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Las ruinas mayas. Centinelas solitarios de una época pasada¡Despertad! 1990 | 8 de mayo
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¿Qué hizo que la civilización maya, originada hace más de dos mil años, fuese tan sobresaliente? A pesar de que desconocían por completo los vehículos de ruedas, las herramientas de metal, las bestias de carga y el uso de una piedra clave en la construcción de arcos, y con el problema de que la selva invadía sus terrenos sin cesar, los mayas consiguieron desarrollar la mayor civilización india precolombinaa que jamás se ha descubierto en el continente norteamericano. La revista Smithsonian comentó: “[Aquella civilización] vio la perfección de un sistema de escritura —el único sistema verdadero desarrollado en las Américas— y algunos avances notables en la matemática y la astronomía. Estas gentes habían inventado el útil concepto del cero y tenían un calendario que les permitía calcular con bastante precisión los ciclos planetarios y celestes”.
El período clásico
Los mayas siempre trataban de calcular y registrar el tiempo, y sus mayores logros los tuvieron en este campo. Durante su período clásico, desde el año 250 hasta el año 900 E. C., midieron con éxito el año trópico y predijeron con exactitud eclipses solares y lunares así como las revoluciones de Venus en relación con el Sol.
Los eruditos y escribas mayas hacían sus registros en un tipo de papel que fabricaban machacando la corteza interior de las higueras silvestres y recubriéndola de cal. El hombre ha inventado cinco sistemas básicos de escritura, y el de los mayas es uno de ellos. Este consistía en una mezcla de símbolos fonéticos que representaban unidades de sonido e ideogramas que significaban palabras.
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Las ruinas mayas. Centinelas solitarios de una época pasada¡Despertad! 1990 | 8 de mayo
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En la elaborada decoración de las paredes de los edificios había esculturas y jeroglíficos. También fueron características del período clásico la cerámica polícroma y las estelas, monumentos verticales en forma de lápida donde se registraban sucesos sobresalientes.
Estelas mayas
Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha esforzado por registrar su nombre y sus hazañas para la posteridad en materiales imperecederos, como la arcilla y la piedra, prueba de ello son la famosa Crónica de Nabonido de la antigua Babilonia y la Piedra Rosetta del antiguo Egipto. Los mayas no fueron una excepción. Se han descubierto por lo menos un millar de lápidas de piedra o estelas de diversas formas y tamaños, con una altura media de entre 2,5 y 3 metros. En la actualidad se opina que estas estelas eran monumentos erigidos en honor de los gobernantes mayas con el fin de registrar sus períodos de regencia y su historia. Las ochenta y seis estelas encontradas en Tikal (Guatemala) parecen ser enormes lápidas sepulcrales. Solo veintiuna están esculpidas y, por lo general, presentan en bajorrelieve la figura de un personaje lujosamente vestido y adornado, que mira hacia la izquierda, empuña un cetro y aplasta a cautivos.
Uno de los misterios que ha obsesionado a los que estudian la cultura maya ha sido la interpretación de unos signos jeroglíficos mayas conocidos como glifos. ¿Cuántos se han registrado? “Creo que hoy día podemos leer alrededor del 75% de los glifos que aparecen en los monumentos —contesta David Stuart, experto en cultura maya—. Lo que dicen parece indicar que lo que más les interesaba registrar a los mayas era el linaje de sus gobernantes, la fecha en que tomaron el poder, la cantidad de cautivos que hacían en sus guerras y cuándo llevaban a cabo sus ceremonias y sacrificios de ritos sangrientos.”
Algo que ayudó a descifrarlos fueron tres importantes descubrimientos que se hicieron en rápida sucesión. Primero, en 1958 el epigrafista Heinrich Berlin demostró que los monumentos contenían “glifos emblemáticos” que identificaban las ciudades mayas donde se encontraban los monumentos o las dinastías mayas que las gobernaban.
El segundo tuvo lugar en 1959, cuando Tatiana Proskouriakoff, especialista en cultura maya, descubrió una conexión entre treinta y cinco monolitos fechados localizados en Piedras Negras —que habían sido erigidos a propósito en siete agrupaciones— y el hecho de que ninguno de los períodos abarcados por cada una de las siete agrupaciones era de mayor duración que la vida media de una persona. Se mostró que cada agrupación registraba sucesos de la vida real que habían tenido lugar durante un período completo de regencia. Por último, se demostró que los jeroglíficos correspondían a un sistema de escritura que utilizaba símbolos fonéticos y tenía estructura gramatical.
Es posible que no haya otra parte en toda la zona maya donde puedan encontrarse estelas tan artísticas como las que hay en las hermosas ruinas de Copán, en la parte occidental de Honduras. Dentro del perímetro de este elegante centro maya hay muchos monolitos hermosamente esculpidos en un tipo de roca volcánica de color verdoso llamada traquita, blanda cuando se saca de la cantera, pero que se endurece poco a poco al estar expuesta a los elementos. Esta característica la hacía superior a la piedra caliza de Tikal, y permitía una mayor libertad de expresión escultórica, como se demuestra por el efecto tridimensional que se observa en estos monolitos.
Para algunos, los glifos más hermosos que existen son los del pintoresco Quiriguá —un tranquilo y pequeño centro maya situado a unos 50 kilómetros al norte de Copán, en la región platanera de Guatemala, zona que antes era selvática—. Aunque el complejo del templo no es muy impresionante, no es así en el caso de las doce estelas de arenisca. La estela “E” constituye el mayor monumento maya que existe, pesa 65 toneladas, y mide 11 metros de altura, 1,5 metros de anchura y 1,3 metros de grosor.
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