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  • ¿Qué deben hacer los cristianos de hoy?
    La Atalaya 2012 | 1 de mayo
    • ¿Qué deben hacer los cristianos de hoy?

      LOS cristianos verdaderos siguen el modelo de Jesús y no intervienen en política. Jesús fue claro cuando afirmó: “Yo no soy parte del mundo”. A sus discípulos les dijo: “Ustedes no son parte del mundo” (Juan 15:19; 17:14). Pues bien, ¿por qué los cristianos no deben mezclarse en política?

      1. El poder del hombre es limitado. La Biblia explica que el ser humano no tiene ni la capacidad ni el derecho de gobernarse a sí mismo. En palabras del profeta Jeremías, “no pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23).

      Tal como el ser humano no fue creado con la capacidad de volar, tampoco fue creado con la capacidad de gobernar con éxito. El historiador David Fromkin reconoce las limitaciones de los gobiernos y declara: “Los gobiernos están compuestos por seres humanos y, dado que pueden equivocarse, sus perspectivas de éxito son inciertas. Tienen poder, pero limitado” (The Question of Government [La cuestión del gobierno]). ¡Con razón la Biblia nos aconseja que no depositemos nuestra confianza en el ser humano! (Salmo 146:3.)

      2. Los espíritus malvados trabajan en las sombras. Cuando Satanás le ofreció todos los gobiernos del mundo a Jesús, este no negó que él pudiera hacerle semejante oferta. De hecho, en otra ocasión, Jesús identificó al Diablo como “el gobernante del mundo”. Y años después, el apóstol Pablo lo llamó “el dios de este sistema de cosas” (Juan 14:30; 2 Corintios 4:4). En una carta a sus hermanos cristianos, Pablo escribió: “Tenemos una lucha [...] contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” (Efesios 6:12). Así pues, los verdaderos gobernantes del mundo son en realidad espíritus malvados que trabajan en las sombras. ¿Cómo debe influir esto en la visión de los cristianos sobre la política?

      Ilustrémoslo con un ejemplo. Los sistemas políticos humanos son como pequeños botes arrastrados por una poderosa corriente: los espíritus malvados. Al igual que los marineros de esos botes no pueden evitar que la corriente se los lleve, los políticos tampoco pueden hacer mucho contra la poderosa influencia de esos malvados espíritus. Este ejército demoníaco está resuelto a corromper sin remedio a los seres humanos y causarles el mayor daño posible (Revelación [Apocalipsis] 12:12). Por tanto, solo alguien mucho más poderoso que Satanás y sus demonios puede cambiar las cosas. ¿Quién? Jehová Dios (Salmo 83:18; Jeremías 10:7, 10).

      3. Los cristianos verdaderos solo son partidarios del Reino de Dios. Jesús y sus discípulos sabían que, al debido tiempo, Dios establecería un gobierno en el cielo que regiría sobre toda la Tierra: el Reino de Dios. La Biblia dice que Jehová nombró Rey de este Reino a Jesucristo (Revelación 11:15). Consciente de que este gobierno actuaría sobre toda la humanidad, Jesús hizo que su ministerio girara alrededor de “las buenas nuevas del reino de Dios” (Lucas 4:43). También enseñó a sus discípulos a pedir en sus oraciones: “Venga tu reino”. ¿Por qué? Porque bajo ese Reino, la voluntad de Dios se hará en la Tierra como ya se está haciendo en el cielo (Mateo 6:9, 10).

      Entonces, ¿qué les ocurrirá a los gobiernos humanos? La Biblia explica que los sistemas políticos “de toda la tierra habitada” serán destruidos (Revelación 16:14; 19:19-21). Por eso, nadie que crea que el Reino de Dios pondrá fin a los gobiernos humanos va a depositar su confianza en ningún sistema político. Es más, si diera su apoyo a alguno sabiendo que todos están condenados a la destrucción, en realidad estaría poniéndose de parte de los enemigos de Dios.

      Ahora bien, dado que los cristianos verdaderos no intervienen en política, ¿significa eso que no les interesa contribuir al bienestar de la comunidad en la que viven? Esta pregunta se responderá en el siguiente artículo.

  • ¿Qué efecto tienen las enseñanzas cristianas en la comunidad?
    La Atalaya 2012 | 1 de mayo
    • ¿Qué efecto tienen las enseñanzas cristianas en la comunidad?

      HASTA ahora hemos visto que los cristianos verdaderos no se meten en política. Entonces, ¿cómo demuestran que están interesados en contribuir al bienestar de su comunidad? Entre otras cosas, obedeciendo el mandato de Jesús: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20).

      Es interesante destacar que existe una relación entre este mandato de hacer discípulos y la instrucción de ser la sal y la luz del mundo (Mateo 5:13, 14). ¿Cuál es esa relación? ¿Y qué efecto tiene en la gente la obra de hacer discípulos?

      El mensaje de Cristo conserva e ilumina

      La sal se distingue por sus propiedades conservantes, igual que el mensaje que proclaman los cristianos a gente de todas las naciones. Quienes escuchan y ponen en práctica las enseñanzas de Jesús se protegen del deterioro moral tan característico de nuestros días. Por un lado, evitan prácticas que dañan la salud —como fumar⁠—, y por otro, se esfuerzan por vivir en paz y cultivar amor, paciencia y bondad, entre otras cualidades (Gálatas 5:22, 23). Sin duda, todo esto los convierte en miembros valiosos para la sociedad. ¿No cree que, dando a conocer este mensaje, los cristianos hacen una valiosa aportación al bienestar de la comunidad entera?

      Pero ¿qué tiene que ver su mensaje con la luz? Bueno, tal como la Luna refleja la luz del Sol, los cristianos reflejan la “luz” de Jehová mediante el iluminador mensaje que predican y su buena conducta (1 Pedro 2:12).

      Jesús subrayó todavía más la similitud entre la luz y el modo de vida de sus discípulos al añadir: “No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. La predicación y la buena conducta de los cristianos verdaderos deben ser visibles a toda la gente, como la luz que emite una lámpara colocada en alto. De este modo, quienes vean sus buenas obras no honrarán a los cristianos, sino que, como dijo Jesús, darán gloria a Dios (Mateo 5:14-16).

      Responsabilidad de grupo

      ¿En quiénes estaba pensando Jesús cuando dijo “ustedes son la luz del mundo” y “resplandezca la luz de ustedes”? Tuvo que referirse a todos sus seguidores, pues la comisión que les dejó no podían llevarla a cabo unos pocos discípulos esparcidos por diferentes religiones. Por tanto, todos los creyentes deben reflejar esa “luz”. Unos siete millones de testigos de Jehová en más de doscientos treinta países y territorios están convencidos de que todos son responsables de llevar a sus vecinos el mensaje que Cristo encomendó a sus seguidores.

      ¿Y cuál es el tema del mensaje que predican? Jesús no les encargó que predicaran reformas sociales o políticas, ni la unión entre Iglesia y Estado, ni ninguna otra ideología de este tipo. Él dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” (Mateo 24:14). Y eso es lo que proclaman los cristianos verdaderos de la actualidad. De acuerdo con el mandato de Jesús, predican que el único gobierno capaz de poner fin al malvado dominio de Satanás y construir una sociedad justa es el Reino de Dios.

      Ahora bien, en los Evangelios se aprecian dos características importantes del ministerio de Jesús. En el próximo artículo se explica cuáles son y cómo influyen en la obra que llevan a cabo actualmente los cristianos verdaderos.

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