Preguntas de los lectores
● ¿Cuál es el significado de Mateo 10:41? ¿Hay alguna diferencia en los galardones que se mencionan en este texto?—R. D., EE. UU.
Jesucristo dijo, según se registra en Mateo 10:40-42: “El que los recibe a ustedes, me recibe también a mí, y el que me recibe a mí, recibe también al que me envió. El que recibe a un profeta porque es profeta recibirá galardón de profeta, y el que recibe a un justo porque es justo recibirá galardón de justo. Y cualquiera que dé de beber tan solo un vaso de agua fría a uno de estos pequeños porque es discípulo, de cierto les digo, de ninguna manera perderá su galardón.”
Jesús fue enviado por su Padre, Jehová Dios. Por consiguiente, la persona que recibía favorablemente a los discípulos de Cristo estaría recibiendo a Cristo y también a Dios, que envió a Cristo. Ciertamente esa persona sería bendecida; no resultaría sin remuneración.
Asimismo, el individuo que recibiera favorablemente a un profeta de Dios porque es profeta sería remunerado. Recibiría “galardón de profeta.” ¿Por qué? Bueno, considere el galardón que obtuvo la viuda hospitalaria que le dio alimento y agua a Elías. Por ‘recibir a un profeta,’ fue bendecida en gran manera. Este profeta que obró bajo espíritu de Dios multiplicó milagrosamente su abastecimiento de harina y aceite. ¡Pues, hasta su hijo le fue restaurado milagrosamente después de haber sufrido una muerte prematura! (1 Reyes, capítulo 17) Jehová llevó a cabo estos milagros por medio de su profeta Elías. Evidentemente la viuda recibió a Elías ‘porque era profeta.’ En consecuencia, ella recibió “galardón de profeta.”
No ha de pasarse por alto el hecho de que Jesucristo, quien expresó las palabras que se registran en Mateo 10:40-42, fue el más grande de todos los profetas. (Deu. 18:15-19; Hech. 3:19-23) Los que lo recibieron porque era profeta fueron bendecidos espiritualmente por lo que les dijo. Algunos de ellos también recibieron curaciones milagrosas y hasta resurrecciones. (Mat. 4:23; Luc. 8:40-42, 49-56; Juan 11:38-44) Después, como dones a la congregación cristiana, Jesucristo dio “algunos como profetas.” Entre ellos estuvo Ágabo. Las personas que los recibieron favorablemente y que se asociaron con ellos en la congregación cristiana ciertamente disfrutaron de beneficios espirituales. Estos hombres fueron usados para declarar nuevas profecías. (Efe. 4:11, 12; Hech. 11:27, 28; 21:10, 11) Sin embargo, en cumplimiento de las palabras de Joel 2:28, 29, aun hoy en día los siervos dedicados de Jehová, aunque no son inspirados, el espíritu o fuerza activa de Dios les ayuda a explicar profecías bíblicas a los que los reciben de manera favorable y apreciativa. Así tales personas son remuneradas espiritualmente—1 Cor. 2:10.
Jesucristo también mencionó el recibir a un hombre justo y el obtener “galardón de justo.” Por recibir hospitalariamente a un justo uno podría esperar que le correspondieran bondadosamente, no de una manera injusta, sino en armonía con la justicia de Dios. La clase de hombre justo a quien Jesús se refirió no era una persona que simplemente establecía sus propias normas y llevaba lo que simplemente se pudiera contemplar como una “buena vida.” Hablaba de un hombre que se adhería a las expresiones y mandamientos justos de Jehová. (Mat. 4:4; Ecl. 12:13, 14) Los que verdaderamente llenaron los requisitos de Dios en el día de Jesús llegaron a ser sus seguidores. Si algún individuo tuviese el privilegio de agasajar a tal creyente en su casa, estaría en posición de recibir beneficios espirituales, “galardón de justo.” Sin duda, el visitante compartiría verdades que edificarían la fe de la Palabra de Dios con su anfitrión, aun como lo hizo Jesús. (Luc. 10:5-7; 19:1-10) Lo mismo aplica en nuestro día.
Hay personas que reciben bondadosamente y hacen bien a los “pequeños” justos, los que son discípulos ungidos o hermanos espirituales de Jesucristo. (Rev. 14:1-4; Luc. 12:32) Al mostrar esta bondad, dan a los seguidores ungidos de Jesús “un vaso de agua fría” para beber, por decirlo así. Hacen bien a los hermanos espirituales de Cristo, no simplemente porque muestran bondad humanitaria para con todos los hombres, sino porque ellos son discípulos de Cristo. Por lo tanto, estos hacedores del bien son remunerados; ‘de ninguna manera pierden su galardón.’ Aunque no reciben inmediatamente algún beneficio milagroso, tienen el privilegio de oír a los discípulos ungidos de Jesucristo explicar las Escrituras. En consecuencia, tales oyentes tienen la probabilidad de sacar bastante provecho de manera espiritual. Aquellas personas entre ellos que manifiestan amor a la justicia y que hacen bien a los hermanos de Cristo por respeto al hecho de que son sus hermanos espirituales o discípulos ungidos, realmente están mostrando que tienen una disposición favorable hacia el Rey Jesucristo mismo y lo apoyan. (Mat. 25:34-40) Si estas personas continúan siguiendo tal proceder, recibirán beneficios duraderos, porque de ellas es la expectativa de vida eterna en el prometido nuevo orden de cosas de Jehová.—2 Ped. 3:13; Sof. 2:2, 3.
● ¿De qué manera fueron sujetados los malhechores que fueron fijados en el madero de tormento al lado de Jesucristo? ¿Fueron clavados o atados?—R. P., Inglaterra.
Es posible que hayan sido atados al madero. Concerniente a los métodos romanos de fijar en el madero, The Imperial Bible Dictionary (tomo I, página 377) dice: “Cuando se llegaba al lugar de la ejecución, el criminal era desvestido hasta quedar casi desnudo, y era atado o clavado a la cruz, la cual entonces era levantada y fijada en su lugar.” Si el procedimiento judío de fijar en el madero se hubiese seguido en el caso de Cristo y los malhechores, primero habrían sido muertos y luego sus cadáveres habrían sido colocados en el madero. (Deu. 21:22, 23; Jos. 10:26) Sin embargo, fueron fijados en el madero mientras estaban vivos. (Luc. 23:32-46) Por consiguiente, el ser fijados en el madero se llevó a cabo de acuerdo con los métodos romanos, que incluían el atar o clavar.
Sabemos que Jesucristo fue clavado al madero de tormento. En ocasiones después de su muerte y resurrección, Jesús materializó cuerpos carnales que llevaban las marcas de haber sido fijado en el madero. En un caso, invitó a Tomás a inspeccionar las heridas infligidas en sus manos por medio de los clavos. (Juan 20:19-29) No obstante, aunque las Escrituras muestran que Jesús fue clavado a su madero de tormento, no dicen específicamente si los malhechores fijados en los maderos al lado de él fueron clavados o atados a éstos. Por eso, en la página 141 de su libro De paraíso perdido a paraíso recobrado, por ejemplo, la Sociedad Watch Tower ha respetado las indicaciones bíblicas así como ha reconocido el hecho de que los métodos romanos de fijar en el madero incluían tanto el clavar como el atar. Allí Jesús es ilustrado como clavado a su madero de tormento, mientras que la ilustración muestra sujetados a los malhechores por el método más sencillo, por atar.