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Las espectaculares aves del lago Bogoria¡Despertad! 1992 | 8 de mayo
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Un poco más tarde divisamos otra pareja de grullas coronadas. Se ve que han decidido comer en el verde herbazal que hay delante de nuestro campamento, entre el lago y el higueral. La grulla coronada es una de las aves más altas del África oriental; sus negras y largas patas parecidas a zancos hacen que mida alrededor de un metro de altura. Su plumaje es blanco, marrón, negro y gris. No obstante, en la parte superior del cuello tiene un rasgo que la hace inconfundible. Bajo su frente de color negro aterciopelado, tiene a cada lado de la cara una carúncula o carnosidad blanca y roja. Sobre la cabeza ostenta a modo de corona un regio penacho de plumas filamentosas amarillentas. ¡No es de extrañar que la eligieran ave nacional del vecino país de Uganda!
“¿Has visto danzar alguna vez a una grulla coronada?”, me grita Paul desde lejos. Inmediatamente me dirijo hacia él. “¿Qué te parece?”, me susurra mientras nos acercamos a ellas. Están una frente a otra e inclinan su elegante cabeza a modo de reverencia, como si participasen en alguna extravagante ceremonia real. Con las dos alas abiertas y levantadas muy por encima de su espalda, luciendo una envergadura de poco más de un metro, danzan y hacen piruetas durante varios minutos con solemne elegancia.
“¿Es esta la danza nupcial?”, le susurro.
“No, esto lo hacen en cualquier momento —me responde—. En la parte occidental de Kenia he visto danzar a una bandada de cien o más grullas.”
No obstante, en la época del apareamiento la danza del macho es un verdadero espectáculo. (¿Cómo iba a impresionar a la hembra si solo le ofreciese su danza de siempre?) De pie, con la espalda encorvada y levantando solo un ala, echa la cabeza hacia atrás con orgullo, al tiempo que apunta con el pico al cielo y emite su llamada de apareamiento: un resonante y bajo trompeteo. ¡Impresionante!
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