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  • Una visión equilibrada del trabajo
    ¡Despertad! 2010 | enero
    • Una visión equilibrada del trabajo

      UNA de las mayores preocupaciones en estos tiempos de crisis económica es tener un empleo fijo que garantice el sostén de la familia, lo cual no siempre es fácil, sobre todo cuando a miles de trabajadores se los está despidiendo. Si de repente uno se ve desempleado, su objetivo principal es encontrar otro trabajo (véanse los recuadros de las páginas 8 y 9).

      Aun así, hay cosas más importantes en la vida que el trabajo. “¡Seamos realistas! —dice Glenn, un padre de familia australiano—. Ningún moribundo dice: ‘¡Ojalá hubiera pasado más tiempo en el trabajo!’.” Para llevar una existencia plena y satisfactoria, obviamente hace falta dedicar tiempo al trabajo; pero ¿a qué más? A la familia, al entretenimiento y a las necesidades espirituales. ¿Cómo equilibrar estas importantes esferas de la vida?

      Tiempo para el trabajo y tiempo para usted

      La Biblia nos manda trabajar para proveer a la familia (Efesios 4:28). Pero también nos anima a ‘comer, beber y ver el bien por todo nuestro duro trabajo’ (Eclesiastés 3:13). En efecto, trabajar largas horas, sacrificando el descanso o el entretenimiento adecuados, nos priva de muchas de las alegrías de la vida; además, provoca graves problemas de salud.

      Trabajar en exceso de manera habitual se asocia con la obesidad, el alcoholismo, las enfermedades cardíacas, los accidentes laborales, la drogodependencia, la ansiedad, la fatiga y la depresión, entre muchos otros trastornos relacionados con el estrés. El exceso de trabajo puede ser incluso mortal. Según un informe, cerca de diez mil personas mueren anualmente en Japón por esta causa: la misma cantidad que muere por accidentes de tránsito. Este fenómeno, conocido con el nombre de karoshi (“muerte por exceso de trabajo”), no es exclusivo de Japón.

      Por otro lado, note el atinado consejo que da la Biblia: “Mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento” (Eclesiastés 4:6). Como vemos, es necesario ser equilibrados. Por eso, no deje que su profesión se convierta en su obsesión. Cuide su salud mental, física y emocional destinando tiempo para descansar, y goce del fruto de sus labores.

      “Hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar”, afirma Andrew, casado y con tres hijos. Armonizando el trabajo con el descanso y el tiempo libre, logrará atender también las necesidades de la familia. Claro está, esto no es fácil, máxime cuando hay cuentas que pagar.

      Equilibrio entre trabajo y familia

      Muchas familias están sobrecargadas de actividades y emocionalmente desconectadas. “El trabajo me roba casi todas las energías, y a mis hijos les tocan las sobras”, se lamenta una mujer de Inglaterra. En una encuesta hecha entre adolescentes de Estados Unidos, 1 de cada 5 marcó como su mayor preocupación el hecho de “no pasar suficiente tiempo con sus padres”. Otro sondeo llevado a cabo en el mismo país señala que las parejas con doble fuente de ingresos hablan entre sí solamente doce minutos al día.

      Hastiadas de la presión cada vez mayor que sobre ellas ejerce el trabajo, muchas personas están replanteándose sus prioridades y efectuando cambios. Timothy, padre de dos hijos pequeños, cuenta: “Yo trabajaba horas extras, y mi esposa, los fines de semana. Casi nunca nos veíamos. Finalmente, nos sentamos a analizar la vida que llevábamos y cambiamos la situación laboral. Ahora somos mucho más felices”. Brian, gerente de una tienda, dice: “Esperábamos un segundo hijo, así que me puse a buscar un trabajo que se ajustara a nuestra situación familiar. Me conformé con ganar 10.000 dólares menos al año con tal de tener un mejor horario, pero valió la pena”. Melina dejó su empleo al nacer su primera hija. “No nos fue fácil acostumbrarnos nuevamente a una sola entrada —relata—, pero mi esposo y yo creemos que fue mejor que me quedara en casa con Emily en vez de ponerla en una guardería.”

      Hay que reconocer, sin embargo, que muchas familias luchan para apenas llegar a fin de mes. Algunos esposos tienen dos empleos para sacar a flote a los suyos; en otros casos, trabajan el hombre y la mujer y dejan a los hijos al cuidado de los abuelos o en una guardería.

      Tal vez usted pueda hallar otras maneras de compaginar el empleo y las obligaciones familiares. Lo esencial es no sacrificar los goces de la vida familiar por estar enfrascado en el trabajo.

      No cabe duda de que conciliar el trabajo, las diversiones y las necesidades familiares brinda múltiples beneficios. Para concluir, analizaremos en el siguiente artículo un ingrediente todavía más importante para llevar una vida sencilla y equilibrada.

  • Una vida sencilla y equilibrada
    ¡Despertad! 2010 | enero
    • Una vida sencilla y equilibrada

      LLEVAR una vida sencilla y equilibrada reporta muchos beneficios. ¿Pero qué implica? Ante todo, tal vez le convenga analizar sus prioridades. ¿Cómo?

      Pregúntese: “¿Qué he logrado hasta ahora? ¿Qué me falta aún?”. Enumere sus metas principales.

      1. ․․․․․

      2. ․․․․․

      3. ․․․․․

      Muchas personas tienen una visión miope y materialista de la vida. En realidad, dicen: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” (1 Corintios 15:32). Les parece que no hay nada mejor que el actual estilo de vida consumista de trabajar para gastar. La Biblia, sin embargo, combate tal enfoque.

      En una de sus parábolas, Jesús habló de un hombre que acumuló muchos bienes, para morir sin poder disfrutarlos. “Así pasa con el hombre que atesora para sí, pero no es rico para con Dios.” (Lucas 12:16-21.) ¿Hizo mal este hombre al trabajar duro para proveerse de lo necesario? De ninguna manera. El problema fue su actitud materialista. Excluyó a Dios de sus planes. Por eso, toda su riqueza —todo aquello por lo que había luchado— a la larga no le sirvió de nada. ¡Qué lamentable! (Eclesiastés 2:17-21; Mateo 16:26.)

      Jesús, en cambio, nos invita a poner todo nuestro empeño en alcanzar una recompensa eterna: “Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna” (Juan 6:27). Ya antes había dicho: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¡Qué recompensa tan maravillosa!

      Cómo vencer la ansiedad

      Jesús reconoció la tendencia humana a preocuparse por las cosas materiales; de ahí que instara a sus discípulos: “Dejen de andar buscando qué podrán comer y qué podrán beber, y dejen de estar en ansiedad y suspenso; porque todas estas son las cosas en pos de las cuales van con empeño las naciones del mundo, pero el Padre de ustedes sabe que ustedes necesitan estas cosas. Sin embargo, busquen continuamente el reino de él, y estas cosas les serán añadidas” (Lucas 12:29-31).

      Estas palabras tranquilizadoras han sido un incentivo para que muchos cristianos simplifiquen su vida. Juliet, que vive en Malasia, relata: “El trabajo me dejaba agotada y fastidiada. Entonces, mi esposo y yo oramos a Jehová para que nos ayudara a simplificar nuestra vida. La respuesta no se hizo esperar: antes de un mes me ofrecieron un trabajo de medio tiempo como maestra de niños discapacitados”. Steve, un contratista de techos australiano, hizo cambios en su trabajo para pasar más tiempo con la familia en actividades espirituales. Su esposa, Maureen, comenta: “Ahora, él es mucho más feliz y nosotros también. Los niños y yo estamos encantados. Viva sencillamente, y toda la familia estará mejor”.

      Claro, si uno ha perdido el trabajo o está a punto de perder la casa, necesita mucha fe para seguir el consejo de Jesús. Pero si damos prioridad a las cosas espirituales y confiamos en Dios, también podremos llevar una vida sencilla y equilibrada. Esto nos permitirá adquirir “la vida que realmente lo es”, la vida eterna en el nuevo mundo de justicia de Dios, donde todo trabajo será un deleite y donde nadie se esforzará en vano (1 Timoteo 6:17-19; Isaías 65:21-23).

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