-
República Democrática del CongoAnuario de los testigos de Jehová 2004
-
-
Llegan los primeros misioneros, y se abre una sucursal
Como se ha mencionado, los continuos esfuerzos por enviar representantes de los testigos de Jehová no habían fructificado. Sin embargo, la situación política estaba cambiando, y fue posible enviar a Ernest Heuse, hijo.
El hermano Heuse era un belga alto y fornido, de cabello negro y ondulado. Aunque era intrépido, sabía que la vida no sería fácil ni para él, ni para su esposa, Hélène, ni para su hija de 11 años, Danielle. Lo que Ernest había vivido antes de llegar al Congo le resultaría muy útil para lo que le aguardaba. En 1947 había comenzado a servir en el Betel de Bruselas. Un año más tarde se casó y lo nombraron precursor junto con su esposa. Posteriormente, lo asignaron a visitar a abogados y funcionarios con un folleto especial que analizaba las diferencias entre el Kitawala y los testigos de Jehová. Con el tiempo fue nombrado superintendente de circuito.
Ernest intentó varias veces conseguir el permiso de entrada al país; hasta envió una carta al rey de Bélgica. Pero siempre le denegaban su solicitud. Por si fuera poco, lo declararon persona no grata.
Pero no se rindió, sino que viajó a África para entrar al Congo a través de los países vecinos, algo que no logró. Por fin consiguió un visado para viajar a Brazzaville, capital de la República del Congo, desde donde cruzó el río en transbordador hasta Léopoldville. Su llegada suscitó una discusión entre los agentes fronterizos, pues como su nombre aparecía en la lista de personas no gratas, algunos no querían dejarlo entrar. Al final, Cyrille Adoula, un funcionario que tiempo después llegó a ser primer ministro, dijo que si el anterior gobierno colonial había denegado vez tras vez las solicitudes de entrada de Heuse, este debía ser bien recibido. Así que le concedieron un visado temporal y, más tarde, la residencia. Por fin, en mayo de 1961, los testigos de Jehová contaban con un representante que supervisara la obra de hacer discípulos en el país.
Ernest mandó buscar a Hélène y Danielle, y para septiembre, su hija ya estaba matriculada en una escuela de Léopoldville. El 8 de junio de 1962 se estableció en la capital la primera sucursal. La oficina y la residencia estaban en un apartamento situado en la tercera planta de un edificio de la avenida Van Eetvelde (actual avenida du Marché). Debido al poco espacio, las publicaciones se guardaban en un depósito. Aunque no era lo ideal, fue la mejor solución en vista de la gran escasez de viviendas.
El hermano Heuse se puso a trabajar de inmediato. Tomó prestado de la sucursal de Brazzaville un proyector y la película La felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo y la pasó ante las congregaciones de Léopoldville y ante algunas autoridades. A los hermanos y las personas interesadas les sorprendió ver a una hermandad internacional de Testigos que vivían en paz y felicidad. Les impresionó que un hermano negro bautizara a europeos. El alcalde de la capital disfrutó tanto que dijo: “Hay que fomentar esta obra [la de los testigos de Jehová] al grado que sea posible”. A las primeras cuatro sesiones asistieron 1.294 personas.
Los hermanos estaban entusiasmados porque por fin contaban con alguien que los ayudara, después de haber esperado tantos años. Hasta entonces solo conocían a los Testigos europeos por nombre. Algunos se preguntaban si existían de verdad, pues las autoridades belgas afirmaban que no había testigos de Jehová en Bélgica. Los hermanos estaban felices de tener consigo a Ernest Heuse.
-
-
República Democrática del CongoAnuario de los testigos de Jehová 2004
-
-
[Ilustración de la página 185]
Hélène, Ernest y Danielle Heuse en Kinshasa en los años sesenta
-