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    ¡Despertad! 2002 | 22 de mayo
    • La globalización: las esperanzas y los temores

      “La globalización es el gran fenómeno económico de nuestra era. [...] Ofrece oportunidades sin precedente a miles de millones de personas en todo el mundo.”—MARTIN WOLF, COLUMNISTA DE ECONOMÍA.

      “Nosotros, los pueblos de la Tierra, somos una gran familia. La nueva época ofrece nuevos retos y nuevos problemas mundiales, como las catástrofes ambientales, el agotamiento de recursos, conflictos sangrientos y pobreza.”—EDUARD SHEVARDNADZE, PRESIDENTE DE GEORGIA.

      EN DICIEMBRE de 1999, unos manifestantes interrumpieron la reunión que celebraba en Seattle (EE.UU.) la Organización Mundial del Comercio. La policía utilizó gases lacrimógenos, balas de goma y gas pimienta para restablecer el orden. Finalmente detuvieron a centenares de personas.

      ¿Qué provocó aquel disturbio? Toda una larga lista de preocupaciones tocante a un empleo seguro, el medio ambiente y la injusticia social. Pero, en pocas palabras, lo que los manifestantes temían era la globalización y su efecto en la gente y en el planeta.

      Aquellos temores no han menguado. Desde 1999, las manifestaciones antiglobalización se han hecho cada vez más multitudinarias y violentas. No es de extrañar que los líderes mundiales traten de celebrar algunas de sus cumbres en lugares aislados donde a los activistas no les resulte fácil interrumpirlas.

      Por supuesto, no todos ven la globalización como una amenaza. Mientras unos la condenan como la raíz de todos los males del mundo, otros la aclaman como la panacea para la mayoría de los problemas de la humanidad. Es cierto que este continuo debate puede parecer irrelevante a la mayoría de las personas, muchas de las cuales solo tienen una vaga idea de lo que es la globalización. Pero sea cual sea nuestra opinión, la globalización ya está influyendo en nosotros, y es probable que lo haga aún más en el futuro.

      ¿Qué es exactamente la globalización?

      El término globalización se utiliza para referirse a la creciente interdependencia mundial de la gente y las naciones. Desde hace unos diez años, este proceso ha cobrado muchísimo ímpetu, sobre todo debido a los grandes avances en el campo tecnológico (véase el recuadro de la pág. 5). Los bloques que eran antagonistas durante la Guerra Fría prácticamente han desaparecido, las barreras comerciales se han venido abajo, los principales mercados financieros del mundo se han ido integrando y viajar es cada vez más fácil y asequible.

      Esta creciente integración internacional ha producido toda una serie de consecuencias de carácter económico, político, cultural y medioambiental. Lamentablemente, algunas de ellas pueden ser negativas. La publicación de las Naciones Unidas Informe sobre desarrollo humano 1999 explicó: “La vida de la gente de todo el mundo está vinculada de manera más profunda, más intensa y más inmediata que nunca antes. Esto abre muchas oportunidades, da nuevas posibilidades de bien y de mal”. Como sucede en el caso de gran cantidad de logros humanos, la globalización tiene un lado positivo y uno negativo.

      Esperanzas de un mundo más próspero

      La globalización “ha enriquecido el mundo en sentido científico y cultural, y también ha beneficiado económicamente a muchas personas”, afirma Amartya Sen, premio Nobel de Economía. Así mismo, el Informe sobre desarrollo humano 1999 señala que la globalización “ofrece una potencialidad enorme para erradicar la pobreza en el siglo XXI”. Este optimismo obedece a la asombrosa prosperidad que se ha conseguido gracias a la globalización. En el mundo de hoy, la familia de término medio obtiene tres veces más ingresos que hace cincuenta años.a

      Ciertos analistas ven otra ventaja en la integración económica: en su opinión, hará que los gobiernos sean más reacios a ir a la guerra. Thomas L. Friedman, en su libro The Lexus and the Olive Tree (El Lexus y el olivo), afirma que la globalización “aumenta los incentivos para no hacer la guerra e incrementa los costos de los conflictos bélicos como nunca antes en la historia moderna”.

      El que exista una mayor interacción entre las personas también puede mejorar la solidaridad mundial. Algunas organizaciones pro derechos humanos han aprovechado los recursos de Internet para promover eficazmente sus causas. Por ejemplo, el tratado internacional que se firmó en 1997 para prohibir las minas terrestres se consiguió en parte gracias al correo electrónico, a través del cual se movilizaron diversos grupos de apoyo del mundo entero. Esta acción popular fue aclamada como “una nueva manera de practicar la diplomacia internacional, en la que los gobiernos y la sociedad civil trabajan en estrecha colaboración para abordar una crisis humanitaria mundial”.

      Pese a estos resultados positivos, muchas personas aún temen que los efectos perjudiciales de la globalización superen los beneficios.

      Temores de un mundo más dividido

      Probablemente, lo que más preocupa de la globalización es la manera como ha ensanchado la brecha entre ricos y pobres. Aunque no se puede negar que la riqueza mundial es mayor, lo cierto es que se ha concentrado en un número menor de manos y de países. El patrimonio neto de las 200 personas más ricas del mundo supera los ingresos conjuntos del 40% de los habitantes del planeta: aproximadamente 2.400 millones de personas. Y aunque en los países ricos los salarios siguen aumentando, 80 naciones pobres han visto menguar el sueldo promedio en los últimos diez años.

      Otra preocupación importante tiene que ver con el medio ambiente. La globalización económica ha sido estimulada por fuerzas de mercado que se interesan mucho más en las ganancias que en la protección del planeta. Agus Purnomo, director del Fondo Mundial para la Naturaleza en Indonesia, explica así este dilema: “Estamos en una carrera constante con el desarrollo. [...] Temo que dentro de diez años todos tomaremos conciencia del medio ambiente, pero ya no quedará nada que defender”.

      La gente también se preocupa por su puesto de trabajo. Los empleos y los ingresos son cada vez más inseguros, ya que la fusión de empresas y la intensa competencia presionan a las compañías para que hagan más eficientes sus operaciones. El hecho de contratar y despedir trabajadores de acuerdo con la demanda del mercado puede parecer razonable a una empresa que solo piensa en aumentar sus ganancias, pero causa estragos en la vida de los empleados.

      La globalización de los mercados financieros ha introducido otro factor desestabilizador. Los inversionistas internacionales tal vez presten enormes sumas de dinero a países en vías de desarrollo, pero luego quizá retiren dichos fondos inesperadamente cuando el panorama económico empeora. Esto último puede sumir a muchas naciones en una crisis económica. La crisis monetaria que atravesó Asia oriental en 1998 resultó en la pérdida de 13.000.000 de empleos. En Indonesia, incluso los trabajadores que conservaron su puesto vieron reducido a la mitad el poder adquisitivo de sus ingresos.

      Se comprende, pues, que la globalización suscite tanto temores como esperanzas. ¿Hay razón para temer la globalización, o podemos esperar que haga más próspera nuestra vida? ¿Nos ha dado motivos para ver el futuro con optimismo? El siguiente artículo tratará estas preguntas.

      [Nota]

      a No obstante, los promedios, en particular los promedios mundiales, pueden ser engañosos. En muchas zonas, las familias no han visto aumentar sus entradas en lo más mínimo durante los pasados cincuenta años, mientras que en otros casos, los sueldos son varias veces más elevados.

      [Comentario de la página 3]

      El patrimonio neto de las 200 personas más ricas del mundo supera los ingresos conjuntos del 40% de la población del planeta

      [Ilustración y recuadro de la página 5]

      LA TECNOLOGÍA QUE HACE POSIBLE LA GLOBALIZACIÓN

      La tecnología ha revolucionado las comunicaciones durante el último decenio. El acceso a personas e información —de prácticamente todo el planeta— es cada vez más rápido, asequible y sencillo.

      TELEVISIÓN Casi todo el mundo puede acceder a un televisor, aunque no sea suyo. En 1995 había 235 televisores por cada 1.000 habitantes del planeta, casi dos veces más que en 1980. Con tan solo una pequeña antena parabólica, hasta quienes viven en zonas remotas pueden ver programas de todo el mundo. “Hoy día no hay país capaz de aislarse por completo de los medios de comunicación mundiales”, señala Francis Fukuyama, profesor de Economía Política.

      INTERNET Todas las semanas se conectan a Internet unos trescientos mil nuevos usuarios. En 1999 se previó que para el año 2001 se habrían conectado 700 millones de personas. El escritor Thomas L. Friedman explica: “Nunca antes en la historia del mundo había sido posible que tanta gente conociera la vida, los productos y las ideas de semejante cantidad de seres humanos”.

      TELÉFONO Los cables de fibra óptica y las redes telefónicas vía satélite han reducido drásticamente los costos del teléfono. Una llamada de tres minutos de duración desde Nueva York a Londres pasó de costar 245 dólares en 1930 a 35 centavos en 1999. Los sistemas inalámbricos han hecho que el teléfono celular sea tan común como la computadora. Se calcula que a finales del año 2002 habrá mil millones de personas utilizándolo, y muchas de ellas lo podrán usar para acceder a Internet.

      MICROCHIP Todos estos recursos, cuyo nivel de prestaciones se va elevando continuamente, dependen de los microchips. En los últimos treinta años, el poder informático de los microchips se ha duplicado cada dieciocho meses. Jamás se había almacenado tanta información en tan poco espacio.

  • ¿Puede la globalización resolver totalmente nuestros problemas?
    ¡Despertad! 2002 | 22 de mayo
    • ¿Puede la globalización resolver totalmente nuestros problemas?

      “La comunidad global que tenemos hoy, al igual que la mayoría de las comunidades, dista mucho de ser ideal; tiene numerosos defectos. No todos sus residentes reciben un trato imparcial ni tienen las mismas oportunidades. Millones de personas se ven tan desvalidas que ni siquiera piensan que pertenecen a una comunidad.” (“OUR GLOBAL NEIGHBOURHOOD” [“NUESTRA COMUNIDAD GLOBAL”].)

      FATIMA, que reside en una gran ciudad africana, se considera afortunada. Por lo menos tiene un refrigerador. Pero el hogar de su familia no es más que una choza de metal levantada junto a tres tumbas de mármol. Al igual que otras 500.000 personas, ella vive en un enorme cementerio. Y hasta el cementerio está cada vez más atestado. “Se está mudando demasiada gente a este lugar, especialmente a las tumbas”, dice en son de queja.

      A unos 15 kilómetros de allí hay un nuevo complejo de viviendas de lujo que cuenta con elegantes restaurantes y un campo de golf de veintisiete hoyos. El precio por jugar una ronda de golf es superior a los ingresos mensuales per cápita de este país africano. La pobreza siempre ha plagado la ciudad, pero los campos de golf —símbolo elitista— son una novedad y también un motivo de irritación. En nuestra comunidad global, el lujo y la penuria coexisten en un inestable equilibrio.

      El uadi Hadramaut es una vieja ruta de caravanas salpicada de ciudades antiguas que serpentea por el árido territorio de Yemen, en Oriente Medio. A primera vista parece que el tiempo se ha detenido en este valle remoto. Pero las apariencias engañan. El museo de la cercana ciudad de Saywun ha conseguido la ayuda de una joven con título universitario para que prepare un sitio en Internet que contenga la descripción de todos los tesoros del museo. Aunque la universitaria es de la localidad, estudió en Ohio (EE.UU.). Hoy en día, tanto las personas como las ideas pueden desplazarse de un lugar a otro del planeta como nunca antes.

      Unos 2.000 kilómetros hacia el oeste, en el Sahara, un convoy de tres camiones avanza lentamente hacia el sur por una carretera apartada. Mashala, uno de los conductores, explica que transporta televisores, aparatos de vídeo y antenas parabólicas. Él mismo se mantiene al día con los acontecimientos mundiales viendo los noticieros estadounidenses. “Todos tenemos antenas parabólicas”, dice respecto a los habitantes de la ciudad donde vive. Son pocos los lugares de la Tierra a los que no llegan los medios de comunicación internacionales.

      El constante desplazamiento mundial de personas, ideas, noticias, dinero y tecnología ha creado una nueva comunidad global que puede generar beneficios. La globalización ayuda a difundir la cultura local de Yemen y permite que Mashala gane hasta 3.000 dólares en un viaje de tres semanas. Pero el dinero no llega a todos. Fatima y sus vecinos ven a unas cuantas personas disfrutar de los beneficios de la globalización, mientras ellos siguen sumidos en la pobreza.

      Aunque nuestra comunidad mundial dista mucho de ser ideal, el proceso de integración global probablemente sea irreversible. ¿Apagará la gente el televisor, tirará el teléfono móvil, destruirá su computadora y dejará de viajar a otros países? ¿Tratarán las naciones de aislarse por completo del resto del mundo tanto en sentido político como económico? Parece muy improbable. Nadie quiere desechar los beneficios de la globalización. Pero ¿y los problemas que esta conlleva? Cada vez causan mayor preocupación, y afectan la vida de todos. Analicemos brevemente algunos de los efectos secundarios más graves de la globalización.

      Aumenta la brecha

      La distribución de la riqueza del mundo nunca ha sido justa, pero la globalización económica ha aumentado la brecha entre ricos y pobres. Es cierto que, al parecer, a algunos países en vías de desarrollo les ha beneficiado integrarse en la economía global. Los entendidos afirman que, durante los últimos diez años, la cantidad de personas que viven en la India por debajo del umbral de la pobreza ha descendido del 39% al 26%, y señalan que Asia en conjunto ha experimentado una mejoría similar. Un estudio muestra que para 1998, solo el 15% de la población de Asia oriental subsistía con un dólar diario, en contraste con el 27% que se hallaba en tal situación diez años antes. De todas formas, el panorama mundial no es tan halagüeño.

      En el África subsahariana y otras regiones menos desarrolladas, la verdad es que los ingresos han disminuido en los últimos treinta años. “La comunidad internacional [...] tolera que casi 3.000 millones de personas —prácticamente la mitad de toda la humanidad— subsistan con 2 dólares diarios o menos en un mundo de riqueza sin precedente”, señala Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas. Una de las principales causas de esta enorme brecha social es el egoísmo en el terreno económico. “En todo el mundo, los mercados financieros privados descuidan a los que son muy pobres —explica Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos—. Los bancos convencionales no buscan establecerse en las comunidades pobres, pues ahí no es donde está el dinero.”

      La inmensa disparidad de ingresos entre los ricos y los pobres segrega a la gente e incluso a los países. No hace mucho tiempo, la fortuna del hombre más rico de Estados Unidos superaba el patrimonio neto conjunto de más de 100 millones de sus conciudadanos. La globalización también ha favorecido el aumento de multinacionales ricas que prácticamente han monopolizado el mercado mundial de ciertos productos. Por ejemplo, en 1998, diez empresas controlaban el 86% del multimillonario negocio de las telecomunicaciones, que mueve 262.000 millones de dólares. La influencia económica de estas multinacionales supera con frecuencia la de los propios gobiernos y, como señala Amnistía Internacional, “los derechos humanos y los derechos de los trabajadores no son sus prioridades”.

      Es comprensible que a las organizaciones pro derechos humanos les preocupe que la riqueza del mundo se concentre en las manos de unos pocos privilegiados. ¿Le gustaría vivir en un vecindario en el que los ingresos del 20% de la gente más rica fueran setenta y cuatro veces más elevados que los del 20% más pobre? Y por medio de la televisión, el 20% de la humanidad que está en la pobreza sabe muy bien cómo viven sus congéneres ricos, aunque ven pocas posibilidades de mejorar su situación. Esas terribles injusticias de nuestra comunidad global generan gran malestar y frustración.

      La globalización de la cultura

      Otro motivo de preocupación tiene que ver con los enfrentamientos culturales y la propagación de valores materialistas. El intercambio de ideas es una característica importante de la globalización, y no hay mejor ejemplo de ese fenómeno que Internet. Lamentablemente, Internet no se utiliza solo para difundir información, cultura y comercio beneficiosos. Ciertos sitios promueven la pornografía, el racismo y los juegos de azar. Hay algunos que hasta dan instrucciones específicas para fabricar bombas caseras. Como señala Thomas L. Friedman, “en Internet, con solo pulsar unas cuantas veces el ratón, cualquiera puede meterse en problemas. Tal vez acceda a una cervecería neonazi virtual o a una biblioteca pornográfica, [...] y no tiene a nadie a su lado para que lo detenga o lo dirija”.

      La televisión y el cine también ejercen una gran influencia en el modo de pensar de la gente. Los mensajes que comunican las películas del mundo entero por lo general proceden de Hollywood, la sede del mundo de la ficción. Los valores que promueve esta inmensa industria suelen estar vinculados al materialismo, la violencia o la inmoralidad. Dichos valores tal vez sean totalmente ajenos a la cultura de muchos países, pero ni gobiernos ni educadores ni padres son capaces de impedir que arraiguen.

      “Nos encanta la cultura de Estados Unidos —dijo un hombre de La Habana (Cuba) a un visitante norteamericano—. Conocemos a todas las estrellas de Hollywood.” La cultura occidental también promueve la comida rápida y los refrescos. Un hombre de negocios de Malaysia afirmó: “A la gente de aquí le gusta todo lo occidental, particularmente lo de Estados Unidos. [...] Quieren comer como los occidentales y ser como ellos”. El rector de una universidad de La Habana reconoció con tristeza: “Cuba ha dejado de ser una isla. Ya no hay islas. Hay un solo mundo”.

      La invasora cultura occidental influye en las esperanzas y los deseos de la gente. “En lugar de tratar de alcanzar el nivel de consumo de un vecino[,] se trata de alcanzar el estilo de vida de los ricos y los famosos presentado en el cine y en los espectáculos de televisión”, indicó el Informe sobre desarrollo humano 1998. Es obvio que la inmensa mayoría de la humanidad jamás alcanzará ese estilo de vida.

      ¿Solucionará los problemas la globalización?

      Al igual que muchas de las acciones humanas, la globalización ha resultado beneficiosa en unos aspectos y perjudicial en otros. Ha favorecido económicamente a algunos y ha marcado el comienzo de una era de comunicaciones de alcance internacional. Pero favorece más a los ricos y poderosos que a los pobres y necesitados. Además, tanto los delincuentes como las enfermedades se han beneficiado de las ventajas de la globalización aún más que los gobiernos (véanse los recuadros de las págs. 8, 9).

      En gran parte, la globalización ha agravado los problemas que ya existían en nuestro mundo imperfecto, en lugar de solucionarlos. Las divisiones sociales son mayores, y la frustración ha crecido. Los gobiernos del mundo entero luchan por aprovechar los beneficios de la globalización al tiempo que protegen a sus ciudadanos contra los excesos de esta. ¿Lograrán su objetivo? ¿Estaría la solución en una globalización más humana? El siguiente artículo analizará estas preguntas.

      [Ilustraciones y recuadros de las páginas 8 y 9]

      LA GLOBALIZACIÓN DE LA DELINCUENCIA Y EL TERRORISMO

      Lamentablemente, las herramientas que sirven para promover el comercio pueden convertirse con facilidad en herramientas para promover la delincuencia. “Así como las empresas multinacionales han impulsado el movimiento de mundialización de la economía mundial, las ‘multinacionales del crimen’ —los grupos de la delincuencia organizada— se han movilizado rápidamente para explotarla”, explica el Informe sobre desarrollo humano 1999. ¿Cómo se ha beneficiado el crimen organizado de la globalización?

      Los carteles del narcotráfico han encontrado gran cantidad de oportunidades nuevas para blanquear sus ganancias multimillonarias. Además, la eliminación de numerosos controles aduaneros y la cantidad cada vez mayor de gente que se desplaza facilitan mucho el transporte ilegal de drogas de un país o continente a otro. Cabe destacar que durante la década de 1990, la producción de cocaína se duplicó, y la de opio se triplicó. Las mafias internacionales también han hecho de la prostitución un lucrativo negocio. Todos los años envían a Europa occidental con ese propósito a unas quinientas mil mujeres y niñas, la mayor parte de ellas en contra de su voluntad.

      Las organizaciones criminales —al igual que las multinacionales— han consolidado su poder en los últimos años. Muchas operan globalmente y obtienen unas entradas brutas conjuntas de alrededor de 1,5 billones de dólares anuales: cifra superior a la del producto nacional bruto de Francia.a

      Internet también ha resultado ser una herramienta ideal para los informáticos deshonestos. En 1995, un pirata informático robó datos valorados en 1.000.000 de dólares, además de los números de 20.000 tarjetas de crédito particulares. “Robar con la utilización de las nuevas tecnologías tiene menos riesgos y más beneficios que antes”, señaló José Antonio Soler, banquero español.

      Los terroristas también utilizan las herramientas de la globalización. Gracias a la cobertura informativa internacional, el secuestro de unos cuantos turistas occidentales en un lugar remoto del planeta puede servir para dar publicidad instantánea a prácticamente cualquier reivindicación política.

      “VIAJEROS” NO DESEADOS

      Al igual que las personas, las enfermedades (algunas de ellas mortales) también pueden viajar por todo el mundo. “El asombroso incremento de personas, mercancías e ideas que se desplazan de una parte a otra del planeta es la causa principal de la globalización de la enfermedad”, dice el profesor Jonathan M. Mann, especialista en epidemiología. Y añade: “En muy poco tiempo, el mundo se ha hecho mucho más vulnerable al brote de enfermedades infecciosas antiguas y nuevas, y peor aún, a su extensa propagación, a veces por todo el planeta”.

      No hay ejemplo más representativo de esta nueva vulnerabilidad global que la pandemia del sida, mal que siega unos tres millones de vidas todos los años. En algunos países de África, los profesionales de la salud temen que acabe matando a dos terceras partes de todos los jóvenes, tanto hombres como mujeres. “Durante milenios ha habido epidemias, guerra y hambre, pero nunca antes en la historia se habían visto índices de esta magnitud entre adultos jóvenes”, informa el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA.

      Los virus y otros microbios no son los únicos “viajeros” internacionales no deseados. Plantas, insectos y demás animales han salido de su hábitat natural y han invadido otros continentes. Una especie australiana de serpiente venenosa está colonizando las islas del Pacífico, al parecer viajando de polizón en los aviones. Casi ha exterminado por completo todas las aves de los bosques de Guam. El jacinto de agua sudamericano se ha propagado a 50 países tropicales, donde bloquea los canales y destruye los viveros de peces. “Los invasores ‘extranjeros’ cuestan a la economía mundial todos los años aproximadamente cientos de miles de millones de dólares, además de que esparcen enfermedades y provocan una enorme destrucción ecológica”, afirma el periódico International Herald Tribune.

      [Nota]

      a El producto nacional bruto es el valor total de los bienes y servicios que un país produce durante un año.

      [Ilustraciones]

      CONTRABANDO DE DIVISAS

      En un cargamento de osos de peluche

      CONTRABANDO DE COCAÍNA

      Alijo de cocaína, por valor de 4.000.000 de dólares, encontrado en un vehículo tipo caravana que cruzaba un paso fronterizo

      BIOTERRORISMO

      Soldados buscando ántrax en Capitol Hill (Washington, D.C.)

      BOMBAS

      Un coche bomba explota en Israel

      PROPAGACIÓN MUNDIAL DEL SIDA

      La epidemia del sida se ha extendido tanto en Sudáfrica que algunos hospitales públicos no aceptan más pacientes

      INVASIÓN DE ESPECIES

      Unas serpientes arborícolas marrones casi han exterminado las aves de los bosques de Guam

      JACINTO DE AGUA

      Esta planta bloquea los canales y las riberas de unos cincuenta países

      [Reconocimientos]

      Contrabando de divisas y de cocaína: James R. Tourtellotte y Todd Reeves/U.S. Customs Service; bioterrorismo: AP Photo/Kenneth Lambert; autobús en llamas: AP Photo/HO/Israeli Defense Forces; niño: AP Photo/Themba Hadebe; serpiente: foto de T. H. Fritts, USGS; jacinto de agua: Staff CDFA, California Dept. of Food & Agriculture, Integrated Pest Control Branch

      [Ilustraciones de la página 7]

      La globalización económica ha aumentado la brecha entre ricos y pobres

      [Reconocimiento]

      UN PHOTO 148048/J. P. Laffont-SYGMA

      [Ilustraciones de la página 10]

      Se utiliza Internet para promover el terrorismo

  • Una globalización que nos beneficiará
    ¡Despertad! 2002 | 22 de mayo
    • Una globalización que nos beneficiará

      “Para que la globalización sea positiva, ha de serlo para pobres y ricos por igual. Tiene que aportar el mismo grado de derechos que de riquezas. Tiene que suministrar el mismo grado de justicia y equidad social que de prosperidad económica y de buenas comunicaciones.”—KOFI ANNAN, SECRETARIO GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS.

      COMO señaló Kofi Annan, una globalización verdaderamente positiva mejoraría la vida de todo habitante de la comunidad global. Pero lo que hemos hecho en los últimos años está muy por debajo de ese ideal. Los derechos humanos y la equidad social se han quedado muy atrás en comparación con el progreso técnico y económico.

      El problema principal es que tras la globalización económica está el deseo de obtener ganancias. Cuando lo que se persigue son los beneficios, rara vez se toma en consideración a los pobres y los desfavorecidos ni las necesidades del planeta a largo plazo. “Una economía global sin regular y dominada por empresas que solo se interesan por el dinero carece totalmente de estabilidad [...] y empobrece a la humanidad en todos los sentidos”, afirma el doctor David C. Korten.

      ¿Podrán los gobiernos del mundo regular la economía global de tal modo que proporcione justicia social? No parece probable. Hasta ahora, a los gobiernos les ha costado solucionar cualquier problema global, sea el crimen global, el calentamiento global o la pobreza global. “Para proteger los intereses mundiales hace falta acción colectiva —explica Annan—, pero en el mundo globalizado de hoy, los mecanismos disponibles para tal acción se encuentran todavía en estado embrionario.”

      Para tratar los problemas globales, no basta con disponer de mecanismos globales. La Comisión sobre Gobernanza Globala afirma que el mundo también necesita valores éticos. “Sin una ética global —señala su informe—, las fricciones y tensiones de la vida en la comunidad global se multiplicarán; sin dirección, incluso las instituciones y estrategias mejor diseñadas fracasarán.”

      ¿Qué clase de ética global recomiendan? “Las personas deben tratar a los demás como ellas mismas desean ser tratadas”, indica el informe. Jesucristo, el mejor líder que el mundo jamás ha conocido, enseñó esta norma de conducta hace unos dos mil años (Mateo 7:12). Pero el principio sigue siendo igual de válido. No hay duda de que una globalización que se basara en dicha norma beneficiaría a todos. Ahora bien, ¿es factible?

      Una solución global diferente

      La Biblia predice que en un futuro próximo, un gobierno global unirá a la humanidad tomando como base la abnegación más bien que el dinero o la tecnología. Tendrá éxito porque posee la capacidad y los mecanismos necesarios para tomar acción global a favor de toda la humanidad. El propio Jesucristo aludió a este gobierno cuando enseñó a sus seguidores a pedir en oración que ‘viniera el Reino de Dios y se hiciera la voluntad de Dios en la Tierra’ (Mateo 6:10).

      El Reino de Dios, un gobierno celestial en manos de Jesucristo, aplicará una nueva ética global, la misma que el propio Jesús enseñó cuando estuvo en la Tierra. El amor a Dios y al prójimo serán los principios rectores (Mateo 22:37-39). Muchas profecías de la Biblia dan una idea de lo que hará este nuevo gobierno. Respecto a su Rey, Jesucristo, la Biblia promete: “Juzgará con justicia a los desvalidos, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra” (Isaías 11:4, Nueva Versión Internacional [NVI]). Los ricos y los poderosos no explotarán a los desfavorecidos. Jesús “le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre [...]. De la opresión y de la violencia les redimirá el alma” (Salmo 72:13, 14).

      Los problemas medioambientales se tratarán con prontitud. En lugar de avanzar la desertización, “se regocijará el desierto y florecerá” (Isaías 35:1, NVI). En lugar de escasez de alimento, “llegará a haber abundancia de grano en la tierra” (Salmo 72:16).

      El Reino de Dios une a personas de todo antecedente. “En unidad los pondré, como rebaño en el aprisco”, promete Dios. ‘Les daré el cambio a un lenguaje puro, para que todos ellos me sirvan hombro a hombro.’ (Miqueas 2:12; Sofonías 3:9.) Este “lenguaje puro”, que abarca una serie común de valores morales y religiosos, ya está uniendo hoy día a muchas personas.

      Gracias a la posibilidad de viajar por todo el mundo, los testigos de Jehová celebran con regularidad grandes asambleas internacionales que fortalecen los vínculos entre diferentes grupos raciales, nacionales y culturales. Dichas asambleas son prueba palpable de una unidad de corazón y mente, más bien que tecnológica y comercial (véase el recuadro adjunto). Una teóloga española que ha asistido a algunas de tales asambleas escribió lo siguiente: ‘Salí edificada, no solo por las instructivas conferencias bíblicas, sino también por la unidad que existe entre estas personas, sus elevadas normas morales y su magnífica conducta’.

      Los testigos de Jehová también se valen de otra ventaja de la globalización para facilitar su predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios. La revista ¡Despertad!, por ejemplo, se publica en más de ochenta idiomas gracias a que muchos traductores del mundo entero utilizan sistemas informáticos y correo electrónico. Con la ayuda de tales herramientas, los testigos de Jehová han logrado que su programa de educación bíblica sea verdaderamente global. Es obvio, entonces, que las herramientas de la globalización pueden utilizarse tanto para beneficiar como para perjudicar.

      De igual manera, en lugar de crear problemas como ha hecho la globalización humana, un gobierno global instituido por Dios ofrecerá soluciones. Tenemos razones de sobra para confiar en esta administración celestial. Dios promete: “Voy a crear [...] una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas [...;] alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear” (Isaías 65:17, 18). La “nueva tierra” de Dios realmente beneficiará a los habitantes de todo el globo terráqueo.

      [Nota]

      a Esta comisión, compuesta de veintiocho líderes mundiales de renombre, preparó en 1995 un informe extenso titulado “Our Global Neighbourhood”, en el que explicaba en términos generales sus propuestas para mejorar la gobernanza del mundo, es decir, la manera de gobernar que busca un desarrollo económico, social e institucional duradero.

      [Recuadro de la página 12]

      CONECTADOS, PERO DIVIDIDOS

      Aunque la tecnología tal vez haya logrado que el mundo sea más pequeño, sigue habiendo divisiones. La televisión, los teléfonos móviles e Internet han servido para conectar a la gente, pero no para unirla. La integración económica y el fin de la rivalidad entre las superpotencias han reducido el número de guerras entre naciones, pero los sangrientos conflictos civiles continúan matando o dejando lisiados a centenares de miles de personas todos los años.

      ¿Por qué continúan produciéndose esas situaciones? Porque el odio entre grupos étnicos, raciales y religiosos rivales —la causa subyacente de las guerras civiles— no da señales de disminuir. Además, los negocios globales y las organizaciones criminales se aseguran de que haya suficientes armas baratas para mantener bien armados a los bandos enfrentados. La verdadera unidad jamás se podrá forjar por medios electrónicos. Tampoco se conseguirá justicia social con un boom de la bolsa de valores.

      En cierto sentido, la globalización económica hasta puede contribuir a la desunión. Cuando a un período de auge económico le sigue una recesión, la gente empobrecida puede convertirse en presa fácil de políticos extremistas que, para lograr sus propios fines, explotan el malestar generado por la precaria economía. ¿Cuál es la solución? “Debe reinventarse la estructura de gobierno en los planos nacional y mundial, con el desarrollo humano y la equidad en su centro”, admite el Informe sobre desarrollo humano 1999. Eso es precisamente lo que hará el Reino de Dios.

      [Ilustraciones de la página 13]

      El programa global de educación bíblica que llevan a cabo los testigos de Jehová ha contribuido a unir a personas de todo antecedente

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