-
El arte de pronunciar conferencias bíblicasLa Atalaya 1961 | 15 de octubre
-
-
amor y de aprecio. Se sentían—y así deberíamos sentirnos nosotros—como Eliú: “Declararé mi conocimiento, . . . porque he quedado lleno de palabras . . . Permítaseme hablar para que me sirva de alivio. Abriré mis labios para poder responder.”—Job 32:17-20.
Seguramente si hay alguien que tiene razón para hablar con un corazón lleno, para hablar con sinceridad intensa, convicción, ánimo, cordialidad, sentimiento y entusiasmo, es el conferenciante bíblico cristiano, que habla por amor a Dios y a su prójimo y que tiene un mensaje tan importante y urgente para dar en este día malo. Si hay una obra que merezca hacerse “con sinceridad de corazón,” y “de toda alma como para Jehová” es el pronunciar conferencias bíblicas.—Col. 3:22, 23.
No hay duda al respecto, mucho está envuelto en el pronunciar conferencias bíblicas, y en todas sus facetas Cristo Jesús puso el ejemplo perfecto. El conferenciante tiene que mantener el interés tanto de los extraños como de sus compañeros cristianos; tiene que ser exacto y dar a la Biblia el lugar principal; tiene que mantener los aspectos negativos subordinados a los positivos mientras ejerce cuidado para no atestar su conferencia con demasiado material. Debe ser generoso y no obstante juicioso en su uso de ilustraciones y, ante todo, hablar desde un corazón lleno de amor, por Jehová, por su auditorio y por su tema. Al hacerlo, ciertamente traerá honor al nombre de Jehová y edificará a sus oyentes como También a sí mismo. Y reconociendo el elevado modelo que Jesús le puso, se mantendrá modesto y humilde.
-
-
¿Qué se necesita para hacer un cristiano?La Atalaya 1961 | 15 de octubre
-
-
¿Qué se necesita para hacer un cristiano?
◆ Se contribuyen millones de dólares anualmente para el avance de la obra misional en los países no cristianos. Miles de personas en remotas partes del globo son ganados al cristianismo mediante los beneficios materiales que reciben como resultado de esas contribuciones. ¿Pero son tales conversos cristianos verdaderos? ¿Es su motivo para profesar que su religión es el cristianismo un motivo correcto? ¿Es lo suficientemente fuerte para mantenerse íntegro en un tiempo de aflicción y de prueba? Un incidente que se informó en el Journal de Ottawa, Canadá, del 28 de mayo de 1960, arroja luz sobre la respuesta a estas preguntas.
◆ En una sección remota de las islas Filipinas un médico misionero notó en una ocasión a un igorrote muy desconsolado sentado a la vera del camino. El pobre nativo parecía tan completamente miserable que el médico se detuvo y le preguntó qué pasaba. Con desaliento el hombre contestó que se sentía muy mal. El doctor le preguntó por qué. Cuando el igorrote dijo que el obispo vendría el día siguiente, el misionero quiso infundirle confianza, y le dijo que el obispo era un buen hombre, que no heriría a nadie.
◆ El nativo concordó de inmediato, y dijo con afecto que le agradaba el obispo. “Entonces,” dijo el médico, “¿qué pasa?” La respuesta fue: “Cuando estuvo aquí la última vez me dio un sombrero y me hice episcopal.” “Eso es excelente. Es una religión buena,” aseguró el médico.
◆ Entonces el nativo comenzó a explicar que un poco después llegó un sacerdote católico y le dio un par de pantalones y él se hizo católico. “Bien,” dijo el doctor, “el catolicismo también es una religión buena.” Con melancolía el nativo dijo que el sacerdote ahora se había ido y que el obispo volvía de nuevo, y no quería entristecer al obispo. El anciano lucía tan triste mientras meditaba su problema que el misionero le preguntó finalmente qué grupo elegiría. “Creo,” dijo el nativo, “que devolveré el sombrero al obispo y los pantalones al sacerdote, y simplemente volveré a ser pagano.”
◆ Quizás esto solo parezca ser una historia humorística; no obstante, subraya este hecho penoso: muchos han aceptado el cristianismo no debido a aprecio de corazón sino debido a su popularidad y a los beneficios materiales que trae. Esto es cierto no solo en países no cristianos sino también entre las naciones que profesan ser cristianas. Si se enfrentaran con una situación similar, ¿cuántos de los cristianos actuales se asemejarían al anciano igorrote que quiso devolver el sombrero y los pantalones y simplemente volver a ser pagano?
-