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  • ¿Quiere usted evitar la deshonra? Evite la presunción
    La Atalaya 1965 | 1 de octubre
    • “Ciertamente los corderos de su rebaño serán destruidos; ciertamente el pasto será cortado de ellos.” (Jer. 50:45, LXX, traducción de Bagster)b Sí, los babilonios eran como corderos delante del simbólico león del Jordán, arrastrados a la destrucción. Su ciudad capital que parecía tan durable finalmente sería reducida a una desolación. A la Tierra, particularmente el país de los caldeos, la hizo mecerse el sonido tremendo de cuando cayó Babilonia—herida sin poder sanar, como lo considerarán artículos posteriores. El clamor de asombro y angustia de Babilonia se oyó entre todas las naciones entre las que dominaba como Tercera Potencia Mundial—el resultado penoso de su presunción contra Dios.

      21. (a) La triste y humillante suerte de Babilonia debe servir como advertencia de qué para nosotros? (b) ¿Qué declaración de los Proverbios se nos graba ahora bien en la mente?

      21 Esto debe servir como advertencia a todas las personas que alegan ser siervos de Dios, para que tengan mucho cuidado en cuanto a seguir a sus caudillos en cualquier proceder presuntuoso y confiar en las palabras de hombres y sus tradiciones, que son contrarias a la Palabra de Dios o que expresan o indican incredulidad en ella. También debe hacernos comprender el derrotero suicida que es el cifrar la confianza en las jactancias de los hombres, sean filósofos, científicos o clérigos, en cuanto a lo que el hombre podrá hacer para preservar este inicuo sistema de cosas del día presente, que está dominado por el gran imperio de religión falsa Babilonia la Grande. Apreciamos el punto al que da énfasis el escritor sabio de Proverbios:

      “¿Ha venido la presunción? Entonces vendrá la deshonra; pero la sabiduría está con los modestos.”—Pro. 11:2

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1965 | 1 de octubre
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Cuál es el “último enemigo” que habrá de ser destruido? ¿Es la muerte, como se menciona en 1 Corintios 15:26, o Satanás, que habrá de ser arrojado al “lago de fuego” después del reinado de mil años de Cristo?—G. S.

      En 1 Corintios 15:25, 26, el apóstol Pablo escribió: “[Cristo] tiene que gobernar como rey hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a la nada.” Pero, ¿qué muerte tenía presente el apóstol?

      Ante todo, notemos que este enemigo no podía ser la “muerte segunda” que se menciona repetidamente en el libro de Revelación. (2:11; 20:6, 14; 21:8) ¿Por qué no? Porque en ninguna parte leemos que será destruida. ¿Cómo pudiera ser destruida, puesto que significa aniquilación eterna, destrucción o castigo eterno? Siempre existirá, y eso en dos respectos. Primero, jamás será destruida porque jamás entregará los muertos que estén en ella. Segundo, existirá para siempre porque, si alguien a través de toda la eternidad se rebelara contra Jehová (aunque esto es sumamente improbable), sería arrojado al “lago de fuego,” la “muerte segunda.” Por eso, la “muerte segunda” tampoco soltará a los que estén en ella ni llegará a ser impotente si alguien mereciera ser entregado a ella a través de la eternidad.

      Además, no podría decirse que la “muerte segunda” es un enemigo de la humanidad en general. Realmente será amigo de la humanidad, porque librará a la Tierra de todos los que no merezcan vivir y que quieran hacer la vida desdichada para otros. Como instrumento de Dios, no contiene a los inocentes, sino solo a los que merecen la destrucción.

      Sin embargo, la muerte que se debe al pecado de Adán es un enemigo de toda la raza humana. (Rom. 5:12) De manera significativa, por lo tanto, cuando los niñitos de Belén y sus distritos de dos años de edad y menores fueron muertos por los soldados de Herodes, fueron a lo que Jehová llamó “la tierra del enemigo,” la “tierra” de la muerte que se debe a Adán. (Jer. 31:15-17; Mat. 2:16-18) Realmente, la muerte que se debe a Adán ha sido y es el gran enemigo de la humanidad. Todavía reclama a hombres, aun los justos o nobles, y ha acarreado sufrimiento y miseria incalculables a la humanidad. ¡Qué gozo es saber que será destruida cuando se cumplan estas palabras: “La muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego”!—Rev. 20:14.

      Pudiera decirse que la destrucción de la muerte que se debe a Adán es gradual, teniendo lugar en etapas, por decirlo así. Entre otras cosas, en el nuevo orden de después del Armagedón la humanidad ya no morirá a causa del pecado de Adán. Los que mueran entonces serán pecadores incorregibles. Y, en comparación con la vida eterna que pudieran recibir si fuesen fieles, morirán como meros niños, aunque tengan cien años de edad. (Isa. 65:20) Entonces, también, a medida que proceda la resurrección, llegará el tiempo cuando no habrá nadie en el Sheol o Hades por el pecado y la muerte que se deben a Adán. Pero la muerte que se debe a Adán no será destruida completamente hasta que todo vestigio del pecado que se debe a Adán haya sido quitado de la humanidad y el hombre alcance la perfección. Como se indica en 1 Corintios 15:24-26, esto será después que Cristo “haya reducido a la nada todo gobierno y toda autoridad y poder [que se oponen],” pero será antes del fin de su gobierno milenario. (UTA; Mo) Será antes que ‘entregue el reino a su Dios y Padre.’

      Sin embargo, según Revelación 20:7-10, después del reinado de mil años de Cristo se soltará a Satanás el Diablo del abismo para que trate de extraviar a los que estén sobre la Tierra, todos los cuales habrán sido llevados a una condición de perfección. Entonces todos los que sucumban a Satanás serán destruidos, siendo arrojados con Satanás mismo al lago de fuego o la “muerte segunda.” Esta descripción de los sucesos parece contradecir las palabras del apóstol Pablo. ¿Estuvo equivocado el apóstol? ¿Es la muerte o es Satanás el que es el último enemigo que habrá de ser destruido?

      El inspirado apóstol Pablo no se equivocó. En 1 Corintios 15:24-26 Pablo indicó que la muerte que se debe a Adán sería reducida a la nada después de que todo gobierno y autoridad y poder que se oponen fuesen reducidos a la nada. Eso es verdad. Cuando la muerte sea reducida a la nada, ningún gobierno, autoridad ni poder que se opone se hallará en operación en lugar alguno. Será la última de esos enemigos. Sin embargo, el apóstol aquí no estaba discutiendo lo que tendría lugar después del reinado de mil años de Cristo. No estaba discutiendo el hecho de que Satanás sería soltado de su prisión entonces. Estaba considerando las cosas como serían al tiempo cuando la muerte fuese reducida a la nada. Estaba discutiendo sucesos dentro del milenio, no los que tendrían lugar después que Cristo entregara el reino a su Padre al fin de aquel tiempo. (Rev. 20:5, 7) Por eso, considerado en su apropiado marco de circunstancias, no hay pugna entre las declaraciones del apóstol Pablo y las registradas por el apóstol Juan en la Revelación.

      ● ¿Cómo puede decirse que la organización visible de Dios fue hecha estrictamente teocrática o fue plenamente teocrática en estructura para 1938, cuando hay revisiones y cambios de vez en cuando en las instrucciones de organización?

      Ante todo, tenemos que reconocer lo que se da a entender cuando decimos que la organización visible de Dios fue hecha estrictamente o plenamente teocrática. La voz “teocracia” significa “gobierno de Dios” o “gobierno por Dios.” Por lo tanto, si una organización ha de ser plenamente teocrática tiene que estar dirigida y controlada totalmente por Dios o por las fuerzas que él pone en operación. Por supuesto, Jehová dirigía su organización antes de 1938, y estaba efectuando su propósito para aquel tiempo, pero permitió a sus siervos considerable campo de acción en cuanto al control de la organización, hasta permitiéndoles elegir por voto democrático a los que servían como representantes suyos. Sin embargo, así no era como operaba la congregación primitiva en los días de los apóstoles. Los apóstoles mismos, no la congregación, eran quienes hacían los nombramientos a los puestos de servicio y era por medio de los apóstoles que se transmitía la fuerza activa de Dios. (Hech. 14:23; 19:6) También, era el cuerpo gobernante o junta directiva de los apóstoles y hombres de mayor edad en Jerusalén, impulsados por espíritu de Dios, quienes hacían las decisiones en cuanto a cómo habían de comportarse las congregaciones. (Hech. 15:28) Por eso, después que Jehová vino a su templo en 1918, comenzó a restaurar este arreglo plenamente teocrático y a poner en vigor controles más estrictos sobre

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