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    La Atalaya 1953 | 15 de febrero
    • que dejaremos que Dios juzgue a nuestro hermano, quien de acuerdo con su conciencia quizás se sienta obligado a concurrir a funciones bajo desempeño clerical.

      ● ¿Sobre qué base podría haber una distinción entre animales limpios e inmundos antes del diluvio de Noé, antes de que el hombre comiera carne, antes de que la ley mosaica se diera?—E. M., Nigeria.

      Que tal distinción se hizo se manifiesta por el Génesis 7:2: “De todos los animales limpios tomarás de siete en siete, el macho con su hembra; y de todo animal que no es limpio, dos, el macho con su hembra.” Esta distinción difícilmente podría basarse en lo que podía comerse y lo que no podía comerse, porque antes del Diluvio la carne no se comía; fué sólo después del Diluvio que la carne animal se añadió a la vegetación como fuente de abastecimiento de alimento. Y aun entonces no hubo ninguna restricción en cuanto a qué animales el hombre podía comer, sino que todos servirían de carne para él, de acuerdo con su selección. (Gén. 1:29, 30; 9:2-4) En lo que toca a comer, las designaciones “limpios” e “inmundos” vinieron a existir con la ley mosaica, y terminaron con ella. (Hech. 10:9-16) Aparentemente la base de la distinción anterior a la ley mosaica fué lo que era adecuado para sacrificar en adoración a Jehová. Parece que Abel sabía lo correcto del sacrificio animal. Los animales que se informa que él usó con ese propósito resultaron ser “limpios”. Que Noé tuvo presente esta distinción tocante a sacrificio y no el comer se manifiesta por su acto tan pronto como salió del arca después del Diluvio: “Entonces edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio, y de toda ave limpia, y ofreció holocaustos sobre el altar.”—Gén. 8:20.

      ● La Atalaya del 1 de julio de 1952 citó el texto acerca de que Abel ofreció en sacrificio a Jehová “de las primogénitas de su manada”. ¿Por qué ofreció Abel en sacrificio una oveja hembra, cuando ordinariamente el requisito era de un animal macho?—W. F., Massachusetts.

      La cita completa dada en La Atalaya fué del Génesis 4:3-7, según la traducción de Young. Esta traducción se escogió, no por su traducción del versículo 4 sobre el cual se basa la pregunta, sino por la idea que esta traducción expresa en el Gé 4 versículo 7, a saber, que fué una ofrenda por el pecado lo que yacía a la puerta de Caín y que si él se aprovechara de ella podría ofrecer un sacrificio aceptable a Dios igual como Abel lo hizo, es decir, un sacrificio con sangre. Sin embargo, cuando Young vierte la expresión hebrea del Gé 4 versículo cuatro como “primogénitas” no tiene razón. Es verdad que la palabra “primogénitas” en hebreo aquí tiene la forma femenina, pero eso no significa que designa primogénitas de animales. En hebreo cuando se habla del primogénito de los humanos el termino se expresa en el género masculino, pero cuando se hace referencia a los animales se usa el género femenino, y hablando de las primicias de las plantas se usa todavía otra forma de la palabra raíz. Esto no quiere decir que todos los primogénitos de animales son hembras, así como no quiere decir que todos los primogénitos humanos son varones. De modo que en este punto particular otros traductores tienen razón al verter el Génesis 4:4 como solamente “primogénitos”, sin limitar el sentido del término a un género u otro. De modo que la pregunta en cuanto al por qué Abel sacrificó primogénitos “hembras” queda sin base, porque cuando el relato se traduce correctamente no dice que él hizo eso.

  • ¡Vengan todos al banquete!
    La Atalaya 1953 | 15 de febrero
    • ¡Vengan todos al banquete!

      El estadio Yanqui una vez más servirá como una tremenda mesa alrededor de la cual se reunirán testigos de Jehová procedentes de muchas naciones para un banquete espiritual. A usted se le invita a asistir. Pero ¿estará usted allí?

      En la última asamblea internacional que los testigos de Jehová celebraron en el estadio, ‘se abrieron las ventanas del cielo y se derramó una bendición espiritual tan copiosa que no hubo donde cupiera’. (Mal. 3:10) Nunca antes se extendió una mesa tan rica ante tantas personas. Pareció que el mismo día inicial incluía más, en cuanto a lo espiritual, de lo que uno podía contener. Hubo nuevas canciones del Reino de viva alabanza a Jehová Dios, el discurso oportuno “El camino del éxito”, la graduación de la clase decimoquinta de la escuela de Galaad y declaraciones hechas por los 120 estudiantes que se graduaban, ¡y aun más! Cada día tenía su programa agradable, con nuevas razones para excitación y sorpresa. Se presentó una reunión de servicio bien planeada en la que se hizo destacar la madurez como paso hacia el ministerio de tiempo cabal; también se oyeron las experiencias de los misioneros en otros países. Los hermanos que hablan otros idiomas aparte del inglés oyeron a conferenciantes de sus países natales hablarles en su propio idioma, y los siervos de sucursal dieron informes de los problemas que encuentran y de la expansión. Cada día incluyó el gozo también de oír a hermanos maduros dar consejos oportunos respecto al comportamiento y ministerio cristianos. En realidad los concurrentes decían lo mismo que dijo el David de la antigüedad, a saber: “Mi copa está rebosando.”

      ¿Quién podrá decir lo que nos traerá la asamblea de 1953 en el estadio Yanqui? De seguro que no será inferior en magnitud ni menos maravilloso en espíritu. Y podemos confiar en que no habrá escasez en el banquete espiritual.

      La pregunta que queda en pie es: “¿Estará usted allí?” No deje que pretextos de poca importancia le impidan venir. (Luc. 14:15-34) Separe esta semana (del 19 al 26 de julio de 1953), para asistir al banquete que se celebrará en el estadio Yanqui.

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