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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
w68 15/1 págs. 37-40

Conducta del cristiano ante la violencia

Rápidamente aumenta la violencia. ¿Qué derrotero debe uno emprender?

A TRAVES del mundo está aumentando la violencia de toda clase. En una escala internacional el desarrollo de la violencia hizo que el secretario general de las Naciones Unidas, U Thant, dijera que él temía que ‘estuviéramos presenciando las fases iniciales de la III Guerra Mundial.’a

En una escala nacional violentos trastornos internos han derribado a muchos gobiernos en estos últimos años. En algunos países las facciones contrarias amenazan sumir a la entera nación en derramamiento de sangre.

También, en casi toda nación en la Tierra, asciende rápidamente la violencia en forma de delitos y motines. De los Estados Unidos, expresó un informe: “La criminalidad está aumentando cuatro o cinco veces tan aprisa como nuestra población total en este país. Si no hay un cambio, inevitablemente resultará esto en anarquía.”b Y un informe reciente muestra que en los primeros tres meses de 1967 el índice de delitos graves marcó un sorprendente aumento del 20 por ciento sobre el del mismo período del año anterior, ¡más de quince veces la proporción del desarrollo demográfico!

¿A qué se debe tanta violencia a través del mundo? ¿Continuará aumentando en los años futuros? ¿Cuál será el resultado final de todo ello? Y en vista de tal violencia, ¿qué derrotero debe seguir el cristiano?

¿A QUE SE DEBE TANTA VIOLENCIA?

La causa básica de la violencia es que la humanidad en general ha rechazado la guía de Dios. El hombre no fue creado para gobernar sus asuntos con éxito sin Dios. Mientras siguiera las normas que Dios le dio, se le aseguraría paz y felicidad. Pero tristemente para todos, nuestros primeros padres rechazaron a Dios como su Guía. En cambio, queriendo independencia de Dios, se rebelaron y escogieron su propio camino. El Dios Todopoderoso permitió a los hombres bastante tiempo para seguir su derrotero a fin de que, entre otras razones, el tiempo demostrara que los caminos del hombre aparte del gobierno de Dios nunca podrían traer paz y felicidad.—Gén. 3:17-19.

La historia ha probado que ése ha sido el caso. Hombres y naciones no gobernados por Dios han adoptado sus propias marcas de gobiernos, ideologías y filosofías. No siendo guiados por las mismas leyes divinas y principios, inevitablemente hubo conflicto dentro de las filas humanas. Lo que se ha demostrado vez tras vez desde la rebelión del hombre es la verdad de estas palabras inspiradas de Jeremías: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.” (Jer. 10:23) Jeremías también escribió: “¡Miren! Ellos han rechazado la mismísima palabra de Jehová, y ¿qué sabiduría tienen?” (Jer. 8:9) Al rechazar la sabiduría de Dios y optar por apoyarse en su propia sabiduría, la humanidad perdió la paz.

A través de los siglos no ha habido mejoramiento alguno en las relaciones del hombre con sus semejantes. ¿Por qué no? Porque cuando los hombres dejaron de ser sumisos a Dios solo pudieron ir en una dirección... hacia abajo. Mientras más se alejara el hombre de Dios, peor llegaría a ser su condición. Esto sucedería tan seguramente como uno pudiera predecir el derrotero de una roca arrojada desde un acantilado... hacia abajo, en armonía con la ley de la gravedad. El alejarse de las leyes de Dios solo podría resultar en una tendencia hacia abajo, hacia el caos.

Además del empeoramiento progresivo de los asuntos del hombre o del largo tiempo que ha estado fuera de la guía de Dios, hay otro factor que ha aumentado grandemente la violencia en nuestro tiempo. La Biblia dice en Revelación 12:12: “Ay de la tierra y del mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.”

Satanás el Diablo y sus demonios, criaturas espíritus que también se rebelaron contra Dios, son los principales instigadores de la violencia. Desde la invisible región de los espíritus aguijonean a los humanos que están dispuestos en la Tierra para traer aflicción a la humanidad. ¿Cuál es el alcance de su influencia? Dice la Biblia, en 1 Juan 5:19: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.” En nuestro siglo, según lo verifican los hechos físicos comparados con las profecías bíblicas, Satanás y sus demonios han sido arrojados de la región celestial hacia la vecindad de la Tierra. (Rev. 12:7-9) Estas fuerzas invisibles aumentan el envilecimiento del hombre al incitar a la gente a más violencia. ¿Por qué? Saben que se acerca el tiempo de Dios pare ejecutar a todos los inicuos, incluyendo a las fuerzas espirituales inicuas. Sabiendo que sin falta serán ejecutados por su iniquidad crasa, hacen todo lo posible por arruinar a la humanidad. “Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.”—1 Ped. 5:8.

Por eso, debido al largo alejamiento del hombre de Dios y debido a la influencia de fuerzas espirituales inicuas, la familia humana se hace más encallecida en su comportamiento. Cuán exactamente predijo la Biblia la mismísima condición que vemos hoy cuando dijo: “Sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios.”—2 Tim. 3:1-4.

¿QUE ENCIERRA EL FUTURO?

¿Va a disminuir o a aumentar en los días futuros la violencia que ahora experimentamos? La profecía bíblica garantiza: “Los hombres inicuos . . . avanzarán de mal en peor.” (2 Tim. 3:13) También, dice: “La expresión inspirada dice definitivamente que en períodos de tiempo posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.” (1 Tim. 4:1) Y Jesucristo predijo: “Por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte.”—Mat. 24:12.

De modo que la violencia continuará aumentando por un tiempo más, hasta que estos “últimos días” lleguen a su terminación. Entonces Dios pondrá fin a toda la violencia y a los responsables de ella.

Sin duda, “el mundo va pasando y también su deseo.” (1 Juan 2:17) En una orgía de violencia tras otra, se acelera a su fin cercano a las propias manos de Dios. No obstante, la Palabra de Dios también promete que “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” Por lo tanto, se ofrece la promesa confortante de sobrevivir al fin de este sistema lleno de violencia a las personas de corazón honrado en todas partes que hacen la voluntad de Dios.

CONDUCTA CRISTIANA

Sin embargo, ¿cuál es la voluntad de Dios con relación a las muchas situaciones que surgen que podrían resultar en violencia? ¿Debería participar el cristiano en el derrumbe violento de los gobiernos que son opresivos? ¿Debería efectuar marchas en contra de ayuntamientos, haciendo manifestaciones por diversos derechos o injusticias? Si algunos lo maltratan, o lo insultan, ¿debería pagarles con la misma moneda y mostrarles que no pueden salirse con la suya?

Dice la Palabra inspirada de Dios: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo.” (2 Tim. 2:24) Se puede ver la sabiduría de este consejo en cualquier circunstancia que uno lo aplique.

Por ejemplo, al aplicar este consejo usted, como cristiano, no trabajaría para derrocar violentamente a un gobierno, aun si ése es opresivo. Muchos que lo han hecho a menudo se encuentran bajo una forma peor de gobierno que aquella que derrocaron. Y en el proceso, pueden perder la vida por una causa que Dios no autoriza. Jesús dijo a sus seguidores que oraran por el reino de Dios, no que pelearan para derrocar los gobiernos presentes. (Mat. 6:9, 10; Juan 18:36) Sabía que al debido tiempo Dios mismo le pondría fin permanente a todos los gobiernos opresivos. De modo que, el cristiano “no tiene necesidad de pelear,” sino necesita esperar pacientemente a que Jehová traiga su propio remedio, el único satisfactorio que beneficiará a toda la humanidad.

Dentro de cualquier nación hay prejuicio y discriminación. Cuando el recurso por medio de los sistemas legales del país falle en traer justicia, ¿debería usted poner piquetes en manifestación de protesta y formar motines en las calles? Si usted, como cristiano, hiciera eso, entonces usted llegaría a ser desaforado. El cristianismo es un arreglo observante de la ley, no una licencia para desafuero. El desafuero jamás traerá justicia, sino en cambio trae más opresión y discriminación. La sabiduría práctica de Dios nos dice: “Depón la cólera y deja la furia; no te muestres acalorado solo para hacer mal. Porque los malhechores mismos serán cortados.” (Sal. 37:8, 9) Y escribió el apóstol Pablo: “Deséchenlas todas de ustedes, ira, cólera, nocividad, habla injuriosa.” (Col. 3:8) El cristiano espera en Jehová para la justicia, apreciando que, no él, sino Jehová corregirá los males de un inicuo sistema de cosas.

Cuando motines o manifestaciones ciertamente estallan dentro de la comunidad de uno, el cristiano hace bien en ejercer gran cuidado, no exponiéndose a la violencia. Siempre que sea posible, se retira a un lugar seguro hasta que se calma la violencia. Este derrotero refleja sabiduría piadosa: “Como quien agarra por las orejas un perro que pasa, así es quien se inmiscuye en querella que no le incumbe.” Por eso el cristiano no participa en motines ni manifestaciones ni trata de acercarse a ellas ni siquiera por curiosidad.—Pro. 26:17, BC.

Pero, ¿qué debe hacer usted si alguien lo empuja, lo insulta o lo maltrata? ¿Debe usted pagar con la misma moneda? La Biblia advierte: “Una palabra que causa dolor hace subir la cólera.” (Pro. 15:1) Una respuesta con la misma moneda muy probablemente provocará más cólera, quizás encolerizando al ofensor hasta recurrir a la violencia física, especialmente hoy cuando tantas personas están controladas por los demonios o bajo la influencia de drogas. No, en vez de caldear la situación, el cristiano hace una de varias cosas. “Una respuesta, cuando es apacible, aparta la furia,” de modo que usa una respuesta apacible. Y si eso no vence la situación, entonces aconseja la Palabra de Dios: “Antes que haya estallado la riña, retírate.”—Pro. 17:14.

El cristiano también da pasos para evitar el ser vencido por la violencia del elemento delincuente. En las zonas de peligro adopta la precaución de no andar solo por las calles oscuras siempre que puede evitarlo. Aun cuando visita a las personas para hablarles acerca de los propósitos de Dios, el cristiano hace bien en llevar un compañero consigo en localidades donde está desenfrenada la delincuencia. Esto no quiere decir que el cristiano trata de evitar daño a toda costa. Realmente, está dispuesto a sufrir persecución, aun la muerte, donde está envuelta su adoración a Dios. Pero no expondrá su vida al peligro por alguna razón que no esté en armonía con su integridad a Dios.

NEUTRALIDAD

El cristiano no escudriña un lado o el otro de las disputas nacionales e internacionales que conducen a la violencia y el derramamiento de sangre. Como esclavo de Dios, permanece neutral concerniente a los conflictos de este mundo, evitando así la culpabilidad por derramamiento de sangre asociada con ellos. Jesús dijo de sus seguidores: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:16) De modo que el cristiano no participa en las luchas violentas del mundo. Sabe que al debido tiempo Dios le pondrá fin a todo el mal, y eso lo hará sin perjudicar a las personas inocentes cuando lo haga.

Al evitar los enredos mundanos hoy en día el cristiano hace exactamente lo que hicieron los cristianos del primer siglo. Note lo que escribió Justino Mártir en el segundo siglo: “Nosotros que estamos llenos de guerra, y matanza atroz mutua, y toda iniquidad, cada uno a través de toda la Tierra hemos cambiado nuestras armas bélicas, —nuestras espadas en rejas de arado, y nuestras lanzas en utensilios de labranza,— y cultivamos la piedad, la justicia, la filantropía, la fe y la esperanza, que tenemos del Padre Mismo por medio de aquel que fue crucificado.”—The Ante-Nicene Fathers, tomo I, pág. 254.

Aunque muchas autoridades entre las naciones no aprecian el proceder neutral de los cristianos, hay algunas que sí.

Por ejemplo, la contienda interna en un país africano hizo que las fuerzas policíacas y militares bloquearan el camino. La inspección en estos puntos era muy rigurosa y consumidora de tiempo. Pero en casi todo caso, los soldados y la policía dejaban pasar a los testigos de Jehová con una inspección mínima después de identificación positiva. A menudo las autoridades expresaron: “Confiamos en ustedes.” O se oyó que dijeron: “No se preocupen, conocemos a los testigos de Jehová.” Cuando algunos de estos cristianos estaban viajando hacia una asamblea de ministros, se les dijo en el sitio donde eran registrados: “Algunos de su gente ya han ido a la asamblea; ¡adelante!” Los oficiales que hacen cumplir la ley, conociendo la posición neutral de los testigos de Jehová, los trataron con respeto, sabiendo que no eran responsables de los desórdenes del país.

Sin embargo, aun cuando las autoridades persiguen a los cristianos, el cristiano individual retiene su posición neutral. Jehová ha delineado en su Palabra el correcto derrotero de conducta para él. El cristiano no transige por ninguna razón. Por eso, evita la responsabilidad de la violencia de este mundo y evita el juicio adverso que Dios traerá en contra de él.

Muy en breve ya Dios pondrá fin a este sistema de cosas despedazado por la violencia. Lo reemplazará con su nuevo sistema de cosas, donde “la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13) Los cristianos que han retenido conducta correcta ante la violencia segarán maravillosos beneficios entonces, beneficios de vida, salud, paz y felicidad. Para siempre disfrutarán del vivir en un nuevo orden sin violencia. “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”—Sal. 37:11.

[Notas]

a El Times de Nueva York del 12 de mayo de 1967, pág. 1.

b U.S. News & World Report del 17 de octubre de 1966, pág. 86.

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