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  • El aguante sirve para dar pruebas de integridad
    La Atalaya 1958 | 1 de febrero
    • Jesús consiguió la afección tierna y la compasión de Jehová, y un gran galardón por retener la integridad. Igual sucedió con Job, e igual sucederá con todos los fieles siervos de Jehová. ¿Por qué no ha de suceder lo mismo con usted? Entonces usted podrá decir como el salmista a causa de andar usted en su propia integridad: “Mi propio pie ciertamente estará plantado en lugar llano; entre las multitudes congregadas bendeciré a Jehová.”—Sal. 26:12.

  • Siguiendo tras mi propósito en la vida
    La Atalaya 1958 | 1 de febrero
    • Siguiendo tras mi propósito en la vida

      Según lo relató Julia Clogston

      ¡DE MODO que tiene usted tiempo para escuchar algunas de mis experiencias como ministra de tiempo cabal!

      En 1938 simbolicé mi dedicación por medio del bautismo en agua durante la convención en Seattle, Wáshington, EE. UU. Nuestra congregación en Tulelake, California, creció en unos pocos meses desde un publicador hasta cinco, y casi todos asistimos a la asamblea “Gobierno y paz” en Portland, Oregón. Después de leer una carta en The Watchtower (La Atalaya) de julio de 1938 que el hermano Rútherford escribió a un muchacho australiano acerca de aceptar los privilegios del precursorado, decidí seguir tras mi propósito en la vida haciéndome precursora.

      Mi primera experiencia sobresaliente fué en Dunsmuir, California. Sin saberlo visité el hogar de un sacerdote católico romano y dí el testimonio a su ama de llaves. Momentos después un policía alto estaba a mi lado, escuchando mientras yo daba el testimonio a una ama de casa. Él explicó que puesto que me había oído tratar de venderle un libro a la mujer él ahora era el demandante y yo estaba de-tenida. En el juicio el juez me sentenció a pagar una fuerte multa o pasar treinta días en prisión. El siervo de zona siguió al policía que me había detenido, y explicó que no pagaríamos la multa; ¡de modo que al parecer me iban a corresponder los treinta días! P ero un propietario de buena voluntad vino a mi rescate. El firmó una fianza a mi favor y gocé de frijoles y pan de maíz con los otros precursores esa noche aun más de lo acostumbrado. El sentir la sombra protectora de Jehová sobre mí aumentó mi felicidad y mi determinación de seguir adelante tras mi propósito en la vida.

      En 1940 varios otros precursores y yo fuimos a la asamblea de Detroit trabajando por el camino, testificando en las ciudades principales durante el viaje de seis semanas desde California. ¡,Asistió usted en 1941 a la asamblea de San Luis 1 Gracias a la generosidad de algunas personas bondadosas, yo sí, y nunca en mi vida había gozado tanto en unos pocos días. Fué la primera vez que me ofrecí voluntariamente para trabajar en una asamblea. Me emocioné al descubrir cuánto más gozaba de toda la instrucción al darme cuenta de que yo tenía alguna parte pequeña en la tremenda cantidad de trabajo que se necesitaba para atender a tanta gente.

      Al volver de San Luis a California, luego comencé a trabajar allí en el valle Imperial. Una muchacha precursora de quince años de edad vivía conmigo en una casita en Calipatria. Dos veces a la semana íbamos caminando y pidiendo a los que pasaban en vehículos que nos llevaran por sesenta y cinco kilómetros a las reuniones de El Centro, a veces llevando con nosotras a nuestros estudiantes de buena voluntad. Una familia de

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