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ZambiaAnuario de los testigos de Jehová 2006
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Al año siguiente, el presidente firmó la ley de Mantenimiento de la Seguridad y del Orden Públicos, la cual prohibía la predicación de casa en casa. Ante este decreto que casi proscribía la obra, los hermanos tuvieron que reorganizar el ministerio, dándole mayor importancia a la predicación informal. Nuestro Ministerio del Reino pasó a llamarse Nuestra Carta Mensual, y la sección “Presentando las buenas nuevas”, “Nuestro ministerio interno”. Estos cambios sirvieron para no llamar la atención de los censores del gobierno. En abril de 1971 se alcanzó un máximo de 48.000 estudios bíblicos, una clara señal de que los esfuerzos para restringir la obra no habían desanimado a los hermanos.
Clive Mountford, que ahora vive en Inglaterra, conocía a muchos misioneros. Él recuerda: “Una manera de predicar era ofrecernos para llevar a alguien en nuestro vehículo y luego hablarle de la verdad. Siempre dejábamos revistas en el auto, a la vista de aquellos a quienes les hacíamos el favor de llevarlos”.
Aunque no se prohibieron las conversaciones bíblicas, las normativas exigían que se obtuviera permiso antes de hacer una visita. A veces era cuestión de simplemente visitar a familiares, ex compañeros de clase o compañeros de trabajo, por ejemplo. Durante una visita social, se podía dirigir la conversación a asuntos espirituales. Debido al gran tamaño de las familias extendidas, se podía establecer contacto con muchos familiares no creyentes y otros miembros de la comunidad.
En 1975, la sucursal informó: “Varios miles de publicadores de nuestro territorio nunca han predicado de casa en casa. Aun así, se han hecho nuevos discípulos y se ha dado un gran testimonio”. En vista de las restricciones impuestas a la predicación de casa en casa, los hermanos emplearon otros medios para dar testimonio. Un ejemplo típico es el de un hermano que era oficinista en una dependencia gubernamental. Su trabajo consistía en registrar los nombres y datos de los ciudadanos. Se interesaba en particular en los que tenían nombres bíblicos y les preguntaba qué sabían del personaje bíblico que se llamaba igual que ellos. Así pudo dar testimonio en muchas ocasiones. En cierta ocasión llegó a su oficina una madre con su hija. Al ver que la pequeña se llamaba “Eden”, el hermano le preguntó a la mujer si conocía el significado de ese nombre, y ella admitió que no. Entonces él se lo explicó brevemente y señaló que en el futuro cercano la Tierra se convertirá en un Paraíso semejante al de Edén. Queriendo saber más, ella le dio su dirección. Su esposo también se interesó, y toda la familia comenzó a asistir a las reuniones. Con el tiempo, varios de sus miembros llegaron a bautizarse.
Otros publicadores también aprovecharon las oportunidades de dar testimonio en su empleo. Royd, que trabajaba para una compañía minera, aprovechaba el descanso del mediodía para preguntar a sus compañeros lo que pensaban sobre distintos textos bíblicos. Por ejemplo, les preguntaba: “¿Qué crees que es la ‘masa rocosa’ mencionada en Mateo 16:18?”, o “¿Quién es ‘la piedra de tropiezo’ de la que habla Romanos 9:32?”. En muchos casos se congregaba un grupo grande de mineros para oír las explicaciones basadas en las Escrituras. Gracias a estas charlas, varios compañeros de Royd llegaron a dedicarse a Jehová y bautizarse.
La postura firme de nuestros jóvenes en la escuela también propició que otras personas oyeran la verdad. Cuando un grupo de niños se negó a cantar himnos nacionalistas, el profesor se enojó y mandó a la clase quedarse de pie afuera. Uno de los jóvenes Testigos comentó: “Parece que el profesor pensó que ni siquiera podíamos cantar nuestros himnos religiosos, y vio en ello la oportunidad de burlarse de nosotros. Ordenó a los alumnos que se separaran por grupos según su religión y cantaran uno o dos cánticos de su iglesia. Dos de los grupos no pudieron recordar ninguno, tras lo cual él se volvió hacia nosotros. Empezamos con el cántico ‘Este es el día de Jehová’, y parece que sonó muy bien, pues los que pasaban junto a la escuela se paraban a escucharnos. A continuación cantamos ‘¡Jehová ha llegado a ser Rey!’. Todos, incluido el profesor, se pusieron a aplaudir. Cuando volvimos al aula, muchos compañeros nos preguntaron dónde habíamos aprendido esas canciones tan hermosas. De hecho, algunos nos acompañaron a las reuniones y, con el tiempo, se hicieron Testigos activos”.
“Los que reparten libros”
A lo largo de este período, los hermanos se mostraron “cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas” (Mat. 10:16). Sus inconfundibles publicaciones y el entusiasmo con que las utilizaban para dirigir estudios bíblicos les valieron el sobrenombre de Abaponya Ifitabo: “los que reparten libros”. Los enconados esfuerzos de los adversarios por acallarlos no lograron frenar la predicación del Reino. Si bien durante años siguieron siendo el blanco de esporádicos brotes de violencia, a comienzos de la década de 1980 la oposición ya había perdido fuerza.
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ZambiaAnuario de los testigos de Jehová 2006
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Me entrevisté varias veces con el doctor Kenneth Kaunda, quien pronto sería presidente de Zambia. Una de esas ocasiones fue en marzo de 1963. Le expliqué las razones por las que no militábamos en partidos políticos ni comprábamos la tarjeta de afiliación. Le solicitamos su ayuda para que detuviera la intimidación que recibíamos de opositores políticos, y él pidió más datos. Años después, el doctor Kaunda nos invitó a visitar la Cámara legislativa, donde tuvimos el honor de hablar con el presidente y sus principales ministros. La reunión duró hasta bien entrada la noche. Aunque el presidente no se oponía a los testigos de Jehová como grupo religioso, preguntó si no podríamos solo reunirnos como otras religiones, sin predicar. “¿Cómo vamos a dejar de predicar? —repusimos—. Jesús predicó, no se limitó a construir un templo junto a los fariseos.”
Pese a nuestras peticiones, quedaron prohibidos algunos rasgos del ministerio teocrático. Pero encontramos, como siempre, maneras de honrar y alabar a Jehová, quien utiliza a sus siervos para realizar su propósito.
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