La actividad ministerial de los testigos de Jehová
Informe tomado del “Yearbook” para 1953 (en inglés)
PUERTO RICO
Ningún año ha igualado a 1952 para los hermanos en la verdad en lo que toca a nuevos sucesos. Todas estas cosas les han traído verdaderas bendiciones y adelantos teocráticos. El punto sobresaliente del año es el excelente aumento en el número de publicadores, 590 de los cuales están rindiendo informes cada mes. Un nuevo número máximo de 653 se ha logrado. El gozo que se ha sentido al alcanzar estos números de expansión teocrática lo expresa muy bien el siervo de sucursal. Parte del informe que él envió se copia aquí. Las islas Vírgenes están bajo la sucursal puertorriqueña, y parte de este informe tiene que ver con ellas también.
“Tres números máximos sucesivos al comienzo del año de servicio aumentaron el número de publicadores de 517 a 622. En abril se remató eso con 653, y en nuestra concurrencia al Memorial se logró un nuevo máximo de 1,038. El día siguiente al Memorial aconteció un suceso que, aunque produjo considerable dolor, todavía está teniendo su efecto sobre el trabajo de modo provechoso. Fué el desastre aeronáutico en el que dos de nuestros más experimentados misioneros perdieron la vida. Inmensa publicidad se les dió por radio y prensa y se duda si algún otro suceso solo logró tanto para traer nuestro trabajo a la atención de la gente como lo hizo la muerte de estos dos fieles siervos. También, la pena compartida por todos tuvo el efecto de unificar más estrechamente a los publicadores de toda la isla. ¿No éramos todos de la misma familia bajo Cristo Jesús? Cuán bueno fué, entonces, que hasta con su muerte pudieran servir el propósito justo de Jehová y ayudar en su obra.
“Abril también fué el mes cuando se abrió nuestra casa misionera más nueva, en San Germán, la segunda ciudad más antigua de la isla y ubicación de una de las catedrales más antiguas del Hemisferio occidental, ‘Porta Coeli,’ construída en 1538. Las cuatro jóvenes que componían el grupo misionero pudieran haber sido un ejército invasor en lo que tocaba al sacerdote local. Cuando despertó al hecho de que ellas estaban testificando por todo el pueblo, entró rápidamente en acción. Montando su fiel jeep se dirigió a las casas a lo largo de las colinas donde las muchachas habían comenzado su trabajo. Ciertamente hizo mucho trabajo de casa en casa, preguntando a todo el mundo ‘si habían comprado algunos libros anticatólicos de las muchachas norteamericanas’ y, si tal era el caso, diciéndoles ‘¡quémenlos!’ Este vigoroso servicio del campo por parte de él ha servido de mucho en dar publicidad a la obra. Un policía amigable dijo a las misioneras: ‘El sacerdote jamás fué a visitar a la gente, jamás. Ahora está por dondequiera—y sólo es porque ustedes están aquí.’ Diciendo de un opúsculo que el sacerdote había publicado amonestando a sus ‘Estimados hermanos en Jesucristo’ de la ‘nueva secta’ activa entre ellos y declarando que ‘el demonio sabe la Biblia de memoria y la recomienda a la gente para interpretación libre’, una de las misioneras escribe: ‘El día después que se dió circulación a los opúsculos notamos que todo el mundo sacaba la cabeza por las puertas y ventanas para echarnos un vistazo. No supimos qué pasaba hasta que un tendero favorable corrió a nosotras y nos dió un opúsculo. Sólo entonces comprendimos que no se debía a que nuestra ropa estuviera mal puesta o algo así.’ Una señora, no católica, cuando fué visitada por el sacerdote e instada a quemar su libro ‘Sea Dios Veraz’, informó al sacerdote que en vez de quemarlo iba a quedarse con él y leerlo, y señaló a la palabra ‘Dios’ en el título como siendo razón suficiente para actuar así. Cuando su esposo llegó a casa y oyó lo que el sacerdote había hecho se enojó tanto que se propuso leer el libro también. Cuando las misioneras regresaron a hacer sus revisitas encontraron a toda la familia tan excitada que todos hablaban al mismo tiempo, tratando de decirles cuánto les gustó el libro, de modo que fué fácil comenzar un estudio. Fueron a la siguiente asamblea de circuito y ahora se refieren a sí mismos como testigos de Jehová, y en verdad testifican a sus vecinos. De modo que, ¡buen trabajo, Sr. Sacerdote! Unos doce estudios ahora están en progreso con miembros de su rebaño que se interesaron mucho como resultado de su actividad amonestadora.
“Nuestra primera experiencia de verdadera oposición de fuentes oficiales vino durante una asamblea de circuito en Bayamón, cerca de la capital. El alcalde rehusó de plano dar permiso para usar la plaza pública para nuestro discurso, usando la débil excusa de que las nuevas plantas y los árboles jóvenes pudieran recibir daño. Sospechábamos que estaba más interesado en la gran iglesia católica que también estaba plantada sólidamente en el centro de la plaza. Después de numerosas entrevistas con este Faraón moderno decidimos seguir adelante a pesar de su rechazamiento. El alcalde airadamente nos amenazó con arresto inmediato, pero cuando visitamos la estación de policía para hablar con el jefe él mostró una actitud muy diferente a la del alcalde. El jefe dijo que había leído de nuestras luchas en los tribunales por la libertad, y agregó, con un típico ademán latino, que en su opinión la visión y perspectiva del alcalde en cuanto a estos asuntos ¡no se extendía más allá de la punta de su nariz! Se pronunció el discurso y 400 personas concurrieron. Dos concejales vinieron y vehementemente ordenaron a la policía que nos arrestara. Rápidamente se les informó que Puerto Rico todavía era un país libre y que si el orador hubiera decidido hablar desde una caja de jabón allí en la calle, ellos, los policías, habrían estado allí dirigiendo el tráfico alrededor de él para evitar interrupción al discurso. Terminaron diciendo: ‘Lleven el caso al tribunal si ustedes quieren, pero deben darse cuenta de que ustedes perderán, porque esta gente conoce sus derechos.’”
ISLAS VÍRGENES
“¿Quiere ir de viaje? Entonces venga con nuestro hermano de la verde islita de San Juan (población de 700) cuando él empieza a testificar el domingo por la mañana. Primero subimos a su bote y él rema las dos millas a través de la bahía a un punto opuesto a East End. Estando en la costa ahora, caminamos a pie otra milla y llegamos a la casa humilde de nuestro primer estudio para esta mañana. Ya ha terminado el estudio; ¿listo para irnos? Tres millas más de caminar por colinas y caminos pedregosos y nos detenemos para otro estudio, y luego comenzamos a subir un cerro elevado y empinado. Nuestro hermano está enfermo del corazón y pasa de sesenta años de edad, pero a menos que usted ponga en juego todo lo que vale en esfuerzo él lo dejará a usted atrás. Una hora de jadear y usted llega a la cima del cerro que mira abajo a la azul bahía Coral. Nuestro último estudio se conduce y luego a descender del cerro y volver al bote para una hora de remar de regreso al East End y al estudio de La Atalaya que nuestro hermano conduce. Un día completo, y ¡vaya si uno no está cansado!
“Durante el año las islas Vírgenes inglesas, la principal de las cuales cuatro es la isla de Tórtola, se colocaron bajo la sucursal de Puerto Rico y se hicieron arreglos para que un misionero visitara y ayudara al pequeño grupo de personas de buena voluntad que fueron originalmente localizadas por los hermanos del bote misionero ‘Sibia’. Hay especialmente una hermana que ha estado trabajando con fidelidad en cuidar de los intereses del Reino en esta islita primitiva. En la primera noche de la visita inicial del misionero se le pidió que pronunciara un discurso público improvisado. El discurso se dió debajo de un árbol con luz de linterna y 45 personas se juntaron rápidamente alrededor para oír. Entre estas personas mansas y enseñables hay muchas que están ansiosas de aprender del nuevo mundo que se ha acercado.”