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  • El tiempo libre
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
    • SECCIÓN 8

      El tiempo libre

      ¿Cuánto tiempo dedicas a los deportes, la música, el cine, la televisión, los videojuegos o cosas por el estilo?

      □ Casi nada

      □ Un poco cada día

      □ Bastantes horas al día

      A la hora de decidir cómo divertirte, ¿quién o qué influye más en ti?

      □ Tus compañeros

      □ Tus padres

      □ La publicidad

      Nunca antes en la historia habían tenido los jóvenes tantas maneras de ocupar sus ratos de ocio. Pero tal vez tú no dispones de mucho tiempo libre, así que tienes que pensar bien en qué lo vas a emplear. Además, debes tener cuidado con la forma en que lo usas, ya que lo que ves y haces en tu tiempo libre puede influir en tu manera de pensar. Los capítulos 30 a 33 te ayudarán a examinar a fondo este asunto.

  • ¿Tienen algo de malo los videojuegos?
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
    • CAPÍTULO 30

      ¿Tienen algo de malo los videojuegos?

      “LOS videojuegos son lo máximo —dice Brian—. Puedes hacer cosas que nunca harías en la vida real sin meterte en problemas.” A Deborah también le gustan, aunque reconoce que “quitan mucho tiempo y pueden causar adicción”.

      Hay quienes opinan que los videojuegos son tan solo un vistoso producto de la alta tecnología. Pero seguramente para ti sean más que eso. Además de combatir el aburrimiento y poner a prueba tus destrezas, algunos mejoran tus reflejos, e incluso te ayudan con las matemáticas y la lectura. Y si has probado el último que ha salido al mercado, también tendrás de qué conversar con tus compañeros, que probablemente no hablan de otra cosa.

      Entre todos estos juegos, seguro que encuentras alguno divertido y, al mismo tiempo, apropiado para un cristiano. Eso sí, tienes que buscar con cuidado. ¿Sabes por qué?

      El lado oscuro

      Desgraciadamente, no todos los videojuegos son inofensivos. Muchos de ellos promueven abiertamente lo que la Biblia llama “obras de la carne”, es decir, prácticas que Dios condena (Gálatas 5:19-21).

      Según Adrián, de 18 años, en uno de los juegos más populares hay “peleas de pandilleros, drogas, palabrotas, además de escenas de sexo, violencia extrema y muchísima sangre”. En otros se presenta el espiritismo como algo muy bueno. Y cada nuevo juego es más crudo y violento que el anterior. Muchos pueden jugarse en línea a través de Internet, lo que le da a este tipo de entretenimiento una dimensión totalmente nueva. “Desde tu propia computadora puedes competir con personas del otro lado del mundo”, señala James, de 19 años.

      Los juegos de rol en línea también están muy de moda. En estos, cada jugador crea un personaje (o avatar), que puede ser un ser humano, un animal o una combinación de ambos. Miles de avatares viven en un mundo virtual donde hay todo lo que uno pudiera encontrar en la vida real: casas, automóviles, tiendas, discotecas... y hasta burdeles. Además, los jugadores pueden enviarse mensajes instantáneos mientras sus personajes interactúan.

      En estos mundos virtuales hay mafiosos, prostitutas, extorsionistas, falsificadores, asesinos y otros personajes sin escrúpulos. Los jugadores hacen cosas que nunca harían en la vida real. Con tan solo unos clics, un jugador puede ordenarle a su personaje que tenga relaciones sexuales, a la vez que intercambia mensajes eróticos con el otro jugador. Algunos incluso hacen que sus avatares realicen actos sexuales con otros avatares con aspecto de niño. No es de extrañar que haya quienes pongan el grito en el cielo al ver cómo hay gente capaz de convertir ese tipo de perversiones en un simple juego.

      Sí importa lo que eliges

      Los que se entretienen con estos videojuegos llenos de violencia e imágenes de sexo tal vez digan que son solo juegos, que no causan ningún daño. Pero no te dejes engañar; eso no es cierto.

      La Biblia dice: “Hasta por sus [acciones] el muchacho se da a conocer en cuanto a si su actividad es pura y recta” (Proverbios 20:11). ¿Crees que Jehová te consideraría una persona pura y recta si juegas con este tipo de videojuegos? Además, hay muchos estudios que demuestran que el entretenimiento violento vuelve más agresivas a las personas. De hecho, algunos especialistas aseguran que los videojuegos, como son interactivos, influyen más que la televisión.

      Míralo de esta forma: jugar con videojuegos violentos e inmorales es como exponerse a residuos radiactivos. Puede que al principio no veas los efectos, pero tarde o temprano te darás cuenta del daño que te están haciendo. La exposición a altas dosis de radiación puede destruir el revestimiento del tubo digestivo y hacer que las bacterias del intestino invadan la corriente sanguínea y causen una grave infección. De igual manera, la exposición a una gran cantidad de escenas eróticas y violentas puede confundir tu “sentido moral” (tu noción de lo que está bien y lo que está mal) y hacer que los malos deseos invadan tu mente y dominen tu manera de actuar (Efesios 4:19; Gálatas 6:7, 8).

      Cómo escoger los videojuegos

      Suponiendo que tus padres te permitan jugar con videojuegos, ¿cómo puedes saber cuáles seleccionar y cuánto tiempo dedicarles? Será útil que te hagas las siguientes preguntas:

      “¿Qué pensará Jehová de mí?” Salmo 11:5 dice: “Jehová mismo examina al justo así como al inicuo [o malvado], y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia”. Además, la Biblia es muy clara cuando habla de las prácticas espiritistas, pues dice: “Todo el que hace estas cosas es [alguien] detestable a Jehová” (Deuteronomio 18:10-12). Así pues, si quieres ser amigo de Dios, sigue el consejo de Salmo 97:10: “Odien lo que es malo”.

      “¿Influirá ese juego en mi forma de pensar?” Pregúntate, por ejemplo: “Si juego con este videojuego, ¿se me hará más fácil huir de la inmoralidad sexual?” (1 Corintios 6:18). Los juegos que te exponen a imágenes o conversaciones eróticas no te ayudarán a concentrarte en cosas justas, castas ni virtuosas (Filipenses 4:8).

      “¿Cuánto tiempo le dedicaré?” Hasta el juego más inocente puede consumir muchísimas horas. Por eso sería bueno que anotaras cuánto tiempo pasas jugando. Así sabrás si estás sacrificando cosas más importantes y si debes reordenar tus prioridades (Efesios 5:16).

      Por supuesto, la Biblia no dice que tienes que pasarte la vida estudiando o ayudando con las tareas de la casa. Más bien, nos recuerda que hay “tiempo de reír” y “tiempo de dar saltos” (Eclesiastés 3:4). En este pasaje, la expresión “dar saltos” abarca tanto jugar como realizar actividades físicas. Por eso, en vez de pasar las horas sentado frente a una pantalla, ¿por qué no dedicas parte de tu tiempo libre a juegos que requieran ejercicio físico?

      Elige con cuidado

      No hay duda de que los videojuegos pueden ser entretenidos, sobre todo si eres muy hábil jugando. Pero esa es precisamente la razón por la que debes tener más cuidado. ¿Por qué decimos esto? Piensa en lo siguiente: ¿Cuál es la materia escolar que te resulta más fácil? ¿Verdad que casi siempre es la que más te gusta? Lo cierto es que cuanto más te entusiasma una asignatura, más grabado se te queda lo que aprendes. Pues ahora pregúntate: “¿Cuál es mi videojuego favorito? ¿Y qué me está enseñando sobre cuestiones morales?”.

      Así que infórmate bien y no elijas un juego solamente porque les guste a tus compañeros. Toma tu propia decisión teniendo siempre en cuenta este consejo bíblico: “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor” (Efesios 5:10).

      EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

      Es normal que te guste la música, pero ¿se ha convertido en lo más importante de tu vida?

      TEXTO BÍBLICO CLAVE

      “Odien lo que es malo.” (Salmo 97:10)

      UNA SUGERENCIA

      Antes de ponerte a jugar, anota en un papel de qué trata el videojuego y qué tienes que hacer para ganar. Compara lo que has escrito con los principios bíblicos mencionados en este capítulo. Así podrás tomar una buena decisión.

      ¿SABÍAS ESTO?

      En el año 2006 se abrió en Ámsterdam (Países Bajos) la primera clínica de rehabilitación para adictos a los juegos en línea.

      ¡MANOS A LA OBRA!

      Si un amigo me invita a jugar con un videojuego violento o inmoral, le voy a decir... ․․․․․

      Este es el tiempo máximo que voy a jugar a la semana: ․․․․․ Y esto es lo que voy a hacer para no pasarme del límite: ․․․․․

      ¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

      Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

      ● ¿Qué efecto tienen los videojuegos en lo que piensas y en lo que sientes?

      ● ¿Por qué es importante tomar en cuenta las normas morales de Jehová antes de elegir un juego?

      ● Si tuvieras un hermano menor adicto a un videojuego que sabes que tiene efectos perjudiciales, ¿cómo lo ayudarías?

      [Comentario de la página 249]

      “Muchos videojuegos hacen que te acostumbres a las palabrotas, la violencia y la inmoralidad. Terminas aceptando estas y también otras cosas malas. Hay que tener mucho cuidado con los juegos que uno elige.” (Amy)

      [Ilustración de la página 250]

      Jugar con videojuegos violentos o inmorales es como exponerse a residuos radiactivos. Puede que al principio no veas los efectos, pero tarde o temprano te darás cuenta del daño que te están haciendo

  • ¿Qué lugar debe ocupar la música en mi vida?
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
    • CAPÍTULO 31

      ¿Qué lugar debe ocupar la música en mi vida?

      ¿Es importante para ti la música?

      □ Me gusta, pero no me vuelve loco

      □ Me encanta, no puedo vivir sin la música

      ¿En qué momentos acostumbras escucharla?

      □ Mientras viajo

      □ Cuando estudio

      □ Todo el tiempo

      ¿Qué tipo de música es tu preferida? ¿Por qué? ․․․․․

      LOS seres humanos nacemos con la capacidad de apreciar la música. Y hay quienes hasta la consideran una necesidad. “No puedo vivir sin música —dice Amber, de 21 años—. Casi siempre estoy escuchando algo: mientras limpio, cocino, estudio o cuando voy a hacer algún mandado.”

      Aunque el ritmo de una pieza se logra siguiendo un patrón de repetición, la música es mucho más que una simple combinación matemática: puede llegar hasta lo más profundo de nuestro ser. Así como “una palabra [dicha] a su tiempo apropiado” produce un buen efecto, hay momentos en los que una canción puede levantar el ánimo (Proverbios 15:23). “A veces me parece que nadie me comprende —dice Jessica, de 16 años—, pero cuando escucho a mi grupo favorito, sé que hay gente que siente lo mismo que yo.”

      ¿Una eterna pelea?

      Es posible que a tus padres no les guste la música que tú escuchas con tanta pasión. Cierto adolescente protesta: “Mi padre se pasa todo el día diciendo: ‘¡Quita ese ruido, que me vas a dejar sordo!’”. Quizá estés harto de que te regañen y pienses que tus padres están convirtiendo una cosa sin importancia en un problemón. “Al fin y al cabo, cuando ellos tenían mi edad —señala una muchacha—, ¿no se quejaban sus padres de lo mismo?” Una chica de 16 años llamada Ingrid se lamenta así: “Parece como si los adultos siguieran viviendo en el pasado. ¡Ojalá se dieran cuenta de que nuestra música también es buena!”.

      Lo que dice Ingrid es muy interesante. ¿Te has dado cuenta de que las personas de distintas generaciones suelen tener gustos diferentes? Pero eso no significa que no hay remedio y que la música siempre vaya a ser un motivo de pelea con tus padres. El secreto está en que te esfuerces por entenderlos y en lograr que ellos te entiendan a ti. Y si respetan la Biblia, será mucho más fácil conseguirlo. ¿Por qué? Porque la Biblia ayuda a determinar si las diferencias entre tus padres y tú se deben a que tienen gustos diferentes o a que algo es verdaderamente inaceptable. Para eso tienes que analizar 1) el mensaje que transmite tu música favorita y 2) la cantidad de tiempo que pasas escuchándola. Empecemos con el primer punto.

      El mensaje que transmite

      Con la música hay que tener el mismo cuidado que con la comida. ¿Verdad que jamás se te ocurriría comer algo en mal estado, aunque solo comieras un poco? Por supuesto que no, pues sabes que te haría daño. Seguro que prefieres alimentos sanos y en buen estado. El problema con la música es que quizá la que más te atraiga no sea la más sana. Un muchacho llamado Steve se lamenta: “¿Por qué será que todas las canciones con el mejor ritmo tienen una letra tan inmoral?”.

      “Pero a mí lo que me gusta es la melodía —puede que pienses—. No me importa lo que dice en sí la canción.” Pues bien, si alguien te quisiera envenenar, ¿cómo crees que te daría el veneno? ¿Mezclado en un vaso de vinagre, o dentro de una golosina? Job, un siervo de Dios, dijo que “igual que el paladar reconoce los sabores”, “el oído distingue las palabras” (Job 12:11, Versión Popular, 1994). De modo que en vez de envenenarte con una canción porque te fascine su melodía (es decir, la golosina), “distingue las palabras” analizando el título y la letra. ¿Por qué razón? Porque el mensaje que acompaña a la música puede afectar tu manera de pensar y actuar.

      Por desgracia, la mayor parte de las canciones actuales promueven la inmoralidad sexual, la violencia y el consumo de drogas. Pensar que escuchar este tipo de letra no te perjudica es señal de que el “veneno” ya te está haciendo efecto.

      No dejes que decidan por ti

      Quizá los chicos de tu edad te presionen para que oigas canciones que no son apropiadas. Y no solo ellos: la industria musical también ejerce mucha influencia. Mediante la radio, la televisión e Internet, la música se ha convertido en un negocio multimillonario que contrata a hábiles publicistas para manipular el gusto de la gente.

      Ahora bien, si permites que tus compañeros o los medios de comunicación decidan lo que debes oír, te convertirás en su esclavo (Romanos 6:16). La Biblia nos anima a no dejarnos controlar por este mundo (Romanos 12:2). Así pues, tienes que aprender a usar tus “facultades perceptivas”, es decir, tu capacidad para distinguir lo bueno de lo malo (Hebreos 5:14). ¿Cómo te puede ayudar esto a tomar buenas decisiones al elegir tu música? Veamos las siguientes sugerencias.

      Fíjate en la carátula. Por lo regular, basta con echar un vistazo a la carátula o a los carteles publicitarios para saber de qué tratan las canciones. Si ves imágenes de violencia, sexo o espiritismo, ten cuidado: es muy probable que el contenido de las canciones también sea malo.

      Pon atención a la letra. ¿Qué es lo que dice? ¿Estás seguro de que quieres escuchar y repetir esas ideas vez tras vez? ¿Concuerdan con tus valores y con los principios cristianos? (Efesios 5:3-5.)

      Observa el efecto que tiene en ti. “Noté que muchas de las canciones que oía me deprimían”, admite un chico de nombre Philip. “Bueno —quizá alguien diga—, no hay que generalizar: a cada uno le afecta de distinta manera.” Pero piensa en tu caso. ¿Qué efecto tiene la música que escuchas en tu estado de ánimo? ¿Te provoca malos pensamientos? ¿Se te han pegado algunas expresiones vulgares que tienen ciertas canciones? (1 Corintios 15:33.)

      Piensa en los demás. ¿Por qué no les preguntas a tus padres qué opinan de la música que escuchas? ¿Y qué hay de los hermanos de la congregación? ¿Se sentirían incómodos o molestos si la escucharan? Es señal de madurez estar dispuesto a hacer cambios por respeto a los sentimientos ajenos (Romanos 15:1, 2).

      Tomar en cuenta estas sugerencias te ayudará a elegir música que estimule los sentidos y que no dañe tu relación con Dios. Pero todavía nos queda otro punto por analizar.

      El tiempo que le dedicas

      Como vimos antes, la música que elijas, al igual que la comida, debe ser sana. Pero fíjate en la advertencia de este sabio proverbio: “¿Es miel lo que has hallado? Come lo que te sea suficiente, para que no tomes demasiado de ella y tengas que vomitarla” (Proverbios 25:16). Efectivamente, hasta alimentos sanos como la miel —que tiene propiedades curativas muy conocidas— pueden ser perjudiciales cuando se consumen en exceso. ¿Qué nos enseña esto? Que incluso las cosas buenas hay que disfrutarlas con moderación.

      Sin embargo, hay jóvenes que dejan que la música domine su vida. Jessica, citada al principio, confiesa: “Me paso oyendo música todo el tiempo, hasta cuando estudio la Biblia. Les digo a mis padres que así me concentro mejor, pero no me creen”. ¿Te resultan conocidas estas palabras?

      Para saber si la música ocupa un lugar demasiado importante en tu vida, responde las siguientes preguntas:

      ¿Cuántas horas al día paso escuchando música? ․․․․․

      ¿Cuánto gasto al mes en esta afición? ․․․․․

      ¿Se está perjudicando la relación con mi familia? Escribe lo que harías para mejorar la situación. ․․․․․

      Haz los cambios necesarios

      Si la música te absorbe demasiado, deberías fijar límites que te ayuden a ser más moderado. Por ejemplo, quizá tengas que dejar de andar todo el día con los auriculares o de poner música tan pronto llegas a tu casa.

      Es más, ¿por qué no tratas de ver las ventajas de tener ratos de silencio? Entre otras cosas, podrás estudiar mejor. “Uno saca más provecho de lo que estudia cuando no hay música”, admite Steve, a quien ya mencionamos. Intenta hacer tus tareas escolares en silencio y verás que tu concentración mejora.

      También podrás dedicar esos ratos de silencio a leer la Palabra de Dios y las publicaciones bíblicas. Cuando Jesús quería orar y reflexionar, buscaba un lugar tranquilo (Marcos 1:35). ¿Es así el entorno en el que lees la Biblia? Si no lo es, tal vez eso te haga difícil estrechar tu amistad con Dios.

      La mejor elección

      La música es un regalo de Dios que debes usar bien. No seas como Marlene, quien dice: “Sé que debería deshacerme de algunos discos; pero es que me gustan tanto...”. ¿Te das cuenta del daño que se está haciendo con esa música? No cometas el mismo error. No permitas que lo que entre por tus oídos te corrompa o controle tu vida. Elige bien lo que escuchas, siguiendo siempre las elevadas normas cristianas. Pídele a Jehová que te ayude a tomar buenas decisiones, y busca la compañía de quienes tengan tus mismos principios.

      Puede que la música alivie tu sensación de soledad o te haga olvidar tus problemas; pero cuando la apagas, los problemas siguen ahí. Además, no hay canción que reemplace a los amigos. Por lo tanto, no permitas que la música sea lo más importante en tu vida. Disfruta de ella, pero mantenla siempre en su lugar.

      EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

      Es natural que quieras divertirte. ¿Qué consejos bíblicos pueden ayudarte a usar bien tu tiempo libre?

      TEXTO BÍBLICO CLAVE

      “El oído distingue las palabras, igual que el paladar reconoce los sabores.” (Job 12:11, Versión Popular, 1994)

      UNA SUGERENCIA

      Toma la iniciativa e interésate en la música que les gusta a tus padres. Puede que de esta manera ellos se sientan motivados a tratar de entender por qué te gusta a ti cierta canción o grupo musical.

      ¿SABÍAS ESTO?

      Si no quieres que tus padres escuchen tus canciones favoritas, ¿será porque en el fondo sabes que no deberías oírlas?

      ¡MANOS A LA OBRA!

      Así pienso controlar el tiempo que paso oyendo música: ․․․․․

      Si mis compañeros insisten en que escuche música que no es sana, les diré esto: ․․․․․

      ¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

      Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

      ● ¿Por qué debes elegir con cuidado la música que escuchas?

      ● ¿Qué te ayudará a saber si está mal escuchar cierta canción?

      ● ¿Qué puedes hacer para cultivar otros gustos musicales?

      [Comentario de la página 259]

      “Cuando me doy cuenta de que estoy oyendo una canción que sé que me va a hacer daño, la quito inmediatamente. Si no lo hago, buscaré excusas para seguir escuchándola.” (Carmen)

      [Ilustraciones y recuadro de la página 258]

      cultiva otros gustos musicales

      Seguro que ahora te gustan más alimentos que cuando tenías cinco años, ¿verdad? Esto se debe a que has aprendido a disfrutar de nuevos sabores. Lo mismo puedes hacer con la música. En vez de limitarte a un solo estilo, procura abrirte a más opciones.

      Algo que puede servirte es aprender a tocar un instrumento. Además de ser un emocionante desafío, este aprendizaje te pone en contacto con estilos de música que no son tan comerciales. “¿Y de dónde saco el tiempo?”, tal vez preguntes. A lo mejor puedes sacarlo del que pasas frente a la televisión o los videojuegos. Fíjate en los comentarios de algunos jóvenes.

      “Tocar un instrumento es superdivertido; es genial poder expresar así tus sentimientos. Además, como he aprendido a tocar piezas musicales que no conocía, ahora me gustan distintos tipos de música.” (Brian, de 18 años, toca la guitarra, la batería y el piano.)

      “Para tocar bien un instrumento, no te queda más remedio que practicar. Claro, esto no siempre es divertido. Pero cuando llegas a dominar una pieza, te sientes muy bien.” (Jimena, de 13 años, toca la viola.)

      “Cuando tengo un día difícil o estoy muy triste, la guitarra me ayuda a relajarme. Es fantástico tocar música bonita y tranquila.” (Vanesa, de 20 años, toca la guitarra, el piano y el clarinete.)

      “Me ponía a pensar: ‘Nunca voy a tocar tan bien como Fulano o Mengano’. Pero seguí adelante con las clases. Ahora no solo me siento satisfecho cuando una pieza me sale bien, sino que valoro más el talento de otros músicos.” (Jacob, de 20 años, toca la guitarra.)

      [Ilustración de la página 255]

      ¿Verdad que la comida en mal estado te hace daño, aunque solo comas un poco? Con la música que no es sana pasa lo mismo

  • Buenos ejemplos: David
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
    • Buenos ejemplos: David

      Además de ser un gran amante de la música, David es un talentoso intérprete y compositor. Incluso hace sus propios instrumentos (2 Crónicas 7:6). Como es tan buen músico, el rey de Israel lo invita a tocar en la corte (1 Samuel 16:15-23). David acepta, pero no se le suben los humos a la cabeza ni deja que la música ocupe el primer lugar en su vida. Más bien, utiliza su talento para alabar a Dios.

      ¿Qué hay de ti? ¿También amas la música? Aunque quizá no seas un gran músico como David, sí puedes seguir su ejemplo. No dejes que la música se convierta en lo más importante para ti. Tampoco permitas que haga que pienses y actúes de un modo que manche el nombre de Jehová. Úsala para añadir sabor a tu vida. La capacidad de componer música y disfrutar de ella es un regalo de Dios (Santiago 1:17). David lo empleó de una forma que agradaba a Jehová. ¿Harás tú lo mismo?

  • ¿Cómo puedo divertirme?
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
    • CAPÍTULO 32

      ¿Cómo puedo divertirme?

      Indica si es verdadero o falso:

      Según lo que dice la Biblia,...

      ... está mal practicar deportes.

      □ Verdadero □ Falso

      ... todas las películas y programas de televisión son malos.

      □ Verdadero □ Falso

      ... bailar es pecado.

      □ Verdadero □ Falso

      ¡POR fin es viernes! Te esforzaste en clase durante toda la semana, hiciste tus tareas del hogar y aún te quedan energías por quemar. “Esa es la ventaja de ser joven”, puede que digas (Proverbios 20:29). Y ahora que llegó el fin de semana, lo único que quieres es divertirte.

      Tus compañeros tal vez digan que la Biblia es aburrida y que no te deja hacer nada. Pero ¿es eso cierto? Analicemos una a una las afirmaciones de la página anterior para averiguar qué dice en realidad la Biblia.

      ● Está mal practicar deportes.

      Falso. La Biblia dice en 1 Timoteo 4:8 que “el ejercicio del cuerpo sirve para algo” (Versión Popular, 1983). La expresión griega que el apóstol Pablo emplea aquí para “ejercicio del cuerpo” hace referencia a los ejercicios físicos que realizan los deportistas. Hoy día existe una gran variedad de actividades deportivas, como correr, patinar, andar en bicicleta o jugar al tenis, al béisbol, al fútbol o al voleibol, por mencionar tan solo unas pocas. Todas son magníficas formas de hacer ejercicio sano y, al mismo tiempo, divertirse.

      ¿Significa esto que los deportes no presentan ningún peligro para los cristianos? Después de decirle a Timoteo que “el ejercicio del cuerpo sirve para algo”, fíjate en lo que añade Pablo: “La devoción a Dios es útil para todo, porque nos trae provecho para esta vida y también para la vida futura” (Versión Popular). Con estas palabras, el apóstol recalca que lo más importante para nosotros debe ser la devoción que le tenemos a Dios y nuestro deseo de complacerlo. Pues bien, ¿es esta siempre tu prioridad, incluso cuando vas a decidir si practicarás o no un deporte? Las siguientes tres preguntas te ayudarán a averiguarlo:

      1. ¿Es un deporte muy peligroso? No te bases en lo que sabes de oídas ni te dejes llevar por los comentarios entusiastas de otros jóvenes. Infórmate. Por ejemplo: ¿Qué medidas de seguridad hay que tomar? ¿Qué preparación y equipo se requiere para que sea seguro? ¿Suelen sufrir accidentes quienes lo practican? Y aunque casi toda actividad conlleva riesgos, ¿cuál es el verdadero objetivo de ese deporte? ¿Desafiar a la muerte?

      Recuerda que la vida es un valioso regalo de Dios. En la Ley que él dio al pueblo de Israel se castigaba duramente a quien matara a alguien por accidente (Éxodo 21:29; Números 35:22-25). Así que los israelitas tenían muy clara la importancia de la seguridad (Deuteronomio 22:8). Hoy día, los cristianos también tienen el deber de respetar la vida.

      2. ¿Con qué tipo de gente me relacionaré? Si sobresales en algún deporte, es posible que tus compañeros y profesores te presionen para que te unas al equipo escolar. Quizá hasta tú mismo desees hacerlo. Un joven cristiano llamado Mark dijo: “Me parecía injusto que mis padres no me dejaran estar en el equipo de la escuela”. En vez de tratar de convencer a tus padres, piensa en todo lo que implicaría unirte al equipo. Por un lado, los entrenamientos y los partidos suelen programarse fuera de horas de clase. Si te va bien, te animarán a que les dediques más tiempo. Y si te va mal, tú mismo querrás entrenar más. Por otro lado, es fácil que uno se haga muy amigo de los miembros del equipo, pues comparte con ellos tanto la alegría de los triunfos como el dolor de las derrotas.

      Así que pregúntate: “¿Me convendrá dedicar tanto tiempo a algo que podría llevarme a desarrollar una amistad estrecha con quienes no tienen mis mismos valores?” (1 Corintios 15:33). “¿Qué estoy dispuesto a sacrificar solo por jugar en cierto equipo?”

      3. ¿Cuánto tiempo y dinero tendré que dedicar a este deporte? La Biblia recomienda que nos “asegur[emos] de las cosas más importantes” (Filipenses 1:10). Algo que te ayudará a aplicar este consejo es preguntarte: “¿Me quitará tiempo que debo dedicar a las tareas escolares o a las actividades de la congregación? ¿Cuánto me va a costar en total? ¿Me puedo dar ese lujo?”. Estas preguntas te ayudarán a ordenar tus prioridades.

      ● Todas las películas y programas de televisión son malos.

      Falso. La Biblia pide a los cristianos que cumplan estos mandatos: “Adhiéranse firmemente a lo que es excelente” y “Absténganse de toda forma de iniquidad [o maldad]” (1 Tesalonicenses 5:21, 22). Y la verdad es que no todas las películas y programas de televisión contradicen estas normas.a

      No se puede negar que ir al cine es una forma divertida de pasar tiempo con los amigos. Así lo cree una joven sudafricana de nombre Leigh. “Cuando quiero ver una película, llamo a una amiga y avisamos a los demás.” Por lo general, Leigh y sus amigos van a una de las primeras sesiones de la tarde. Después, sus padres pasan a buscarlos y van todos juntos a cenar.

      Es cierto que el cine y la televisión son inventos modernos, pero en realidad son nuevas variantes de la antigua tradición de contar historias. El mismo Jesús tenía una habilidad especial para llegar al corazón de la gente con sus relatos. Su parábola del buen samaritano, por ejemplo, es muy conmovedora y enseña profundas lecciones morales (Lucas 10:29-37).

      En la actualidad, los cineastas también intentan moldear los valores morales de la gente con sus historias. Tratan de que los espectadores se identifiquen con sus personajes. El problema es que muchas veces presentan a un criminal o un individuo cruel y ambicioso como el “bueno” de la película. Así que ten cuidado. No querrás acabar poniéndote de parte de un delincuente y justificando sus actos inmorales o crueles, ¿verdad? Pues bien, ¿qué tienes que hacer para no caer en esta trampa?

      A la hora de ver una película o un programa de televisión, pregúntate: “¿Me enseñará a ser una persona más compasiva?” (Efesios 4:32). “¿O hará que me alegre de las desgracias ajenas?” (Proverbios 17:5.) “¿Me ayudará a ‘odiar lo que es malo’?” (Salmo 97:10.) “¿O hará que me ponga del lado de ‘los malhechores’?” (Salmo 26:4, 5.)

      Aunque las críticas y la publicidad pueden darte una idea de lo que trata la película, no te confíes. Solo un ingenuo “pone fe en toda palabra” (Proverbios 14:15). A fin de cuentas, las críticas no son más que opiniones. Y es probable que la publicidad no muestre las escenas más desagradables. Una adolescente llamada Claudia tiene una interesante sugerencia: “Averigua quiénes son los actores principales. Así podrás hacerte una idea bastante clara de lo que verás”.

      También puedes pedirles su opinión a otros jóvenes que tengan tus mismas creencias y valores. Eso sí, la mayoría solo te dirá lo que les gustó de la película; así que trata de averiguar qué cosas no les gustaron. Sé específico: pregúntales si hay escenas con violencia, sexo o espiritismo. Otra opción es recurrir a tus padres. “Yo siempre consulto a mis padres —dice Vanesa—. Si a ellos les parece que la película no tiene nada malo, voy y la veo.”

      En conclusión, tienes que pensar bien qué películas o programas de televisión vas a ver. ¿Por qué? Porque el entretenimiento que eliges revela lo que realmente valoras, lo que hay en tu corazón (Lucas 6:45). Tu elección indica qué tipo de amistades te gustaría tener, la forma de hablar que apruebas y tu verdadera opinión sobre la inmoralidad sexual. Así que elige bien.

      ● Bailar es pecado.

      Falso. La Biblia no condena todo tipo de baile. Cuando los israelitas cruzaron el mar Rojo para escapar del ejército egipcio, Míriam y las demás mujeres se pusieron a bailar para celebrarlo (Éxodo 15:20). Y en una parábola que Jesús contó, se celebró el regreso de un hijo rebelde con “un concierto de música y danzas” (Lucas 15:25).

      Lo mismo pasa en la actualidad. En muchas culturas, a jóvenes y a mayores les gusta bailar cuando celebran fiestas con amigos y familiares. Y aunque la Biblia no condena las fiestas, hay que tener cuidado para que no se salgan de control y se conviertan en “diversiones estrepitosas” o “juergas”, pues eso sí está mal (Gálatas 5:19-21; Barclay). El profeta Isaías escribió: “¡Ay de los que se levantan muy de mañana para buscar solo licor embriagante, que se quedan hasta tarde en la oscuridad nocturna, de modo que el vino mismo los inflama! Y tiene que resultar que haya arpa e instrumento de cuerdas, pandereta y flauta, y vino en sus banquetes; pero la actividad de Jehová no miran” (Isaías 5:11, 12).

      Aquellas fiestas se caracterizaban por el “licor embriagante” y los ritmos desenfrenados. Comenzaban temprano y duraban hasta muy entrada la noche. Y todos los que iban se comportaban como si Dios no existiera. ¡Con razón Dios las condenaba!

      Pues bien, ¿qué puedes hacer si alguien te invita a una fiesta en la que habrá baile? Antes de aceptar, pregúntate: “¿Quiénes irán? ¿Qué reputación tienen? ¿Quién la organiza? ¿Quién la va a supervisar? ¿Qué opinan mis padres de que yo vaya? ¿Qué música se va a bailar?”. Hay muchos tipos de baile que solo buscan despertar los deseos sexuales. ¿Crees que bailándolos, o mirando cómo otros lo hacen, lograrás tu objetivo de “[huir] de la fornicación”? (1 Corintios 6:18.)

      ¿Y si te invitan a una discoteca? Fíjate en lo que cuenta Rubén, un joven que solía ir a esos locales antes de hacerse cristiano: “Por lo general, la música es indecente y el baile obsceno. La mayoría va con una sola intención”. ¿Cuál? Según él, encontrar a alguien con quien tener relaciones sexuales. Después de estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, Rubén llegó a la siguiente conclusión: “Esos lugares no son para cristianos”.

      ¿Por qué debes mantenerte alerta?

      ¿Cuándo crees que es más fácil tomar por sorpresa a un soldado? ¿En el campo de batalla, o mientras está descansando con sus compañeros? ¿Verdad que es más probable que lo sorprendan cuando está más tranquilo, tomando un descanso? Pues lo mismo pasa en tu caso. No es fácil tomarte por sorpresa en la escuela o en el trabajo, pues allí estás alerta: siempre listo para defender tu fe y tus principios morales. Es después —mientras estás divirtiéndote con tus amigos— cuando bajas la guardia y te vuelves más vulnerable.

      Es posible que otros jóvenes se burlen de ti porque obedeces las normas morales de la Biblia a la hora de divertirte. Hasta puede que algunos de ellos sean hijos de cristianos. Tal vez te acusen de ser un exagerado o de creerte mejor que los demás. Pero si se burlan de ti es porque su conciencia se ha vuelto insensible (1 Timoteo 4:2). Así que no cedas a la presión y mantén tu “buena conciencia” (1 Pedro 3:16).

      Lo que realmente debería importarte no es su opinión, sino la de Jehová. Y siendo francos, si a tus amigos les molesta que escuches la voz de tu conciencia, tal vez sea el momento de cambiar de amigos (Proverbios 13:20). Nunca olvides que eres tú quien tiene el deber de defender en todo momento —aun cuando estés divirtiéndote— tus principios morales (Proverbios 4:23).

      HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 37 DEL PRIMER VOLUMEN

      EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

      La pornografía nunca ha sido tan común ni ha estado tan accesible. ¿Qué puedes hacer para no caer en esta trampa?

      [Nota]

      a Hallarás más información en el capítulo 36 del primer volumen.

      TEXTO BÍBLICO CLAVE

      “Regocíjate, joven, en tu juventud, [...] y anda en los caminos de tu corazón y en las cosas vistas por tus ojos. Pero sabe que debido a todas estas el Dios verdadero te traerá a juicio.” (Eclesiastés 11:9)

      UNA SUGERENCIA

      Ponte de acuerdo con tus padres para hacer algo divertido en familia —que no sea ver televisión— al menos una vez al mes.

      ¿SABÍAS ESTO?

      El baile y la música eran una parte importante de la religión verdadera en tiempos de los israelitas (Salmo 150:4).

      ¡MANOS A LA OBRA!

      Si me invitan a formar parte del equipo de la escuela, voy a decir que... ․․․․․

      Si al ver una película con mis amigos me doy cuenta de que no es apropiada para un cristiano, haré lo siguiente: ․․․․․

      ¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

      Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

      ● ¿Por qué no deberían los cristianos practicar deportes de riesgo?

      ● ¿Qué te ayudará a decidir si puedes ver cierta película?

      ● ¿Qué tipo de baile dirías que es apropiado para los cristianos?

      [Comentario de la página 269]

      “Me fascina bailar, pero mis padres me han enseñado que el baile no lo es todo en la vida. Tengo que admitir que sus consejos siempre me han ayudado mucho.” (Tina)

      [Ilustración de la página 268]

      Es más fácil atacar por sorpresa a un soldado cuando baja la guardia. Igualmente, es más fácil atacar tus principios morales cuando te diviertes con tus amigos

  • ¿Por qué debo evitar la pornografía?
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
    • CAPÍTULO 33

      ¿Por qué debo evitar la pornografía?

      ¿Cuántas veces te has encontrado sin querer con pornografía?

      □ Ninguna

      □ Muy pocas

      □ Muchas

      ¿Dónde la viste?

      □ En Internet

      □ En la escuela

      □ En la televisión

      □ En otros sitios

      ¿Y cómo reaccionaste?

      □ Enseguida miré para otro lado

      □ Eché un vistazo rápido, por curiosidad

      □ Me quedé mirando y traté de encontrar más

      CUANDO tus padres tenían tu edad, la gente que quería ver pornografía tenía que ir a buscarla. Pero ahora parece que es la pornografía la que va a buscar a la gente. Una chica de 19 años dice: “A veces me conecto a Internet para navegar, comprar algo o ver la cuenta del banco y, ¡zas!, me salta una ventana porno”. Esto es más común de lo que muchos creen. En una encuesta realizada entre niños y adolescentes de 8 a 16 años, el 90% afirmó que eso era lo que les había sucedido; en la mayoría de los casos mientras hacían sus tareas escolares.

      Como es un fenómeno tan difundido, quizás te preguntes: “¿Será tan malo como dicen?”. Pues sí. Lo es y mucho. La pornografía degrada a las personas, tanto a las que aparecen en las imágenes como a las que aceptan verlas. Además, no es raro que lleve a cometer pecados sexuales. Pero eso no es todo.

      Puede convertirse en un vicio y tener graves consecuencias. Si no, que se lo pregunten a Julio, quien catorce años después de haber roto con la pornografía admitió: “Aunque el deseo de ver pornografía ha perdido fuerza, sigue ahí, en mi mente. Lo mismo me pasa con la curiosidad, las imágenes... Es una lucha diaria. ¡Ojalá no me hubiera metido en algo tan asqueroso! Creía que no habría peligro... ¡qué ingenuo! Da igual lo que afirmen algunos. La pornografía es mala, sucia y degradante para todos. De bueno no tiene nada. Nada de nada”.

      Analiza la situación

      Supongamos que te has encontrado algunas veces con este tipo de imágenes por accidente. ¿Qué puedes hacer para que no vuelva a suceder? Primero analiza la situación. ¿Cómo y cuándo te ha ocurrido? Piensa en los siguientes casos.

      ¿Tienes un compañero que acostumbra enviarte pornografía a tu teléfono celular (o a tu correo electrónico)? En ese caso es mejor que borres sus mensajes sin abrirlos.

      ¿Se abren ventanas de contenido erótico en el buscador de Internet? Para evitar que vuelva a suceder, ten más cuidado con las palabras clave que utilizas.

      ¿En qué circunstancias te has encontrado con pornografía?

      ․․․․․

      ¿Hay alguna manera de reducir la probabilidad de que se repita? Apunta las medidas que piensas tomar.

      ․․․․․

      ¿Qué puedes hacer si ya estás enviciado?

      Una cosa es que te hayas encontrado con pornografía sin querer, y otra que la hayas buscado a propósito y, peor aún, que lo hayas hecho repetidas veces. Si has adquirido esta costumbre, ten por seguro que no será fácil dejarla. ¿Por qué? Imagina que te atan las manos con un hilito de algodón. ¿Te costaría mucho separarlas? No; das un tirón, y listo. Pero ¿y si le dieran vueltas y vueltas al hilo? Tendrías que esforzarte mucho más. Pues la pornografía es como ese hilo. Cuantas más imágenes veas, más atado estarás. Veamos ahora algunos consejos que te permitirán soltarte.

      Comprende lo que hay detrás. En realidad, Satanás utiliza la pornografía para degradar las relaciones sexuales, algo que Jehová creó con un propósito muy digno. Comprender este hecho te ayudará a odiar lo que es malo (Salmo 97:10).

      Piensa en las consecuencias. La pornografía destroza matrimonios. Degrada a quienes aparecen en las imágenes y también a quienes las ven. La Biblia afirma con toda razón que la persona inteligente “ha visto la calamidad [o el peligro] y procede a ocultarse” (Proverbios 22:3). Escribe ahora a qué peligros te expones si caes en este vicio.

      ․․․․․

      Toma una decisión firme. Haz como el fiel Job, quien dijo: “Hice un pacto solemne con mis ojos: no mirar con deseo a una muchacha” (Job 31:1, La Palabra de Dios para Todos). ¿Hay algún “pacto solemne”, o compromiso, que puedas hacer tú? Aquí te damos varias recomendaciones:

      No entrar en Internet si estás a solas.

      Cerrar al instante cualquier página donde aparezcan imágenes inmorales.

      Hablar con un amigo maduro si llegas a recaer.

      ¿Qué otras decisiones te ayudarán a vencer la pornografía?

      ․․․․․

      Menciónalo en tus oraciones. Un escritor de los Salmos le pidió a Dios: “Haz que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es inútil” (Salmo 119:37). Jehová quiere ayudarte y te dará las fuerzas que necesitas (Filipenses 4:13).

      Cuéntaselo a alguien. Algo que también te ayudará a superar el problema es hablar con un amigo maduro (Proverbios 17:17). Escribe con quién te sentirías más cómodo.

      ․․․․․

      No lo dudes ni por un segundo: sí puedes vencer en esta lucha. Recuerda que, cada vez que te niegas a ver imágenes eróticas, ganas una batalla. Menciona estas victorias en tus oraciones y dale gracias a Jehová por haberte ayudado. Piensa en la alegría que le darás si evitas la pornografía (Proverbios 27:11).

      TEXTO BÍBLICO CLAVE

      “Amortigüen [o controlen], por lo tanto, los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría.” (Colosenses 3:5)

      UNA SUGERENCIA

      Configura la computadora para que bloquee la pornografía. Y si recibes correo basura, no abras los enlaces que contenga.

      ¿SABÍAS ESTO?

      Los adictos a la pornografía imitan, sin saberlo, a los espíritus malignos del tiempo de Noé que estaban obsesionados con el sexo (Génesis 6:2).

      ¡MANOS A LA OBRA!

      Esto es lo que voy a hacer para evitar la pornografía: ․․․․․

      ¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

      Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

      ● ¿Por qué dirías que la pornografía degrada algo que es muy digno?

      ● Si descubres que tu hermano ha estado viendo pornografía, ¿cómo lo ayudarías?

      [Comentario de la página 278]

      “Antes de estudiar la Biblia, estuve enganchado a casi todas las drogas más comunes. Pero el vicio que más me costó dejar fue la pornografía. Si no fuera por Jehová, no lo habría logrado.” (Julio)

      [Ilustración de la página 276]

      La pornografía te ata cada vez más: cuanto más veas, más difícil te será dejarla

  • Tus reflexiones: El tiempo libre
    Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 2)
    • SECCIÓN 8

      Tus reflexiones: El tiempo libre

      ¿Qué es lo que más te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿Por qué te gusta tanto?

      ․․․․․

      Si tuvieras que explicarle a tu hermano menor que no todo en la vida puede ser diversión, ¿qué le dirías?

      ․․․․․

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