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¿Por qué celebrar la cena del Señor?La Atalaya 1960 | 1 de abril
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Señor para que se nos perdonen nuestros pecados, como si, según dice Lutero, eso fuera su parte más necesaria.—Isa. 1:11; Heb. 10:1-4.
Al contrario, se nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia.” “La oración de fe sanará al indispuesto, y . . . si ha cometido pecados, se le perdonará. Por lo tanto confiesen abiertamente sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros, para que sean curados,” espiritualmente. Sí, “si alguien comete un pecado, tenemos”—¿la cena del Señor? no, sino—“un ayudador con el Padre, Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados.”—1 Juan 1:9; Sant. 5:15, 16; 1 Juan 2:1, 2.
UN MEMORIAL DE LA MUERTE DE CRISTO
Si la celebración de la cena del Señor no es un sacrificio, no es un sacramento, no limpia de pecados, entonces, ¿por qué mandó Jesús: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”? Por esa mismísima razón, como un memorial. Era para conmemorar lo que aconteció en el día de la Pascua del 14 de nisán de 33 d. de J.C., según el calendario lunar de los hebreos, así como la Pascua misma conmemoraba lo que había acontecido 1,545 años antes, el 14 de nisán de 1513 a. de J.C. Y ¿qué aconteció allá en ese tiempo? Jehová Dios hizo un gran nombre para sí mismo por medio de derrocar a los dioses de Egipto, por medio de destruir a los primogénitos de Egipto y por medio de libertar de su yugo de esclavitud a los israelitas oprimidos.—Éxo. 9:16; 1 Sam. 6:2-6; 2 Sam. 7:23.
Si ese acontecimiento allá en ese tiempo era digno de ser conmemorado, y ciertamente lo era, ¡cuánto más digno de conmemoración es lo que sucedió en 33 d. de J.C.! Allí Jehová Dios ganó una victoria aun más grande sobre Satanás y sus demonios, pues éstos no pudieron desviar a Jesús, el Hijo de Dios, de su proceder de fidelidad hasta la muerte; de esa manera Dios por medio de Jesús probó que el Diablo era mentiroso cuando éste se jactó de que Dios no podría poner a un hombre sobre la tierra que le fuera fiel a él. Y mediante esa muerte sacrificatoria Jesús no proveyó meramente una libertad religiosa, política y económica temporaria y eso de una sola nación pequeña, sino más bien por medio de ella él abrió el camino para que todo el género humano sea libertado de toda clase de esclavitud al debido tiempo de Dios.
Así vemos por qué Cristo mandó a sus seguidores que conmemoraran su muerte por medio de comer pan sin levadura y beber vino tinto, símbolos de su cuerpo y de su sangre. Fue para que se nos hiciera recordar enérgicamente la maravillosa demostración de la supremacía de Jehová que se efectuó en esa ocasión, así como la maravillosa expresión de su justicia y amor; teniendo él tanto respeto a sus principios justos y tanto amor al género humano que estuvo dispuesto a sacrificar a su Hijo unigénito. También era para que nosotros siempre tuviésemos aprecio vivo de lo que Cristo Jesús hizo a favor de nosotros, el sufrimiento y la muerte que él estuvo dispuesto a dejar que le sobrevinieran para que nosotros pudiéramos ser reconciliados con Dios y conseguir la vida eterna. Y la cena del Señor debería hacernos desear seguir el ejemplo puesto por Jesús de mantener nuestra integridad contra desventajas grandes y también debería ayudarnos a hacer eso.
Más que eso, la cena del Señor debe ser una ocasión en que el cristiano haga un examen de sí mismo para ver si al participar de los emblemas lo hace de una manera digna de la cena, como Pablo muestra en 1 Corintios 11:27-32. Y, finalmente, sirve para impresionar a todos los que son del cuerpo espiritual de Cristo con su unidad: “La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar en común de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es participar en común del cuerpo del Cristo? Porque hay un solo pan, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos nosotros estamos participando de ese solo pan.”—1 Cor. 10:16, 17.
¿QUIÉNES Y CUÁNDO?
¿Quiénes pueden participar de la cena del Señor? ¿Todos los cristianos sinceros? No. ¿Por qué no? Porque el contexto del registro de la institución por Jesús del Memorial así como el testimonio de otros pasajes bíblicos muestran que se limita a los que tienen la esperanza de compartir la gloria celestial con Jesucristo, el número de los cuales, según las Escrituras muestran, está limitado a 144,000. Los hechos manifiestan que hoy en día sólo queda un pequeño resto de entre ese número, que comenzó a ser seleccionado en el Pentecostés de 33 d. de J.C. Todas las personas de buena voluntad, sin embargo, tienen la bienvenida y deberían asistir y presenciar la celebración, ya que para ellas también trae a la memoria lo que Jehová y Jesucristo hicieron, y cómo ellas pueden mostrar aprecio por ello.
¿Cuán a menudo y cuándo debería celebrarse la cena del Señor? No importa cuán a menudo otros profesen hacerlo, no hay justificación bíblica para hacerlo más de una vez al año, así como la Pascua, que conmemoraba la liberación de los israelitas de Egipto, se observaba una vez al año, y eso en la noche de su liberación, el 14 de nisán. Puesto que Jesús instituyó su cena la noche del 14 de nisán, no es sino apropiado que sigamos celebrándola en la misma fecha. Nisán es el primer mes del año lunar judaico y comienza con la nueva luna visible más cerca del equinoccio primaveral. Este año el 14 de nisán cae el 10 de abril. Los testigos de Jehová a través del mundo obedecerán el mandato de Jesús de ‘hacer esto en memoria de mí’ por medio de reunirse después de las 6 p.m. en sus Salones del Reino para celebrar la cena del Señor. ¡Asóciese usted con ellos y reciba las bendiciones que tal asistencia trae consigo!
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Sólo “una forma de devoción piadosa”La Atalaya 1960 | 1 de abril
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Sólo “una forma de devoción piadosa”
● En sus profecías acerca de los últimos días la Biblia dice que los hombres tendrían “una forma de devoción piadosa pero mostrándose falsos a su poder.” (2 Tim. 3:5) Tomando en cuenta esto, es de interés notar lo que se dijo en la revista Cosmopolitan de abril de 1958. “Además, se hace patente que una persona puede afirmar ser de cierta creencia pero vivir en conformidad con otra. Los que condujeron una encuesta descubrieron que tal es el caso cuando preguntaron a los estadounidenses acerca de su creencia en Dios. Aunque el noventa y siete por ciento desde luego afirmó su creencia, más del setenta por ciento admitió que su creencia no desempeñaba un papel esencial en su vida. Para muchos estadounidenses de esta categoría, la prosperidad o el prestigio social es la cosa de mayor importancia en la vida; así que eso es su verdadera creencia. Para muchas personas, el seguir a un dictador o a algún caudillo político es una creencia.”
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La fe y la conductaLa Atalaya 1960 | 1 de abril
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La fe y la conducta
● En conexión con un artículo acerca del juego en las iglesias The Christian Century hizo el siguiente comentario: “El catolicismo exige perfección de fe pero no perfección de conducta; el protestantismo da más importancia a la conducta que a la fe.” La Biblia exige ambas cosas: la fe y la conducta correcta.—Sant. 2:26; Heb. 11:6.
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