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AménPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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En las Escrituras Hebreas se utiliza “amén” como una expresión solemne para obligarse uno mismo legalmente a cumplir con un juramento o pacto y asumir sus consecuencias. (Nú 5:22; Dt 27:15-26; Ne 5:13.) Asimismo, se utiliza como expresión solemne de aprobación por lo que se dice en una oración (1Cr 16:36), por una expresión de alabanza (Ne 8:6) o por un propósito declarado. (1Re 1:36; Jer 11:5.) Cada uno de los primeros cuatro libros o colecciones de los Salmos concluye con la palabra amén, lo que tal vez indique que la congregación de Israel acostumbraba a unirse en un “amén” al finalizar una canción o salmo. (Sl 41:13; 72:19; 89:52; 106:48.)
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AménPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
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Las oraciones registradas en 1 Crónicas 16:36 y en los Salmos 41:13; 72:19; 89:52; 106:48, así como el uso que se da al término “amén” en las cartas canónicas, indican que es apropiado utilizar esta expresión al concluir una oración. Es verdad que no se explicita la palabra “amén” en todas las oraciones registradas en la Biblia, como por ejemplo la oración final de David en favor de Salomón (1Cr 29:19) o la oración de dedicación que hizo Salomón en la inauguración del templo (1Re 8:53-61), aunque su omisión no significa que no concluyeran con esta expresión. (Véase 1Cr 29:20.) De manera similar, no hay registro de que Jesús la pronunciase en sus oraciones (Mt 26:39, 42; Jn 17:1-26) ni de que la usasen los discípulos en la oración de Hechos 4:24-30. No obstante, todos los hechos que se han presentado indican con claridad que es apropiado usar la expresión “amén” como conclusión de una oración, y muy en particular lo indica el comentario de Pablo en 1 Corintios 14:16 respecto a la costumbre de los cristianos de decir “amén” en sus reuniones al concluir una oración. Por otra parte, el ejemplo de las criaturas celestiales registrado en Revelación 5:13, 14; 7:10-12 y 19:1-4 también muestra que es oportuno usar el término “amén” para significar que se está de acuerdo con una oración o una declaración solemne y expresar así la confianza, firme aprobación y ferviente esperanza que se tiene en el corazón.
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