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Tus padresLo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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SECCIÓN 6
Tus padres
Tus padres saben por experiencia la gran cantidad de cambios físicos y emocionales que se producen durante la adolescencia. Así que, en teoría, ellos son las personas más indicadas para ayudarte en esta etapa de tu vida. Sin embargo, tal vez te parezca que, en vez de ayudar, lo que hacen es complicarlo todo. Por eso, quizá te sientas identificado con alguna de las siguientes afirmaciones:
□ Mis padres siempre me están regañando.
□ Uno de mis padres abusa de las drogas o el alcohol.
□ Mis padres no paran de discutir.
□ Mis padres ya no viven juntos.
Los capítulos 21 a 25 te explicarán cómo enfrentarte a estos y a otros problemas.
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¿Por qué nunca les gusta lo que hago?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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CAPÍTULO 21
¿Por qué nunca les gusta lo que hago?
“Mi madre siempre andaba detrás de mí como un policía. Antes de que yo terminara de hacer lo que me había mandado, ella ya empezaba a revisar todo en busca de errores.” (Craig)
“Siempre encontraban una razón para sermonearme. Según mis padres, no sabía organizarme. Las clases, la casa, la congregación... ¡Uf, no me dejaban respirar!” (James)
¿TE PARECE imposible tener contentos a tus padres? ¿Sientes como si constantemente te estuvieran mirando con lupa para criticarte y nunca estuvieran conformes con nada?
¿Cuál de las siguientes quejas escuchas más?
□ Tienes el cuarto hecho un desastre.
□ Te pasas el día viendo la tele.
□ Te estás acostando muy tarde.
□ Estas no son horas de levantarse.
Escribe a continuación la queja de tus padres que más te molesta.
․․․․․
Es cierto que es fácil perder la paciencia cuando continuamente te están corrigiendo y dando órdenes. Pero si tus padres nunca te dijeran nada, ¿verdad que parecería que no se preocupan por ti? (Hebreos 12:8.) En realidad, su disciplina es una muestra de cariño. Como dice la Biblia, el padre corrige al “hijo en quien se complace” (Proverbios 3:12).
Así que deberías estar agradecido de que tus padres se interesen por ti y traten de llevarte por el buen camino. Al fin y al cabo, como eres joven y tienes poca experiencia en la vida, tarde o temprano necesitarás algún tipo de corrección. Sin esa guía, podrías dejarte llevar fácilmente por “los deseos que acompañan a la juventud” (2 Timoteo 2:22).
“¡Es que ya no aguanto más!”
La Biblia dice que “ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa” (Hebreos 12:11, Nueva Versión Internacional). Aunque todos nos sentimos incómodos cuando se nos corrige, los jóvenes suelen sentirse peor. ¿Por qué decimos esto? Pues bien, a medida que creces, tu personalidad se va formando y estás más sensible a cualquier cosa que te digan. Por eso, cuando alguien te corrige —aunque lo haga con todo el cariño del mundo—, es probable que te sientas dolido.
Reaccionas así porque para ti tiene mucha importancia la opinión de los demás, y en especial la de tus padres. Por eso te sientes tan mal cuando ellos te corrigen o se quejan de cómo haces las cosas.
Ahora bien, solo porque tus padres te señalen unos cuantos errores, ¿deberías llegar a la conclusión de que no haces nada bien o de que eres un caso perdido? No, ni mucho menos. Recuerda que todos estamos muy lejos de la perfección (Eclesiastés 7:20). Además, cometer errores forma parte de todo aprendizaje en la vida (Job 6:24). Pero ¿y si parece que tus padres solo ven lo que haces mal y nunca se fijan en lo que haces bien? Es verdad que algo así puede desanimarte mucho, pero eso no significa que seas un desastre.
¿Por qué te regañan?
A veces tus padres pueden parecerte muy críticos, pero no se debe necesariamente a que hayas hecho algo mal; quizá tan solo estén de mal humor. Piensa un momento: ¿ha tenido tu madre un día difícil o está enferma? En ese caso, es más probable que te regañe si ve que tu habitación no está impecable. Y tu padre, ¿está irritado o agobiado por los problemas económicos? Entonces tal vez te hable con brusquedad, y sus palabras se te claven como “una espada” (Proverbios 12:18). Sabemos que esas críticas injustas pueden dolerte mucho. Pero no te quedes pensando en lo que te han dicho, pues te sentirás peor. Es mejor que trates de olvidarlo. Recuerda lo que dice Santiago 3:2: “Todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, este es varón perfecto”.
Por otro lado, tus padres también pueden sentirse mal a veces, pensando que no son tan buenos padres como quisieran. Tal vez por eso se culpen a sí mismos cuando cometes un error. Imagínate el caso de una mujer que regaña a su hija porque le ha ido mal en los estudios. ¿No será porque a lo mejor se siente fracasada como madre? Quizá se culpe por no ser capaz de motivar a su hija a ser mejor estudiante.
Cómo mantener la calma
Sea cual sea la razón por la que tus padres te regañen, lo importante es saber qué hacer cuando eso sucede. Ante todo debes morderte la lengua para no contestar de mala manera. Proverbios 17:27 dice: “Cualquiera que retiene sus dichos posee conocimiento, y un hombre de discernimiento es sereno de espíritu”. Pero ¿cómo puedes mantenerte calmado, o “sereno de espíritu”, cuando te sientes atacado? Aquí tienes algunas sugerencias:
Escucha. No te justifiques rápidamente ni trates de demostrar tu inocencia. Más bien, contrólate y escucha a tus padres con atención. El discípulo Santiago dijo que el cristiano debe ser “presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira” (Santiago 1:19). Si te enojas e interrumpes a tus padres, pensarán que no los estás escuchando. Entonces se frustrarán, y lo único que conseguirás es que sigan insistiendo con lo mismo.
Concéntrate en lo importante. Cuando creas que tus padres te tratan con brusquedad, no te concentres en la forma en la que te hablan, sino en lo que dicen. Pregúntate: “¿Hay algo de cierto en lo que me han dicho? ¿Me han regañado antes por lo mismo? ¿De verdad es tan difícil obedecerles?”. Por mucho que te cueste creerlo, te corrigen porque te quieren. En realidad, si no te quisieran, no se molestarían en disciplinarte (Proverbios 13:24).
Responde con respeto. Cuando te corrijan, diles algo que les confirme que los estabas escuchando. Trata de ver las cosas desde su punto de vista. Imagina que tu madre te dice: “Siempre tienes la habitación hecha un desastre. ¡Ordénala, o ya verás!”. Quizá para ti el cuarto esté ordenado, pero decírselo no servirá de mucho. Sin que suene sarcástico, podrías contestar algo así como: “Sí, mamá, tienes razón. Dejé algunas cosas por ahí”. Y entonces agregar: “¿Prefieres que la ordene ahora, o después de cenar?”. Si por tu forma de responder les demuestras a tus padres que aceptas sus correcciones, lograrás que disminuya la tensión. Claro, después tienes que hacer lo que te han dicho (Efesios 6:1).
Espera. Guárdate cualquier clase de explicación hasta después de haber hecho lo que te están mandando. “El que tiene refrenados sus labios está actuando discretamente”, dice la Biblia (Proverbios 10:19). Cuando tus padres vean que les has prestado atención, estarán mucho más dispuestos a escucharte.
Escribe en cuál de los cuatro aspectos anteriores deberías mejorar. ․․․․․
El esfuerzo vale la pena
¿Verdad que si fueras un buscador de oro estarías dispuesto a enfrentarte a muchas dificultades? Pues según la Biblia, hay algo más valioso que todo el oro del mundo: la sabiduría (Proverbios 3:13, 14). ¿Y qué hay que hacer para ser sabio? Proverbios 19:20 dice: “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro”. Es verdad que los consejos y la disciplina pueden ser bastante desagradables. Sin embargo, cada vez que te corrijan, trata de extraer alguna lección valiosa, tal como el buscador de oro se esfuerza por encontrar las pepitas entre la arena. Si así lo haces, te convertirás en un adulto maduro, sabio y prudente. Y eso vale más que cualquier tesoro que puedas encontrar.
En conclusión, siempre va a haber alguien que te corrija: ahora son tus padres o tus profesores, pero en el futuro será tu jefe u otra persona. De modo que si aprendes a aceptar las críticas y las correcciones de tus padres, serás un buen estudiante, y en el futuro, un empleado de confianza y un adulto seguro de sí mismo. ¿No crees que el esfuerzo vale la pena?
¿Te asfixian las reglas de tus padres? El próximo capítulo te ayudará a sentirte contento con la libertad que ya tienes y te explicará cómo puedes conseguir más.
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“El sabio escucha y absorbe más instrucción.” (Proverbios 1:5)
UNA SUGERENCIA
Cuando tus padres te corrijan:
● Agradece cualquier comentario positivo que hagan de ti, por pequeño que sea.
● Si no entiendes bien cuál es el problema o lo que esperan de ti, pídeles que te lo expliquen.
¿SABÍAS ESTO?
A algunos adultos les cuesta ser cariñosos con sus hijos porque sus propios padres no los trataron con amor ni supieron comprenderlos.
¡MANOS A LA OBRA!
La próxima vez que mis padres me regañen, voy a... ․․․․․
Cuando me parezca que mis padres me critican demasiado, voy a hacer esto: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué a veces te cuesta aceptar las correcciones?
● ¿Qué razones podrían llevar a tus padres a ser muy críticos contigo?
● ¿Qué harías para sacarles el máximo provecho a los consejos que te dan?
[Comentario de la página 177]
“Mi madre y yo pasábamos todo el día gritándonos. Ahora me esfuerzo por poner en práctica los consejos de la Biblia. Y funciona. Su actitud conmigo es diferente, y yo he logrado comprenderla más que antes. Nuestra relación ha mejorado.” (Marleen)
[Ilustración de la página 180]
Cuando te corrijan, trata de extraer alguna lección valiosa, tal como el buscador de oro se esfuerza por encontrar las pepitas
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¿Y por qué tantas reglas?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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CAPÍTULO 22
¿Y por qué tantas reglas?
Escribe algunas normas que hay en tu casa. ․․․․․
¿Crees que las reglas que ponen los padres son siempre justas?
□ Sí □ No
¿Cuál es la que más te cuesta obedecer? ․․․․․
EN CASA, las reglas del juego las dictan los padres. Por lo general, tienen que ver con las tareas escolares, los quehaceres del hogar, la hora de volver a casa y el uso del teléfono, la televisión o la computadora. Puede que también abarquen el comportamiento que los hijos deben tener en la escuela y la elección de sus amigos.
¿Sientes que te asfixian con tantas normas? Tal vez concuerdes con los siguientes comentarios:
“No soportaba tener que regresar a casa a una hora fija y que los demás pudieran quedarse hasta más tarde.” (Allen.)
“Estoy harta de que me controlen las llamadas del celular. ¡Me tratan como a una niña!” (Elizabeth.)
“Parecía que mis padres estaban empeñados en acabar con mi vida social y en dejarme sin amigos.” (Nicole.)
Con todo, aunque muchos jóvenes desobedecen las normas de sus padres, la mayoría reconoce que sin ellas reinaría el caos en el hogar. Pero si de veras son necesarias, ¿por qué a veces resultan tan agobiantes?
“¡Ya no soy un niño!”
Quizá estés indignado por las restricciones que te ponen y sientas ganas de gritar a los cuatro vientos que ya no eres un niño. Tus padres, por su parte, pudieran pensar que con sus normas te protegen y te preparan para ser un adulto responsable.
Aun así, tal vez creas que, aunque tú vas creciendo, las reglas siguen siendo las mismas que cuando eras niño. Es posible que te sientas molesto, como le pasó a Beatriz. “Ya no se acuerdan de que también fueron jóvenes —comenta—. No les gusta que opine, ni que decida por mí misma... en fin, que ya sea una mujer adulta.” Una chica llamada Allison se lamentó así: “Tengo 18 años, pero mis padres me tratan como si tuviera 10. ¿Por qué no confían más en mí?”.
Para colmo de males, tienes la impresión de que a tus hermanos les dan más libertad. Puede que por esto se te haga aún más difícil obedecer a tus padres. Eso es lo que le ocurría a Matthew cuando era adolescente. “Las niñas —explica él refiriéndose a su hermana menor y a sus primas— siempre se salían con la suya.”
¿Preferirías un hogar sin reglas?
Es comprensible que no quieras estar siempre bajo la autoridad de tus padres. Pero ¿de veras te conviene vivir sin reglas de ningún tipo? Seguro que conoces a jóvenes de tu edad que pueden volver a casa tan tarde como quieran, ponerse lo que se les antoje y salir con sus amigos a donde sea y cuando sea. Quizá sus padres están tan ocupados que ni se enteran de lo que hacen los hijos. En cualquier caso, la Biblia indica que este tipo de crianza no da buenos resultados (Proverbios 29:15). Cuando las personas se crían sin que nadie les ponga límites, se convierten en adultos desconsiderados y egoístas. Y esto explica la falta de amor que vemos hoy en el mundo (2 Timoteo 3:1-5).
En vez de envidiar a los jóvenes que tienen toda la libertad del mundo, recuerda que las normas de tus padres son una muestra del amor que sienten por ti. En realidad, al ponerte límites razonables están imitando a Jehová Dios, que dijo: “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti” (Salmo 32:8, Nueva Versión Internacional).
De todos modos, a veces pudieras sentirte agobiado por las normas. ¿Qué puedes hacer entonces?
Comunicación eficaz
La buena comunicación con tus padres es clave en dos sentidos: te permitirá obtener más libertad y te ayudará a estar más contento con la que ya tienes. ¿Y si has intentado hablar con ellos, pero no consigues nada? Tal vez necesites mejorar la forma en que lo haces. La comunicación es fundamental para que te entiendan y para que tú comprendas por qué a veces no te dejan hacer lo que quieres. Si deseas que te traten como a un adulto, tendrás que comunicarte como un adulto. Veamos algunas recomendaciones para que puedas lograrlo.
Aprende a controlarte. Para comunicarte eficazmente, necesitas autodominio. La Biblia afirma que “el estúpido deja salir” sin control su mal genio, pero el “sabio lo mantiene calmado” (Proverbios 29:11). ¿Crees que lograrás algo con protestas, malas caras o rabietas? Cuando tus padres te prohíben algo, tal vez te dan ganas de irte dando un portazo o tirando las cosas a tu paso. Sin embargo, con ese comportamiento es muy probable que no consigas más libertad, sino más restricciones.
Trata de entender a tus padres. Tracy, una joven cristiana que vive con su madre, dice: “Siempre intento comprender qué trata de lograr con sus normas”. ¿Y a qué conclusión llega? “Quiere ayudarme a ser mejor persona.” (Proverbios 3:1, 2.) Si tú también te pones en el lugar de tus padres, mejorarás la comunicación con ellos.
Imagínate que no te dejan salir con un grupo de amigos. En vez de protestar, podrías proponerles a tus padres que te dejen ir acompañado por un amigo maduro en quien ellos confíen. Pero puede que no sea esa la cuestión que les preocupe, y por eso no te den permiso. Sin embargo, una vez que entiendas sus razones, tal vez logres proponerles algo que sí acepten.
Gánate su confianza. Por ejemplo, cuando alguien compra algo a plazos con una tarjeta de crédito, cada cierto tiempo debe pagar al banco una suma de dinero. En caso de que cumpla puntualmente con todos sus pagos, se ganará la confianza del banco, y puede que hasta le den más crédito en el futuro. Pues bien, tú también tienes una deuda que pagar a tus padres: les debes obediencia. Si ven que siempre les haces caso —incluso en cosas pequeñas—, te tendrán más confianza. Pero si les fallas una y otra vez, no te sorprendas si te reducen el “crédito” o, peor todavía, si te lo cancelan.
Si has desobedecido alguna norma
Tarde o temprano, es probable que pases por alto alguna norma. Tal vez llegues a tu casa después de tu hora límite, pases demasiado tiempo hablando por teléfono o no cumplas con alguna de tus obligaciones en el hogar (Salmo 130:3). Y entonces, ¿qué les vas a decir a tus padres cuando te pidan explicaciones? ¿Qué puedes hacer para no empeorar las cosas?
Di la verdad. No andes inventando cuentos; no es una buena idea. Lo único que lograrás es que te tengan menos confianza. Es mejor que seas honrado y digas exactamente lo que pasó (Proverbios 28:13). No trates de justificarte ni restes importancia a tus acciones. Y acuérdate de que “la respuesta, cuando es apacible, aparta la furia” (Proverbios 15:1).
Discúlpate. Es bueno que pidas perdón a tus padres por haberlos preocupado y decepcionado o por todas las molestias que les hayas causado. Además, eso podría suavizar el castigo. Eso sí, tu arrepentimiento debe ser sincero.
Afronta las consecuencias (Gálatas 6:7). Tu primera reacción quizá sea la de protestar por el castigo, en especial si te parece injusto. No obstante, lo mejor es que trates de recuperar la confianza de tus padres demostrando madurez y haciéndote responsable de tus actos.
Escribe en cuál de los tres puntos anteriores necesitas esforzarte más. ․․․․․
Recuerda que tus padres tienen el deber de supervisar hasta cierto grado lo que hagas. De hecho, en la Biblia se hace referencia al “mandamiento [del] padre” y a la “ley de [la] madre” (Proverbios 6:20). Sin embargo, las reglas no tienen por qué amargarte la existencia. Al contrario, Jehová promete que si respetas la autoridad de tus padres, te irá bien en la vida (Efesios 6:1-3).
HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 3 DEL PRIMER VOLUMEN
¿Qué puedes hacer si uno de tus padres abusa del alcohol o las drogas?
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“Honra a tu padre y a tu madre [...] para que te vaya bien.” (Efesios 6:2, 3)
UNA SUGERENCIA
Si quieres que tus padres te den más libertad, primero aprende a respetar sus normas y gánate su confianza al ser obediente. Así será más probable que te dejen hacer lo que les pides.
¿SABÍAS ESTO?
Según ciertos estudios, cuando los padres hacen cumplir bondadosamente las normas, es más probable que sus hijos sobresalgan en los estudios, se lleven bien con los demás y sean más felices.
¡MANOS A LA OBRA!
Si alguna vez desobedezco una regla de mis padres, debería decirles esto: ․․․․․
Para ganarme su confianza, esto es lo que puedo hacer: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué pudieras pensar a veces que tus padres te protegen demasiado?
● ¿Por qué hay momentos en que te sientes abrumado por las normas que te ponen?
● ¿Qué puedes hacer para mejorar la comunicación con ellos?
[Comentario de la página 183]
“Cuando eres joven, piensas que lo sabes todo. Por eso te enojas si tus padres te ponen restricciones. Pero la verdad es que lo hacen por tu bien.” (Megan)
[Recuadro de la página 186]
¿es de veras favoritismo?
“¿Por qué mis padres no nos tratan igual a todos?”, quizá te preguntes. En realidad, si los padres trataran igual a todos sus hijos, no estarían siendo justos. Y es que la justicia no siempre implica tratar a todos de la misma manera. Así que en lugar de centrarte en cómo tratan a tus hermanos, fíjate en cómo te han tratado a ti. ¿Acaso no han estado a tu lado cuando necesitabas su ayuda y apoyo? Entonces, ¿puedes decir con sinceridad que han sido injustos contigo? Además, los padres no les dan el mismo trato a todos sus hijos porque cada uno tiene necesidades distintas. Esa es la conclusión a la que llegó Beth, de 18 años. Ella reconoce: “Mi hermano y yo somos muy diferentes, y necesitamos que se nos trate de forma distinta. No sé por qué antes no lo podía ver así”.
[Ilustración y recuadro de la página 189]
Página de ejercicios o actividades
habla con tus padres
En los capítulos 21 y 22 aprendiste cómo reaccionar ante las correcciones y las reglas de tus padres. Si crees que son muy estrictos en alguno de estos campos y quieres hablar con ellos del asunto, ¿cómo podrías hacerlo?
● Elige un momento en que te sientas tranquilo y tus padres no estén demasiado ocupados.
● Sé sincero, pero no te dejes dominar por las emociones. Exprésate con el debido respeto.
Si piensas que tus padres son demasiado críticos contigo, podrías decirles: “De veras me esfuerzo por hacer bien las cosas. Pero todo me cuesta más trabajo cuando siento que siempre me están criticando. ¿Podríamos hablar?”.
Escribe cómo iniciarías tú una conversación de este tipo con ellos.
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✔UNA IDEA: Utiliza el capítulo 21 para romper el hielo. Es probable que ellos no tengan ningún inconveniente en comentarlo contigo.
Si crees que tus padres no te dan suficiente libertad, podrías decirles: “Quisiera demostrarles que soy una persona responsable y que pueden confiar en mí. ¿En qué debo mejorar?”.
Escribe cómo podrías iniciar tú una conversación de este tipo con ellos.
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✔UNA IDEA: Repasa el capítulo 3 del primer volumen. Después de leerlo, prepara una lista con todas las preguntas que te gustaría hacerles a tus padres.
[Ilustración de las páginas 184 y 185]
Si pagas tus deudas a tiempo, te ganarás la confianza del banco. Del mismo modo, si obedeces las reglas de tus padres, te ganarás su confianza
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¿Qué hago si uno de mis padres abusa del alcohol o las drogas?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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CAPÍTULO 23
¿Qué hago si uno de mis padres abusa del alcohol o las drogas?
“Mi padre dijo que salía a arreglar la camioneta, y ya no supimos nada más de él en todo el día. Mamá lo llamó por teléfono, pero no contestó. Poco después la vi preparándose para salir. ‘Voy a buscar a papá’, me dijo preocupada.
”Volvió sola. ‘No lo encontraste, ¿verdad?’, le pregunté. Y ella me contestó que no.
”En ese momento supe que mi padre había vuelto a lo mismo de siempre. Es que... mi padre consume drogas. Cuando por fin llegó a casa, mamá y yo teníamos los nervios destrozados. Me enojé tanto con él que pasé un día entero sin hablarle. Y para colmo, después me sentí mal por haberlo tratado así.” (Karen, de 14 años)
TENER un padre o una madre que abusa de las drogas o el alcohol es un grave problema que soportan día tras día millones de jóvenes. Si tú eres uno de ellos, puede que la conducta de tus padres te avergüence, te frustre o hasta te enoje.
El padre de Mary, por ejemplo, era encantador... al menos así lo creía todo el mundo. Pero en realidad era un alcohólico que, en la privacidad del hogar, utilizaba lenguaje vulgar y sometía a la familia a toda clase de abusos. Mary recuerda con cierta amargura: “La gente solía decirnos lo afortunados que éramos por tener un padre tan maravilloso”.a
Pues bien, ¿qué puedes hacer si tu padre abusa del alcohol o las drogas?b
Causas de la adicción
Antes que nada, te será útil conocer mejor el problema. Proverbios 1:5 dice: “El entendido es el que adquiere dirección diestra”, es decir, el que se informa para saber cómo actuar. Así pues, es bueno que averigües todo lo que implica un problema de adicción, qué tipo de personas abusan del alcohol o las drogas, y por qué lo hacen.
Por ejemplo, la persona alcohólica no es simplemente alguien que bebe demasiado de vez en cuando, sino alguien que tiene un trastorno crónico relacionado con la bebida. Por lo general, vive pendiente del alcohol, llegando a veces a obsesionarse con él. En cuanto empieza a beber, no es capaz de parar. Es tanta su dependencia que la familia, el trabajo y la salud salen perjudicados.
Aunque es posible que algunas personas tengan cierta predisposición genética, parece ser que el alcoholismo también está relacionado con factores emocionales. Hay muchos alcohólicos que tienen problemas de autoestima (Proverbios 14:13). Otros se han criado en hogares con padres alcohólicos y, en muchos casos, recurren a la bebida para aliviar el dolor provocado por sus traumas infantiles. Y lo mismo puede decirse de los que consumen drogas.
Desgraciadamente, el alcohol y las drogas solo empeoran la situación de estas personas, pues nublan todavía más su juicio y alteran sus emociones. De ahí que para desintoxicarse, necesiten acudir a un profesional.
Ten expectativas realistas
Obviamente, entender la causa de la adicción de tu padre o tu madre no va a hacer que el problema desaparezca. Pero al menos despertará en ti cierto grado de compasión por su situación.
Imagina que tu padre se ha roto una pierna en un accidente. ¿Verdad que no esperarías que jugara contigo al fútbol? ¿Esperarías algo diferente si se hubiera roto la pierna haciendo una tontería? Claro, seguramente estarías decepcionado y algo molesto. Pero como sabes que de todas formas no podrá jugar contigo hasta que se recupere, no te cuesta cambiar tus expectativas.
Pues bien, cuando uno de tus padres abusa del alcohol o las drogas, queda “lesionado” en sentido emocional y mental. Y es verdad que se encuentra en ese estado porque se lo ha buscado y que tú tienes motivos para estar molesto por su forma de actuar tan irresponsable. Pero lo cierto es que no puedes esperar que se ocupe de ti como es debido hasta que busque ayuda y se recupere. Así que ver su adicción como algo que lo incapacita te ayudará a ser realista en lo que puedes esperar de él.
¿Qué puedes hacer?
Lamentablemente, hasta que tu padre cambie, vas a tener que sufrir, hasta cierto punto, las consecuencias de sus actos. ¿Qué puedes hacer mientras tanto?
No cargues con una responsabilidad que no es tuya. Recuerda que es tu padre quien debe hacerse responsable de su problema de adicción. Gálatas 6:5 dice que “cada uno llevará su propia carga de responsabilidad”. De modo que no te corresponde a ti librarlo de su adicción. Tampoco estás obligado a protegerlo de las consecuencias de sus actos. Por ejemplo: no tienes que mentir a su jefe para salvar su empleo ni meterlo a rastras en la cama cuando te lo encuentras tirado en el piso completamente borracho.
Dile que busque ayuda. Quizá lo que más trabajo le cueste a quien tiene problemas de adicción sea admitir su dependencia. Para que pueda hacerlo, su cónyuge y algunos de los hijos mayores podrían buscar un momento en que esté sobrio y calmado, y entonces explicarle cómo su adicción está afectando a la familia y lo que debería hacer.
Además, sería bueno que pusiera por escrito las respuestas a estas preguntas: “¿Qué nos pasará a mi familia y a mí si sigo bebiendo o drogándome? ¿Y qué nos pasará si dejo este vicio? ¿Qué debo hacer para conseguir ayuda?”.
Si se caldean los ánimos, márchate. Como dice Proverbios 17:14: “Antes que haya estallado la riña, retírate”. Si hay una discusión, no te metas; puedes buscarte problemas. Mejor vete a tu habitación o a la casa de un amigo. En los casos en que la situación amenace con ponerse violenta, tal vez tengas que pedir ayuda.
No te culpes por tus sentimientos. Algunos jóvenes se enojan con el padre o la madre que tiene la adicción. Y es normal que se sientan así, sobre todo cuando no reciben el amor y el apoyo que tanto necesitan. Sin embargo, luego se sienten culpables de haberse enojado. Puede que piensen: “Es que la Biblia manda honrar a los padres” (Efesios 6:2, 3). Tal vez a ti te pase lo mismo. Pero ¿sabes qué significa exactamente ese mandato? Quiere decir que debes respetar la autoridad de tus padres, tal como respetarías la autoridad de un juez o un policía. En ningún caso significa aprobar la adicción de uno de tus padres (Romanos 12:9). ¿Y si te causa repulsión ver la situación a la que ha llegado por culpa del alcohol o las drogas? No te sientas mal por tener esos sentimientos. A fin de cuentas, el consumo de cualquier sustancia adictiva realmente es algo repulsivo (Proverbios 23:29-35).
Rodéate de buenos amigos. El caos que hay en tu casa puede distorsionar tu idea de lo que es normal. Por eso es importante que te relaciones con personas espirituales y emocionalmente equilibradas. En la congregación cristiana encontrarás mucho ánimo y apoyo, y claro está, el respiro que de vez en cuando quizá necesites para recuperarte de la tensión que vives en tu hogar (Proverbios 17:17). En compañía de familias cristianas disfrutarás de un ambiente diferente del que hay en tu hogar y tendrás un buen modelo de vida familiar.
Busca ayuda para ti. Algo que te ayudará mucho es desahogarte con alguien maduro, un adulto en quien confíes. A lo mejor podrías hablar con un anciano cristiano de la congregación. La Biblia dice que los ancianos pueden ser “como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada” (Isaías 32:2). Por tanto, no tiene que darte miedo ni vergüenza acudir a ellos en busca de consejos y consuelo.
Escribe cuál de estos seis pasos vas a poner en práctica primero. ․․․․․
Quizá no puedas cambiar tu situación familiar, pero sí puedes hacer algo para que no te afecte tanto. En vez de intentar controlar la mala conducta de tu padre o de tu madre, centra tus esfuerzos en la única persona sobre la que sí tienes control: tú mismo. El apóstol Pablo dijo que cada uno debe esforzarse por lograr “su propia salvación” (Filipenses 2:12). Esto te ayudará a no perder el optimismo, y quién sabe... tal vez tu padre o tu madre se anime a buscar ayuda.
¿Discuten tus padres constantemente? ¿Quieres saber cómo enfrentarte a la situación?
[Notas]
a Si uno de tus padres es alcohólico y te maltrata, busca ayuda. Habla con un adulto en quien confíes. Si eres testigo de Jehová, puedes abordar a un anciano de la congregación o a otro cristiano maduro.
b Aunque en este capítulo en ocasiones usamos el género masculino y hablamos de un padre alcohólico o drogadicto, los principios que aquí se tratan también son aplicables a las madres con problemas de adicción.
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera.” (Proverbios 19:11)
UNA SUGERENCIA
No odies a tus padres; odia su mala conducta (Proverbios 8:13; Judas 23).
¿SABÍAS ESTO?
En la Biblia, honrar a alguien significa reconocer su autoridad legítima (Efesios 6:1, 2). De modo que honrar a tus padres no significa que siempre tengas que aprobar su comportamiento.
¡MANOS A LA OBRA!
Si alguno de mis padres me maltrata verbal o físicamente, voy a... ․․․․․
Si quiero animarlo a que busque ayuda, tengo que... ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué abusan algunas personas del alcohol o las drogas?
● Si uno de tus padres tiene un problema de este tipo, ¿por qué no deberías culparte?
● ¿Qué aspectos de tu situación puedes controlar? ¿Cómo lo vas a hacer?
[Comentario de la página 192]
“Sé que mis padres seguirán haciéndome pasar vergüenza, pero también sé que si confío en Jehová, él me dará las fuerzas para aguantar.” (Julián)
[Recuadro de la página 198]
si uno de tus padres deja a Jehová
Si tu padre o tu madre deja de seguir los principios bíblicos o expresa su deseo de abandonar la congregación, ¿qué puedes hacer?
● Recuerda que Jehová no te considera responsable de lo que hacen tus padres. La Biblia dice: “Cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Romanos 14:12).
● No te compares con otros adolescentes que están en una situación mejor que la tuya (Gálatas 5:26). Cierto joven, cuyo padre se fue de la casa, aconseja: “En vez de compararte con los demás, céntrate en cómo puedes salir adelante. Te será más útil”.
● Sin importar lo que hagan tus padres, debes respetarlos. Además, siempre que no te pidan algo que esté en contra de las normas divinas, debes obedecerles. Cuando Jehová manda honrar a los padres, no hace diferencias entre los que son cristianos y los que no (Efesios 6:1-3). Si honras y obedeces a tus padres pese a sus errores, estarás demostrando que amas a Jehová (1 Juan 5:3).
● Relaciónate estrechamente con los miembros de la congregación. Ellos son una gran familia espiritual y te consolarán cuando lo necesites (Marcos 10:30). Un joven llamado David pensó que los hermanos cristianos marginarían a su familia porque su padre había abandonado a Jehová. Pero pronto descubrió lo equivocado que estaba. “Nunca nos evitaron”, dice. Y luego añade: “Me di cuenta de que para la congregación éramos muy importantes”.
[Ilustración de la página 194]
Ver la adicción de tu padre como una lesión que lo deja incapacitado te ayudará a tener expectativas realistas
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Buenos ejemplos: EzequíasLo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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Buenos ejemplos: Ezequías
Con solo 25 años, Ezequías se convierte en rey de Judá y se enfrenta a una importante decisión: debe decidir qué clase de rey será. ¿Se dejará influir por el mal ejemplo de su padre, el rey apóstata Acaz? Este nunca se arrepintió de sus pecados, ni siquiera el día de su muerte. Además de profanar el templo de Jehová y fomentar la adoración falsa, quemó en un altar pagano a por lo menos uno de sus hijos (2 Crónicas 28:1-4). Sin embargo, Ezequías no permite que la hipocresía de Acaz afecte su servicio a Jehová. Tampoco cree que está condenado a repetir los errores de su padre. Al contrario, sigue “adhiriéndose a Jehová” (2 Reyes 18:6).
¿Y en tu caso? ¿Se burla alguno de tus padres de la adoración verdadera? ¿Te maltrata verbal o emocionalmente? ¿Tiene alguna adicción? Aun así, no creas que estás condenado a repetir sus errores. Ezequías no dejó que su historial familiar condicionara su vida. Fue tan buen rey que “después de él no hubo nadie” que se le comparara “entre todos los reyes de Judá” (2 Reyes 18:5). Así que imita su ejemplo: sigue adhiriéndote a Jehová y verás que sales adelante en la vida pese a tu situación familiar.
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¿Qué hago si mis padres discuten?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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CAPÍTULO 24
¿Qué hago si mis padres discuten?
Si tus padres discuten delante de ti, ¿cuál suele ser la razón?
□ El dinero
□ Las tareas del hogar
□ Alguien de la familia
□ Tú
¿Te gustaría que supieran cómo te sientes cuando se pelean? ¿Qué les dirías?
․․․․․
LAS discusiones de tus padres te afectan profundamente, y eso es algo que no puedes evitar. Como los quieres mucho y esperas que sean una fuente de apoyo para ti, te sientes muy triste y decepcionado cuando se pelean. Quizá estés de acuerdo con lo que dijo una muchacha llamada María: “Me cuesta mucho respetar a mis padres cuando veo que ellos mismos no se respetan”.
Esas disputas te abren los ojos a una cruda y dolorosa realidad: tus padres no son tan perfectos como pensabas. Y descubrir eso puede generar en ti toda clase de temores. Si las peleas son frecuentes o intensas, tal vez pienses que su matrimonio está a punto de romperse. María añade: “Cuando se ponen a discutir, pienso que van a divorciarse y que tendré que decidir con cuál de ellos voy a vivir. También me preocupa la posibilidad de separarme de mis hermanos”.
Ahora bien, ¿por qué se pelean algunos matrimonios? ¿Y qué puedes hacer cuando tus padres empiezan a discutir?
Por qué se pelean
Por lo general, las parejas que se quieren soportan sus diferencias (Efesios 4:2). Pero la Biblia dice que “todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios”, así que no debería sorprenderte que de vez en cuando los desacuerdos de tus padres acaben en discusión (Romanos 3:23).
Además, recuerda que vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar” y que los matrimonios se ven sometidos a mucha tensión (2 Timoteo 3:1). No es nada fácil ganarse la vida, pagar las facturas ni enfrentarse al ambiente laboral. Y si ambos trabajan, puede que haya que añadir otra fuente de tensión: cómo se repartirán las tareas de la casa.
Que tus padres tengan desacuerdos no significa necesariamente que su matrimonio se esté desmoronando. Aunque a veces no opinen lo mismo sobre ciertos asuntos, lo más probable es que sigan queriéndose.
Piensa en lo siguiente. ¿Te ha pasado alguna vez que después de ir al cine con tus amigos tu opinión de la película es diferente a la de ellos? ¿Verdad que eso puede ocurrir? Ni siquiera los buenos amigos piensan siempre igual. Pues lo mismo puede decirse de tus padres. Quizá los dos estén interesados en la economía familiar, pero cada uno tiene su modo de administrar el dinero. Tal vez los dos quieran llevar a la familia de vacaciones, pero cada uno tiene un concepto diferente de lo que significa el descanso. Puede que los dos quieran que te vaya bien en los estudios, pero cada uno piensa que su forma de motivarte es la mejor.
Como ves, aunque dos personas se quieran, a veces van a tener opiniones diferentes. Aun así, hay que reconocer que no es nada agradable para un hijo escuchar a sus padres discutir. ¿Qué puedes hacer cuando te encuentres en esa situación?
Lo que puedes hacer
Respétalos. No es extraño que te molestes con tus padres si los ves pelearse. Al fin y al cabo, ellos deberían darte un buen ejemplo. Pero si los tratas con falta de respeto, solo conseguirás aumentar la tensión familiar. Sin embargo, lo más importante es que Jehová quiere que los respetes y obedezcas, aunque no te resulte fácil (Éxodo 20:12; Proverbios 30:17).
Pero ¿qué harás si discuten por algo que tiene que ver directamente contigo? Digamos, por ejemplo, que tu madre es testigo de Jehová y tu padre no. Puede que de vez en cuando surjan situaciones en las que debas ponerte de parte de Jehová, tal como lo está haciendo tu madre (Mateo 10:34-37). En esos casos, actúa siempre “con genio apacible y profundo respeto”. Con tu comportamiento puedes contribuir a que algún día tu padre se convierta al cristianismo verdadero (1 Pedro 3:15).
Mantente neutral. ¿Y si tus padres quieren que tomes partido en asuntos que no tienen que ver directamente contigo? Trata de mantenerte neutral. Podrías decirles con respeto: “Te quiero mucho, mamá. Y a ti también, papá. Pero preferiría no tener que escoger entre ninguno de los dos. Creo que es mejor que yo no me meta”.
Exprésate. Cuéntales cómo te afectan sus discusiones. Busca un momento en que estén más receptivos y explícales respetuosamente que sus peleas te preocupan, te asustan o incluso te enojan (Proverbios 15:23; Colosenses 4:6).
Lo que no debes hacer
No hagas de consejero matrimonial. Debido a tu juventud no estás preparado para ayudar a tus padres a resolver sus diferencias. Veamos un ejemplo. Imagina que estás en una avioneta y que el piloto y el copiloto empiezan a discutir. Seguramente te pondrías muy nervioso. Pero ¿verdad que no se te ocurriría decirles cómo dirigir la avioneta ni agarrarías los mandos?
Del mismo modo, si tratas de dirigir el matrimonio de tus padres y te metes en sus problemas, solo lograrás empeorar las cosas. Como dice la Biblia, “por la presunción [o insolencia] solo se ocasiona una lucha, pero con los que consultan juntos hay sabiduría” (Proverbios 13:10). Seguro que a tus padres les irá mejor si “consultan juntos”, es decir, si resuelven en privado sus diferencias (Proverbios 25:9).
No te metas. ¿No crees que ya es bastante malo con que dos personas discutan? ¿Qué vas a lograr metiéndote tú también? Por tentador que sea, no intervengas en la discusión. Son tus padres quienes tienen que arreglar sus problemas. Tú, por tu parte, procura seguir este consejo bíblico: “Cada uno preocúpese por lo suyo” (1 Tesalonicenses 4:11, La Palabra de Dios para Todos).
No provoques un enfrentamiento. Algunos jóvenes provocan las discusiones de sus padres poniendo a uno en contra del otro. Si su madre les dice que no, buscan a su padre y apelan a sus sentimientos para arrancarle un sí. Manipulando de esta manera a sus padres, tal vez consigan un poco de libertad, pero acabarán agravando los conflictos familiares.
No dejes que su conducta afecte la tuya. Un joven llamado Peter se dio cuenta de que estaba desobedeciendo las normas cristianas solo para desquitarse de su padre, que maltrataba psicológicamente a la familia. “Quería que él también sufriera —admite—. Estaba muy enojado con él por la manera como nos trataba a mi madre, a mi hermana y a mí.” Sin embargo, al pasar por alto las normas cristianas, Peter tuvo que sufrir las consecuencias de sus acciones. ¿Qué lección nos enseña su caso? Que la mala conducta solo empeora los problemas que uno enfrenta en el hogar (Gálatas 6:7).
Escribe la sugerencia de este capítulo que más necesitas poner en práctica. ․․․․․
Por supuesto, no puedes impedir que tus padres se peleen. Pero puedes estar seguro de que Jehová te ayudará a superar la ansiedad y la angustia que te causa esa situación (Filipenses 4:6, 7; 1 Pedro 5:7).
Haz lo posible por poner en práctica lo que te hemos sugerido. Con el tiempo, tus padres tal vez estén más dispuestos a solucionar sus problemas. Y quién sabe..., quizá hasta dejen de discutir.
¿Cómo puedes enfrentarte a los desafíos de vivir con solo uno de tus padres?
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“Sean siempre amables e inteligentes al hablar.” (Colosenses 4:6, La Palabra de Dios para Todos)
UNA SUGERENCIA
Si tus padres tienen a menudo fuertes discusiones, sugiéreles con respeto que busquen ayuda.
¿SABÍAS ESTO?
Aunque dos personas se quieran, no siempre van a estar de acuerdo.
¡MANOS A LA OBRA!
Esto es lo que voy a hacer si mis padres se ponen a discutir: ․․․․․
Si quieren que me ponga de parte de uno de ellos, les voy a decir que... ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué se pelean algunos padres?
● ¿Por qué no tienes la culpa de sus problemas?
● ¿Qué lecciones puedes aprender al observar su conducta?
[Comentario de la página 201]
“Cuando mis padres discuten, lo que me ayuda es recordar que no son perfectos y que ellos también tienen problemas.” (Kathy)
[Ilustraciones y recuadro de las páginas 206 y 207]
¿qué hago si mis padres se separan?
La separación de los padres puede afectar muchísimo a un adolescente. ¿Qué puedes hacer si te encuentras en esa situación? Aquí tienes algunas sugerencias.
● No te hagas ilusiones. Tal vez tu primera reacción sea tratar de reconciliarlos. Anne recuerda: “Después de separarse, mis padres se ponían de acuerdo de vez en cuando para salir todos juntos. Muchas veces, mi hermana y yo salíamos corriendo para dejarlos solos. Pero no funcionó; nunca volvieron a vivir juntos”.
Proverbios 13:12 dice: “¡Qué tristeza da que los deseos no se cumplan!” (Traducción en lenguaje actual). No te hagas falsas ilusiones: recuerda que no puedes controlar lo que hacen tus padres. Tú no causaste su separación, así que probablemente no podrás hacer nada para que se reconcilien (Proverbios 26:17).
● No los odies. Guardar rencor a tu padre o a tu madre a la larga te perjudicará. Tom recuerda cómo se sentía a los 12 años: “Estaba furioso con mi padre. Y aunque no me gusta usar la palabra odio, debo admitir que le tenía mucho rencor. Decía que éramos importantes para él, pero entonces, ¿por qué nos había abandonado?”.
Con todo, en una separación casi nunca hay un “bueno” y un “malo”. Seguro que tus padres no te han contado todos los detalles de su matrimonio o de su ruptura. Quizá ni siquiera ellos comprendan bien lo que pasó. Así que es mejor no juzgar la situación, pues no tienes el cuadro completo (Proverbios 18:13). Tal vez no se te haga fácil controlar tu enojo, y es normal que estés muy molesto por un tiempo. Pero el odio y las ganas de vengarte podrían ir envenenándote poco a poco. Por eso la Biblia recomienda: “Deja la furia” (Salmo 37:8).
● Sé realista. Hay algunos jóvenes que no sienten odio hacia el padre o la madre que ya no vive con ellos, pero se van al otro extremo: lo idolatran. Por ejemplo, un joven recuerda que, por alguna razón, sentía adoración por su padre, aunque era alcohólico y mujeriego y los había abandonado en diferentes ocasiones antes de divorciarse de su madre.
Estos sentimientos son más comunes de lo que parece. Veamos por qué. En muchos casos es la madre quien suele encargarse del cuidado diario de los hijos, lo que incluye la disciplina. Además, su situación económica por lo general empeora después del divorcio, aunque reciba una pensión de su ex esposo. En cambio, la situación económica del padre puede que mejore. Como resultado, visitar al padre se convierte en sinónimo de regalos y diversión para los hijos. Por otro lado, vivir con la madre significa controlar los gastos y obedecer muchas normas. Lamentablemente, algunos adolescentes han dejado a su madre cristiana para irse a vivir con su padre no creyente, que les da más libertad y tiene más dinero (Proverbios 19:4).
Si estás pensando en hacer lo mismo, analiza qué es lo más importante para ti. Recuerda que lo que de verdad necesitas son normas morales y disciplina. Ninguna otra cosa que pueda ofrecerte uno de tus padres tendrá tanta influencia en tu personalidad y en tu vida (Proverbios 4:13).
[Ilustración de las páginas 202 y 203]
Así como no tiene sentido que un pasajero les dé órdenes al piloto y al copiloto, tampoco tiene ningún sentido que un joven les diga a sus padres cómo resolver sus diferencias
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¿Puedo ser feliz viviendo con solo uno de mis padres?Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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CAPÍTULO 25
¿Puedo ser feliz viviendo con solo uno de mis padres?
“Cuando vives con tu padre y tu madre, puedes tener tu propio cuarto y estrenar ropa más a menudo. Pero yo, que vivo únicamente con mi madre, debo compartir la habitación y casi nunca tengo la ropa que me gusta. Ella dice que el dinero no le alcanza. Tengo tanto que hacer en casa mientras ella está en el trabajo, que me siento como una criada, y no como una niña normal.” (Shalonda, de 13 años)
SIN duda, lo ideal es vivir con un padre y una madre que te quieran. Por lo general, juntos se les hace más fácil educar, cuidar y apoyar a sus hijos. “Más valen dos que uno —dice la Biblia—, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.” (Eclesiastés 4:9, Nueva Versión Internacional.)
Lo triste es que esta clase de familias están en peligro de extinción. Por ejemplo, un estudio realizado en Estados Unidos reveló que antes de cumplir los 18 años, más de la mitad de los niños habrán vivido algún tiempo sin uno de sus padres.
Por común que sea esta situación, algunos adolescentes todavía se avergüenzan de crecer en un hogar monoparental (familia que solo cuenta con uno de los padres). Otros se sienten abrumados por las presiones y los problemas. Si vives con solo uno de tus padres, ¿a qué presiones te enfrentas? Escribe en la siguiente línea el problema que te parezca más difícil de afrontar.
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Con todo, no pienses que vas a terminar siendo un amargado porque te falte el cariño y la protección de uno de tus padres. En realidad, mucho dependerá de cómo veas las cosas. Proverbios 15:15 dice que “todos los días del afligido son malos; pero el que es bueno [o alegre] de corazón tiene un banquete constantemente”. Esto nos enseña que la actitud influye mucho más en el estado de ánimo de uno que las circunstancias. Veamos qué puedes hacer para no perder la alegría.
Combate los sentimientos negativos
Para empezar, no te dejes hundir por los comentarios negativos de algunas personas. Por poner un caso, hay profesores que dicen cosas crueles a los alumnos que viven sin uno de sus padres. Llegan a afirmar que algunos de estos jóvenes presentan problemas de conducta porque no tienen una familia “normal”. Pero piensa: ¿de veras te conocen a ti o a tu familia, o solo repiten lo que han oído sobre los hogares monoparentales?
Llama la atención que en muchos pasajes bíblicos aparezca la expresión “huérfano de padre” y que nunca se utilice de forma despectiva. Al contrario, en casi todos estos casos, Jehová demuestra un interés especial por los jóvenes a quienes les falta uno de sus padres.a
Por otro lado, también puede haber personas bienintencionadas que tengan mucho cuidado con lo que te dicen por miedo a ofenderte o incomodarte. Quizá ni siquiera se atrevan a pronunciar las palabras padre, matrimonio, divorcio o muerte para que no te sientas mal. Si te molesta que se porten así contigo, dales a entender con discreción que no tienen por qué preocuparse. Tony, un chico de 14 años que nunca conoció a su verdadero padre, dice que algunos se muerden la lengua cuando están a punto de usar ciertas palabras. ¿Qué hace él? Sigue conversando con ellos utilizando a propósito esas mismas palabras. “Quiero que sepan que no me da vergüenza mi situación”, explica.
Olvídate de lo que pudo haber sido
Desde luego, si tus padres se han divorciado o uno de ellos ha fallecido, es normal que sientas tristeza y un gran vacío. No obstante, con el tiempo tendrás que aceptar que las cosas han cambiado. La Biblia aconseja: “No digas: ‘¿Por qué ha sucedido que los días anteriores resultaron ser mejores que estos?’” (Eclesiastés 7:10). Pongamos por caso a Sara. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía 10 años. Ahora que tiene 13, recomienda: “No te tortures pensando en lo que pudiste haber tenido. Tampoco creas que tienes problemas solo porque uno de tus padres no está contigo. Ni supongas que los hijos que sí viven con los dos lo tienen todo”. ¡Qué consejo tan bueno! A fin de cuentas, hasta las familias “ideales” tienen sus momentos malos.
Para comprender mejor cómo funciona una familia, la podríamos comparar a un bote de remos. Lo mejor sería contar con un equipo completo de remeros. Pues bien, cuando falta uno de los padres, es como si faltara uno de los remeros, así que el resto del equipo tiene que esforzarse más. ¿Significa esto que la familia va a fracasar? Claro que no. Si todos hacen su parte y cooperan, lograrán seguir adelante y llegar a su destino.
¿Estás poniendo de tu parte?
A continuación te ofrecemos tres sugerencias prácticas para que cooperes con tu familia.
Aprende a economizar. El dinero es una gran preocupación en casi todas las familias monoparentales. ¿Cómo puedes colaborar? Tony, citado antes, comenta: “Los muchachos de mi escuela exigen a sus padres ropa y calzado deportivo de marca, y no quieren ir a clase si no les dan lo que piden. Aunque yo no tengo lo más caro, siempre llevo la ropa limpia y cuido lo que tengo. Mi madre hace todo lo que puede, y no quiero complicarle más la vida”. Poniendo un poco de tu parte, podrás imitar al apóstol Pablo, que dijo: “He aprendido a adaptarme a cualquier situación. [...] Conozco el secreto de estar feliz en todos los momentos y circunstancias” (Filipenses 4:11, 12, La Palabra de Dios para Todos).
También puedes economizar al no desperdiciar lo que tienes (Juan 6:12). Un joven llamado Rodney explica: “Trato de tener cuidado en casa para no romper ni perder las cosas, y es que cuesta dinero arreglarlas o reemplazarlas. Apago las luces y los aparatos eléctricos que no se estén utilizando. Así ayudo a gastar menos electricidad”.
Ofrece tu ayuda. Muchos padres que crían solos a sus hijos no son muy estrictos con ellos ni les piden que hagan tareas domésticas. Creen que haciéndoles la vida más fácil compensarán la ausencia de su cónyuge. Tal vez piensen así: “No quiero exigirles más, después de todo lo que han pasado...”.
Si eso es lo que ocurre en tu casa, quizá te veas tentado a aprovecharte de los sentimientos de culpa de tu padre o tu madre. Pero así solo conseguirás hacer más pesadas sus cargas. ¿Por qué mejor no te ofreces a ayudarle? Fíjate en lo que hace Tony. “Mi madre trabaja en un hospital y debe usar uniforme —explica—, así que yo se lo plancho.” ¿Y ese no es trabajo de mujeres? Tony responde: “Algunos dicen eso, pero yo lo hago para ayudarla”.
Demuestra que estás agradecido. Además de darle tu ayuda, puedes animar mucho a tu padre o a tu madre siendo agradecido. Una mujer escribió: “Hay noches que llego a casa deprimida o de mal humor, después de un día difícil de trabajo. Es justo entonces cuando encuentro la mesa lista y a mi hija cocinando”. Y agregó: “Luego viene mi hijo y me da un fuerte abrazo”. ¿Cómo se siente después de eso? “Mi estado de ánimo cambia por completo.”
De los tres puntos anteriores, ¿en cuál crees que debes esforzarte más? ․․․․․
Criarte con uno solo de tus padres te da la oportunidad de cultivar cualidades como la generosidad, la compasión y el sentido de responsabilidad. Y eso no es todo. Jesús aseguró: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35). En tu caso, “dar” implica ayudar a tu familia. Y si lo haces, serás muy feliz.
Por supuesto, de vez en cuando te entrarán ganas de tener contigo a tu padre y a tu madre. Con todo, aprenderás a salir adelante. Eso fue lo que descubrió una chica llamada Nía. “Cuando papá murió —recuerda—, alguien me dijo que ‘cada uno es el arquitecto de su propia vida’. Aquellas palabras me impactaron y me hicieron pensar en que no tengo que ser una víctima de mi situación.” Tú también puedes ver las cosas así. Grábate esto: tu felicidad no depende de tus circunstancias, sino de tu actitud y de la manera como manejes la situación.
HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 4 DEL PRIMER VOLUMEN
[Nota]
a Busca en la Biblia Deuteronomio 24:19-21 y Salmo 68:5.
TEXTO BÍBLICO CLAVE
“Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.” (Filipenses 2:4, Versión Popular)
UNA SUGERENCIA
Si crees que tu padre o tu madre te pide más de lo que puedes hacer, sugiérele respetuosamente lo siguiente:
● Que ponga en un sitio visible una lista de las tareas domésticas de cada miembro de la familia.
● Que, cuando sea necesario, vuelva a repartir dichas tareas de acuerdo con la capacidad de cada uno.
¿SABÍAS ESTO?
Tener que encargarte de ciertas tareas en el hogar puede ayudarte a madurar más rápido que los jóvenes que viven con ambos padres y tienen menos obligaciones.
¡MANOS A LA OBRA!
Voy a combatir mis sentimientos negativos de la siguiente manera: ․․․․․
Si noto que algunas personas tienen mucho cuidado con lo que van a decirme para que no me sienta mal, haré esto: ․․․․․
¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․
Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?
● ¿Por qué algunas personas tienen prejuicios contra los jóvenes que crecen sin uno de sus padres?
● Si tu padre o tu madre no te pide que ayudes en las tareas de la casa, ¿a qué podría deberse?
● ¿De qué maneras podrías agradecerle a tu padre o a tu madre todo lo que hace por ti?
[Comentario de la página 211]
“Desde el divorcio de mis padres, mamá y yo conversamos más; ahora estamos más unidas.” (Melanie)
[Ilustración de las páginas 210 y 211]
Una familia sin uno de los padres es como un bote de remos sin uno de los remeros. Todos tendrán que esforzarse más, pero si cooperan, llegarán a su destino
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Tus reflexiones: Tus padresLo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
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SECCIÓN 6
Tus reflexiones: Tus padres
Escribe cuál es el mayor problema que tienes en tu casa y por qué se te hace tan difícil afrontarlo.
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Después de haber leído esta sección, ¿cómo intentarás solucionar ese problema?
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