Esfuércese por ser consistente
“CONSISTENCIA, ¡eres una joya!” Esa es una expresión que se oye a menudo cuando alguien manifiesta inconsistencia. Y puesto que todos somos imperfectos, es probable que todos a veces seamos inconsistentes.
Pero eso no significa que no debemos aspirar a la consistencia. Debemos hacerlo, porque consistencia significa “armonía de conducta o práctica con profesión; apego persistente a normas morales o éticas en pensamiento y en acción.” En otras palabras, debemos practicar lo que predicamos y no debemos ser tentados a salirnos de un derrotero de conducta correcta. El Creador, Jehová Dios, y su Hijo, Jesucristo, son consistentes y nosotros debemos ser imitadores de ellos en esto.—Mat. 5:48; Heb. 6:18; 13:8.
Siendo la inconsistencia una falta humana común, no sorprende el descubrir que los que escriben sobre el tema a menudo hablan desdeñosamente de la consistencia. “No sea ‘consistente,’ sino simplemente veraz,” dijo una vez un afamado jurisconsulto norteamericano. Pero, ¿tenía base? No según el diccionario. Y dijo otro escritor sobre el tema: “La consistencia es la cualidad de una mente estancada,” como si la consistencia descartara el progreso. No lo descarta. Y escribió un popular ensayista norteamericano hace años: “Con la consistencia un alma grande sencillamente no tiene nada que ver.” Pero, ¿no son consistentes las leyes de la naturaleza? Sí, y son el producto del Alma más grande del universo.—Jer. 51:14.
Bien puede ser que algunos desdeñen la consistencia porque no quieren someterse a lo que ésta exige. Así, un historiador dice que Tomás Jefferson, a quien muchos norteamericanos consideran el hombre democrático, el amador de la libertad par excellence, aparentemente no vio nada inconsistente entre sus severas denunciaciones de la esclavitud y el que él poseyera muchos esclavos. Por otra parte, aunque predicaba que ‘no hay necesidad de temer al error mientras la razón esté libre para combatirlo,’ no obstante se esforzó, inconsistentemente, en hacer de la Universidad de Virginia una fortaleza de sus ideas religiosas unitarias y de su filosofía política republicana.—Annals of the American Academy of Political and Social Science, mayo de 1963.
La Biblia, la única guía segura del hombre, no atenúa la inconsistencia; no la disimula ni se ciega ante ella. Más bien, a través de sus páginas condena fuertemente la inconsistencia. ¡Cuán claramente Jesús, el Hijo de Dios, puso de manifiesto la inconsistencia de los caudillos religiosos de su día! Afirmaban ser los hijos de Abrahán pero no hacían las obras de Abrahán. Afirmaban creer en Moisés; pero si hubieran creído, habrían creído también en Jesús, porque Moisés escribió acerca de Jesús.—Juan 5:44-47; 8:39, 40.
Esos hombres se habían sentado en la cátedra de Moisés, enseñando su ley, pero, ¿practicaban lo que predicaban? No, eran inconsistentes. “Dicen y no hacen,” declaró Jesús. Poniendo de relieve además la inconsistencia de ellos, Jesús dijo que colaban los mosquitos mientras se engullían los camellos.—Mat. 23:2, 3, 24.
El apóstol Pablo, aunque era un hombre docto, no desdeñó la consistencia como se inclinan a hacerlo los doctos modernos. En imitación de Jesús fustigó fuertemente a los judíos que eran culpables de inconsistencia: “Tú, sin embargo, el que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, el que predicas: ‘No hurtes,’ ¿hurtas? Tú, el que dices: ‘No cometas adulterio,’ ¿cometes adulterio?”—Rom. 2:17, 21, 22.
Hoy, especialmente en los púlpitos, hay mucha inconsistencia. Hay hombres que afirman ser ministros cristianos y no obstante amontonan burla sobre los relatos bíblicos de la creación, el diluvio del día de Noé, etcétera, incidentes a los cuales Jesucristo hizo referencia como históricos. Además, ¿no dijo Jesús: “Tu palabra es la verdad”? Y en lo que tocaba a Jesús, la Palabra escrita de Dios en aquel tiempo constaba de las Escrituras Hebreas.—Juan 17:17; Mat. 19:3-6; 24:37-39.
Esto no significa que es solo el clero el que trata con desprecio el requisito de la consistencia. Hay mucha gente que alardea en voz alta de su patriotismo, haciendo una exhibición de ello por medio de ondear y saludar banderas, cantar el himno nacional y celebrar fiestas nacionales. Sin embargo, se deja ver lo que son verdaderamente por su deseo de defraudar a su país en lo que toca a pagar impuestos.
Por otra parte, los padres a menudo no cumplen, en lo que toca a consistencia, al tratar con sus hijos. Advierten a sus hijos que serán castigados si hacen esto o aquello, y luego los hijos lo hacen de todos modos y el padre o la madre pasa por alto la desobediencia. O quizás un padre o una madre castigue a un niño por hacer determinada cosa un día y otro día quizás permita que el niño se salga con la suya. Y, esto es lo más grave de todo, se muestra inconsistencia cuando un padre o una madre le dice a un niño que no mienta, hurte, chismee, etcétera, y luego el niño ve y oye al padre o a la madre haciendo esas mismísimas cosas.
¿Qué hace que la gente sea inconsistente? Pudiera ser simplemente negligencia, o pudiera ser egoísmo—muy probablemente sea esto en muchos casos. Sin embargo, también pudiera atribuirse a no tener o no reconocer ninguna norma firme y sana por la cual guiarse.
El Creador del hombre, Jehová Dios, ha provisto al hombre de una guía segura, su Palabra, la Biblia. Fue dada para servir como ‘una lámpara para nuestros pies y una luz para nuestra calzada.’ Está llena de consejo sano que abarca todas las situaciones y relaciones de la vida. Por una parte, muestra que ‘es solo a Jehová Dios a quien tenemos que rendir adoración,’ y, por otra parte, que ‘todas las cosas que queremos que otros nos hagan debemos hacérselas a ellos.’—Sal. 119:105; Mat. 22:37-39; 4:10; 7:12.
Más que eso, la Biblia también suministra el motivo para un consistente proceder justo. Esto lo hace por medio de inculcar el temor a Jehová, que significa odiar lo que es malo y que es el principio de la sabiduría. El seguir el derrotero de la consistencia significa buenas relaciones tanto con el Hacedor de uno, Jehová Dios, como con el prójimo de uno. Produce tranquilidad de ánimo y felicidad ahora y resultará en vida sin fin en el perfecto nuevo sistema de cosas que está tan cerca. El requisito de la consistencia presenta un desafío, pero al grado que hagamos frente a ese desafío, a ese grado seremos felices.