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  • Testigo del aumento en el África meridional
    La Atalaya 1990 | 1 de febrero
    • El 6 de junio de 1936 el hermano Phillips me presentó a unas recién llegadas de Australia, la hermana Seidel y su atractiva hija de 18 años, Carmen. En menos de un año Carmen y yo nos casamos. De modo que conseguí empleo seglar y establecí un hogar.

      Por un año trabajé en Sudáfrica, pero entonces Carmen, nuestro hijito Peter y yo nos mudamos a Rhodesia del Sur, adonde mi hermano Jack me había invitado a ir para participar con él en una empresa relacionada con la extracción de oro. Después que nos establecimos, Lyall y Donovan, quienes habían pasado a alojarse con la madre de Carmen, se unieron a nosotros.

      Nos encaramos a la persecución en tiempos de guerra

      En septiembre de 1939 estalló la II Guerra Mundial, y el año siguiente nuestra literatura bíblica fue proscrita. Nos resolvimos a poner a prueba la legalidad de la ley distribuyendo la literatura pasara lo que pasara. Hubo arrestos y sentencias, y confiscación y quema de nuestros libros y Biblias.

      Cierta mañana, después de nuestra predicación, un detective nos pidió que fuéramos en busca de nuestros hijos, que habían sido llevados a la comisaría de la policía. Rechazamos su invitación y dijimos que, puesto que al parecer los jóvenes estaban bajo arresto, a la policía le tocaba cuidarlos. Aquella tarde, después de regresar del ministerio del campo, encontramos a nuestros hijos en casa sanos y salvos, ¡pero no había ningún policía a la vista!

      En otra ocasión, en 1941, Carmen fue sentenciada a tres meses de cárcel aunque estaba embarazada. Pero Estrella nació antes de que Carmen comenzara a cumplir su sentencia. En vez de dejar a la bebé en casa conmigo, Carmen prefirió llevársela a la cárcel. Así fue como Estrella llegó a tener como niñera a una africana que había asesinado a su esposo. Cuando Carmen fue puesta en libertad, aquello angustió tanto a la asesina que lloró amargamente.

  • Testigo del aumento en el África meridional
    La Atalaya 1990 | 1 de febrero
    • Carmen había aprendido costura en la prisión y usó aquella destreza para ayudarme a mantener la familia.

  • Testigo del aumento en el África meridional
    La Atalaya 1990 | 1 de febrero
    • Estoy muy agradecido por el apoyo material que Carmen y nuestros hijos mayores dieron, pues eso me permitió seguir trabajando en la sucursal.

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