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  • Los beneficios por sujetarse a las autoridades
    La Atalaya 1963 | 15 de mayo
    • Así Lucas 24:20 habla acerca del krima o “sentencia de muerte” ejecutada sobre Jesús por el gobernador romano. Y 1 Corintios 6:7 habla de tener krimata, es decir, “juicios” o “litigios” unos con otros.—Yg; Ro; NM.

      9. ¿Sobre quiénes ejecutan un juicio por culpa las autoridades mundanas, y qué debe hacer la congregación en cuanto a cualquier miembro culpable?

      9 Las autoridades mundanas rinden un juicio y castigan a las personas, sea que estén dentro de la congregación o fuera, si violan las leyes de la decencia y del buen orden. Los violadores no tienen derecho de quejarse de tal castigo, como Pablo lo mostró por sus palabras ante el asiento de juicio de César. (Hech. 25:11) Por consiguiente la congregación cristiana no puede proteger a ninguno de sus miembros si roban, hacen contrabando, cometen bigamia, asesinan, calumnian, defraudan, etc. La congregación tiene que entregar a tales miembros culpables para que sean castigados por las autoridades mundanas. Puesto que los culpables quebrantan las leyes del país y así se oponen a la “autoridad,” se están poniendo en contra del arreglo de Dios.

      10. ¿Hasta qué punto puede proceder una congregación en cuanto a un miembro que viole las leyes, y por qué?

      10 La congregación cristiana no tiene órdenes de Dios para proteger a tales opositores y violadores de la ley contra el castigo debido por la “autoridad” del país, y no tiene el derecho de protegerlos. No podemos impedir, oponernos a o condenar la ejecución del krima o juicio ayudando o protegiendo a los violadores de la ley. El hacerlo pondría a la congregación cristiana también en oposición al arreglo de Dios. Además de permitir que el krima o “juicio” siga su curso sobre los miembros ofensores que traen oprobio sobre el pueblo de Dios, la congregación puede expulsar a tales violadores de la ley. La congregación no quiere merecer un krima o “juicio” con los violadores de la ley poniéndose de parte de ellos o cooperando con ellos y oponiéndose a la “autoridad” mundana. Tampoco quiere oprobio.

      UN OBJETO DE TEMOR PARA LAS OBRAS MALAS

      11. En Romanos 13:3, ¿quiénes son los gobernantes a quienes se hace referencia, y qué es la “obra buena” para la cual no son objeto de temor?

      11 Continuando el pensamiento susodicho, Romanos 13:3 pasa a decir: “Porque los que gobiernan son objetos de temor, no para la obra buena, sino para la mala. ¿Quieres, pues, no tener temor de la autoridad? Sigue haciendo lo que es bueno, y tendrás alabanza de parte de ella.” Los gobernantes a quienes se hace referencia aquí no son los gobernantes invisibles de este mundo, que son Satanás el Diablo y sus demonios, según Juan 12:31; 14:30; Efesios 2:2; 6:12. Los gobernantes a quienes se hace referencia aquí con “los que gobiernan” son visibles, terrestres, humanos. Tales gobernantes no son un objeto de temor para la “obra buena.” Esto no significa la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios, aunque ésta es la mejor obra que podríamos ejecutar. La “obra buena” significa las obras buenas que las leyes de las “autoridades superiores” mandan para todos y que la gente en general ejecuta.

      12. ¿Cómo muestra la apelación de Pablo en el tribunal de Cesarea si los emperadores romanos eran o no hasta entonces “objetos de temor” a la predicación?

      12 Cuando Pablo escribió su carta a los cristianos romanos en el año 56, el emperador Nerón todavía gobernaba. De modo que fue a este emperador romano que Pablo apeló. ¿Por qué apeló Pablo a este gobernante pagano, que poseía autoridad imperial? Para mantener la libertad, aun en territorio judío, para la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios. (Hech. 25:8-12; 26:1-7) Por consiguiente en ese tiempo el emperador Nerón no era ‘objeto de temor’ para la obra excelente de predicar el reino de Dios. El emperador precedente, Claudio (41-54 d. de J.C.), había desterrado de Roma a los judíos naturales, incluyendo a Aquila y Priscila. Pero esta acción del emperador Claudio no fue contra los cristianos, aunque quizás se confundiera a los cristianos con los judíos a causa de la fuente de su religión.—Hech. 11:28; 18:2; Juan 4:22.

      13. Hasta entonces, la persecución de los cristianos había sido principalmente ¿por quiénes? ¿y a pesar de ser qué fue soltado Pablo de la prisión en Filipos?

      13 El incendio de Roma todavía no había acontecido, a saber, en el año 64, el cual incendio accidental resultó en la persecución de manera organizada de los cristianos de allí en adelante por los gentiles. Así Pablo estaba en posición de apelar al emperador Nerón a favor del ministerio cristiano que los judíos obstruían en el caso de Pablo. Hasta entonces la persecución de los cristianos había sido principalmente por los judíos. Lo que sucedió a Pablo y Silas en Filipos en Macedonia fue principalmente a causa de que estos dos misioneros fueron presentados en falsos colores por socaliñeros ante los magistrados civiles gentiles, en cual caso Pablo y Silas también fueron tildados como siendo judíos. En este caso Pablo eficazmente se refirió a su ciudadanía romana y fue soltado de la prisión a pesar de ser un cristiano activo.—Hech. 16:19-21, 37-39.

      14. Entonces, ¿por qué no tuvo temor Pablo de apelar a César, y cómo confirmó esto lo que él dijo en Romanos 13:3 acerca de los gobernantes?

      14 Por eso cuando Pablo se presentó ante el gobernador Festo, no tuvo temor de apelar a César, porque Pablo no había estado haciendo ninguna cosa mala al predicar la Palabra de Dios. Apeló a este tribunal romano más alto para defender su derecho a seguir predicando. Pablo escribió su carta a los romanos años antes de ser encarcelado en Jerusalén y en Cesarea y antes de ser trasladado a Roma para apelar en persona al César Nerón. Pablo llegó a Roma por primera vez alrededor de 59 d. de J.C., o cinco años antes del incendio accidental de Roma. Correctamente Pablo pudo escribir, en Romanos 13:3, que los que gobiernan en puestos encumbrados mundanos no son objetos de temor aun para predicar el Reino.

      15. ¿Cuál es el propósito legítimo de la soberanía, y cómo indica esto hasta el código de leyes de Hamurabí?

      15 “Porque los que gobiernan son objetos de temor . . . para la [obra] mala.” Esto se debe a la “autoridad” que ejercen tales gobernantes. El propósito legítimo de la soberanía es desalentar y restringir la obra mala. El gobernante debe obrar contra el mal según la ley del país. Cualquier justicia que haya en tal ley muestra el resultado de la conciencia que Dios implantó en el primer hombre y los restos de la cual todavía se hallan en los legisladores humanos. Mediante un derrotero justo el gobernante debe inspirar un temor restringente en las personas que propenden a ser malas. Aun el preámbulo del código de leyes del rey pagano Hamurabí de la Babilonia antigua indicó esto. En la columna uno él dice: “. . . en aquel tiempo me llamaban Hamurabí, el príncipe eminente, el reverenciador de los dioses, para hacer que la justicia reinara en la tierra, para vencer la iniquidad y el mal, para librar a los débiles de la opresión de los fuertes, . . . para iluminar la tierra, y para promover el bienestar de los hombres.”a

      16. ¿Qué espera de sus gobernantes la gente, por qué les permite Dios ejercer autoridad, y es ordenación de Dios el abuso de la autoridad?

      16 El que un gobernante sea objeto de temor para la obra mala es cosa que caracteriza no solo a los hombres que se hallan en autoridad dentro de la organización de Jehová sino también de las “autoridades superiores” de este mundo. Este es el propósito declarado de todos los gobernantes humanos; y esto es lo que la gente, sus súbditos, espera de los gobernantes. La autoridad temible de los gobernantes en general sirve para reprimir lo malo. Puesto que Dios permite que los gobernantes mundanos en la Tierra ejerzan autoridad, es para dejarles ver cuánto bien o cuán poco bien pueden hacer con ella en comparación con el reino prometido de Dios. El abuso de la autoridad en la Tierra no es ordenación de Dios; es diabólico. El ejercicio correcto de la autoridad se provee para que resulten beneficios, por restringir el desafuero y el desorden.

      17. (a) ¿Por qué no tienen “temor de la autoridad” los cristianos al predicar? (b) ¿Cuál es el bien que en Romanos 13:3 se les dice a los cristianos que hagan para que tengan alabanza de la autoridad?

      17 Los malhechores tienen razón de estar en “temor de la autoridad,” pues las leyes y los decretos de tal autoridad por lo general se publican y se dan a conocer. Los predicadores y maestros de las buenas nuevas del reino de Dios no tienen temor, porque no están haciendo lo malo sino que están haciendo el mayor bien. No obstante, cuando Romanos 13:3 dice: “Sigue haciendo lo que es bueno, y tendrás alabanza de parte de ella [la autoridad],” no se refiere a la predicación del Reino. Se refiere a obedecer las leyes buenas del país que obedecen aun las personas que no predican el reino de Dios. Al dar alabanza a las personas que son súbditos o ciudadanos observantes de la ley la autoridad promueve el buen orden, la decencia y la buena conducta en general. Sin embargo, cuando habló al rey Herodes Agripa II, el gobernador romano Festo habló favorablemente del apóstol Pablo.—Hech. 25:24-27.

      18. ¿Es, entonces, raro el que los testigos de Jehová reciban alabanza de gobernantes civiles?

      18 Por eso Pablo no tuvo temor de la autoridad por predicar la Palabra de Dios. Estuvo feliz de presentar su defensa ante el rey Agripa así como ante el gobernador Festo. (Hech. 26:1-3; 25:8-11) Hoy no es raro que los testigos cristianos de Jehová reciban alabanza de parte de los gobernantes civiles. Durante la II Guerra Mundial el subsecretario de justicia de los Estados Unidos, Francisco Biddle, habló a favor de los testigos de Jehová para apaciguar la acción de chusmas que reinaba en cuarenta y cuatro estados norteamericanos por personas descaminadas, fanáticas y predispuestas.b Esto fue provechoso.

      (Para el siguiente artículo de esta serie vea nuestro próximo número.)

  • Progresando
    La Atalaya 1963 | 15 de mayo
    • Progresando

      Un Testigo visitó el hogar de un clérigo en Virginia, EE. UU., y se le invitó a volver. La revisita incluyó una consideración animada de las doctrinas del infierno, la trinidad y lo que le sucedería a la Tierra. Él concordó en que los Testigos enseñaban la verdad. Después de varias conversaciones, se comenzó un estudio con el libro Paraíso. Durante un período de mal tiempo, el Testigo no fue al hogar del clérigo para el estudio. El clérigo, entonces, vino a ver al Testigo y le informó que él había dejado su libro “Asegúrense de todas las cosas” en la casa del clérigo la última vez que estuvo allí. Esto le resultó muy provechoso al clérigo, puesto que lo leyó y ahora concuerda en dos temas que antes no podía comprender; a saber, que el alma no es inmortal y que Jehová está usando una sola organización. Un día el clérigo dijo: “Me les estoy acercando; voy lento, pero me les estoy acercando. La Biblia dice: ‘Asegúrense de todas las cosas.’”

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