-
La fe con amorLa Atalaya 1950 | 1 de mayo
-
-
a esa gente angustiada.” No, sino que Pablo se gastó a sí MISMO en la obra de auxilio. Para que sus hermanos cristianos en Grecia pudiesen dar alivio de una manera organizada a sus hermanos cristianos necesitados en Palestina, él dió instrucciones acerca de cómo preparar las provisiones de auxilio. De esa manera podían manejarse sin pérdida de tiempo y esfuerzo y podían usarse de la manera más efectiva para ayudar a sus hermanos necesitados. No se preparó ni se publicó una lista de donadores, por cuanto eso hubiera incitado móviles egoístas. Todo se hizo con el fin de apelar a su amor cristiano, y no se apeló a egoísmo de ninguna clase. De otro modo, la caridad manifestada no hubiera servido de provecho para los donadores, no hubiera desarrollado en ellos el amor.—1 Cor. 16:1-4; 2 Cor. 8:1-24.
9, 10. ¿Cómo debe de hacerse el sacrificio de uno mismo para que sea de provecho propio?
9 Un hombre bien podría entregar todos sus bienes para ayudar a los pobres, y con todo estar renuente a entregarse a sí mismo en el interés del servicio de Dios y la salvación de Sus criaturas. De manera que la entrega de uno mismo puede representar un sacrificio más grande que el de entregar simplemente todas sus posesiones a favor de la caridad. Pero hasta en este caso la falta del amor puede hacer que la entrega de uno mismo sea sin valor a la vista de Dios. No queremos engañarnos acerca de este punto, porque Pablo dice: “Si doy todo lo que yo poseo para alimentar a los que tienen hambre, y aunque (para decir lo que es jactancioso) sacrifique mi cuerpo, mas no tengo Amor, de nada me valdrá.” (1 Cor. 13:3, N.T. del Siglo Veinte [en inglés]) Una persona concentrada en sí misma podría buscar el martirio. Podría contemplar el futuro y decir: “Si pongo en peligro mi vida de esta manera, o si me expongo y muero de esta manera, la gente me admirará y me glorificará y por mucho tiempo hablará de mí. Quizá hasta hagan mención de mí en la historia como un mártir y me hagan una placa o me edifiquen un monumento conmemorativo.” Tal proceder no sería uno de amor ni parecido al de Cristo.
10 Jesucristo se entregó a sí mismo voluntariamente, sin quejarse, parecido a una oveja en manos de los matadores, pero no lo hallamos jactándose debido a eso. Repetidas veces llamó la atención a su sacrificio. No obstante esto nunca se hizo en forma de jactancia. Fué con el fin de enseñarle a la gente el único camino que hay para conseguir la salvación. Él entregó su cuerpo hasta la muerte porque amaba a Jehová Dios y porque se complacía en hacer Su voluntad. Cuando entró al escenario mundial y dió principio a su trabajo como el Sumo Sacerdote de Dios que se ofrecería a sí mismo él dijo: “He aquí yo vengo; (en el rollo del libro está escrito de mí); me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón.”—Sal. 40:7, 8; Heb. 10:5-10.
11. ¿Qué es lo que cuenta con Dios, si no es la exhibición propia en el sacrificio?
11 Se exhorta a los hermanos espirituales de Cristo que son llamados para heredar el trono celestial con él a la diestra de Dios que entreguen sus vidas humanas en el servicio de Él. Pablo les escribe para decir: “Os ruego pues, hermanos, por las compasiones de Dios, que le presentéis vuestros cuerpos, como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios; culto racional vuestro.” Para hacer esto no tenemos que hacer algo para exhibirnos y recibir la fama de gran mártir. Para ser fieles sencillamente tenemos que aprender cuál es la buena, la acepta y la perfecta voluntad de Dios y luego hacer eso calladamente, con regularidad y firmeza para agradar y glorificarle a él. El aprender la voluntad de Él transformará nuestra mente, y ya no trataremos de conformarnos al camino egoísta de este mundo, tratando de aparecer como mártires para nuestra propia gloria. Nuestra obediencia fiel a la voluntad y mandamientos de Dios, es lo que probará nuestra perfección cabal en el amor a Dios, y debido a esto Él nos contará como dignos de preservación eterna en el nuevo mundo. (Rom. 12:1, 2) De manera que lo que impresiona a Dios no es el morir grandiosamente o como mártir. El obedecerle fielmente y sin afectación es lo que cuenta. Esto es lo que prueba nuestro amor hacia él y es lo que fortalece y perfecciona el amor en nosotros. De manera que repetimos la amonestación del apóstol: “Y aunque reparta todos mis bienes, y aunque entregue mi cuerpo para poder jactarme, si no tengo amor, no he aprovechado nada.”—1 Cor. 13:3, Rótherham (en inglés).
12. ¿El camino del amor es más excelente que qué? ¿Qué cosa nos puede ayudar para esto?
12 Ciertamente, pues, el camino de amor es el único camino de provecho para con Dios. El camino de amor es más excelente que el de proseguir meramente recibiendo y usando los dones y talentos que se han impartido milagrosamente por el espíritu o fuerza activa de Dios. Puesto que esos dones milagrosos ya no se imparten hoy día, es más necesario que nunca antes cultivar el amor. El espíritu de Dios nos puede ayudar a hacer esto para perfección.
-
-
Una visita a MéxicoLa Atalaya 1950 | 1 de mayo
-
-
Una visita a México
EL MIÉRCOLES, 30 de noviembre de 1949, era el día que se había fijado para que N. H. Knorr, presidente de la Watch Tówer Bible and Tract Socíety, saliera con uno de sus secretarios, R. E. Morgan, de Nueva York para hacer un viaje a las Sucursales y hogares misioneros de la Sociedad en la América Central, y también en tres países de la costa norte del continente sudamericano y unas islas de las Antillas holandesas. Iban a asistir a convenciones y pronunciar discursos en las ciudades principales que visitaran durante su viaje. Catorce días antes de la fecha fijada para salir, se interrumpieron los preparativos, pues el hermano Knorr sufrió un ataque agudo de apendicitis. Se esperaba que la inflamación cediera a las curaciones, haciendo innecesaria una operación. Sin embargo fué éste
-