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La manera de enseñar del MaestroLa Atalaya 1960 | 1 de septiembre
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La manera de enseñar del Maestro
“Jamás ha hablado otro hombre como éste.”—Juan 7:46.
1. ¿Quién es el mayor maestro que ha estado en la tierra? ¿Qué cosas debemos aprender de él, y con qué resultado?
CUANDO estuvo en la tierra hace mil novecientos años solían llamarlo Señor, Maestro e Instructor. (Mat. 8:19, 21; Luc. 5:5; 8:24, 45) Este fue Jesús, cuyo nacimiento en Belén los ángeles del cielo anunciaron y a quien Dios su Padre celestial envió y ungió con su espíritu para predicar y enseñar entre los hombres. (Luc. 2:4-14; 3:21-23; 4:16-22) ¡Nunca ha habido un mayor maestro en la tierra que Jesús! Ningún hombre imperfecto puede sobrepujar su eficacia en el ministerio. Como Jesús mismo dijo: “El alumno no está sobre su maestro, pero,” agregó él, “todo el que esté perfectamente instruído será como su maestro.” Jesús el Maestro Perito dirigió a sus discípulos a predicar como él predicaba, y los instruyó a enseñar como él enseñaba. Cuando copiamos a Jesús por medio de hablar la palabra de Dios y no ideas de nuestra propia originalidad, demostramos que estamos siguiéndolo. Cuando usamos los mismos métodos de enseñanza que Jesús, entonces estamos llegando a ser ‘como nuestro maestro.’ Entonces se reconocerá en cuanto a nosotros, como se reconoció de los apóstoles, que hemos aprendido de Jesús.—Luc. 6:40; Hech. 4:13.
2. (a) ¿Qué mensaje anunció Jesús, y por qué fue apropiado? (b) ¿Qué buenas nuevas han de predicarse en nuestro día, y cómo?
2 El mensaje que Jesús anunció fue: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Cuando envió a sus doce discípulos les dijo: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado.’” Sí, el reino se había acercado en la persona del Rey ungido mismo. Tocante al tiempo del fin, en el cual vivimos ahora, él dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio.” Otra vez es el mensaje del Reino lo que los seguidores de Jesús han de predicar, pero esta vez son las buenas nuevas de que el reino celestial de Dios está establecido, que “ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo.” Jesús hizo vivir el Reino en la mente de sus oyentes, y nosotros debemos aprender a hacer lo mismo. Él también sabía que había piedras de tropiezo que impedían a algunos abrazar las buenas nuevas, y ayudó a quitarlas del camino. Al escuchar a Jesús podemos aprender de él cómo ser ministros eficaces.—Mat. 4:17; 10:7; 24:14; Apo. 12:10.
3. ¿Por qué es de interés especial para nosotros hoy día la manera de enseñar de Jesús, aunque tiene siglos de edad, y qué se requiere si nuestro ministerio ha de ser fructífero?
3 La manera de enseñar que Jesús usó es tan eficaz ahora como lo fue en el primer siglo. Hoy la gente es como lo fue en aquellos días: gente interrogante, curiosa y que quería saber ¿por qué? ¿cómo? ¿dónde? Aunque los tiempos cambian y las condiciones mundiales pueden variar, la naturaleza básica de la gente sigue siendo la misma. Como fue entonces, así es ahora; la gente tiene las mismas debilidades, deseos y preocupaciones, por eso existe la misma necesidad de misericordia, consuelo, esperanza y seguridad. No nos es preciso poder ejecutar milagros a fin de convencer a otros de la verdad, pero sí tenemos que tener conocimiento acertado y el espíritu de Dios a fin de producir fruto que sea una honra para su nombre. Tenemos que permanecer muy cerca de Dios y de su organización. Jesús lo ilustró así: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el cultivador. . . . Así como el sarmiento no puede llevar fruto por sí mismo a menos que permanezca en la vid, así tampoco pueden ustedes, a menos que permanezcan en unión conmigo.” Tenemos que permanecer muy cerca de la Palabra de Dios y copiar cuidadosamente el ejemplo de Jesús para ser eficaces en el ministerio.—Juan 15:1, 4.
4, 5. ¿Qué demostró que él tenía perspicacia al tratar con la gente?
4 Jesús sabía cómo la gente reaccionaría bajo diversas circunstancias, y usó ese conocimiento al escoger ilustraciones claras. Para mostrar por qué iba a los pecadores, a los que habían estado como ovejas perdidas, a enseñarles, él dijo: “¿Qué mujer con diez monedas de dracma, si pierde una moneda de dracma, no enciende una lámpara y barre su casa y busca cuidadosamente hasta que la halla? Y cuando la ha hallado convoca a las mujeres que son amigas y vecinas suyas, diciendo: ‘Regocíjense conmigo, porque he hallado la moneda de dracma que perdí.’” Buscó por toda la casa para hallar la moneda perdida. Aunque todavía tenía nueve, quería la que se había perdido, y cuando la halló se regocijó más a causa de ésa que a causa de las nueve que ya tenía, porque la moneda perdida era una de un juego especial de diez. Quizás este juego estaba cosido a su tocado matrimonial como parte de su dote de casamiento. Por eso, a causa de sus conexiones, esa moneda perdida era irreemplazable. El faltar en su tocado a causa de haberse perdido también arrojaría sospecha en cuanto a su virtud como mujer casada. O, si el juego de diez monedas era una herencia, entonces sería especialmente precioso, y cada moneda del juego sería de valor especial. El juego no estaría completo a menos que estuvieran todas las monedas. La pérdida de aun una sola moneda podría hacer sospechar de cualquier visitante a la casa antes de descubrirse la pérdida. Por consiguiente los visitantes a la casa se preocuparían a causa de la pérdida de la moneda y se alegrarían al ser probados inocentes de robo de alguna parte de la herencia. Por eso, cuando la persona que había perdido la moneda registrara a fondo su casa y la descubriera allí y cumpliera su obligación con todos sus visitantes de anunciar gozosamente el hallazgo, todos sus amigos y vecinos se regocijarían con ella, tanto debido al ser absueltos de sospecha de robo como a causa de que la herencia apreciada se restauró completa.
5 ¿No es lo mismo cierto de la gente hoy día? Que una persona pierda una pieza original de un juego inapreciable que tenga mucho sentimiento conectado a ello, o aun virtud y honor de familia, y no está feliz hasta que la halla y puede, con el gozo del alivio, anunciar el hallazgo afortunado a sus amigos y vecinos preocupados. Así, también, “el Hijo del hombre vino a buscar y salvar lo que estaba perdido.” ¡Cuán claramente ilustró Jesús el punto! Él entendía a la gente, y esto se demostraba por la manera en que él hablaba.—Luc. 15:8, 9; 19:10.
6. ¿Por qué eran tan eficaces sus ilustraciones?
6 Su uso de ilustraciones llegó a ser característico de su enseñanza. En vez de hacer comparaciones complicadas, usó asuntos cotidianos. Usaba cosas pequeñas para explicar las cosas grandes, y cosas fáciles para aclarar las cosas difíciles. ¿Qué mujer no podía apreciar instantáneamente la ilustración de coser un remiendo nuevo sobre una prenda de vestir vieja? ¿Qué hombre en aquel país agrícola no se vería y se identificaría con el relato del hombre que salió a sembrar semilla que cayó en diferentes clases de terreno? Esas eran cosas de la vida cotidiana, y cuando se enlazaban verdades espirituales a tales sucesos era posible representarse las verdades con viveza en la mente y recordarlas más fácilmente.—Mat. 9:16; 13:3-9, 18-23.
7. (a) ¿Por qué se le hace más fácil a la gente aceptar nuevas ideas cuando se usan ilustraciones? (b) ¿Cómo hizo Jesús enérgica su denunciación de la codicia e inclemencia?
7 Estas ilustraciones remachaban los puntos tan enérgicamente que nadie podía contradecirlos. Casi toda persona cree lo que ve más fácilmente que las cosas que simplemente ha oído. Si usted usa una ilustración, se le hace más fácil a la persona aceptar lo que usted enseña, porque puede ver, o representarse con viveza en la mente, la verdad que está envuelta. Por ejemplo, cuando Jesús habló contra la codicia y la falta de misericordia no simplemente dijo: “No es bueno ser codicioso.” No; él habló de un hombre que quería arreglar cuentas con sus esclavos. Un esclavo le debía diez mil talentos pero no podía pagar. “Por lo tanto el esclavo cayó al suelo y se puso a rendirle homenaje, diciendo: ‘Tenga paciencia conmigo y le pagaré todo.’ Movido a compasión por esto, el amo de ese esclavo lo dejó libre y canceló su deuda. Pero ese esclavo salió y encontró a uno de sus coesclavos que le debía cien denarios; y, asiéndolo, empezó a ahogarlo, diciendo: ‘Paga todo lo que debes.’ Por lo tanto su coesclavo cayó al suelo y se puso a suplicarle, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te pagaré.’ Sin embargo, él no quiso, sino que se fue e hizo que lo echaran en prisión.” ¡Habráse visto! ¡El hombre a quien se le perdonó una deuda de más de diez millones de dólares dio la vuelta y encarceló a otro por no pagarle diecisiete dólares! ¿Cómo podría persona alguna defender tal codicia y falta de misericordia? Jesús hizo tan repugnantes la codicia y el no perdonar que sus discípulos sinceramente tratarían de desarraigarlos de su vida.—Mat. 18:23-35.
8, 9. ¿Qué clase de persona fue Jesús, como se demostró por su habla, y cómo podemos nosotros sacar provecho de su ejemplo?
8 Jesús estuvo inflexiblemente a favor de la verdad; fue dinámico al atacar el orgullo, el fariseísmo y las tradiciones opresivas. El estilo de hablar del hombre revela qué clase de persona es él, y el habla de Jesús fue vigorosa. Sus descripciones fueron vívidas. Sus oyentes oían a medida que Jesús usaba palabras para pintar cuadros de hombres con vigas en los ojos tratando de sacar pajas de los ojos de otros, pastores ofreciendo perlas a los cerdos, casas sobre arena desplomándose en la tormenta mientras que las que estaban sobre roca subsistían, hombres cortándose las manos y sacándose los ojos para evitar la destrucción, transgresores con enormes piedras de molino alrededor del cuello siendo arrojados al mar, camellos abriéndose paso a apretujones a través de ojos de agujas de coser, y hombres colando jejenes y tragándose camellos. ¡Imagínese el tragarse un camello! Sólo una persona dinámica pensaría en tal imaginación verbal; porque el hombre habla de acuerdo con su personalidad. Cristo Jesús fue el León de la tribu de Judá, estaba lleno del espíritu de Dios, y habló así. Los que quieren ser seguidores de él deben aprender su manera de enseñar y seguir su ejemplo como defensores vigorosos y entusiásticos de la verdad bíblica.
9 Su habla lo revela como un individuo que no era tímidamente retraído o pusilánime, sino franco y eficaz. Los pensamientos de Jesús se remontaban por encima y más allá de la fuerza del vocabulario, y a veces sólo el lenguaje sumamente pictórico podía transmitir la intensidad de su sentimiento a los que escuchaban. Las muchedumbres se asombraban por su enseñanza y por la autoridad de su habla. Con convicción les hablaba la verdad en el nombre de su Padre, que lo había enviado. “Y la grande muchedumbre le escuchaba con placer,” se nos dice.—Mar. 12:37.
10. ¿Qué hizo posible que Jesús hablara a la gente de acuerdo con lo que cada uno necesitaba individualmente?
10 Él también tenía otras cualidades, cualidades más suaves. Él se sentía a sus anchas con gente de toda clase—jóvenes o ancianos, varones o hembras, ricos o pobres, rectos o pecadores—y hablaba a cada uno sobre una base personal, de la manera que esa persona necesitaba que se le hablara. Esta perspicacia en cuanto a las necesidades de otros fue una de sus características sobresalientes e influyó mucho en su enseñanza. Como se declara en Juan 2:25: “No tenía necesidad de que alguien diera testimonio acerca del hombre, pues él mismo sabía lo que había en el hombre.”
11, 12. ¿Por qué dio el consejo que dio al rico gobernante joven, pero quién obró de acuerdo con tal consejo?
11 Apreciando la necesidad de cada uno, les hablaba con perspicacia. Por ejemplo, un rico gobernante joven vino a Jesús preguntando qué tenía que hacer para conseguir la vida, y Jesús dijo que guardara los mandamientos de la ley mosaica. “Todos éstos los he guardado desde mi juventud,” respondió el gobernante. Pero, ¿los había guardado? ¿Podría algún hombre imperfecto guardar esa ley perfecta? No. Sin embargo Jesús no perdió tiempo disputando eso, sino dijo: “Todavía hay una cosa que falta en cuanto a usted: Venda todas las cosas que tiene y distribuya a la gente pobre, y usted tendrá tesoro en los cielos; y venga y sea mi seguidor.” El hombre se fue triste. (Luc. 18:18-23) Él no estuvo feliz como Simón Pedro, que dijo por él mismo y sus coapóstoles: “¡Mire! nosotros hemos dejado todas las cosas y le hemos seguido a usted.” (Mat. 19:27) Él no fue como el acaudalado recaudador de impuestos Zaqueo, que recibió gozosamente a Jesús en su casa y lo agasajó y escuchó la enseñanza de Jesús y luego dijo: “¡Mire! la mitad de mis bienes, Señor, la doy a los pobres.”
12 Pero, ¿por qué no le dijo el Señor a Zaqueo que diera todas sus posesiones a los pobres con el fin de hacerse discípulo y seguir a Jesús? La razón del porqué no, fue que Zaqueo quería hacer justicia con la otra mitad de sus posesiones y con eso demostrar que era un seguidor verdadero de Jesús. Zaqueo no retenía la otra mitad de sus posesiones de modo materialista sino, en el interés de la justicia, con el fin de cumplir sus obligaciones justas. Zaqueo dijo tocante al uso de la otra mitad que no distribuía a los pobres: “Y de todo lo que lo arrebaté a persona alguna por acusación falsa estoy restaurando el cuádruplo.” La ley mosaica requería del ladrón que había dispuesto de una oveja robada que resarciera con cuatro ovejas; pero si la propiedad robada todavía estaba viva en su mano, sólo tenía que resarcir lo doble. (Éxo. 22:1, 4) Por lo tanto Zaqueo demostró arrepentimiento y no solo amor a los pobres sino también justicia para con los oprimidos como fruto de su arrepentimiento. A Jesús le agradó tal disposición de las posesiones de Zaqueo como descendiente natural del fiel Abrahán, porque Jesús dijo: “Este día ha venido la salvación a esta casa, porque éste también es un hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre vino a buscar y salvar lo que estaba perdido.”—Luc. 19:1-10.
13. (a) ¿Por qué dijo a Marta que ella estaba imprudentemente “inquieta y perturbada en cuanto a muchas cosas,” y es ese consejo apropiado para otros? (b) ¿Cómo podemos desarrollar esta calidad de enseñar que Jesús usó tan eficazmente?
13 Cuando Jesús visitó el hogar de María y Marta enseñaba la verdad a María mientras Marta preparaba una comida esmerada. Finalmente Marta se quejó: “Señor, ¿no le importa a usted que mi hermana me haya dejado sola para atender las cosas? Dígale, por lo tanto, que me ayude.” “Marta, Marta,” dijo Jesús, “estás inquieta y perturbada en cuanto a muchas cosas. Sin embargo, sólo se necesitan unas cuantas cosas, o una nada más. Por su parte, María escogió la porción buena, y no se le quitará.” (Luc. 10:38-42) Aunque una comida muy sencilla habría bastado, Marta usó demasiado tiempo en preparativos esmerados para su invitado, descuidando las cosas espirituales más importantes, y Jesús aclaró eso. Pero no fue por todas partes de Palestina diciendo a las mujeres que no prepararan comidas grandes para sus invitados. El interés de Marta en los detalles de su trabajo en la casa era su piedra de tropiezo personal. El consejo de Jesús cuadró con la necesidad de ella, así como con la de todos los que tienden a ser como Marta. En otros casos de su enseñanza es evidente que Jesús demostró perspicacia semejante al hacer que el obstáculo personal del individuo resaltara y luego poniendo sobre aviso a la persona en cuanto a dicho obstáculo. Nosotros también debemos ser observadores, notando las inclinaciones y reacciones de aquellos a quienes enseñamos, y luego tomar en cuenta esas cosas al continuar ayudándolos.
DESMENUZÓ LA COMPLACENCIA
14, 15. ¿Cómo principió Jesús su sermón del monte, y con qué efecto?
14 No tomaría más de veinte minutos pronunciar el famoso sermón del monte de Jesús como se registra en Mateo 5:1 a 7:27, ¡pero ha durado diecinueve siglos y no ha sido igualado por ningún sermón desde entonces! Jesús estaba cerca de Capernaum y las muchedumbres le seguían, de modo que subió al monte y se sentó a enseñar a los que le siguieron. ¿Qué dijo? ¿Fue lo que la mayoría aceptaría prontamente? ¿Dijo que es el rico el que no tiene necesidad, o el feliz el que no necesita consuelo? ¿Elogió a los que son apreciados por los hombres? ¡No! Más bien, dijo cosas pasmosas:
15 “Felices son ustedes, los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Felices son ustedes los que tienen hambre ahora, porque serán saciados. Felices son ustedes los que lloran ahora, porque reirán. Felices son ustedes siempre que los hombres los odien, y siempre que los excluyan y los vituperen y desechen su nombre como inicuos por causa del Hijo del hombre. Regocíjense en ese día y salten, porque, ¡miren! su galardón es grande en el cielo, porque ésas son las mismas cosas que solían hacer a los profetas los antepasados de ellos.” Fue a los espiritualmente hambrientos, sedientos, vituperados, perseguidos, necesitados y dolientes que él pronunció felices.—Luc. 6:20-23.
16. ¿Qué normas elevadas dio a conocer, y qué efecto tendrían estas enseñanzas en sus oyentes?
16 Jesús continuó: “Ustedes oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que cometa un asesinato será responsable al tribunal de justicia.’ Sin embargo, yo les digo a ustedes que todo el que continúa airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia.” (Mat. 5:21, 22) Muchas personas pueden decir: “Jamás he asesinado. He guardado esa ley.” Pero, ¿cuántos individuos pueden decir: “Jamás he estado airado con mi hermano”? Entonces Jesús dijo: “Ustedes oyeron que se dijo: ‘No cometerás adulterio.’ Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.” (Mat. 5:27, 28) Muchos de su auditorio podrían decir: “Jamás he cometido adulterio,” pero ¿cuántos de ellos honradamente podrían decir que jamás habían tenido un pensamiento de concupiscencia en su vida? Jesús también dijo: “Han oído que fue dicho: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Sin embargo, yo les digo: No resistas al que es inicuo; pero al que te dé un bofetón en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.” Muchos hombres pueden decir que no andan empezando peleas, pero si alguien se presenta y provocativamente da un bofetón primero, ¿cuántos pueden contener su genio y sus manos y evitar una pelea?—Mat. 5:38, 39.
17. ¿A quiénes debemos amar, y por qué? Y ¿cómo puede vencerse el odio?
17 “Han oído que fue dicho: ‘Debes amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo.’ Sin embargo, yo les digo: Sigan amando a sus enemigos y orando por aquellos que los persiguen. Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa tienen?” (Mat. 5:43, 44, 46) Es fácil amar a los que lo aman a usted, pero es sumamente difícil amar a los que lo odian y lo persiguen. Jehová puede amar a sus enemigos, y tenemos que copiarlo si queremos ser hijos suyos. ¿Por qué dejar que la conducta de usted sea gobernada por la mala conducta de otros? ¿Por qué odiar simplemente porque otros odian? ¿Por qué entrar en el ciclo vicioso de hacer mal por mal? ¿Por qué envilecerse adoptando las normas ruines de sus enemigos? El hacer frente al odio con odio acarrea dificultad, mientras que el hacerle frente con amor puede terminar la dificultad. ¡Qué bendición sería si usted mediante su conducta correcta pudiera atraer aun a su enemigo! “No devuelvan mal por mal a nadie,” dijo Pablo. “Sino sigue venciendo el mal con el bien.”—Rom. 12:17, 21.
18. En su enseñanza, ¿cómo llegó Jesús directamente a la raíz del problema, y cómo reaccionan los cristianos a su consejo?
18 En su enseñanza Jesús llegó directamente a la raíz del problema, desmenuzando el sentimiento que tuviera uno de complacencia farisaica. Él demostró que más está envuelto que sólo el abstenerse de hechos de violencia e inmoralidad. Él señaló los pensamientos que conducirían a estos hechos malos, e instó a otros pensamientos para cultivar deseos piadosos para que sus hechos correctos fuesen impelidos por amor. De esa manera evitarían caer en el ciclo mortífero que Santiago describió más tarde cuando dijo: “Cada uno es probado por medio de ser atraído e inducido por su propio deseo. Luego el deseo, cuando se ha hecho fértil, da a luz el pecado; en seguida, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte.” (Sant. 1:14, 15) Los cristianos toman a pecho el consejo de Jesús y de veras se esfuerzan por aplicarlo, pero ¿qué hombre pecaminoso puede decir honradamente que se eleva a la plena altura de esa norma perfecta? ¿Quién puede decir que no necesita le gran paciencia de Jehová Dios y Su provisión del Mesías? En el día de Jesús verdades como ésta que llamaba la atención a las faltas humanas perturbaban mucho a los tradicionalistas religiosos, cuyo fariseísmo se hallaba en guardar exteriormente las reglas y los reglamentos. (Mat. 23:23) Jesús dio duros golpes a la complacencia con el fin de hacer que los individuos honrados recobraran el sentido y para salvarlos de la trampa del orgullo y el fariseísmo.
JESÚS PREDICÓ ACTIVIDAD
19. ¿De qué ansiedades tenía conocimiento Jesús, pero dónde nos enseñó que fijáramos nuestra atención?
19 Su sermón continuó: “Dejen de estar ansiosos acerca de su alma en cuanto e qué comerán o qué beberán, o acerca de su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No tiene el alma más valor que la comida y el cuerpo que la ropa?” Luego, escogiendo ilustraciones a la mano en la ladera del monte, les dijo que observaran a las aves que comían sin sembrar y a los lirios del campo que estaban tan hermosamente vestidos sin hilar. El hombre también debe aprender a acudir a Dios y darle gracias por las cosas que Él provee. “Pues, si Dios viste así la vegetación del campo que hoy está aquí y mañana se echa al horno, ¿no los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe?” Jesús dio énfasis a dar el lugar de primera importancia a las cosas espirituales, el Reino y la justicia de Dios, en vez de emplear tanto tiempo y ansiedad en las cosas materiales.—Mat. 6:25-34.
20. (a) ¿A qué dio énfasis Jesús, y qué evidencia puede usted dar? (b) ¿Afecta eso nuestra enseñanza? ¿Cómo?
20 Jesús enseñó a sus discípulos que la actividad era importante. Puso más énfasis en hacer cosas buenas que en no hacer cosas malas. Si usted está haciendo lo que es correcto no puede estar haciendo lo que es incorrecto al mismo tiempo. “Todo árbol bueno produce buen fruto, pero todo árbol podrido produce mal fruto; un árbol bueno no puede dar mal fruto, ni puede un árbol podrido producir buen fruto. No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” El simplemente afirmar que uno es cristiano y abstenerse de hechos inicuos no basta. En vez de formular una larga lista de cosas que sus discípulos no habían de hacer, Jesús los instó a hacer la voluntad de Dios. Principalmente trató de acción positiva, no de bondad negativa. Más a menudo condenó a la gente por dejar de hacer el bien que por cometer el mal. Por ejemplo, hubo el sacerdote y el levita que se fueron al otro lado de la calle y dejaron a la víctima de salteadores sin ayuda, las personas semejantes a cabras que se abstuvieron de hacer bien a los hermanos del Rey, y el hombre rico que no hizo nada para Lázaro el mendigo. Jesús amonestó a sus discípulos contra el camino incorrecto, pero dio énfasis al camino de Dios. Dejó el modelo que deben seguir los maestros cristianos.—Mat. 7:17, 18, 21.
21. ¿Cuál fue el efecto de su sermón en sus oyentes, y qué añadirá iluminación a los incidentes de la Biblia en que él estuvo envuelto?
21 “Ahora bien, cuando Jesús terminó estos dichos, el efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas de su modo de enseñar; porque estaba enseñándoles como una persona que tiene autoridad, y no como sus escribas.” ¿Cómo enseñaban los escribas? ¿Quiénes fueron ellos? ¿Qué otros grupos religiosos funcionaban en Palestina cuando Jesús enseñó allí? El saber algo en cuanto a la situación religiosa de Palestina al tiempo de la predicación de Jesús nos ayudará a entender mejor muchos incidentes que se hallan registrados en la Biblia. (Mat. 7:28, 29) También apreciaremos más por qué las muchedumbres que escuchaban quedaron atónitas por la diferencia en la manera de enseñar del Señor y Maestro Jesús.
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Actitudes religiosas cuando el Maestro predicóLa Atalaya 1960 | 1 de septiembre
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Actitudes religiosas cuando el Maestro predicó
1. ¿Qué creían y practicaban los esenios?
ADEMÁS de la actividad celosa de Juan el Bautista, hubo varios grupos judíos que estaban moldeando actitudes religiosas en Palestina cuando Jesús comenzó su ministerio. Uno de estos grupos fue el de los esenios, a los cuales no se les menciona en los escritos inspirados de los apóstoles y discípulos de Jesús. Los esenios creían que la piedad exigía que ellos castigaran el cuerpo, ayunaran y vivieran austeramente, por lo tanto despreciaban cualquier cosa que era un placer para la carne. Se aislaban en comunidades pequeñas. Los esenios no fueron un grupo religioso mayor que se encaró a Jesús en su predicación, aunque recientemente han llegado a ocupar un lugar de prominencia debido al hallazgo de los Rollos del mar Muerto de libros de la Biblia.
2. ¿En qué estaban interesados los celotes, y en qué ocasión parece manifiesta su influencia?
2 Luego estuvo el grupo de los celotes o nacionalistas. Querían que un judío se levantara para acaudillarlos en una sublevación contra Roma y romper de su cuello el yugo de Roma. Galilea era un foco de sediciones, y allí fue donde Jesús había crecido. Uno de los discípulos de Jesús se llamaba “el celoso” o “el celote,” y puede haber sido miembro del partido de los celotes. Sin embargo, no excitó el espíritu nacionalista o de autonomía inmediatamente después que Jesús milagrosamente alimentó a cinco mil hombres. “Por consiguiente cuando los hombres vieron las señales que él ejecutaba comenzaron a decir: ‘Con toda certeza éste es el profeta que había de venir al mundo.’ Por lo tanto, Jesús, dándose cuenta de que estaban por venir y tomarlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña solo.” Estos nacionalistas querían establecerlo como rey, por consiguiente en oposición al gobierno de Roma. querían reclutar a Jesús, con sus poderes milagrosos, para sus propios propósitos egoístas. Pero Jesús rehusó resueltamente ser desviado del trabajo que su Padre celestial le había enviado a hacer. Como testificó delante de Pilato: “Con este propósito he nacido y con este propósito he venido yo al mundo, para dar testimonio a la verdad.”—Juan 6:14, 15; 18:37; Luc. 6:15, margen; Hech. 1:13.
3. ¿Quiénes fueron los saduceos, y desde qué punto de vista veían ellos a Roma, las Escrituras Hebreas y la tradición?
3 Un tercer grupo fue el de los saduceos, que incluía a escribas y miembros del Sanedrín y aun a los dos sacerdotes principales. (Juan 11:47; Hech. 5:17; 22:30; 23:6) No se interesaban en la venida de un Mesías, sino que estaban interesados en mantener el statu quo. Tenían un acuerdo práctico con Roma. A ellos les tocaba manejar los asuntos del templo, los servicios sacerdotales, el cobro de diezmos, las contribuciones hechas en el templo, la venta de animales sacrificatorios en el Atrio de los gentiles, y el negocio del cambio de moneda que se llevaba a cabo allí. Los saduceos no aceptaban ni todas las inspiradas Escrituras Hebreas ni todas las tradiciones de los fariseos; de hecho, sólo creían en la Ley de Moisés.
4. ¿Cómo respondió Jesús a los saduceos sobre resurrección, y por qué?
4 Por consiguiente fueron los saduceos los que vinieron a Jesús para poner objeción en cuanto a la resurrección, porque creían que la Ley de Moisés no daba base para tal enseñanza. Jesús se enfrentó a ellos sobre su propia base, citando de los escritos de Moisés: “Concerniente a los muertos, de que son levantados, ¿no leyeron ustedes en el libro de Moisés, en el relato acerca de la zarza, como Dios le dijo a él: ‘Yo soy el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’? Él es Dios, no de los muertos, sino de los vivos. Ustedes están muy equivocados.” (Mar. 12:18-27) Esto quiso decir que aquellos hombres que estaban muertos vivirían otra vez mediante resurrección. Tal como se hacía referencia a algunos que vivían enajenados de Dios como muertos desde el punto de vista de Dios, así se consideraba que estos muertos que contaban con aprobación vivían desde su punto de vista.—Efe. 2:1; 1 Tim. 5:6; Luc. 20:38.
5. ¿Qué conocimiento en cuanto a los saduceos los identificaría como los que gritarían: “No tenemos más rey que César”?
5 Debido al acuerdo práctico que tenían con Roma, los saduceos no querían que nadie suscitara dificultad que pudiera hacer que las legiones romanas vinieran para imponer restricciones. Querían quitarse de encima a Jesús. Pilato mismo sabía eso, y dijo a Jesús: “Su propia nación y los sacerdotes principales [saduceos] lo entregaron a mí.” Muy lógicamente ellos serían los que harían de su caso un punto en cuestión de lealtad a César: “Si usted deja libre a este hombre, no es amigo de César. Todo el que se hace rey habla contra César.” Y cuando Pilato preguntó si debería empalar a su rey, fueron los sacerdotes principales, o saduceos, los que gritaron: “No tenemos más rey que César.”—Juan 18:35; 19:12-16.
ESCRIBAS Y FARISEOS
6. ¿Quiénes fueron los escribas?
6 Algunos de los escribas eran saduceos, pero casi todos eran fariseos, y sin duda fue por eso que Jesús habló de los escribas y fariseos juntos tan frecuentemente en el capítulo veintitrés de Mateo. Los escribas sacerdotales leían, copiaban, enseñaban e interpretaban la ley. Mostraban cómo había de aplicarse en la vida diaria.—Mat. 23:2, 13, 15, 23, 25, 27, 29.
7. ¿Qué creían los fariseos?
7 Los fariseos, que eran los tradicionalistas religiosos, creían que la salvación sólo era por medio de guardar las tradiciones o la llamada ley oral. Esperaban la venida del Mesías a su propio modo. Aceptaban todas las Escrituras Hebreas, pero a éstas agregaban tradiciones orales. Querían permanecer separados de los romanos porque creían que era una contaminación el tener que ver con ellos de modo alguno. También era contaminador en su mente el tener que ver con la gente común que no guardaba las tradiciones orales.
8. ¿Por qué fueron los fariseos los que se quejaron de que los discípulos de Jesús no se lavaban las manos antes de comer?
8 Dado que los fariseos amaban la tradición, no nos sorprende el que ellos fueran los que se quejaron con Jesús en cuanto a sus discípulos: “No se lavan las manos cuando se disponen a comer una comida.” La queja no se dio sobre bases sanitarias, sino en defensa de las tradiciones, que Jesús dijo hacen “la palabra de Dios inválida.” (Mat. 15:1-6; Mar. 7:1-8) La tradición de lavarse las manos se desarrolló con el tiempo. Primero era un lavamiento ritual antes de las comidas. Luego el lavamiento se efectuaba antes y después de las comidas, y después los adoradores más estrictos se lavaban después de cada plato de la comida. Para cierto alimento las manos tenían que ser sumergidas completamente, y para otros tipos de alimento se había de derramar sobre las manos agua especial, que corría hasta arriba de las muñecas. Ahora esta agua se consideraba estar sucia, por eso si parte del agua regresaba a las manos, tenían que volver a lavárselas para quitarse el agua sucia. El Talmud asigna el castigo por no hacerlo: “El que estime levemente el lavado de las manos perecerá de la tierra.” Estaban muy ocupados lavándose las manos, pero ¡jamás se ocupaban de limpiarse el corazón!
9. ¿Por qué se quejaron los fariseos de que los discípulos de Jesús arrancaban grano el día sábado, y cuáles eran algunos de sus reglamentos del sábado?
9 ¿Quién se quejaría en cuanto a arrancar grano y comerlo el día sábado? Mateo 12:2 responde: “Al ver esto los fariseos le dijeron: ‘¡Mire! sus discípulos están haciendo lo que no es lícito hacer el día sábado.’” Fueron sus tradiciones sabáticas las que los impelieron a poner objeción. El sábado era un tema delicado, y en el Talmud hay dos tomos grandes sobre reglamentos sabáticos. Por ejemplo, no podían morderse las uñas de los dedos el sábado. La mujer no podía verse en un espejo, pues podría ver una cana y arrancarla, y eso sería trabajo. No podía usarse dentadura postiza, porque podría caerse, y el alzarla sería llevar una carga el sábado. Se podía usar un emplasto sobre una herida si sólo impedía que empeorara; si mejoraba la herida, eso sería trabajo ilegal. No se podía tratar un hueso fracturado el sábado, a menos que la mismísima vida de la persona estuviera envuelta. No podían comer el huevo que una gallina pusiera el sábado. La excepción era si no tenían la gallina como ponedora, sino que la estuvieran engordando para comer, entonces podría comerse su huevo, ¡porque había de considerarse simplemente como un pedazo de la gallina que se había caído!
LA “GENTE DE LA TIERRA”
10. ¿Quiénes eran los am ha-arets, y cómo los consideraban los judíos religiosos?
10 La expresión hebrea am ha-arets significa “gente de la tierra.” (Jer. 1:18, nota al pie marginal) A estas personas se les trataba como basura bajo los pies de los fariseos, y, naturalmente, los saduceos no tenían nada que ver con ellas, porque despreciaban a todos. Los am ha-arets eran jornaleros pobres que no conocían la Ley ni las tradiciones o no las guardaban. No recitaban las oraciones formales, no tenían flecos rituales en sus prendas de vestir ni usaban filacterias en los servicios religiosos, ni entrenaban a sus hijos en las tradiciones como lo hacían los judíos escrupulosos. Eran odiados y proscritos de la comunidad por los rabinos. Un rabino les negó toda esperanza de resurrección, y el rabino Hillel dijo: “Ninguno de los am ha-arets es verdaderamente religioso.” Un buen judío no dejaría que su hija se casara con uno. Su punto de vista era: “No se asocie ningún hombre con pecadores ni siquiera para acercarlos a la Tora.” Cuando los religiosos pusieron objeción porque Jesús se asociaba con pecadores, sin duda estaba incluída esta clase.
11. ¿Cómo se sintió Jesús en cuanto a los am ha-rets?
11 Jesús demostró consideración para la clase de pecadores am ha-arets. “Yo vine a llamar, no a personas justas, sino a pecadoras,” dijo Jesús cuando los fariseos pagados de su propia rectitud pusieron objeción porque él se asociaba con estos individuos humildes. Jesús fue atraído a ellos: “Al ver las muchedumbres sintió tierno afecto por ellas, porque estaban despellejadas y arrojadas acá y allá como ovejas sin pastor.” Estas personas que por largo tiempo habían sido pasadas por alto reaccionaron a la predicación de Jesús; no fueron indiferentes a la ley de Jehová. Eran las tradiciones imposibles de los ancianos las que estas personas trabajadoras no podían guardar.—Mat. 9:13, 36.
12. ¿Cómo aclara más este conocimiento la situación registrada en Lucas 15:1-10?
12 Con este conocimiento de la situación podemos entender mejor el relato de Lucas 15:1-10. “Los pecadores seguían acercándose a él para oírle. Por consecuencia, tanto los fariseos como los escribas seguían murmurando, diciendo: ‘Este hombre da la bienvenida a pecadores y come con ellos.’” En respuesta a esto Jesús habló de un hombre que tenía cien ovejas; cuando una oveja se pierde deja las noventa y nueve para hallar la que se perdió y se regocija mucho a causa de recobrarla. Entonces Jesús dijo categóricamente: “Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento.” Él tomó el propio punto de vista de los fariseos, de que eran justos y estaban seguros en el rebaño de Dios. Por eso buscaría a los perdidos, los pecadores, y dijo que habría más regocijo a causa del recobro de un solo pecador que a causa de noventa y nueve hombres pagados de su propia rectitud que creían que no les hacía falta salvación. Para hacer el mismo punto doblemente enfático agregó la ilustración de la mujer con diez monedas, que perdió una y diligentemente buscó hasta que la halló y se regocijó mucho a causa de esta que hacía completo su juego de monedas. Fue la moneda perdida, las ovejas perdidas, incluyendo a los de la clase de am ha-arets que están perdidos y lo saben y buscan la salvación, que interesaban a Jesús y le ocasionaron gozo a Jehová cuando fueron recobrados. Dios no estaba interesado en los escribas y fariseos pagados de su propia rectitud, que no se arrepentían reconociendo los pecados.
13. ¿Qué puntos de vista absurdos tenían los fariseos en cuanto a sus tradiciones y la Palabra de Dios?
13 ¿Por qué deberían Jehová y Jesús hallar gozo en los tradicionalistas? Las tradiciones de los escribas y fariseos hacían inválida la palabra de Dios, no obstante ellos tenían estas tradiciones en tan buen concepto que se hacían ridículos. Decían que la ley escrita era como agua, pero que las tradiciones eran como vino. Decían que Dios pasaba todo el día estudiando la palabra escrita y toda la noche estudiando las tradiciones orales. ¡Habráse visto!
DENUNCIACIÓN DE HIPÓCRITAS
14. ¿Cómo ataban cargas pesadas sobre los hombros de los hombres los escribas y fariseos, y de qué manera impedían que la gente entrara en el Reino?
14 ¿Sorprende algo que Jesús dijera las palabras severísimas registradas en el capítulo veintitrés de Mateo? “Atan cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de la humanidad, pero ellos mismos no quieren moverlas ni con un dedo suyo.” Estas cargas fueron las tradiciones orales que eran tan gravosas y difíciles de guardar, y ellos no querían ni siquiera alzarles un reglamentito para hacerlo más fácil. Se habían establecido como maestros de la gente, pero en vez de dirigir la atención de la gente al reino de Dios, la desanimaban al insistir en tradiciones gravosas. Entonces cuando Jesús hizo lo que ellos estaban dejando de hacer, se enfurecieron y procuraron predisponer a la gente en contra de él. Bien dijo Jesús: “Cierran el reino de los cielos delante de la humanidad; porque ustedes mismos no entran, ni permiten ustedes que entren aquellos que van entrando.”—Mat. 23:4, 13.
15. ¿Qué muestra que los fariseos y escribas sólo estaban interesados en la apariencia exterior de las cosas?
15 “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! por cuanto ustedes dan el diezmo de la hierbabuena y el eneldo y el comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber, el juicio y la misericordia y la fidelidad. Era obligatorio hacer estas cosas, y sin embargo no desatender las otras. ¡Guías ciegos, que cuelan el jején pero se tragan el camello!” Estaban tan ocupados con las cosas pequeñas que nunca se ocupaban de los asuntos de más peso de la adoración verdadera. Aunque hacían lo que se precisara para salvar las apariencias, no cumplían con lo debido. “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! por cuanto ustedes limpian el exterior de la taza y del plato, pero por dentro éstos están llenos de despojo y falta de moderación. Fariseo ciego, primero limpia el interior de la taza y del plato, para que el exterior de ello también llegue a estar limpio.” Se interesaban en apariencias superficiales, mas Dios veía el corazón. Aunque había mucha piedad exterior, la justicia y la misericordia y la fidelidad faltaban desastrosamente.—Mat. 23:23-26.
16. ¿Qué ilustraciones contrastan a los que parecen buenos exteriormente con los que realmente son buenos interiormente?
16 Una piedra preciosa puede verse empañada, pero está buena adentro. Cuando se frota y se pule, comienza a brillar. Aun si el exterior áspero sin pulir parece común, su valor se extiende debajo de la superficie. Por otra parte, aunque un trabajo de blanqueo mejore la apariencia de una antigua casa hecha de madera, sólo hay que frotar un poco antes que las tablas viejas que se hallan debajo principien a dejarse ver. Así sucede con la gente. Jehová no se interesa en los que se ven piadosos exteriormente. Cuando se les frota de la manera contraria, o se les irrita, o cuando no se salen con la suya, o cuando tienen que cambiar, entonces usted ve lo que está dentro de ellos. Usted ve cuán irritables pueden ser, y la persona verdadera interior se manifiesta. Cuando Jehová junta a las cosas preciosas de todas las naciones se interesa en personas que son como piedras preciosas. Mientras más “froten” o traten de incomodar o irritar a los cristianos que tienen el corazón recto, mientras más los persigan, vituperen y opriman, más fulgura su integridad, más brillantemente reflejan la gloria de Jehová y más deslumbradora llega a ser su refutación de la mentira de Satanás de que los hombres no retendrán su fe bajo prueba.—Agg. 2:7 AN.
17. ¿Qué muestra la hipocresía de los escribas y fariseos tocante a los profetas de Jehová?
17 “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! por cuanto ustedes construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas memorialescas de los justos, y dicen: ‘Si hubiéramos estado en los días de nuestros antepasados, no habríamos participado con ellos en la sangre de los profetas.’” ¡Pero estos mismísimos hipócritas fueron los que mataron al mayor profeta de todos, Jesucristo! Con mucho gusto construían tumbas para los profetas y las adornaban para atraer la atención a sus propios hechos de caridad, pero ¡ay del profeta vivo que se atreviera a mostrar la falsedad de su hipocresía!—Mat. 23:29, 30.
ACTITUDES RELIGIOSAS HOY DÍA
18. ¿Qué muestra que estos mismos tipos religiosos existen hoy día?
18 Ahora existen los mismos tipos de personas que en el primer siglo. Algunos se aíslan en edificios religiosos, ayunan y se maltratan el cuerpo, pensando que tal ascetismo es piedad, como pensaban los esenios. Algunos son superpatriotas, que acuden a gobernantes humanos y naciones como instrumentos de Dios y quieren tomar las cosas en sus propias manos e introducir paz a su propio modo, como trataban de hacerlo los celotes. Los saduceos aceptaban sólo parte de las Escrituras Hebreas, rechazando el resto, y los modernistas religiosos hacen lo mismo hoy día. Igual que los saduceos, quieren disfrutar del favor de los gobiernos de los hombres. Pero si usted quiere andar con Dios no puede ser parte del viejo mundo, como lo son los modernistas. También, a semejanza de los fariseos, hoy existen los tradicionalistas. Algunos se adhieren a tradiciones religiosas que se tomaron del paganismo antiguo, y otros han edificado sus propias tradiciones además de las que han pedido prestadas al paganismo. Los fundamentalistas religiosos de hoy quedan dentro de esa categoría. Sus tradiciones en cuanto a la trinidad, inmortalidad del alma, tormento para los pecadores, uso de ídolos y muchas otras, hacen inválidas las verdades sencillas de la Biblia, así como las hicieron las tradiciones de los escribas y fariseos.
19. (a) ¿Qué clase se compara con los am ha-arets y cómo reaccionan los líderes religiosos? (b) ¿Qué experimentan estos individuos anteriormente desamparados cuando se asocian con la sociedad del nuevo mundo?
19 Hoy también están presentes personas que son semejantes a los am ha-arets o “gente de la tierra.” Son personas sinceras a quienes los sistemas religiosos de la cristiandad no han instruído correctamente, pero que no obstante tienen hambre y sed de justicia. Es principalmente a estas personas que los testigos de Jehová se dirigen con amor, y encuentran muchos oídos que oyen. Así como los fariseos se burlaban de los que escuchaban a Jesús y decían “A ustedes no se les ha engañado también, ¿verdad? Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él, ¿verdad? Pero esta muchedumbre que no conoce la ley es gente maldita,” Así los líderes religiosos hoy día se burlan en cuanto a escuchar a los testigos de Jehová. Dicen que sólo son los individuos de posición humilde, los no educados los que escuchan. Están equivocados, así como los fariseos estuvieron equivocados, pues algunos de los gobernantes y fariseos sí escucharon a Jesús y lo siguieron. (Juan 3:1, 2; Hech. 4:36, 37; 6:7) Casi todos los que escuchan son de esta clase desamparada, pero cuando principian a seguir en las pisadas de Jesús y a asociarse con la sociedad del nuevo mundo ya no están desamparados. Se les ayuda amorosamente a obtener un conocimiento acertado de la Palabra de Dios; si es necesario, aun se les enseña a leer para que puedan estudiar la Biblia. Observan que los testigos de Jehová, a semejanza de Jesús, predican de modo diferente. Confían en la autoridad de la Biblia, desemejantes a los fariseos y saduceos modernos con su tradición y modernismo.—Juan 7:47-49.
20. (a) ¿Qué derrotero debemos seguir sabiamente hoy día, pero qué debemos evitar? (b) ¿Cómo podemos participar en un trabajo de curación espiritual?
20 Si somos seguidores verdaderos de Jesús, tenemos que andar en sus pisadas, evitando la hipocresía y la tradición que deshonra a Dios y fielmente dirigiendo la atención de los hombres conscientes de su necesidad espiritual al reino de Dios. Jamás lleguemos a ser como los religiosos falsos del día de Jesús que se interesaban en hacer las cosas sólo a su propia manera y que no llevaban a cabo la adoración que era aceptable a Jehová Dios. Por supuesto, no podemos repetir los milagros de Jesús de curación y de levantar a los muertos, pero sí podemos participar en una obra de curación espiritual. Podemos poner la verdad de la Biblia en la mente y grabarla en el corazón del individuo receptivo, y la mente transformada dirigirá los pies de esa persona en el servicio de Dios, pies que en otro tiempo estaban lisiados en lo que toca a andar con Dios. Los ojos que en un tiempo estaban ciegos a su verdad percibirán, oídos una vez sordos a su mensaje oirán, cuerpos una vez leprosos con enfermedad espiritual llegarán a estar limpios; y los muertos en transgresiones y pecados pueden ser levantados a vida y actividad espirituales, consiguiendo una fe ya no muerta sino probada viva mediante actividad y obras en el servicio de Jehová.
21. ¿Cómo debemos esforzarnos por seguir cuidadosamente el modelo que Jesús puso?
21 Jesús dejó “un modelo para que siguieran cuidadosamente sus pisadas.” (1 Ped. 2:21) Así como un constructor examina cuidadosamente sus planos para enterarse de todos los detalles, así tenemos que estudiar el ministerio de Jesús con el fin de copiarlo estrechamente. Debemos esforzarnos por entender a la gente a quien testificamos, discernir su necesidad, hacer el mensaje enérgico y claro con ilustraciones apropiadas, y mostrar profundo amor a las ovejas como lo hizo Jesús. Debemos ser intrépidos al hablar la verdad a toda persona, y debemos ayudar pacientemente a los humildes. Si ponemos atención constante a nosotros mismos y a nuestra enseñanza, esto resultará en la salvación para nosotros mismos y para los que nos escuchan.—1 Tim. 4:16.
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Píldoras para dormirLa Atalaya 1960 | 1 de septiembre
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Píldoras para dormir
● En su carta pastoral a los clérigos de su diócesis el nuevo obispo de Lund, Nils Bolander, hace la pregunta de por qué tan pocas personas relativamente entran por las puertas de las iglesias. Y él mismo da esta respuesta: “La principal razón pudiera ser que nosotros los sacerdotes estamos de pie por allí adentro bajo bóvedas obscuras y diciendo cosas sin ton ni son.” Dice además, acerca de los sermones: “Muy aseguradamente tiene base el dicho de que existe somnolencia en la Iglesia. A veces nuestros sermones probablemente sirven sólo de píldoras para dormir.”—El Svenska Dagbladet de Estocolmo, del 23 de enero de 1959.
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