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  • ¿Es tan malo mentir?
    ¡Despertad! 1987 | 8 de octubre
    • Michelle sabía que sus padres se enfadarían cuando supiesen que había roto un adorno cuyo valor era puramente sentimental. Sin embargo, no tenía ganas de que la castigaran o le dieran una severa reprimenda. De modo que encontró un medio sencillo de evitar la ira de sus padres: acusó a su hermano menor de haberlo roto.

      MENTIR... es un recurso que muchos adolescentes consideran conveniente bajo ciertas circunstancias. Dicen que mentirían para evitar una acción criminal, proteger a un inocente o salvar una vida. Sin embargo, situaciones como esas son infrecuentes en la vida real. Los jóvenes recurren a la mentira con mucha más frecuencia por motivos como el de Michelle: para evitar un castigo o desembarazarse de una situación incómoda.

      Donald, por ejemplo, le dijo a su madre que había recogido su habitación, cuando, en realidad, solo había metido todas las cosas debajo de la cama. De modo parecido, Richard les dijo a sus padres que había recibido un suspenso, no porque no hubiese estudiado, sino porque ‘no se llevaba bien con el profesor’. Una razón poco convincente.

      Pero tal vez pienses que al no ser estas mentiras maliciosas, no se hace mal alguno. “¿Qué tiene de malo una mentirijilla?”, puede que digas. Como una mentirijilla —a veces llamada “mentira blanca”— no tiene el propósito de hacer daño, es posible que decirla no parezca tan malo.

  • ¿Es tan malo mentir?
    ¡Despertad! 1987 | 8 de octubre
    • Sí, la mentira promueve la cólera y el resentimiento. Y si es a tus padres a los que mientes... una buena dosis disciplinaria podría ser el resultado.

      Con razón dice la Biblia: “El conseguir tesoros con una lengua falsa es una exhalación impelida por el viento”. (Proverbios 21:6.) En otras palabras: cualquier supuesta ventaja que se pudiese conseguir con una mentira sería de corta duración, como el vapor.

      El mentir y tu conciencia

      La mentira también le causa daño al que la dice. Michelle, a quien hicimos referencia al principio, se las arregló para convencer a sus padres de que había sido su hermano quien había roto el adorno. Sin embargo, más tarde se vio impulsada a confesarles su mala acción. Michelle dice: “Me sentí verdaderamente mal la mayor parte del tiempo. Mis padres habían confiado en mí, y yo les defraudé”.

      El sentimiento de culpa que experimentó Michelle ilustra bien un principio mencionado por el apóstol Pablo. En Romanos 2:14, 15 él indicó que Jehová ha puesto en la persona humana la facultad de la conciencia. Pablo explica cómo opera esta, al decir: “Su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados”. En el caso de Michelle, su conciencia ‘dio testimonio’ de que era impropio mentir, y la ‘acusó’, atormentándola con un sentimiento de culpa.

      Por supuesto, uno puede hacer caso omiso a su conciencia o hasta puede endurecerla. Por ejemplo: un artículo publicado en la revista Adolescence indicó que los adolescentes más jóvenes tienden a considerar que el mentir es malo. Pero según se van haciendo mayores, su punto de vista sobre la mentira se endurece. De acuerdo con el artículo, “los jóvenes de quince años de edad tienden a considerar con más frecuencia que los de doce años que el mentir en ciertas ocasiones no es malo”. Es evidente que, cuanto más practica uno la mentira, mayor es el peligro de llegar a estar ‘marcado en su conciencia como si fuera con hierro de marcar’. (1 Timoteo 4:2.)

      Cómo desarrollar una “conciencia honrada”

      En contraste, el apóstol Pablo pudo decir de sí mismo y de sus compañeros: “Confiamos en que tenemos una conciencia honrada”. (Hebreos 13:18.) La conciencia de Pablo no le permitía recurrir a la mentira o a verdades a medias. ¿Es tu conciencia igualmente sensible a la mentira? Si no lo es, debes adiestrarla por medio del estudio de la Biblia y de literatura bíblica, como esta revista y su compañera, La Atalaya.

      Un joven de nombre Bobby ha conseguido buenos resultados al hacerlo. De vez en cuando, estas publicaciones han tratado acerca de un problema que le afectaba. En lugar de encubrir el problema con una maraña de mentiras, su conciencia le ha impulsado a hablar con sus padres honradamente sobre el asunto. Es cierto que esto a veces ha resultado en que se le discipline; no obstante, él reconoce que ‘se ha sentido mejor en su interior’ por haber sido honrado.

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