“No pienso regalarle mi virginidad a un tipo cualquiera, alguien de quien después tal vez ni me acuerde”, dice una chica de 14 años llamada Sierra. Tammy, una chica de 17, también comenta: “El sexo es como un regalo muy especial: hay que darle el valor que merece”.

• “Estoy contenta de ser virgen. ¿Cómo voy a estar triste si me estoy ahorrando un montón de problemas y enfermedades?” (Emily)

• “Me alegro de no llevar las cicatrices de un sinfín de tristes historias de pasión. ¡Y qué alivio es estar completamente segura de no tener una enfermedad venérea!” (Elaine)

• “Sé de varias chicas de mi edad, y hasta mayores, que se arrepienten de haber tenido relaciones y que ahora reconocen que habría sido mejor esperar. No quiero que me pase lo mismo.” (Vera)

• “Hay tantos jóvenes que sufren por haber echado a perder su virginidad o por andar acostándose con medio mundo. Dan lástima. De veras que es una pena.” (Deanne)

“Si me doy cuenta de que lo único que quiere alguien es burlarse de mí, no le sigo el juego. Le digo algo como: ‘Eso no es asunto tuyo’, y lo dejo con la palabra en la boca.” (Corinne)

“Cuando hablas con seguridad, dejas claro que rechazas esa conducta porque estás convencida de que eso es lo correcto, no porque alguien te esté obligando.” (Jill)

Melinda, de 21 años, cuenta: “En el trabajo, hasta me han felicitado al enterarse de que soy virgen. No piensan que sea rara por eso; más bien, admiran mi fortaleza moral”.

“Me encanta lo que dicen los volúmenes del libro Los jóvenes preguntan. Por ejemplo, en la página 187 del primero muestra que tener sexo antes de casarse es como regalarle a cualquiera un costoso collar, es algo que te rebaja. Y en la página 177 dice que es como usar de alfombra un valioso cuadro. Pero mi ejemplo favorito está en la página 54 del segundo volumen. Allí dice: ‘Tener relaciones antes de casarte es como abrir un regalo antes de que te lo den’. Además, estarías usando ese regalo sin la persona con la que tenías que haberlo compartido: tu esposo.” (Victoria)