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Por qué la madurez de discernimiento es vitalLa Atalaya 1953 | 15 de enero
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muy privilegiado al poder escudriñar y percibir los propios pensamientos de Dios: “¡Cuán preciosos son tus pensamientos para mí, oh Dios! ¡Cuán grande la suma de ellos! Si los contara—¡serían más numerosos que las arenas! Si yo llegara al fin de ellos, ¡la duración de mi vida tendría que ser como la tuya!” (UTA) La apreciación de los pensamientos de Dios hace que el siervo se indigne en contra de los enemigos de Dios que toman su nombre en vano, y él osadamente declara su actitud contra ellos: “Con entero odio los aborrezco; los tengo por enemigos míos.” Luego, finalmente, con completa confianza en el Dios de percepción infinita y bondad amorosa, el siervo ora: “¡Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón: ensáyame, y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí algún camino malo, y guíame en el camino eterno!”—Sal. 139:22-24.
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La madurez esencial para el aumentoLa Atalaya 1953 | 15 de enero
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La madurez esencial para el aumento
1. ¿En qué respectos particulares es necesario el progreso hacia la madurez?
CUANDO discutimos en nuestro estudio anterior (§9) las diferentes maneras en que podemos progresar hacia la madurez, usted recordará que dijimos que había “otro medio que todavía ha de mencionarse”. ¿Cuál es ése? El servicio sagrado. El lograr progreso en casi cualquier actividad implica tanto la teoría como la práctica. Ahora deseamos darle énfasis a la última, la práctica, y especialmente a la necesidad que hay de aumentar en la calidad de nuestro servicio. En otras palabras, aumentar en crecimiento; porque es posible aumentar y sin embargo no crecer. Algunos aspectos de nuestro tema susodicho aplican a la organización en conjunto, o a cada compañía del pueblo del Señor colectivamente. Pero a todo tiempo tenemos presente la aplicación y el llamamiento a usted individualmente, sea usted un lector antiguo y regular de La Atalaya o uno muy reciente. Sí, a usted, que tiene en las manos y está leyendo esta revista, queremos hablarle como a un amigo, cara a cara.
2. ¿Bajo qué tres ilustraciones se considera el tema?
2 Al investigar la Palabra de Dios encontramos que este tema se abarca bajo tres ilustraciones o figuras de dicción principales, a saber: (1) un edificio, ya sea ciudad o templo, (2) el cuerpo humano, y (3) el crecimiento natural desde una semilla hasta una planta o árbol, produciendo fruto. No nos proponemos tratar con éstas separadamente en turno, sino más bien ver cómo hay ciertos factores comunes que reciben énfasis en cada una y ver cuáles son de importancia vital.
PRIMER FACTOR
3. ¿Con la mira puesta en qué propósito edifica Dios su templo y ciudad?
3 El primero de estos factores comunes es el de propósito. ¿Por qué hace Dios que un templo, o una ciudad, se edifique? El apóstol Pedro nos contesta esta pregunta. Después de mencionar el templo edificado de piedras vivas, y de hacer también una cita concerniente a la ciudad santa, Sión, él sigue e identifica a los
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