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¿Existe el purgatorio?La Atalaya 1960 | 15 de septiembre
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¿Existe el purgatorio?
EL PURGATORIO es una doctrina católica romana. En el credo del papa Pío IV se da la siguiente definición para purgatorio: “Constantemente sostengo que hay un purgatorio, y que los sufragios de los fieles ayudan a las almas que están detenidas en él.”
Para el beneficio de los que no conocen el dogma, brevemente es esto: Que cuando un católico muere en pecado venial él no está en realidad muerto, sino que su alma está consciente en un lugar de castigo temporáneo que se llama “purgatorio,” y la duración de su castigo en el purgatorio puede ser abreviada, y el alma detenida en él puede ser ayudada por sufragios, u oraciones, y por sacrificios de parte de los vivos.
Para que sea verídica la doctrina del purgatorio, la Palabra de Dios, la Biblia, tiene que mostrar (1) que todo hombre tiene un alma que es distinta y separable del cuerpo; (2) que no hay muerte del alma humana o criatura, que sólo el cuerpo muere y el alma sigue viviendo; (3) que los muertos humanos están conscientes en otro mundo; y (4) que los que están en el purgatorio pueden ser auxiliados y ayudados por contribuciones monetarias hechas por sus amigos en la tierra y aplicadas hacia oraciones y misas religiosas.
¿Enseña la Biblia que el hombre tiene un alma que es distinta y, al morir, puede separarse del cuerpo? ¡No! Según la define la Biblia alma significa tanto la criatura humana misma como también la existencia consciente con respiración de la cual la criatura goza cuando está viva. La enseñanza bíblica es que el hombre ES un alma. Génesis 2:7 dice: “Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo de la tierra y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente.” El cuerpo del hombre y el aliento que Dios sopló en sus narices para animar el cuerpo juntos constituyen el alma, la criatura que vive. Alma también se refiere a la existencia consciente con respiración de una criatura viviente, pero nunca es un algo misterioso inmortal en el hombre que sigue viviendo.
¿Es cierto que el cuerpo muere y el alma sigue viviendo? ¡No! Naciones paganas que “sacrifican a demonios [diablos], y no a Dios,” enseñan que hay un alma dentro del cuerpo del hombre y que ésta es inmortal y por lo tanto no puede morir. Tal enseñanza es por lo tanto del Diablo. (1 Cor. 10:20) Jesús bien dijo acerca del Diablo: “Él es un mentiroso y el padre de la mentira.” ¿Por qué? Porque el alma pecadora muere. Ezequiel 18:4, 20 (Mod) dice: “El alma que pecare, ésa es la que morirá.” Dijo Dios al “alma viviente,” Adán: “Polvo eres y a polvo volverás.”—Juan 8:44; Gén. 3:19.
Cuando muere el hombre, ¿está consciente el alma en alguna parte después de eso? ¡No! Es el alma viviente o criatura que está consciente; y cuando un hombre o alma muere, su existencia consciente con respiración cesa. Tal es la indisputable verdad bíblica: “Los que viven están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto.” (Ecl. 9:5) El hombre muerto ya no tiene pensamiento alguno en ninguna parte: “Su espíritu sale, él vuelve a su tierra, en ese día ciertamente perecen sus pensamientos.” Donde no hay existencia consciente, ningún pensamiento, no puede haber ningún dolor ni sufrimiento, en otras palabras, ningún purgatorio.—Sal. 146:4.
Es bien sabido por todos los que son de la Iglesia católica que el clero religioso continuamente solicita y recibe dinero con el pretexto y pretensión de que el dinero contribuído así se usa en conexión con misas y oraciones para auxilio de los que según se dice están en el purgatorio. Millones de personas sinceras que trabajan asiduamente han respondido a súplicas clericales y han contribuído enormes cantidades de dinero para ayudar a parientes y amigos, bajo la impresión de que éstos estaban en el purgatorio. ¿Ayudarán o les serán de algún provecho a los muertos y abreviaran su estadía en el purgatorio tales contribuciones de dinero y oraciones? De ninguna manera; por la razón de que no hay nadie en el purgatorio, porque no hay tal lugar como el purgatorio. Ni Jesús ni sus apóstoles se refirieron a muerto alguno en un purgatorio. En lugar de eso Jesús dijo: “No se maravillen de esto, porque la hora viene en la cual todos los que están en las tumbas memorialescas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.” (Juan 5:28, 29) Los muertos están esperando una resurrección. No están siendo purgados en un purgatorio, ni están esperando misas.
Ni siquiera se menciona el purgatorio en ninguna parte de ninguna traducción católica de la Biblia. Ningún pasaje bíblico hace mención de alguna alma en el purgatorio. Entonces, ¿quién invento el purgatorio? Desde el año 590 hasta 604 Gregorio, conocido como “Gregorio, Magno,” fue papa de la Iglesia católica romana. Él fue el primer hombre que estableció la doctrina del purgatorio y lo adelantó como lugar de elementos ardientes para el tormento de almas. Bajo el título “Purgatorio,” el tomo VIII de la Cyclopædia de McClintock y Strong dice: “Pero sean cuales fueren las ideas de algunos padres de la Iglesia acerca del tema, como doctrina fue desconocido en la Iglesia Cristiana durante los primeros 600 años, y aparentemente no fue hecho artículo de fe sino hasta el siglo 10. . . . ‘El purgatorio para quemar pecados,’ dijo Doellinger en la Conferencia de católicos antiguos que se celebró en Bonn en 1875, ‘era una idea desconocida tanto en Oriente como en Occidente hasta que Gregorio Magno la introdujo. . . . Gregorio Magno añadió la idea de un fuego atormentador.’”—Edición de 1879.
La doctrina del purgatorio halla base solamente en la opinión e interpretación de hombres religiosos que vivieron hace siglos y a quienes los religiosos llaman “padres.” Dijo el cardenal Gibbons respecto al purgatorio. “Esta interpretación no es mía. Es la voz unánime de los padres de la cristiandad.” ¿Constituye prueba alguna de su existencia el hecho de que hace siglos hombres de religión enseñaban ciertas cosas en cuanto al purgatorio? En cuanto al valor de las tradiciones de “padres” religiosos, Jesús contesta: “Han hecho la palabra de Dios inválida a causa de su tradición.... Es en vano que continúan guardándome respeto, porque enseñan mandamientos de hombres como doctrinas.”—Mat. 15:1-9.
La verdad bíblica acerca de los muertos es esto: Los que están muertos en los sepulcros están en la condición de no existencia. La promesa de Dios concerniente a los que están en las tumbas memorialescas es que serán despertados de la muerte. La muerte y resurrección de Jesucristo es una garantía de que los que están muertos serán resucitados, así como Jesús mismo prometió en Juan 5:28, 29. Si algunos de esos muertos hubiesen estado en el purgatorio, Jesús ciertamente lo hubiera dicho. Resurrección quiere decir un levantamiento a la vida otra vez. Si la criatura o alma estuviese en el purgatorio, consciente y sufriendo allí, tendría que estar viva. Si estuviese viva, no podría haber ninguna resurrección, porque una criatura viva no puede ser resucitada. Por lo tanto la doctrina religiosa del purgatorio hace inválida la Palabra de Dios concerniente a la resurrección de los muertos. La verdad feliz es que no hay ningún purgatorio y que la resurrección es la esperanza que Dios da para los muertos.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1960 | 15 de septiembre
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Preguntas de los lectores
● ¿Cuál es el “lugar que se llama en hebreo Har–Magedón” (Apo. 16:16), y cómo puede decirse que los testigos de Jehová están reunidos en ese lugar ahora, y desde cuándo han estado reunidos?—Vea La Atalaya del 15 de agosto de 1957, página 510.
Durante el antiguo reino de Israel, cuando ejerció su mayor dominio desde el río Éufrates en el norte hasta el valle de torrentes de Egipto en el sur, nunca hubo un lugar llamado Har–Magedón, ni ha habido tal lugar allí desde entonces. Pero si existía un lugar llamado Meguido, una ciudad en la llanura de Jezreel, al sudeste del monte Carmelo. El rey de Meguido fue derrotado por Josué cuando Jehová introdujo a su pueblo en la tierra de Canaán y milagrosamente lo ayudó a tomar posesión de la tierra. (Jos. 12:7, 21) Sin embargo, no había ninguna montaña de Meguido, que es lo que significa la palabra griega Har–Magedón. No había tal lugar literalmente aun en los días del apóstol Juan cuando recibió La Revelación. Evidentemente, entonces, el “lugar” es simbólico, pero obtiene algo de su significado del nombre Magedón o Meguido, junto con todas sus asociaciones hasta el día de Juan.
En Meguido Josué combatió y venció al rey de ella. En las “aguas de Meguido” el juez Barac, acompañado de Débora la profetisa, derrotó a las fuerzas militares de Sisara, general del rey Jabín. En Meguido el rey Ocozías de Judá, después de haber sido herido de muerte por el rey ungido de Jehová, Jehú, murió. En Meguido el Faraón Necao de Egipto combatió con el rey Josías y lo mató. (Jue. 5:19; 2 Rey. 9:27; 23:29, 30) Por lo tanto en Meguido se libraron batallas decisivas, y allí se causaron muertes de importancia pública. En Apocalipsis 16:14, 16, en consecuencia, Har–Magedón se asocia apropiadamente con una batalla decisiva del futuro, “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” y en este lugar entonces debe acontecer una gran mortandad que afecte a todos los gobiernos nacionales de este mundo.
Las tres ranas simbólicas, o las tres declaraciones inspiradas que salen de la boca del Diablo, de su bestial agencia gobernante sobre la tierra y de la potencia mundial angloamericana obrando como un profeta falso, juntan a los gobernantes visibles de esta tierra y a sus ejércitos en Har–Magedón. ¿Por qué? Bueno, los reyes o gobernantes son demasiado prácticos para ser reunidos en un simple lugar o campo de batalla desocupado, sólo por el marchar que se requeriría para llegar allí. A los gobernantes se les podría persuadir a ir con sus tropas a cierto lugar o ubicación sólo porque hay un objetivo al que atacar unidamente. Los reyes o gobernantes saben a quiénes están atacando; no es a algo imaginario o simbólico. Los gobernantes mundanos son hombres naturales y no disciernen cosas espirituales. Por eso tienen que tener allí algunos enemigos visibles, tangibles, a quienes atacar. ¿Quiénes son?
El nombre Meguido significa “cita o asamblea de tropas.” Har–Magedón en consecuencia querría decir “el monte de la asamblea de tropas.” Esto explica por qué los ejércitos de los “reyes de toda la tierra” se trasladan a ese lugar. Marchan para atacar las tropas que ya están reunidas en el monte Meguido. La antigua Meguido estaba en la tierra del pueblo escogido de Jehová. Por eso el pueblo o tropas ya congregadas allí tienen que ser los del resto de los seguidores ungidos de Jesucristo, en este tiempo del fin del mundo, porque ellos son el objeto de aborrecimiento por todas las naciones del mundo y son el blanco de su ataque. (Mat. 24:9) Participan en una guerra espiritual al anunciar el reino de Dios, y están equipados con la armadura completa de Dios. Por eso todas las naciones y sus gobernantes se sienten envalentonados para atacarlos a fin de detener su proclamación del reino establecido de Dios. El resto del Israel espiritual de Jehová, el resto de ungidos seguidores de las pisadas de Jesucristo, por lo tanto está identificado con Har–Magedón. Realmente el resto está representado por Har–Magedón, el lugar, o el Monte de la Asamblea de Tropas. El lugar no es lo que está bajo ataque; es el pueblo que está allí en su propio territorio, el pueblo de Jehová. Por eso el libro Luz, tomo 2, publicado en 1930, dijo:
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