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    La Atalaya 1964 | 1 de enero
    • trágicos, generalmente ocasionados, de algún modo, por velocidad excesiva. Si algún cristiano dedicado se entrega al guiar desenfrenado o ilegal que resulte en destrucción de la propiedad de otros o daño a otras personas, entonces el comité judicial de la congregación debe adoptar apropiadas medidas disciplinarias.

      Además, en tratos de congregación u otros los cristianos no deben exigir que otros estén en cierto lugar o localidad a un tiempo con el cual claramente sería imposible cumplir sin quebrantar las leyes de velocidad de “César.” La notificación se le debe dar con suficiente tiempo a la persona, para que pueda viajar a una velocidad permitida. Por eso, si alguien pidiera a un cristiano verdadero que viajara hasta cierto lugar dentro de cierto tiempo y el hacerlo requeriría violar las leyes de velocidad de “César,” entonces el cristiano optaría por obedecer la ley de “César,” aceptando cualesquier consecuencias que pudieran venir como resultado de tal obediencia. Pero se podría explicar de antemano a un patrón mundano, por ejemplo, que la conciencia del cristiano no le permitirá quebrantar las leyes de tránsito.

      Sin embargo, la mayor parte de las veces, sea que el conductor lo comprenda o no, sencillamente se trata de que él emprenda la marcha bastante temprano o de cambiar o reorganizar su itinerario para hacer lugar para suficiente tiempo para viajar. Entonces el cristiano no se sentirá bajo ninguna presión o tentación de conducir más aprisa de lo que debería hacerlo. Esta manera de acatar las leyes de tránsito de las “autoridades superiores” no solo ayudará a guardarse de accidentes fatales con la posibilidad de que se atribuya culpa de homicidio al conductor, sino que también ayudará a asegurar una buena conciencia, lo cual es tan vital para nuestra salvación eterna.—Rom. 13:1, 5; 1 Ped. 3:16.

      ● ¿Pudieran ser de naturaleza simbólica los terremotos mencionados por Jesús en Mateo 24:7? ¿Podrían referirse a asuntos políticos tales como revoluciones?

      Al dar su profecía de los últimos días, Jesús dijo, según Mateo 24:7: “Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro.” Algunos han tratado los terremotos mencionados aquí como si fueran de naturaleza simbólica. Los han considerado como representaciones de revoluciones humanas y políticas o de asuntos gubernamentales que causan grandes dificultades entre la humanidad. Pero, ¿está garantizada esa conclusión al considerar el contexto de la profecía de Jesús? No, en verdad; porque si tratáramos los terremotos como si fueran figurados o simbolizaran revoluciones políticas y sociales, entonces estaríamos obligados a tratar las escaseces de alimento de la misma manera. Además, tendríamos que considerar como simbólicas las pestes mencionadas en el relato de Lucas sobre la profecía de Jesús con respecto a los últimos días. (Luc. 21:11) ¿Y qué hay de las guerras predichas? ¿Fueron simbólicas? Estaríamos bajo la obligación de decir tal cosa si le fijáramos una construcción simbólica a los terremotos de la profecía de Jesús.

      El significado simbólico es lo menos que se les puede aplicar a las guerras que esta generación ha experimentado. Millones de personas han perecido y millones más han sufrido severamente de los azotes de la guerra en esta generación. Escaseces de alimento literales y terribles enfermedades literales han plagado a la humanidad en nuestro día. Por ejemplo, ¿cuán amenazador es el problema de la alimentación en la actualidad en vista de la aumentante población mundial? “La carrera de armamentos y la carrera del espacio pudieran llegar a ser problemas de interés académico únicamente,” sostuvo Normando W. Desrosier, profesor de tecnología de alimentación en la Universidad Purdue, si la humanidad no gana su carrera de satisfacer las “necesidades esenciales de los que padecen hambre en el mundo.” Las guerras, las hambres y las pestes, entonces, son literales. También lo son los terremotos.

      Bajo el encabezamiento “La Tierra cambiante,” Guillermo L. Laurence escribió en el Times de Nueva York del 6 de marzo de 1960: “Diez o más terremotos mayores sacuden la Tierra cada año. El más pequeño de ellos libera cerca de mil veces más energía que una bomba atómica del tipo que destruyó a Hiroshima y a Nagasaki. . . . Aunque los terremotos destructivos son relativamente pocos en número, los que son pequeños ocurren comúnmente. Se calcula que en total anualmente ocurren un millón de temblores.” Otro informe dice: “En 2,000 años de historia registrada, los terremotos han segado probablemente 10,000,000 de vidas.” (Times de Nueva York del 20 de agosto de 1950) Esto sería un promedio de cerca de 5,000 muertes al año. Sin embargo, entre 1915 y 1949, 848,450 personas murieron como resultado de terremotos. ¡El promedio anual de muertes debido a los terremotos no fue de 5,000, sino de 24,241, por ese período de treinta y cinco años! Es obvio, por lo tanto, que los terremotos de Mateo 24:7 son literales, tan literales como los otros rasgos de la señal compuesta del tiempo del fin del mundo. No son símbolos de dificultades gubernamentales, revoluciones y otros levantamientos de la sociedad humana.

  • Textos diarios para febrero
    La Atalaya 1964 | 1 de enero
    • Textos diarios para febrero

      Aplicando el principio del sacerdocio general.—1 Ped. 2:5, 9.

      1 Háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores.—Sant. 1:22. A 15/11/63 4, 5a

      2 Todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios.—Rom. 14:10. A 1/1/64 22, 23a

      3 En ninguna ocasión nos hemos presentado ya sea con habla lisonjera, (así como ustedes lo saben).—1 Tes. 2:5. A 1/12/63 2

      4 En rectitud anduvo conmigo.—Mal. 2:6. A 15/7/63 7-9

      5 Por lo tanto, paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.—Mat. 22:21. A 15/6/63 11, 12a

      6 Predica la palabra, ocúpate en ello urgentemente . . . en tiempo dificultoso.—2 Tim. 4:2. A 1/10/63 8, 9a

      7 Nuestra ciudadanía existe en los cielos.—Fili. 3:20. A 1/9/63 4, 5

      8 Dio algunos . . . teniendo en mira el entrenamiento de los santos, para obra ministerial.—Efe. 4:11, 12. A 15/11/63 6a

      9 Basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones . . . Porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero . . . están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes. Pero estas personas rendirán cuenta.—1 Ped. 4:3-5. A 1/1/64 19a

      10 Lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre.—Mat. 19:6. A 1/7/63 15

      11 ¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento a su debido tiempo?—Mat. 24:45. A 15/7/63 13, 14

      12 En el sendero de la justicia hay vida, y el viajar en su senda no significa muerte.—Pro. 12:28. A 15/9/63 3, 4a

      13 Vístanse del Señor Jesucristo, y no estén haciendo planes con anticipación para los deseos de la carne.—Rom. 13:14. A 1/11/63 18

      14 No me retraje de decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y de casa en casa.—Hech. 20:20. A 15/2/63 39

      15 En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado, y tu ley está dentro de mis entrañas.—Sal. 40:8. A 15/10/63 4, 5a

      Explicación para el encuentro del comentario sobre estos textos: Los números a continuación de la fecha de la Atalaya se refieren a los párrafos en el primer artículo del estudio. Cuando hay una “a” después del número del párrafo, el comentario se hallará en el segundo artículo del estudio; cuando se muestra una “b,” se refiere al tercer artículo del estudio.

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    La Atalaya 1964 | 1 de enero
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      MINISTERIO DEL CAMPO

      ¿Qué debe hacer uno para pelear la excelente pelea de la fe? Debe publicar esa fe ante “muchos testigos.” (1 Tim. 6:12) Los testigos de Jehová estarán haciendo eso durante enero al predicar y enseñar con la Biblia, y ofreciendo a toda persona una suscripción de un año a La Atalaya, junto con tres folletos sobre la Biblia, por una contribución de $1 (moneda de E.U.A.).

      ESTUDIOS DE “LA ATALAYA” PARA LAS SEMANAS

      26 de enero: Protejan la nueva generación. Página 9.

      2 de febrero: Cada uno rendirá cuenta. Página 15.

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