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MicronesiaAnuario de los testigos de Jehová 1997
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En 1970 arribaron otros dos misioneros procedentes de Hawai, a saber, Placido y Marsha Ballesteros. El progreso era lento. “En muchas ocasiones, los únicos presentes en las reuniones, que tenían lugar en la sala de la casa, fuimos nosotros, los cuatro misioneros”, recuerda Placido.
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MicronesiaAnuario de los testigos de Jehová 1997
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“Desde el punto de vista humano, Yap no es más que un puntito de tierra en el globo, y sus pocos millares de habitantes son insignificantes en comparación con los miles de millones de seres humanos que pueblan la Tierra —dijo en una ocasión Placido Ballesteros—. Aun así, Jehová tiene presentes a todas estas personas. Al principio, cuando llegué, no pensé ni en sueños que un día se publicaría mensualmente La Atalaya y distribuiríamos libros de casa en casa en el idioma de Yap.”
Una graciosa experiencia ilustra lo bien que se está dando a conocer el nombre de Jehová. Cierto día, Placido encontró a un turista sentado a la orilla de un río, a varios kilómetros de los lugares turísticos más cercanos, incluso bastante lejos del final de la carretera. Cuando le preguntó si estaba perdido, el hombre respondió: “No. Solo quería alejarme lo más posible para encontrar un lugar tranquilo donde pensar”. Cuando el turista le preguntó a Placido qué hacía él allí, este le explicó que era misionero de los testigos de Jehová. “¡Oh, no! —exclamó el turista—. Vengo de Brooklyn, no muy lejos de su sede. ¡No puedo librarme de ustedes!”
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