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El papel del clero en la crisis de hoyLa Atalaya 1967 | 15 de octubre
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la fornicación se permitía de vez en cuando. ¿Qué guía va a seguir usted? ¿La infalible Palabra de Dios, o la palabra de hombres imperfectos y no inspirados que quizás tengan algún motivo egoísta al promulgar sus propios puntos de vista?
DERROTERO SALVAVIDAS
La enseñanza que usted acepta y aprueba en tales asuntos vitales tiene mucho que ver con su futuro. ¿Será un futuro de vida eterna? Entonces tiene que prestar atención a la advertencia de Jesús: “Si, pues, un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo.” (Mat. 15:14) Ciertamente es importante que cada uno considere, no simplemente las cualidades de su maestro religioso, sino también la naturaleza de la enseñanza de organización que se está transmitiendo por medio de tal maestro. ¿No es evidente que esto no es un asunto de que solo un clérigo se esté extraviando? Es el entero plan de estudios de los seminarios el que produce graduados que, o son ignorantes de la Biblia, o la desdeñan.
Uno pensaría que los clérigos que no convienen con el libro de texto básico del cristianismo, la Biblia, llegarían al punto que expresó tan bien un vocero de la Asociación Nacional de Legos Presbiterianos de Nueva Zelanda, según se informa en el Star de Auckland del 12 de septiembre de 1966: “Una actitud más honrada en cuanto al predicar una etapa de incredulidad sobre cuestiones vitales habría sido el retirarse del servicio cristiano.” Sin embargo, parece que estos hombres no tienen intención alguna de renunciar voluntariamente a un trabajo profesional o al salario que lo acompaña.
Son, de hecho, sacerdotes de una religión incierta, que no tiene base autoritativa, sino solo su propia ideología. Su papel en estos días críticos no es el de edificar fe, sino el de desbaratar la fe. Bajo inspiración, el escritor bíblico Judas advirtió a los seguidores de Cristo del peligro al cual están expuestos por medio de maestros falsos: “Estos son las rocas escondidas bajo agua en sus fiestas de amor mientras banquetean con ustedes, pastores que se apacientan a sí mismos sin temor; nubes sin agua llevadas de acá para allá por los vientos.”—Jud. 12.
Lo que usted necesita en este tiempo de crisis mundial son amigos que participen con usted en considerar honradamente la Biblia. Clérigos como el deán de Holmen, de quien ya citamos, no creen en la Biblia y hasta dicen en acusación que “los testigos de Jehová creen en ella [la Biblia], y por lo tanto no son cristianos.” ¿Por qué no echar a un lado ese razonamiento torcido e investigar a los Testigos? ¡Seguramente, como ellos, usted está deseoso de amoldar su vida a los requisitos de la Palabra escrita de Dios para conseguir la salvación que se promete a todos los que ‘quieran seguir con sumo cuidado y atención los pasos de Cristo’!—1 Ped. 2:21.
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Escasez de alimentosLa Atalaya 1967 | 15 de octubre
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Escasez de alimentos
◆ El 15 de agosto en la reunión anual de 1966 del Instituto Norteamericano de Ciencias Biológicas, un grupo de científicos concordó en la opinión de que el hombre está multiplicándose más rápidamente que las provisiones de alimento y que se podía ver el peligro de una catástrofe. El Dr. Harrison Brown del Instituto de Tecnología de California declaró que la población mundial sería por lo menos de 4.300.000.000 de habitantes para 1980, si no ocurre un desastre global para esa fecha; pero la producción de alimentos no lleva el mismo paso que el aumento de la población. El escritor bíblico Lucas registró hace mucho bajo inspiración divina que las “escaseces de alimento” sin paralelo serían parte de la señal compuesta que indicaría que no solo estaría por terminar el presente sistema de cosas, sino también que ‘estaría cerca el reino de Dios.’—Luc. 21:11, 31.
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