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¡Se está acabando el tiempo!La Atalaya 1966 | 15 de octubre
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que había o que hay algo malo en casarse y edificar casas, sino que lo que Jesús estaba recalcando era que la gente estaba y estaría tan absorta en estas cosas que ¡no hace caso de los tiempos en que está viviendo hasta que es demasiado tarde!—Mat. 24:38, 39.
Jesús también asemejó nuestros días apremiantes en los cuales se está acabando el tiempo a los de Lot, el sobrino del patriarca Abrahán. Cuando llegó el tiempo para que Jehová Dios destruyera las ciudades inicuas de Sodoma y Gomorra, envió a sus ángeles para sacar de ellas apresuradamente a Lot y su familia: “Cuando rayó el alba, entonces los ángeles se pusieron a apremiar a Lot, diciendo: ‘¡Levántate! ¡Toma a tu esposa y a tus dos hijas que se hallan aquí, no sea que tú seas arrebatado en el error de la ciudad! ’ ” Cuando Lot se estaba demorando, lo cogieron a él y su familia de la mano y los sacaron apresuradamente, diciendo además: “¡Escapa por tu alma! ¡No mires atrás y no te pares en todo el Distrito! ¡Escapa a la región montañosa por temor de que seas barrido!” Y recuerde, Jesús dijo que el tiempo presente sería como los días de Lot, ¡así de apremiante!—Gén. 19:15-17; Luc. 17:28-30.
Poniendo más de relieve la necesidad de apremio en estos tiempos se hallan los mandatos de Jesús a los cristianos que viven hoy en día: “El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; y el que esté en el campo no vuelva a la casa a tomar su prenda exterior de vestir. . . . Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno, ni en día de sábado.” (Mat. 24:16-20) ¡Cuán vigorosamente recalcan igualmente estas ilustraciones el apremio de nuestros tiempos! Vivimos en tiempos tan apremiantes como los de Noé y de Lot.
No sea como los dos yernos en perspectiva de Lot. Cuando se le dijo a Lot lo concerniente a la venidera destrucción de las ciudades de la llanura se dirigió a sus yernos y los instó: “¡Levántense! ¡Salgan de este lugar, porque Jehová destruye la ciudad!” Sin embargo, “a los ojos de sus yernos [Lot] parecía como un hombre que estaba bromeando,” y por eso perecieron con el resto de los habitantes inicuos de Sodoma y Gomorra.—Gén. 19:12-14.
Sí, que los que quieran, se burlen del apremio de nuestros tiempos, como lo hicieron los yernos de Lot. Su burla no prueba que tienen razón sino, más bien, prueba que están equivocados, porque aun tal burla se predijo que acontecería en nuestro día: “En los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación.’ ” Pero no siempre han continuado “exactamente” todas las cosas como desde el principio de la creación, así como acabamos de ver.—2 Ped. 3:3-7.
GUÁRDESE DE LA COMPLACENCIA
Claramente, hoy no es tiempo para complacencia, sino un tiempo para estar alerta, y con ese fin hay que practicar autodisciplina, así como dijo además Jesús al advertir en cuanto a nuestro día: “Mas presten atención a ustedes mismos para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. Porque vendrá sobre todos los que moran sobre la haz de toda la tierra. Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.”—Luc. 21:34-36.
¡Cuán oportunas son estas palabras de Jesús en vista de la prosperidad material del mundo occidental! Con ella de veras viene la tentación de participar en comer con exceso y beber con exceso y en preocupaciones en cuanto a dinero. Algunos quizás se inclinen a dedicar mucho tiempo a adquirir posesiones materiales, como si el presente sistema de cosas fuese a estar aquí por muchos años venideros. Pero Jesús advirtió contra el preocuparse en demasía con cosas materiales: “Guárdense de toda suerte de codicia, porque aun cuando uno tenga en abundancia, su vida no resulta de las cosas que posee.” “Porque el alma [la vida] vale más que el alimento y el cuerpo que la ropa.” Estas palabras tienen hoy en día más fuerza que nunca antes debido a que vivimos tan cerca del fin de este sistema de cosas. ¡Más que nunca antes es completa necedad el obrar de modo contrario a las palabras de Jesús!—Luc. 12:15, 23; Mat. 6:19-21.
Verdaderamente más que nunca antes el derrotero sabio es ‘seguir buscando primero el reino y la justicia de Dios,’ y ‘vigilar estrechamente que su manera de andar no sea como imprudentes sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos, y al mismo tiempo siempre trate de percibir cuál es la voluntad de Dios.’ Compre todo el tiempo que queda tomándolo de cosas que son dispensables y úselo para cosas importantísimas como el estudiar la Palabra de Dios y el asociarse con otros cristianos, y luego en todas las cosas obre en armonía con lo que usted aprenda que sea la voluntad de Dios.—Mat. 6:33; Efe. 5:15-17.
El hecho de que se está acabando el tiempo para esta generación y su sistema de cosas debe hacer que los cristianos se cuiden para no permitir que sus raíces penetren profundamente en él. Tal como el hombre prudente come para vivir y no vive para comer, así los cristianos deben considerar todo lo que sea de índole material como un medio hacia un fin y no el fin mismo. Eso incluirá su selección de trabajo seglar, la clase de casa en que vivan, la clase de ropa que usen, la clase de alimento que coman, la clase de literatura que lean, la clase de programas de televisión que vean así como cuánto tiempo emplean viendo televisión. Como lo expresó el apóstol Pablo: “Los que hacen uso del mundo como los que no lo usan plenamente; porque la escena de este mundo está cambiando.” ¡Sí, pronto llegará a su fin el presente sistema de cosas!—1 Cor. 7:31.
La Palabra de Dios nos habla de un tiempo cuando habrá ‘nuevos cielos y una nueva tierra en los cuales habrá de morar la justicia.’ Será un tiempo cuando Dios ‘limpie toda lágrima de los ojos de los hombres, cuando no será más la muerte, ni dolor ni clamor, ni enfermedad ni muerte.’ Será un orden de cosas sin violencia, injusticia, iniquidad ni opresión. Ya no habrá pobreza, sino que ‘los hombres edificarán casas y tendrán toma de posesión, plantarán viñas y comerán el fruto de ellas.’ Y además, estarán preparándose para dar la bienvenida y estarán dando la bienvenida de los sepulcros a miles de millones que han muerto desde los días de Abel, el primer siervo fiel martirizado de Dios Jehová. Toda la Tierra llegará a ser un paraíso.—2 Ped. 3:13; Rev. 21:4; Isa. 65:21; Rev. 20:13.
Ese es un nuevo orden por el que vale la pena esperar, trabajar y por el cual ser apremiante ahora—¡especialmente en vista de que el tiempo verdaderamente se está acabando!
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Desacato a leyes morales y legalesLa Atalaya 1966 | 15 de octubre
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Desacato a leyes morales y legales
“Estoy preocupado,” dijo el ex presidente Dwight Eisenhower, “respecto al desacato general a la ley moral y a la ley legal en este país. [EE. UU.]. Ha habido una deterioración desde la primera Guerra Mundial.” (U.S. News & World Report del 13 de septiembre de 1965) Eso es exactamente lo que predijo Jesucristo para nuestro día—“el aumento del desafuero.” (Mat. 24:12) Pero, ¿qué significa esto? Lea el capítulo veinticuatro de Mateo en su Biblia y vea.
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