¿Enseñan ustedes a sus hijos lo que Dios aconseja?
¿LO HACEN ustedes? No hay mejor medio de manifestarles su amor que enseñándoles lo que Dios aconseja. Todas las buenas cosas materiales que pudieran darles no pueden comparársele en valor. Se debe a que no se aprecia esto el que haya tanta delincuencia juvenil. Aun el enviarlos a una escuela dominical o a una iglesia no es la solución. ¿Por qué no? Porque las encuestas demuestran que la gran mayoría de los delincuentes juveniles ha concurrido a tales servicios. Como lo declaró un prominente pediatra estadounidense en un número reciente de la revista Parents: “Se siente con inquietud . . . que tanto los padres como las instituciones religiosas no influyen profundamente ni durante período prolongado mensurable, en el carácter de nuestros niños que crecen.”
Lo que se necesita es que los padres asuman la responsabilidad que la Biblia coloca justamente sobre sus hombros: “Debes amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy deben resultar estar en tu corazón, y debes inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” “Padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.”—Deu. 6:5-7; Efe. 6:4.
Por supuesto, para que ustedes los padres puedan hacer esto ustedes mismos deben estar bien informados en cuanto a que exactamente es lo que Dios aconseja. Más que eso, si han de influir favorablemente en las vidas de sus hijos deben estar viviendo ustedes mismos el consejo de Dios.
Es necesario comenzar desde bien temprano. No desestimen las posibilidades de sus hijos. Muchos padres sabios comienzan a enseñar a sus hijos a leer y escribir aun antes de que éstos asistan a la escuela de párvulos. En una reciente reunión de educadores un orador instó a los padres a que comiencen a enseñarles religión a sus hijos antes que entren a la escuela. Y de acuerdo con el Consejo Juvenil de Wáshington, D.C., una investigación que abarcó mil casos estableció “que el principal factor causante en la delincuencia juvenil es la clase de ambiente familiar que tuvo el chico durante sus años de antes de la escuela.” De modo que es necesario comenzar temprano.
Da una idea de lo pronto que un niño puede comenzar a aprender el caso de una pequeñuela de dos años que llamó a la telefonista para decirle que su tía estaba enferma. Estaba sola en casa con su tía cuando la tía sufrió un ataque. La telefonista determinó el origen de la llamada y la policía llegó a tiempo para administrar oxígeno y salvarle la vida a la tía. La niñita tenía un teléfono de juguete y a veces se le había permitido marcar las llamadas para los mayores.
Tan pronto un niño aprende a hablar, se pueden incluir en su vocabulario palabras referentes a lo que Dios aconseja. ¿Y qué es lo que Dios aconseja? Entre otras cosas fe en la Biblia como la Palabra de Dios. Den a sus hijos motivos para creer que es inspirada. ¿Podría un libro tan sabio, con principios tan elevados, historia tan exacta, una armonía tan hermosa y profecías maravillosas ser la obra de un mero hombre? ¡Absolutamente no! De modo que léanles regularmente de sus páginas. Tan pronto puedan leer dejen que cada niño tenga su propia Biblia y vean que se familiaricen con su contenido. Al mismo tiempo enséñenles a tratarla cuidadosamente como si valiese su peso en oro, pues lo vale.
Pero lo más importante de todo es que los niños aprendan a entender el mensaje que contiene la Biblia. Es bueno saber dónde ciertos pasajes familiares se encuentran en la Biblia, pero eso no basta. Conocer el consejo de Dios significa entender su Palabra. Dios tiene un nombre, Jehová. La Biblia tiene un tema, el reino de Dios mediante el cual Dios probará a toda la humanidad no solo que él existe sino que él es el Altísimo y el perfecto en sabiduría, justicia, amor y poder. Jehová Dios tiene un Hijo unigénito, Jesucristo, quien tuvo una existencia prehumana, que vino a la Tierra para dar testimonio a la verdad y a morir por nuestros pecados, fue resucitado y ascendió al cielo y al debido tiempo de Dios restaurará el Paraíso a esta Tierra. Estas son algunas de las cosas más elementales que ustedes deberían estar enseñándoles a sus hijos. También es importante enseñarles como orar y por qué.
Para enseñar a sus hijos lo que Dios aconseja deben tener un estudio regular de la Biblia semanalmente para su familia. Como libro de texto para ayudarles a hacerlo, nada mejor pueden usar que De paraíso perdido a paraíso recobrado publicado por la Sociedad Watch Tower. Si desean ayuda en su estudio se les invita a solicitarla de algún testigo de Jehová en su comunidad o a escribir a los publicadores de esta revista.
A pesar de lo importante que son tales verdades básicas, el entender lo que Dios aconseja no es suficiente. Debemos también aplicar sus principios en nuestras vidas, y aquí también los niños deben comenzar a aprender a tierna edad. Ustedes las madres, especialmente, que están con sus hijos jovencitos todo el día, pueden inculcar en sus hijos los principios correctos y el amor por la justicia. ¿Son ingobernables? ¿Se pelean? Siempre hay un texto de la Biblia que se puede citar, y debido a que es la Palabra de Dios es la mejor autoridad que se puede usar en tales ocasiones: “Hijos, sean obedientes a sus padres.” ‘Todas las cosas que quieren que otros les hagan, también de igual manera deben hacérselas a ellos.’ “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” “No se venguen a ustedes mismos, amados.” ‘Ámense unos a otros’.—Efe. 6:1; Mat. 7:12; Hech. 20:35; Rom. 12:19; 1 Juan 4:11.
Sí, padres, manifiesten el amor que les tienen a sus hijos enseñándoles lo que Dios aconseja, protegiéndolos así de la delincuencia para la felicidad mutua y una larga vida para ellos y ustedes.