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¿Cómo puedo dejar de pensar en el sexo opuesto?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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El problema de la masturbación
Algunos jóvenes tratan de calmar sus deseos sexuales masturbándose. Pero esto pudiera llevarlos a tener problemas graves. La Biblia aconseja a los cristianos que se controlen: “Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia” (Colosenses 3:5). En realidad, masturbarse no disminuye la intensidad del “apetito sexual”, sino todo lo contrario: lo aviva.
Además, la masturbación puede convertirte en esclavo de tus deseos (Tito 3:3). ¿Cómo puedes librarte entonces de esa mala costumbre? El primer paso es contárselo a alguien. Un cristiano que durante años luchó contra este hábito dijo: “Cuando era joven, nunca me atreví a contarle mi problema a nadie. ¡Lamento tanto no haberlo hecho! La conciencia me molestó por años, y también se vio perjudicada mi relación con otras personas y, sobre todo, con Jehová”.
¿No sabes con quién hablar? ¿Por qué no pruebas con uno de tus padres? Otra opción es hablar con un cristiano maduro de la congregación. Podrías empezar diciendo que te gustaría comentarle algo que te preocupa mucho.
Un joven de nombre Andrés abordó a un superintendente cristiano, y se alegra mucho de haberlo hecho. “Mientras me escuchaba, se le llenaron los ojos de lágrimas —recuerda—. Lo primero que me dijo cuando terminé de hablar fue que Jehová me amaba mucho. Luego me comentó que mi problema era algo bastante común. Además, prometió estar pendiente de cómo me iba y dijo que buscaría más información en las publicaciones bíblicas. Después de hablar con él, me decidí a no darme por vencido, aunque tuviera recaídas.”
Mario decidió hablar con su padre, quien fue muy comprensivo y hasta le confesó que él también había tenido ese problema cuando era joven y que le había costado dejarlo. “Me animó mucho que papá fuera tan franco conmigo —dice Mario—. Pensé que si él lo había conseguido, yo también podría. Me impresionó tanto su reacción que no pude contenerme y me eché a llorar.”
Andrés y Mario no son la excepción. Si ellos dejaron el hábito de masturbarse, tú también puedes lograrlo. Así que si recaes, no te rindas: puedes ganar la batalla.b
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UNA SUGERENCIA
Si estás luchando contra la masturbación y sufres una recaída, ¡no te des por vencido! Piensa qué te llevó a recaer y trata de no repetir el error.
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