1. SÉ CONSTANTE

Texto bíblico clave: “No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos” (Hebreos 10:25, Dios habla hoy).

¿Por qué querrías ser constante en algo que no te gusta? Sencillo: porque así aprenderás a disfrutarlo. Velo de esta manera: ¿podrías hacerte bueno en un deporte —y disfrutarlo⁠— si solo lo practicaras de vez en cuando? Pues eso mismo sucede con las reuniones. Mientras más asistas, en mejor forma estará tu espiritualidad, y esto, a su vez, te motivará a seguir yendo a las reuniones (Mateo 5:3).

Sugerencias: Después de cada reunión, dile por lo menos a un orador lo que te haya gustado de su discurso. Hazte un diario y escribe en él algo que hayas aprendido. Además, recuerda que las reuniones tratan en buena parte sobre el ministerio cristiano. Así que, ¿por qué no te pones la meta de mejorar tu habilidad al hablar a otros sobre tu fe? Eso las hará más interesantes para ti.

“Desde chiquita me enseñaron que las reuniones no son opcionales. Ni siquiera me pasaba por la mente la idea de que podía faltar. Y hasta el día de hoy sigo pensando igual.” (Kelsey.)

Conclusión: Quienes van a las reuniones con regularidad las disfrutan más y les sacan más el jugo.

2. PRESTA ATENCIÓN

Texto bíblico clave: “Presten atención a cómo escuchan” (Lucas 8:18).

Según los investigadores, la persona promedio olvida el 60% de una conferencia en menos de un día. Si tu dinero desapareciera así de rápido, ¿no harías algo para evitarlo?

Sugerencias: Siéntate con tus padres en las primeras filas del auditorio, donde hay menos distracciones. También toma notas. Aunque no todos aprenden de la misma forma, hacer apuntes te ayudará a enfocar la atención en el orador; además, tendrás algo que repasar más adelante.

“Antes me costaba mucho trabajo concentrarme en las reuniones, pero he mejorado. Trato de recordarme por qué estoy allí. No es solo un rito, como ir a la iglesia. Voy a adorar a Jehová y a aprender de él; a sacar algo práctico para mi vida.” (Kathleen.)

Conclusión: Ir a una reunión y no prestar atención es como ir a una comida y no probar bocado.

3. PARTICIPA

Texto bíblico clave: “El hierro se afila con hierro, y el ser humano aprende de sus semejantes” (Proverbios 27:17, La Palabra de Dios para Todos).

Los jóvenes como tú desempeñan un papel esencial en las reuniones. Nunca subestimes el valor de estar presente y participar en ellas, ya sea contestando durante las sesiones de preguntas y respuestas, o relacionándote con tus hermanos en la fe.

Sugerencias: Ponte la meta de hacer por lo menos un comentario durante alguna sesión de preguntas y respuestas. Ofrécete a ayudar en labores como la limpieza antes, durante y después de las reuniones. Conversa con alguien con quien normalmente no lo hagas.

“De adolescente me ofrecía a pasar los micrófonos y a preparar la plataforma para las reuniones. Encargarme de esas tareas me hacía sentir útil y me servía de incentivo para ir a la reunión y llegar a tiempo. Eso me ayudó a interesarme más en los asuntos espirituales.” (Miles.)

Conclusión: No te contentes con ocupar un asiento. ¡Haz algo! Participar en las reuniones siempre será más gratificante que ser un simple espectador.

[Recuadro de la página 22]

Investiga qué información se analizará en la siguiente reunión de congregación. Selecciona una parte del programa que te llame la atención y llena la siguiente ficha:

RECORTA Y SACA COPIAS

Anota lo siguiente antes de ir a la reunión.

Título del discurso

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¿Qué me gustaría aprender sobre este tema?

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Anota lo siguiente después del discurso.

¿Qué aprendí?

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¿Qué podría decirle al orador que me gustó de su discurso?

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