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Los testigos de Jehová permanecen firmes en AlbaniaLa Atalaya 1953 | 15 de febrero
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se ha arraigado profundamente la vieja cultura de la Biblia!’
“La censura es muy estricta dentro del país. Los hermanos han enviado informes detallados a la oficina matriz de la Sociedad en Brooklyn; seguramente deben haber sido detenidos por el censor. Son muy celosos y testifican según tienen la oportunidad, mientras esperan el tiempo cuando Jehová abra de nuevo el camino para que ellos lleven el mensaje a la gente antes del Armagedón.”
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1953 | 15 de febrero
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Preguntas de los lectores
● Jesús dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos.” ¿Quiere decir esto que nosotros como cristianos no debemos usar tiempo para asistir a funerales?—L. S., Alemania.
El registro de Mateo 8:21, 22 (NM) es: “Entonces otro de los discípulos le dijo: ‘Señor, permítame primero ir y enterrar a mi padre.’ Jesús le dijo: ‘Continúa siguiéndome, y deja que los muertos entierren a sus muertos.’” Estas palabras no se oponen a que alguien asista a un funeral. El hombre a quien se le dirigió la palabra aquí había dicho a Jesús que quería ir y enterrar a su padre, pero eso no quiso decir que el padre del hombre ya estaba muerto, porque si su padre hubiera estado muerto en ese momento el hombre hubiera estado allá con el féretro y no escuchando a Jesús. Empero el hombre quiso decir que su padre estaba anciano y que tarde o temprano moriría; y por eso el hombre quería posponer el seguir a Jesús hasta después que hubiera cuidado a su padre hasta morir éste y recibir él la bendición de su padre agonizante y luego cumplir el deseo de su padre de que su hijo le cerrara los ojos piadosamente en el lecho de muerte después que la muerte le sobreviniera. Esto hubiera impedido por tiempo indefinido que el hombre siguiera a Jesús y por consiguiente Jesús le dijo que dejara que los muertos enterraran a sus muertos. Los parientes del hombre evidentemente no estaban siguiendo a Jesús en el camino a la vida y por consiguiente estaban muertos espiritualmente y se les podía dejar que enterraran al padre del hombre cuando él muriera. Pero cuando cristianos dedicados hoy que están en camino a la vida y fuera de la condenación del mundo tienen una muerte en la familia y efectúan un funeral, ¿puede decirse correctamente que éste es un caso de “muertos” (espiritualmente) enterrando a los muertos? No. El hombre del caso bíblico quería ir a casa a enterrar a su padre y no a dar un testimonio mediante un sermón funeral.
Mas los cristianos dedicados hacen arreglos para dar un testimonio a la verdad en el funeral. Esto es aprovecharse de una oportunidad. Jesús fué a la casa de Jairo donde una ceremonia funeral se conducía por la muerte de su hija, y la levantó. También se acercó a la procesión funeral del hijo muerto de la viuda de Nain y levantó al muchacho de entre los muertos. Pedro fué al funeral de Dorcas de Joppe, donde la levantó de entre los muertos. (Mar. 5:22-24, 35-42; Luc. 7:11-15; 8:41, 42, 49-55; Hech. 9:36-41) Estas ocasiones funerales proporcionaron grandes oportunidades para dar un testimonio tocante al Reino y el Mesías, y para eso se usan las ocasiones funerales por muchos de los testigos de Jehová en estos días, y mucho testimonio se da tanto por el orador del funeral como por los demás hermanos que asisten a tales funerales.
¿Qué hay de asistir a un funeral conducido por un clérigo de una de las muchas religiones falsas? No lo recomendamos como práctica general, porque tal práctica sería muy imprudente. Sin embargo, puede haber circunstancias en que los que están en la verdad asistirían a tal funeral, y podrían hacerlo sin ser censurados por ello. Parientes íntimos, quienes por razones ajenas a su propia voluntad se sienten obligados a ir a un edificio eclesiástico de alguna religión falsa para ver sepultar a su persona amada, van allí para ver el funeral y quizás consolar a otros asistentes. No van allí para practicar adoración falsa, si están en la verdad. Es igual que en el día del apóstol Pablo en el caso del hombre que entraba al templo de un ídolo para comer algo. Entraba allí para obtener una comida, no para adorar. (1 Cor. 8:7-10, NM) La conciencia de algún otro hermano no estaría lo bastante firme para permitirle hacer esto, y su conciencia débil se ofendería si viera a su hermano cristiano en tal lugar sólo por una comida. De modo que aunque no recomendamos el asistir a funerales conducidos por el clero, no está dentro de nuestra incumbencia criticar o condenar, sino
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