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  • República Democrática del Congo
    Anuario de los testigos de Jehová 2004
    • Los hermanos rebosaban de alegría por poder organizar asambleas de circuito bajo la protección de un decreto. La primera serie consistió en once asambleas con una asistencia total de 11.214 personas y 465 bautizados.

      Las asambleas despertaron una enérgica reacción de parte de las iglesias locales. El clero había luchado con uñas y dientes para impedir que los testigos de Jehová obtuvieran reconocimiento legal en este fructífero territorio, que consideraba su dominio. En Gandajika (provincia de Kasai), los guías religiosos protestaron ante el alcalde, pero como este no se dejó intimidar, enviaron jóvenes al lugar de asamblea para interrumpir la reunión. Sin embargo, al llegar encontraron a una gran multitud que estaba viendo una película bíblica. Los alborotadores se calmaron y también se pusieron a verla. Quedaron impresionados. Cada vez que se cambiaba el rollo de la película, la multitud, compuesta de varios miles, gritaba: “¡Vivan los testigos de Jehová!”.

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    Anuario de los testigos de Jehová 2004
    • El pueblo de Jehová tenía permiso para celebrar grandes asambleas, pero ahora se necesitaba mucha preparación. Había que organizar dramas bíblicos y confeccionar el vestuario especial, además de instalar y manejar el sistema de sonido. Todas las tareas se llevaron a cabo gracias a la excelente disposición para trabajar y aprender que demostraron los voluntarios.

  • República Democrática del Congo
    Anuario de los testigos de Jehová 2004
    • Viajes para servir en las asambleas de circuito

      En 1964 había suficientes circuitos en el país para formar dos distritos. En 1969 se añadió el tercero en Kasai, y en 1970, el cuarto. Los caminos suponían un obstáculo para que los superintendentes de distrito y los demás hermanos llegaran al lugar de la asamblea. Para comprenderlo mejor, acompañemos a un superintendente de distrito llamado William Smith a una asamblea de circuito:

      “Las fuertes lluvias habían provocado crecidas en los ríos. Íbamos rumbo a Kamina para asistir a una asamblea de circuito, a más de 320 kilómetros de distancia. Las lluvias transformaron algunos caminos en un mar de lodo, y otros sencillamente desaparecieron. Un valle se había convertido en un lago. Había automóviles, camiones y vehículos oficiales por todos lados, mientras la gente esperaba que bajara el nivel de las aguas. Muchos pensaban que tardaría unas dos semanas.

      ”Sabía que los hermanos estaban esperando con muchas ansias el programa de la asamblea. Algunos de ellos habían caminado durante días para estar presentes. Así que pregunté si había alguna forma de rodear el valle. Para mi sorpresa, me dijeron que los testigos de Jehová habían construido un camino secundario, pero como el terreno estaba muy blando, no iban a permitir que nadie lo usara hasta que hubiera pasado el superintendente de distrito que iba a Kamina.

      ”Los hermanos de dos pueblos habían trabajado más de veinticuatro horas sin parar a fin de abrir un camino que bordeara la sección inundada. No tardé en encontrar a los hermanos, así que me dispuse a pasar con el jeep por aquel camino. Una multitud se congregó para ver si era capaz de lograrlo. Pero ¡qué decepción! Avancé unos metros y enseguida me hundí en el blando terreno.

      ”Los hermanos empujaron, pero el vehículo no se movía. Los rostros de los hermanos eran un reflejo de su desilusión, pues todo su esfuerzo parecía en vano. No obstante, aún no se habían dado por vencidos: el superintendente de distrito tenía que llegar a la asamblea. Pensando que el nuevo camino era más peligroso que práctico, los observadores regresaron a sus vehículos. Los hermanos, en cambio, decidieron volver a intentarlo. Primero descargaron el jeep por completo: las cajas de publicaciones, el equipo de sonido, un generador y muchas cosas más. Luego cavaron y empujaron hasta que las ruedas, que no dejaban de patinar, comenzaron a mover lentamente el jeep.

      ”Al cabo de una hora celebraron el éxito alcanzado con gritos de alegría y cánticos del Reino. Los hermanos habían logrado lo que para los observadores sentados en sus automóviles parecía imposible. Gracias a la ardua labor de los hermanos, la asamblea se llevó a buen término. Jehová estuvo con su pueblo y los ayudó a hacer Su voluntad.”

  • República Democrática del Congo
    Anuario de los testigos de Jehová 2004
    • [Ilustración de la página 208]

      Asamblea en Kolwezi (1967)

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