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Día de ExpiaciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Luego Aarón salía del Santísimo, tomaba parte de la sangre del toro y volvía a entrar, para a continuación salpicar la sangre con su dedo siete veces delante de la cubierta del Arca, por su lado oriental. De esta forma se completaba la expiación a favor del sacerdocio, y así los sacerdotes quedaban limpios y podían mediar entre Jehová y su pueblo. (Le 16:14.)
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Día de ExpiaciónPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Así como Aarón sacrificaba el toro por los sacerdotes y por el resto de la tribu de Leví rociando su sangre en el Santísimo (Le 16:11, 14), Cristo presentó el valor de su sangre humana a Dios en los cielos, donde podía aplicarse para beneficiar a aquellos que llegarían a gobernar con él como reyes y sacerdotes. (Rev 14:1-4; 20:6.) Asimismo, al igual que se sacrificaba el macho cabrío para Jehová y se salpicaba su sangre delante del Arca en el Santísimo para beneficio de las tribus no sacerdotales de Israel (Le 16:15), el sacrificio de Jesucristo beneficia a la humanidad que no forma parte del Israel espiritual o sacerdotal. Se requerían dos machos cabríos, ya que uno solo no podía usarse como sacrificio y luego servir para llevarse los pecados de Israel. No obstante, se hacía referencia a los dos machos cabríos como una sola ofrenda por el pecado (Le 16:5) y se les trataba de forma similar hasta que se echaban suertes sobre ellos, lo que da a entender que juntos tenían un solo valor simbólico. Cristo no solo fue sacrificado, sino que, además, se llevó los pecados de todos aquellos por los que se ofreció en sacrificio.
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