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Por qué Jehová vacía la tierraLa Atalaya 1958 | 1 de enero
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pocos hombres son dejados en ella.” No se mostró acepción de personas. No se hicieron excepciones a causa de posición religiosa o financiera o social. Personas de toda clase compartieron la culpa por la contaminación de la tierra, y personas de toda clase sufrieron por esta culpa. Habían violado las leyes de Dios y habían violado los estatutos que se les dió para protegerlos. Habían quebrantado el pacto de la ley dado por medio de Moisés, pacto que había de estar en vigor hasta tiempo indefinido, tiempo encubierto, hasta que, bajo protección, los hubiera guardado hasta el tiempo de la llegada del Mesías. Pero ahora el no haberlo guardado quiso decir que serían quitados de la tierra, llevados cautivos a Babilonia.—Isa. 24:1, 2, 5, 6, Mod.
19. ¿Cómo nos sirve esto de advertencia a nosotros?
19 Jehová no creó la tierra para que la contaminaran personas inicuas. Había de reflejar la alabanza de Él; las plantas y animales vivientes en ella habían de hacerlo, y ciertamente las criaturas humanas especialmente privilegiadas con su superior capacidad intelectual habían de ser una alabanza para su Creador. Si no alaban a Dios ellas mismas, e impiden que otros lo alaben, y aun contaminan la tierra hasta que queda demasiado manchada para reflejar brillantemente la alabanza de su Hacedor, entonces hay que desalojar a esas personas. Jehová no hace acepción de personas. Desalojó a los cananeos. Desalojó a los israelitas. Desalojará a los contaminadores de la tierra hoy en día. Estos antiguos sucesos ‘que fueron escritos de antemano fueron escritos para nuestra instrucción,’ y “estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos y se escribieron como una amonestación para nosotros a quienes los fines cabales de los sistemas de cosas han llegado.” Jehová no titubea en sus principios, ni se desvía de sus propósitos: “Yo, Jehová, no cambio.” Hemos recibido la advertencia procedente de Dios en cuanto a contaminar la tierra, así como los israelitas recibieron la suya. Obedezcamos la nuestra, sacando provecho de lo que les pasó a ellos por no prestar atención a la advertencia que recibieron.—Rom. 15:4; 1Cor.10:11; Mal. 3:6, Mod.
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Resulta para su propio mal el consejo de un clérigoLa Atalaya 1958 | 1 de enero
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Resulta para su propio mal el consejo de un clérigo
●Hay un refrán que aconseja al que tiene un figurado tejado de vidrio que no tire piedras al de su vecino. En un pueblecillo del país de Panamá cada vez que los misioneros de la Sociedad Watch Tówer entraban para predicar se les recibía con amenazas de que los iban a apedrear. Vino el día en que por fin la gente convirtió en realidad su amenaza, pero en vez de apedrear a los testigos de Jehová dieron rienda suelta a su ira apedreando al sacerdote y obligándolo a abandonar el pueblo como resultado de una disputa sobre los fondos que se habían recogido para celebrar una fiesta. Un señor le dijo a un misionero de la Watch Tówer: “A él le dimos lo que él siempre quería que les diéramos a ustedes.” El pueblecillo ha sido excomulgado, las puertas de la iglesia están cerradas. Pero ahora a los testigos de Jehová se les recibe con gusto allí. A causa de esto se le está abriendo a la gente de la vecindad una puerta de oportunidad que siempre antes le había estado cerrada, a saber, la oportunidad de aprender acerca de la Biblia y entenderla. Los vecinos expresan grandes deseos de averiguar lo que realmente es el cristianismo verdadero.
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