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  • Internet: cómo usar la red sin caer en ella
    La Atalaya 2011 | 15 de agosto
    • ¿Es información confiable?

      No hay que dar por sentado que los buscadores de Internet, con su ejército de computadoras, nos ofrecen únicamente información sana y beneficiosa. Podríamos compararlos a una cuadrilla de recolectores que recogen miles de hongos (o setas) y nos los sirven todos juntos, sin haber separado los venenosos de los comestibles. ¿Verdad que no nos llevaríamos ninguno a la boca sin haberlo examinado cuidadosamente? El mismo cuidado deberíamos tener cuando navegamos por el ciberespacio, ya que los buscadores tampoco separan las páginas inofensivas de las perjudiciales cuando nos presentan los resultados que han extraído entre miles de millones de páginas. Está claro que, si no queremos “envenenar” nuestra mente, necesitamos ser muy selectivos.

      En 1993, una prestigiosa revista publicó una viñeta que se hizo muy popular. Dos perros aparecían sentados frente a una computadora, y uno le decía al otro: “En Internet, nadie sabe que eres un perro”. En efecto, en este medio es muy fácil ocultar la verdadera identidad. Pero esta táctica no es nueva: hace siglos, Satanás se escondió detrás de una serpiente para convencer a Eva de que podía ser como Dios. En el mundo virtual, cualquier usuario anónimo puede fingir ser un experto en lo que desee. Todos son libres de publicar ideas, consejos, datos o imágenes.

      Por consiguiente, cuando nos conectemos, hagámoslo con una actitud crítica. No seamos tan ingenuos como Eva. Antes de concederle crédito a cualquier información, preguntémonos: 1) ¿Quién es el autor y qué autoridad tiene? 2) ¿Cuáles son las posibles intenciones y prejuicios de quien ha colocado el texto en la Red? 3) ¿Se indican las fuentes y las referencias bibliográficas? 4) ¿Están actualizados los datos? Hoy sigue siendo tan aplicable como ayer este consejo de Pablo a Timoteo: “Guarda lo que ha sido depositado a tu cuidado, apartándote de las vanas palabrerías que violan lo que es santo, y de las contradicciones del falsamente llamado ‘conocimiento’” (1 Tim. 6:20).

  • Internet: cómo usar la red sin caer en ella
    La Atalaya 2011 | 15 de agosto
    • ¿Realmente es beneficiosa?

      En 1 Tesalonicenses 5:21, 22 hallamos este consejo: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente. Absténganse de toda forma de iniquidad”. Tenemos que cerciorarnos de que todo lo que vemos esté a la altura de las normas de Jehová. No abramos la ventana a nada sucio o impropio para un cristiano. La Red está plagada de pornografía y, si bajamos la guardia, podríamos caer en sus garras.

      Preguntémonos: “¿Habría momentos en que me sentiría avergonzado si mi cónyuge, mis padres o un cristiano entraran de repente en la habitación y vieran lo que tengo en la pantalla?”. Si la respuesta es afirmativa, será mejor que nos conectemos únicamente cuando no estemos solos. Es cierto que Internet ha puesto al alcance del usuario nuevas formas de comprar y de comunicarse, pero también le ha proporcionado nuevas posibilidades de cometer “adulterio [...] en su corazón” (Mat. 5:27, 28).

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