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Conservación de la vida en tiempo de hambreLa Atalaya 1987 | 1 de mayo
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1. ¿Qué hizo José, en despliegue de sabiduría, durante los años de abundancia, y con qué resultado?
JOSÉ hizo un recorrido de la tierra de Egipto tan pronto como fue nombrado administrador de alimentos. Para cuando empezaron los años de abundancia, ya lo tenía todo bien organizado. ¡Ahora la tierra produjo a manos llenas! José siguió recogiendo el alimento del campo en los alrededores de cada ciudad, y lo almacenó en la ciudad. Siguió “amontonando grano en grandísima cantidad, como la arena del mar, hasta que por fin cesaron de contarlo, porque era sin número”. (Génesis 41:46-49.)
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Conservación de la vida en tiempo de hambreLa Atalaya 1987 | 1 de mayo
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4. ¿Cómo corresponde la provisión hecha por la clase del “esclavo” hoy con lo que se organizó en los días de José?
4 Hoy, el resto fiel de esta clase del ‘esclavo discreto’ hace todo lo que puede, bíblicamente, para que los testigos dedicados de Jehová, así como las personas del mundo que se interesan en la verdad, reciban el alimento espiritual que sostiene la vida. Esta encomienda se reconoce como un deber sagrado y se ejecuta como servicio sagrado a Jehová. Además, el “esclavo” ha organizado congregaciones y les ha suministrado literatura bíblica en tal cantidad que tienen suficiente “semilla” del Reino para esparcirla públicamente en sus campos asignados. Esto corresponde con lo que sucedió en los días de José, cuando él juntó a la gente en ciudades y le suministró grano, no solo como sustento, sino también para sembrar en espera de una cosecha posterior. (Génesis 47:21-25; Marcos 4:14, 20; Mateo 28:19, 20.)
5. a) ¿Qué atención especial da el “esclavo” a las necesidades de la casa en tiempo de crisis? b) ¿Qué comparación existe entre la “sobreabundancia” de provisiones espirituales en 1986 y los abastecimientos allá en el tiempo de José?
5 Hasta cuando la predicación pública se halla bajo proscripción y se persigue a los testigos de Jehová, el “esclavo fiel” considera que su labor de suministrar alimento espiritual es una encomienda sagrada. (Hechos 5:29, 41, 42; 14:19-22.) Cuando azota el desastre, como por tormentas, inundaciones y terremotos, el “esclavo” se encarga de que se supla a los de la casa de Dios lo que necesitan, tanto lo físico como lo espiritual. Hasta a los que han estado en campos de concentración les ha llegado regularmente la palabra impresa. No se permite que las fronteras nacionales detengan el fluir del alimento espiritual a los que lo necesitan. El hacer que el suministro siga fluyendo exige valor, fe en Jehová, y, a menudo, considerable ingeniosidad. Tan solo durante 1986, por todo el mundo el “esclavo” produjo una sobreabundancia de 43.958.303 Biblias y libros encuadernados, así como 550.216.455 revistas... verdaderamente “grandísima cantidad, como la arena del mar”.
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