujeres. En todo el mundo se han cometido injusticias con las mujeres y se las ha tratado con falta de equidad. Es muy positivo que a la mujer no se la discrimine en el lugar de empleo, ni en ninguna otra parte, por el simple hecho de ser mujer. Ya era hora de que hubiera una mayor conciencia de las necesidades, los intereses y las aptitudes de la mujer. La mujer es tan humana como el hombre en lo que respecta a tener aspiraciones y sentir la necesidad de que se la reconozca y aprecie por lo que es.
Pero, ¿han sido solo ventajas lo que ha producido el movimiento feminista? Hay quienes se preguntan si en algunos casos los esfuerzos no habrán sido demasiado extremados o habrán ido demasiado lejos. Las mismas mujeres se preguntan: ¿Qué precio hemos pagado por la liberación? ¿Es ese movimiento una fuerza tan enérgica como lo fue en su día? ¿Y qué le espera en el futuro? El siguiente artículo analizará estas preguntas.
[Comentario en la página 4]
En todo el mundo se han cometido injusticias con las mujeres y se las ha tratado con falta de equidad. Es muy positivo que a la mujer no se la discrimine. Pero, ¿han sido solo ventajas lo que ha producido el movimiento feminista?
-
-
El movimiento feminista. ¿Qué ha sido de él?¡Despertad! 1988 | 22 de julio
-
-
El movimiento feminista. ¿Qué ha sido de él?
LA CAMPAÑA en pro de la liberación de la mujer no ha estado libre de repercusiones negativas, particularmente en la unidad familiar. Las mujeres que respondieron a la llamada de escapar de la “esclavitud” de la unidad familiar han contribuido a la vertiginosa subida del índice de divorcios, que en algunos países asciende a un 50% de todos los nuevos matrimonios. Algo que también ha afectado a la unidad familiar es la cantidad cada vez mayor de madres que están entrando en el campo laboral de jornada completa, solo para ver que tienen que luchar bajo la carga de dos trabajos: uno, el asalariado, y otro, el de casa.
Un estudio efectuado en Estados Unidos reveló que mientras que en 1960 solo se había incorporado a la fuerza laboral una cuarta parte de las mujeres casadas y con hijos, para 1986 la cifra había ascendido a más de la mitad. “Pero aunque la mayoría de las madres tiene un empleo, no se han hecho ajustes en el hogar —apuntó cierto informe—. Continúan realizando la mayor parte de los quehaceres domésticos, y los servicios de guarderías para sus hijos muchas veces son inadecuados o están a unos precios prohibitivos.”
Las feministas dicen que para que una mujer sea totalmente libre, debe tener pleno control sobre su propio cuerpo, lo que incluye el derecho a interrumpir un embarazo no deseado. Este deseo de ‘igualdad’ con el hombre en el campo de la reproducción ha contribuido al creciente número de abortos: se calcula que en la actualidad se practican 55 millones cada año en todo el mundo.
Ni siquiera la Biblia se ha librado de la ira feminista. “Confía en Dios. Ella proveerá”, dicen las feministas, acusando a la Biblia de discriminación sexual por representar a Dios como “varón”. “Algunas [feministas] [...] acusan a la Biblia de seguir siendo el arma más poderosa para mantener a las mujeres ‘en su lugar’, y ponen en tela de juicio el que algo que se utilice de ese modo pueda ser la palabra de Dios”, informó la revista canadiense The United Church Observer. Algunas Iglesias han cedido a la presión ejercida por miembros feministas en favor de que se adopte en sus servicios religiosos un lenguaje “ambiguo” en cuanto al género, y así han reemplazado los términos masculinos para Dios por expresiones neutras como “Fuerza que sostiene” o “Ser que cría”.
Al mismo tiempo, el propio movimiento feminista ha entrado en lo que Betty Friedan, una de las principales forjadoras del feminismo, llamó “una grave parálisis”. Las fuerzas feministas están divididas en varios frentes: la lucha por la igualdad jurídica de los sexos, un salario equitativo, una legislación más liberal sobre el aborto, los derechos de las lesbianas, la excedencia obligatoria por maternidad, un mejor servicio de guarderías y también la lucha contra la pornografía.
Crisis de identidad
El feminismo está atravesando una crisis de identidad, informa la revista Newsweek. “El rigor de hacer una carrera, cultivar relaciones íntimas y cuidar de los hijos ha resultado ser más difícil de lo que nadie podía imaginarse en aquellos comienzos del feminismo llenos de ilusiones.”
En la publicación Woman on a Seesaw (La mujer en el balancín), su autora, Hilary Cosell, se hace eco del lamento de una exasperada mujer de carrera que había tratado de desempeñar un ‘papel de Supermujer’: “En estos momentos estoy abarcando tantos papeles que no creo que pueda dedicarme a nada más. Soy una profesional muy trabajada, una madre agotada, una amiga que no responde en momentos de necesidad y una esposa de media jornada. ¿Conque una Supermujer? Una mujer aturdida es más bien lo que soy”.
Muchas mujeres que han sacrificado oportunidades de casarse y tener hijos por ejercer una carrera suelen lamentarlo. Una mujer de treinta y ocho años, asesora de una junta administrativa, comentó a la revista canadiense Chatelaine: “Existe toda una generación de mujeres que son como yo y que irán a la tumba solteras [...]. A pesar de haber triunfado, llevamos vidas muy vacías”. La revista Newsweek publicó un reportaje sobre la ansiedad que sentía una mujer de treinta y nueve años que ocupaba el puesto de vicepresidenta de una empresa de calzado: “Mi trabajo me entusiasma y me satisface; pero me obsesiona el temor de que al no tener hijos, me esté perdiendo la parte más significativa de la vida. A veces pienso que si muriese ahora, mi lápida pondría: ‘Aquí yace... Leyó muchas revistas’”.
Hasta las feministas más destacadas parece que cambian de opinión tocante a la moralidad sexual que promueve el movimiento de liberación. En su libro The Female Eunuch (La eunuca), publicado en 1970, la escritora australiana Germaine Greer describió el matrimonio como “mano de obra gratis exigida como derecho por un patrón que tiene en sus manos un contrato para toda la vida redactado a su favor”. También señaló que el deseo de la mujer de mejorar su condición “posiblemente tenga que ir reforzado al principio con verdadera ‘promiscuidad’”. Aunque muchos consideraban a Greer la principal defensora de la revolución sexual, en un libro que publicó en 1984 dejó atónitas a las feministas al respaldar la castidad y condenar la permisividad.
Posición económica
La autora estadounidense Sylvia Ann Hewlett afirma que, en cierto sentido, el movimiento feminista ha dejado a las mujeres aún peor. Ella razona que al subrayar la independencia y la igualdad en lugar de luchar para que se hagan reformas que ayuden a las madres que se incorporan a la fuerza laboral, el movimiento feminista ha hecho poco por mejorar la posición económica de la mayoría de las mujeres. “La alabada independencia de las liberadas y las divorciadas a menudo se ha convertido en soledad y penuria.”
Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos descubrió que en los estados en los que se aprobaron leyes que permiten el divorcio sin que haya acusación por ninguna de las partes —leyes que en un principio apoyaron las feministas—, el nivel de vida de las mujeres divorciadas y de sus hijos bajó inmediatamente en un 73%, mientras que el de sus anteriores maridos subió en un 42%. ¡Difícilmente puede decirse que haya resultado en ventaja para las mujeres!
De hecho, los ingresos de una mujer en Estados Unidos todavía corresponden tan solo a aproximadamente el 64% de los del hombre, una proporción casi igual a la de hace cincuenta años. En los países europeos en los que las feministas se han concentrado en conseguir mejores excedencias por maternidad y mejores sistemas de guarderías, los ingresos de las mujeres subieron del equivalente a un 71% del salario de los hombres en 1970 al equivalente a un 81% diez años después.
Actualmente las feministas se encuentran muy divididas respecto a una cuestión: ¿Qué es realmente la igualdad? Betty Friedan recalca que las mujeres no son clones del hombre, y añade: “Ha llegado el momento de reconocer que las mujeres son diferentes de los hombres. Tiene que haber un concepto de igualdad que tome en cuenta que son las mujeres las que dan a luz a los niños”. Otras feministas razonan que si las mujeres aceptan leyes que les concedan un trato especial no disponible a los hombres —como el de excedencia obligatoria por maternidad—, entonces están admitiendo que no son iguales a los hombres, y eso puede abrir el camino para la discriminación.
“El problema del feminismo contemporáneo”, según cierto erudito, radica en si las diferencias que existen entre los sexos tocante a punto de vista y deseos son inherentes a la persona o son el producto del condicionamiento social. Muchas mujeres no luchan ni tienen el espíritu de competencia necesario para ciertos empleos relacionados con las ventas, comentan algunos patronos. “La sociedad moldea a las mujeres para que sean pasivas”, afirma la feminista Jody, directora de un organismo de investigación social. “Parte del papel de criar es que una se defina en relación con otros y que no pida nada para sí misma”, explicó a ¡Despertad! Muchas feministas creen que lo único que producirá verdadera igualdad de oportunidades es un cambio en la manera como la crianza condiciona a las mujeres.
Otras afirman que la mejor manera de lograr igualdad es reconociendo que son diferentes de los hombres. Betty Friedan ve necesaria una “segunda etapa” del feminismo, y dice: “Se requiere un nuevo modo de pensar feminista si [...] las mujeres han de continuar avanzando en el mundo del hombre, [...] pero ‘sin llegar a ser como los hombres’”. Otras menosprecian este ablandamiento en el enfoque y hablan de volver a llevar el feminismo “a las calles”, formando piquetes y haciendo manifestaciones en pro de leyes sobre el aborto más liberales y de otras reformas.
¿Durará?
Mientras tanto, las feministas se preguntan quiénes llevarán las pancartas del futuro. “Las jovencitas se sienten más amenazadas por él [el feminismo] que atraídas a él”, informó The Toronto Star. Algunas mujeres jóvenes temen la independencia que ha producido esa mayor igualdad. “Muchas mujeres de hoy han dicho que ya han tenido suficiente —dice la feminista francesa Benoite Groult—. Quieren que se vuelva a cuidar de ellas; quieren que los hombres las protejan.”
En algunos países las feministas se han topado con fuerte oposición por parte de otros grupos de mujeres determinados a combatir lo que ellas ven como un ataque contra la familia y otros valores “tradicionales”. En Canadá, uno de esos grupos —REAL Women (Realistic, Equal, Active for Life) [Mujeres DE VERDAD (el vocablo inglés REAL es la sigla para realistas, equilibradas, activas para la vida)]— se describió como “organizado y listo para la batalla”.
Parece que el movimiento feminista está desvaneciéndose por todas partes. En la República Federal de Alemania, el escritor Peter H. Merkl dice que en gran medida las mujeres han abandonado el feminismo. “La maternidad oficialmente aprobada vuelve a estar de moda. Las mujeres que ocupan puestos de trabajo remunerados están volviendo a cobijarse en los lazos familiares [...], mientras que las feministas radicales se han retirado a una subcultura aislada.”
Es posible que los nuevos descubrimientos científicos sobre la naturaleza del cerebro humano afecten el punto de vista futuro tocante al papel de los sexos. El neurólogo Richard Restak dice: “La evidencia indica que muchas diferencias en el comportamiento del hombre y la mujer se basan en diferencias en el funcionamiento del cerebro que son biológicamente inherentes y que no es probable que sean modificadas tan solo por factores culturales”. No, las mujeres no son clones de los hombres, sino que obviamente están hechas para propósitos diferentes y con diferentes deseos y necesidades en la vida.
Pero, ¿deberían sorprendernos esos descubrimientos? La ciencia ha descubierto una verdad que fue declarada hace mucho tiempo en el relato bíblico de la creación de la primera mujer, Eva. En Génesis 2:18 se registra el propósito del Creador: “No es bueno que el hombre continúe solo. Voy a hacerle una ayudante, como complemento de él”. Así que el hombre y la mujer poseerían cualidades con las que se complementarían el uno al otro. No fueron hechos para que rivalizaran entre sí. Cada uno encajaría mejor con un papel particular, complementario.
Y en cuanto al “descubrimiento” de que las mujeres no son clones de los hombres —que las mujeres son en realidad ‘diferentes de los hombres’, que las mujeres son las que ‘dan a luz a los niños’—, ¿qué tiene eso de nuevo? La Biblia ya dejó claro desde el principio que Dios los creó diferentes —“macho y hembra los creó”—, y que la mujer fue especialmente diseñada para dar a luz. (Génesis 1:27, 28; 2:21-23.)
Pero el que sea diferente no significa que sea inferior. No hay justificación para tratar a la mujer con menosprecio. Ella “procede del hombre”; por lo tanto, en la congregación cristiana el esposo ama a su esposa “tal como se ama a sí mismo”. En ese ambiente, ella encuentra respeto, amor y un sentido de seguridad. (Efesios 5:28-33; 1 Timoteo 5:2, 3.)
El hombre y la mujer son diferentes, pero no competidores. Se complementan mutuamente; se completan mutuamente. En la institución divina del matrimonio, los dos llegan a ser uno. Hoy día millones de cristianas verdaderas están encontrando una auténtica liberación al cumplir con el papel que la Biblia describe para ellas.
[Fotografías en la página 7]
La vida de una mujer que desempeña un trabajo asalariado es agitada y está dividida
-