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  • Mis padres van a separarse. ¿Qué debo hacer?
    ¡Despertad! 1990 | 22 de agosto
    • ¿Cómo puedo hacer frente a sentimientos que me están destrozando?”.

      Cómo capear el temporal

      Es posible que al principio te encuentres deprimido, cansado, incapaz de concentrarte y que hasta pierdas los estribos en alguna ocasión, o puede que simplemente te sientas aturdido. Por lo general, se suele reaccionar así ante situaciones extremas, muy frecuentes hoy en día. Aunque la Palabra de Dios anima a que las parejas permanezcan juntas y traten de solucionar sus problemas, la actitud del mundo hacia el matrimonio se ha deteriorado mucho. (1 Corintios 7:10-16.) En la actualidad, las posibilidades de que un matrimonio perdure no superan el 50%. Como la Biblia predijo hace mucho tiempo, en nuestros días se ha visto una rápida pérdida del “cariño natural” que en un tiempo era tan común en las familias.b (2 Timoteo 3:3.)

      ¿Cómo puedes enfrentarte a la situación? Lo que estás pasando puede compararse a un temporal en tu vida y verlo así puede ayudarte de dos maneras. Primero: ningún temporal dura para siempre. Por eso, el trastorno emocional que ahora sientes remitirá con el tiempo, como sucede con todos los temporales. Y segundo: tú puedes capear el temporal. No tienes por qué ‘hundirte’. Al igual que durante los temporales los barcos tienen que mantenerse lejos de las rocas, cuando la familia se desintegra, existen peligros parecidos a rocas que pueden crear verdaderos problemas. Consideremos algunos.

      Falsas esperanzas

      Uno de los peligros sería intentar por todos los medios que tus padres vuelvan a juntarse. Anne recuerda: “Después de separarse, a veces mis padres todavía nos llevaban juntos a algunos sitios. Entonces, mi hermana y yo nos decíamos al oído: ‘Corramos un poco y dejémoslos solos’. Pero —dice, suspirando—, creo que no funcionó. Nunca volvieron a unirse”.

      Como dice Proverbios 13:12: “La expectación pospuesta enferma el corazón”. Recuerda que no puedes dictaminar el comportamiento de tus padres. Tú no provocaste su separación, y lo más probable es que tampoco puedas intervenir y arreglar su matrimonio. (Véase también Proverbios 26:17.)

      El peligro del odio

      La cólera y el odio puede que sean las “rocas” más peligrosas que encuentres en el temporal. Tom nos dice lo que sentía a los doce años: “Empecé a estar muy airado contra mi padre. No me gusta utilizar la palabra ‘odio’, pero le guardaba mucho rencor, pues no podía entender cómo podía interesarse por nosotros si nos había dejado. Y creo que en mi interior me decía que ahora me tocaba a mí hacerle saber a él cómo me sentía yo”.

      La separación marital raras veces se produce por decisión mutua; por eso es natural que uno de tus padres te parezca más culpable que el otro y hasta puede que uno de ellos haya violado la ley de Dios de ser fiel a su cónyuge. (Hebreos 13:4.) Pero en cualquier caso, ¿cómo tratas al que parece tener más culpa? ¿Deberías odiarle o tratar de vengar al agraviado?

      En primer lugar, recuerda que una separación no suele ser una cuestión tan sencilla como el que uno de los padres sea “el malo” y el otro sea “el bueno”. Es probable que tus padres no te hayan dicho todo lo que ha sucedido en su matrimonio o lo que ha provocado su separación, y es posible que ni siquiera ellos mismos lo entiendan. Por eso, no juzgues una situación de la que no conoces todos los detalles. (Proverbios 18:13.) Afortunadamente, Dios es el Juez de todos esos asuntos, y Él no te ha nombrado ni para ser juez ni para castigar a tus padres. Cuando sabemos estas cosas nos sentimos aliviados porque, ¿quién de nosotros estaría capacitado para cumplir con semejante responsabilidad? (Romanos 12:19.)

      Hay que reconocer que la cólera es difícil de contener; y es bastante natural que en estos momentos te sientas disgustado en lo más hondo. Pero abrigar cólera y venganza puede ir envenenando tu personalidad poco a poco. Cuando la Biblia dice que “un corazón calmado es la vida del organismo de carne” se sobrentiende que no estará lleno de amargura. Por esta razón, no es extraño que la Biblia nos diga: “Depón la cólera y deja la furia”. (Proverbios 14:30; Salmo 37:8.) Además, el mandato bíblico de honrar a tus padres sigue en vigor aunque te hayan decepcionado. (Lucas 18:20.)

      Por eso Tom se ha esforzado por vencer su cólera. Ahora dice: “Es fácil guardar rencor y pensar para tus adentros: ‘Él es quien hizo el mal. Está bien que lo odie’. Pero empecé a preguntarme: ‘¿Seguro que está bien?’. Y vi que no, que no está bien. Como cristiano, uno no puede guardar rencor”.

      Por supuesto, cuando la Biblia te anima a deponer la cólera no quiere decir que finjas que tu cólera no existe. Por eso, si las acciones de tus padres te han herido, ¿por qué no tratas de hablar con ellos y con respeto hacerles ver lo que piensas? (Véase Proverbios 15:22, 23; 16:21.)

      Atrapado en medio

      ‘¿Pero qué puedo hacer si tengo la sensación de encontrarme atrapado en medio de los dos?’, puede que te preguntes. Esta “roca” puede ser muy difícil de bordear. Randy recuerda: “Cuando visitaba a papá, lo que más temía era que a mi regreso, mamá me acosaba a preguntas. Y ella interpretaba mal todo lo que decía de él. Y cuando le respondía: ‘Vamos, mamá, ¿por qué lo haces? ¡Déjame en paz!’ ella se enfadaba y me obligaba a responder a sus preguntas”.

      A veces los padres utilizan a sus hijos para mandarse recados amenazadores o hasta para espiarse el uno al otro. Una mujer separada quería saber el dinero que tenía su marido. Así que ella y su hijo de diez años forzaron una ventana de su casa y el muchacho entró para llevarse el talonario de cheques de su padre. “Nos vengaremos de él”, dijo el chico con malicia.

      Es injusto que tus padres traten de utilizarte para vengarse mutuamente. Pero también recuerda que ellos están atravesando por una gran crisis emocional. De modo que sé lo más paciente que puedas con ellos. Háblales. Quizás podrías decirles, en esencia, que los quieres a los dos, y que, por favor, no te utilicen para herirse el uno al otro. No se trata de que no quieras cooperar, y rehúses transmitirles sus recados. No obstante, si tus padres quieren vengarse el uno del otro, no debes dejar que te utilicen con ese propósito. (Proverbios 26:17.)

      Por la misma razón, sería hipócrita enemistar a tus padres para sacar ventaja, al decir cosas como: “Quiero vivir con mamá. Ella siempre me deja hacer lo que quiero”. Es probable que tras la separación los padres se sientan culpables por el estrés que han causado a sus hijos y se aferren a ellos desesperadamente. Los jóvenes se dan cuenta del poder que tienen sobre sus padres y podrían sentirse tentados a utilizarlo, pero seguro que tú no quieres manipularlos.

  • Mis padres van a separarse. ¿Qué debo hacer?
    ¡Despertad! 1990 | 22 de agosto
    • El peligro del odio

      La cólera y el odio puede que sean las “rocas” más peligrosas que encuentres en el temporal. Tom nos dice lo que sentía a los doce años: “Empecé a estar muy airado contra mi padre. No me gusta utilizar la palabra ‘odio’, pero le guardaba mucho rencor, pues no podía entender cómo podía interesarse por nosotros si nos había dejado. Y creo que en mi interior me decía que ahora me tocaba a mí hacerle saber a él cómo me sentía yo”.

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