Ponderando las noticias
“Un gobierno mundial”
La única manera de combatir el efecto de invernadero y otros desastres del ambiente que se van presentando es mediante un gobierno mundial, dice el Dr. Kenneth Hare, conocido geógrafo y perito en cambios climáticos. Él advirtió que la humanidad está envuelta en un ataque mortífero contra la naturaleza. No solo afronta el planeta la amenaza de un desastre nuclear, “sino también la del abuso de la ecología”, informa el periódico canadiense Calgary Herald. Hare afirma que anualmente los automóviles y las chimeneas industriales descargan en la atmósfera tres mil millones de toneladas de carbón. Estudios realizados con la ayuda de ordenadores muestran que, hasta bajo un desarrollo económico moderado, para el año 2075 los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera serían el doble de los de ahora. “Hemos creado un problema global”, y si no se regula el ambiente a escala mundial, “nos meteremos en dificultades”, dijo Hare.
En verdad lo que el Dr. Hare recomienda es lógico. Sin embargo, ¿pudiera el hombre alguna vez establecer un gobierno mundial que regulara el desarrollo económico, usara fuentes de energía que no contaminaran el ambiente y convenciera a la humanidad de que debe adoptar un programa mundial para el cuidado del ambiente?
¡Difícilmente! La Palabra de Dios dice con claridad: “Al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. (Jeremías 10:23.) Sin embargo, eso sí pertenece a Dios. Como “Príncipe de Paz”, su Hijo Jesucristo administrará un gobierno mundial que gobernará en justicia y rectitud. Bajo su gobernación celestial, la humanidad no pondrá en peligro el ambiente. (Isaías 9:6, 7; 11:9; Daniel 2:44.)
Señal de advertencia
En diciembre del año pasado un terremoto que midió 6,9 en la escala de Richter causó devastación en la Armenia soviética. El terremoto, descrito como “uno de los peores de la historia soviética”, segó unas 25.000 vidas y dejó a 500.000 personas sin hogar. Destruyó dos terceras partes de la segunda ciudad armenia en cuanto a tamaño, Leninakan, que tenía una población de 290.000 personas, y destruyó por completo Spitak, un pueblo de unos 30.000 habitantes. El temblor también damnificó muchas comunidades menores. Equipos de socorristas de varias naciones sacaron de los escombros a por lo menos 5.400 sobrevivientes, y, según las autoridades soviéticas, la cantidad de los damnificados ascendió a 13.000.
Aunque los científicos tienen alguna idea de las causas geológicas fundamentales de la mayoría de los terremotos, no pueden predecir con exactitud cuándo ocurrirán. Sin embargo, la frecuencia devastadora de los terremotos en este siglo no sorprende a los estudiantes cuidadosos de la Biblia que conocen la “señal” que, según Jesucristo predijo, sería prueba de su “presencia” invisible y de “la conclusión del sistema de cosas”. ¿Por qué? Porque aunque Jesús no explicó la causa de estos sucesos sísmicos, advirtió que como parte de aquella “señal” compuesta ‘habría terremotos en un lugar tras otro’. (Mateo 24:3, 7.)
Mal consejo
¿Es malo que un niño desobedezca a sus padres? No necesariamente, alega Leon Kuczynski, profesor de sicología del desarrollo en la Universidad de Guelph, en Ontario, Canadá. De hecho, el periódico The Toronto Star informa que después de efectuar un estudio en que participaron 70 madres y sus hijos Kuczynski cree que las “tácticas que el niño usa para desobedecer a sus padres son importantes en su desarrollo social”. Según el artículo, si los niños no hacen lo que se les dice, los padres no deben desesperarse. ¿Por qué? Kuczynski dice que ese comportamiento es normal. Según informa el Star, el profesor también cree que “el que un niño se niegue a obedecer a sus padres puede ser señal de independencia y madurez”.
Sin embargo, el que los hijos no obedezcan a sus padres no es señal de madurez. Al contrario, el sabio rey Salomón escribió: “La tontedad está atada al corazón del muchacho”. (Proverbios 22:15.) Aunque haya quienes hasta lleguen a la conclusión de que la desobediencia de un niño tiene resultados deseables, la Palabra de Dios no concuerda con eso. Siglos atrás el apóstol Pablo escribió: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor”. (Colosenses 3:20.) Los padres sabios acudirán a Jehová Dios como su autoridad en la crianza de sus hijos. (Proverbios 19:18; 29:15.)