BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Ruanda
    Anuario de los testigos de Jehová 2012
    • UN ÉXODO MASIVO

      Henk van Bussel, misionero que llegó a Ruanda en 1992 y que había sido evacuado a Kenia en abril de 1994, viajó en varias ocasiones a Goma (en el este del Congo) a fin de ayudar con el programa de socorro para los refugiados ruandeses. En los cruces de frontera, los hermanos iban de acá para allá sosteniendo en alto publicaciones bíblicas y cantando o silbando cánticos del Reino, esperando que así los Testigos ruandeses los reconocieran.

      Presas del pánico, cientos de miles de ruandeses cruzaron las fronteras del Congo y Tanzania huyendo de la guerra entre el Frente Patriótico Ruandés y el ejército nacional. En Goma, el punto de encuentro para los testigos de Jehová era el Salón del Reino. Pronto se estableció justo a las afueras de la ciudad un campo de refugiados exclusivamente para Testigos, sus hijos y personas interesadas en la verdad. En este campo se pudo albergar a más de dos mil personas, y en otras partes del este del Congo se establecieron campos similares.

      Quienes huían de Ruanda eran en su mayoría hutus que temían represalias; pero los Testigos que buscaban asilo eran tanto hutus como tutsis. Ahora bien, los tutsis que intentaban abandonar su país y pasar a Goma corrían el riesgo de que los mataran. De hecho, se llegó a pagar hasta 100 dólares por persona para pasar clandestinamente por la frontera a los hermanos tutsis.

      Los Testigos que llegaban al Congo deseaban estar únicamente entre hermanos, pues querían mantenerse alejados de los milicianos de la Interahamwe que seguían activos en los campos de refugiados de las Naciones Unidas. La mayoría de los refugiados que no eran Testigos apoyaban al gobierno que los rebeldes intentaban derrocar, así que, empezando por los de la Interahamwe, odiaban a los hermanos por no haber colaborado en la defensa. Además, los hermanos tutsis solo estarían a salvo en campos para Testigos.

      Los Testigos que salieron de Ruanda tuvieron que dejar atrás todas sus pertenencias, pero sus hermanos de Bélgica, el Congo, Francia, Kenia y Suiza les enviaron dinero, medicinas, alimento y ropa, así como personal para la atención médica. La sucursal de Francia también mandó pequeñas tiendas de campaña en uno de los primeros aviones de socorro. Y más adelante, los hermanos belgas enviaron tiendas más grandes que podían alojar a familias enteras. Además, se recibieron catres y camas inflables. Por su parte, la sucursal de Kenia contribuyó con más de dos toneladas de ropa y sobre dos mil frazadas.

      SE DESATA EL CÓLERA

      En el Salón del Reino de Goma y en sus alrededores se refugiaron durante los primeros días del éxodo más de mil Testigos y personas interesadas. Sin embargo, debido a la enorme cantidad de refugiados que había en Goma se desató un brote de cólera. La sucursal del Congo envió enseguida medicamentos para combatir la epidemia, y el hermano Van Bussel voló desde Nairobi con 60 cajas de medicinas. El Salón del Reino fue transformado en hospital, y se trató de aislar a los contagiados. Dos médicos Testigos, entre ellos Loic Domalain, y un hermano enfermero de Ruanda llamado Aimable Habimana, trabajaron día y noche. El hermano Hamel, de Francia, y otros voluntarios con experiencia en el campo de la medicina también fueron de gran ayuda.

      Pese a todos los esfuerzos, se contagiaron más de ciento cincuenta hermanos y personas interesadas, y antes de que la enfermedad se pudiera contener, murieron cuarenta de ellos. Más adelante se alquiló un terreno más grande y se pudo establecer un campo de refugiados para Testigos donde se instalaron cientos de tiendas de campaña. Una gran carpa que enviaron los hermanos de Kenia sirvió de hospital. El orden y la limpieza del campamento impresionó muchísimo al personal sanitario estadounidense que lo visitó.

      Para principios de agosto de 1994, el comité de socorro de Goma atendía a 2.274 refugiados, entre los cuales se contaban Testigos, niños y personas interesadas. Además, había muchos refugiados Testigos en las ciudades de Bukavu y Uvira, al este del Congo, así como en Burundi. Y 230 hermanos se refugiaron en Tanzania.

      Los hermanos de la oficina de traducción, quienes habían tenido que huir de Kigali, alquilaron una casa en Goma. Y gracias a que habían logrado traer desde Kigali una computadora y un generador, pudieron continuar con su labor.

      El texto traducido debía enviarse a Nairobi, pero en Goma el servicio postal y el telefónico eran prácticamente inexistentes. Sin embargo, con la colaboración de unos hermanos que trabajaban en el aeropuerto, se aprovechó un vuelo semanal de Goma a Nairobi para enviar correspondencia. La sucursal de Kenia se valió del mismo método para mantenerse en contacto con los hermanos de Goma.

      Emmanuel Ngirente y otros dos hermanos hicieron todo lo que pudieron por continuar traduciendo, pero las condiciones no eran las mejores. Algunos artículos de La Atalaya se quedaron sin traducir debido a la guerra, pero tan pronto como fue posible salieron publicados en folletos especiales que los hermanos analizaron en el Estudio de Libro de Congregación.

      LA VIDA EN LOS CAMPOS DE REFUGIADOS

      Mientras aún seguía llegando a Goma gente de Kigali, una hermana llamada Francine —cuyo esposo, Ananie, había sido asesinado⁠— fue transferida a uno de los campamentos de los Testigos. Ella nos cuenta cómo era la vida allí: “Todos los días había hermanos asignados a preparar las comidas. Primero hacíamos el desayuno, que consistía en una papilla de maíz o de mijo, y al mediodía preparábamos el almuerzo. Tras completar nuestras tareas, nos poníamos a predicar. Hablábamos principalmente con los familiares no Testigos que había en el campamento, pero también con las personas que vivían cerca de él. No obstante, cuando los de la Interahamwe se enteraron de que los Testigos tenían campamentos solo para ellos, se enfurecieron, y el ambiente se volvió más tenso”.

      Para noviembre de 1994 estaba claro que las condiciones en Ruanda eran propicias para el regreso de los hermanos. De hecho, era recomendable partir, pues la situación en los campos de refugiados del Congo era cada vez más crítica. Pero volver a Ruanda no sería nada fácil. La Interahamwe intentaba reorganizarse para atacar, y cualquiera que quisiera regresar a Ruanda era considerado un traidor.

      Los hermanos le informaron al nuevo gobierno ruandés que tenían la intención de volver al país. Aclararon también que ellos eran neutrales y que no habían participado en el genocidio de los tutsis. Los oficiales les aconsejaron que llegaran a un acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que poseía vehículos destinados a la repatriación. Sin embargo, para evitar que la Interahamwe les impidiera a los Testigos regresar a Ruanda, hubo que idear una estrategia.

      Se anunció que habría un día especial de asamblea en Goma, y hasta se hicieron carteles. Luego se informó en secreto a los hermanos que en realidad iban a volver a Ruanda. A fin de no levantar sospechas, se les pidió que dejaran todas sus pertenencias en el campamento y que se llevaran solo sus biblias y sus cánticos, como si fueran a una asamblea.

      Francine, mencionada anteriormente, recuerda que caminaron unas cuantas horas hasta un lugar donde había unos camiones que los llevarían a la frontera. Ya en Ruanda, el ACNUR los trasladó hasta Kigali, y luego a las distintas zonas donde vivían. Así pues, la mayoría de los Testigos y personas interesadas en la verdad, junto con sus familiares, fueron repatriados a Ruanda en diciembre de 1994. El periódico belga Le Soir publicó la siguiente noticia el 3 de diciembre de 1994: “Mil quinientos refugiados ruandeses abandonaron Zaire [Congo] porque veían su seguridad comprometida. Eran testigos de Jehová que vivían en su propio campamento al norte del campo de refugiados de Katale. Este grupo religioso fue intensamente perseguido por el gobierno anterior debido a su negativa a portar armas y a participar en mítines políticos”.

  • Ruanda
    Anuario de los testigos de Jehová 2012
    • Cuando inició el genocidio, me vi obligado a salir del país. Pero poco después se me pidió que ayudara a los refugiados que había en el este del Congo. Viajé desde Nairobi hasta Goma, ciudad ubicada en la frontera con Ruanda. Nunca había estado allí, y la única información que tenía era el nombre de un anciano al que no sabía cómo iba a encontrar. Al llegar, tomé un taxi y le pregunté al conductor si sabía dónde vivía el hermano. Consultó el asunto con otros taxistas, y en solo media hora ya estábamos frente a la casa del anciano. Dos hermanos del Comité de País de Ruanda lograron cruzar la frontera, y les entregué el dinero que la sucursal de Kenia me había dado para ayudar a los Testigos ruandeses.

      Tras viajar por segunda vez de Nairobi a Goma, tuve que llegar a pie hasta la frontera de Ruanda. Aunque no era tanto lo que tenía que caminar, me tardé mucho porque iba en contra de una multitud de ruandeses que salían en tropel de su país.

      De pronto, oí que me llamaban por mi nombre: “¡Ndugu Henk! ¡Ndugu Henk!” (ndugu significa “hermano”). Busqué entre la gente para ver de dónde procedía esa voz, y me encontré con Alphonsine: una jovencita de cerca de 14 años que iba a mi congregación en Kigali y que había sido separada de su madre. La agarré con fuerza a fin de no perderla y la llevé hasta el Salón del Reino que se estaba usando como punto de encuentro para los hermanos refugiados. Una familia congoleña se hizo cargo de ella, y después la cuidó una hermana de su propia congregación. Más tarde regresó a Kigali y pudo encontrarse con su madre.

  • Ruanda
    Anuario de los testigos de Jehová 2012
    • [Ilustraciones de la página 226]

      Arriba: campo de refugiados para Testigos ruandeses; abajo: campo de refugiados para Testigos y otras personas

      Goma (Congo)

      Benaco (Tanzania)

      [Ilustraciones de la página 229]

      El Salón del Reino sirvió de hospital

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir