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  • “No desistamos de hacer lo que es excelente”
    La Atalaya 1969 | 15 de enero
    • uno mismo puede ser sumamente desanimador. A menudo las personas que recientemente se han asociado con la congregación cristiana y que han estado teniendo un estudio bíblico por algún tiempo quizás crean que no están logrando el progreso deseado. Por lo tanto, un maestro discernidor ayudará a tales personas a ver el progreso que, de hecho, están logrando, estando preparado para dar encomio afectuoso y sincero en los casos en que sea apropiado. Así mismo, el superintendente querrá hacer igual tocante a los que se asocian regularmente con la congregación. No, no adulación. Si una persona que ha estado asociada activamente con la congregación se enferma espiritualmente necesita ayuda genuina, ayuda amorosa. Le será una ayuda ver exactamente lo que es su obra, lo que falta y luego recibir algunas sugerencias prácticas para vencer su problema. Quizás su problema sea que simplemente no esté seguro de lo que es necesario que haga, del paso que debe dar. Agradecerá la ayuda y guía en cuanto a qué hacer para fortalecer su vida espiritual. Es verdad que tal ayuda siempre debe darse de manera amorosa y prudente, pero también tiene que ser ayuda honrada y apegada a la realidad. Cuando se da tal ayuda con amor y empatía, las personas ayudadas quedan agradecidas porque se les haya ayudado a dar el paso correcto en el camino al desarrollo y la madurez espirituales. A medida que éstos den pasos hacia adelante, sinceramente déles encomio. Ayúdelos a discernir su propio progreso. Entonces tendrán motivo de alborozarse, y esto respecto de sí mismos, no en comparación con algún otro individuo.

      ALERTOS A LA PÉRDIDA DE LA ESPIRITUALIDAD

      12. Si queremos segar el fruto de la vida eterna por nuestro sembrar, ¿a qué tenemos que estar alerta?

      12 El sembrar teniendo en mira el espíritu resulta en crecimiento espiritual. Si cesamos de sembrar teniendo en mira el espíritu, cesamos de crecer espiritualmente. Peor todavía, si regresamos a sembrar teniendo en mira la carne, cesamos de hacer lo que es excelente y se marchita el aprecio que teníamos por las cosas espirituales, y el resultado es inactividad espiritual y muerte. Es posible que en un tiempo hayamos ‘andado conforme al sistema de cosas de este mundo.’ “Sí, entre ellos todos nosotros en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, haciendo las cosas que eran la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de ira así como los demás.” (Efe. 2:2, 3) Pero cuando empezamos a alimentarnos de la verdad de la Palabra de Dios, cuando empezamos a discernir y hacer lo que el espíritu santo de Jehová aclaraba que era Su voluntad para nosotros, entonces empezamos a llegar a vivir en sentido verdadero. (1 Cor. 2:11, 12; 2 Cor. 3:6) Si seguimos sembrando teniendo en mira el espíritu ‘segaremos del espíritu vida eterna.’ No queremos perder esta bendita siega de vida eterna, ¿no es verdad? Entonces, es necesario que estemos alerta para discernir en nosotros mismos cualquier tendencia a regresar a sembrar teniendo en mira la carne.

      13, 14. (a) ¿Cómo muestra uno que está obrando en armonía con el espíritu de Dios al tratar los problemas personales que tiene con otros? (b) ¿A qué consecuencia puede conducir el no obrar en armonía con el espíritu de Dios en tales asuntos? (c) ¿Cómo contribuye el estar inclinado a lo espiritual a buenas relaciones entre hermanos cristianos?

      13 Es posible, estimado lector, que usted ya sea miembro de una congregación de los testigos de Jehová. Bueno, ¿cómo considera usted a sus compañeros cristianos? ¿Sabe usted que la manera en que considere a otros le suministra una indicación clara de la manera en que usted está sembrando? Eso rápidamente le indicará a usted si está considerando las cosas solo de manera carnal o de manera espiritual. Si, por ejemplo, usted discierne que está comenzando a criticar, a denigrar mentalmente los esfuerzos de otros en el servicio de Jehová, ésta es una señal que le advierte que está en peligro de regresar a sembrar teniendo en mira la carne. Si usted tiene alguna causa de desacuerdo con su hermano o hermana en Cristo, si usted cree que éste ha pecado contra usted, sea pronto en zanjar las cosas, ya sea por no ‘llevar cuenta del daño’ —y eso significa el realmente echarlo de la mente, sin guardar rencor alguno— o por llevar a cabo el consejo de Jesús que se da en Mateo 18:15-17 a fin de ganar a su hermano. Esto es obrar en armonía con el espíritu de Dios. (1 Cor. 13:5) ¿Cuál es el resultado si usted no sigue este derrotero? Se retiene un rencor en el corazón contra ese hermano o hermana. Esto, a su vez, desfigura su entera relación con esa persona. El que aparezca el “ofensor” en la plataforma para presentar una conferencia bíblica o participar en una discusión o demostración produce una sensación de resentimiento y se encuentra usted escuchando con una actitud crítica en vez de con amor y aprecio. Esta es la actitud de hombres “carnales,” no de hombres “espirituales,” ¿no es verdad?—1 Cor. 3:1-3.

      14 Esto no significa que no estamos conscientes de las debilidades de otros. Pero, el hombre que se inclina a lo espiritual, que produce el fruto del espíritu de Dios, es misericordioso, usa de gran paciencia, está lleno de bondad. Toma en cuenta las circunstancias de otros. Tiene presente que cada uno de la congregación es siervo de Jehová, que trata de agradarle a Él.

      15. ¿Qué indican los sentimientos de celos y resentimiento, y a qué actitud anima Santiago?

      15 La pérdida de la inclinación a lo espiritual se puede echar de ver en los sentimientos de celo. Es posible que un individuo haya esperado que cierta asignación o privilegio de servicio se le diera a él pero se le pasa por alto a favor de otra persona. El ‘hombre carnal,’ el que ‘siembra teniendo en mira la carne,’ sentirá el resentimiento brotando en su corazón. Este resentimiento disipa el gozo, lo cual hace difícil o hasta imposible que él coopere con el hermano nombrado ahora. No fue sin buena razón que el discípulo Santiago escribió: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su conducta excelente sus obras con una mansedumbre que pertenece a la sabiduría. Pero si ustedes tienen en su corazón amargo celo y espíritu de contradicción, no anden haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino que es la terrenal, animal, demoníaca. Porque donde hay celo y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda cosa vil.”—Sant. 3:13-16.

      16. ¿Por qué debemos combatir cualquier tendencia a rechazar el estímulo que nos den otros o a tener en poco el consejo?

      16 Una señal segura de la pérdida de visión espiritual es cuando comenzamos a resentirnos por el estímulo o consejo que nos den cristianos maduros, aun cuando sea apropiado, se dé con amor y con apoyo de las Escrituras. Esté alerta a esta señal de peligro. Evite toda tendencia a tener en poco el consejo diciéndose usted mismo: “Oh, si es el mismo de siempre Fulano de Tal que está hablando,” considerando así que el consejo solo proviene de una fuente humana en vez de Jehová por medio de uno de sus siervos. En realidad, debido a que estamos asociados con la organización verdadera de Dios, podemos esperar que se nos ofrezca ayuda personal, que recibamos consejo y estímulo según lo necesitemos. Los “que tienen las debidas cualidades espirituales” tienen órdenes de cuidar del rebaño, de restaurar con un espíritu de apacibilidad a los que dan “algún paso en falso.” (Gál. 6:1) Reciba con gusto tal ayuda. Procediendo así, usted manifesta la clase de humildad que resulta en una bendición procedente de Jehová, en recibir de su bondad inmerecida y en ser ensalzado a la vida en su justo nuevo orden.—Sant. 4:6, 10.

      17, 18. (a) ¿Qué otro síntoma de pérdida de espiritualidad es el que más probablemente afecte al cristiano, y qué puede contribuir a eso? (b) ¿Por qué no es éste el tiempo para desistir de hacer lo que es excelente?

      17 Un síntoma común de la pérdida de la espiritualidad es una pérdida de celo por el ministerio cristiano. El primer celo de la ‘juventud cristiana,’ incitado por la expectativa de ver realizada pronto la esperanza de vida en felicidad bajo el reino de Dios, se puede disipar. El tiempo pasa y el Armagedón no viene tan pronto como se esperaba. Los problemas diarios de la vida se apiñan de nuevo y hacen que recordemos nuestras imperfecciones y debilidades. O quizás estemos considerando con anhelo los beneficios materiales presentes de que otros disfrutan, y la tentación de no perdernos los placeres presentes de la vida mina nuestra devoción a la causa de Jehová.

      18 Pero, realmente, ¿es éste el tiempo para estar desistiendo de hacer la excelente obra que Dios ha dado a sus siervos en estos “últimos días”? De todos los tiempos, éste es el tiempo para estar mostrando aguante y perseverancia en el servicio de Jehová. Su reino prometido por largo tiempo ha estado rigiendo desde los cielos desde 1914. Ya hemos avanzado bastante en el tiempo del fin, en los últimos días de este presente sistema de cosas. El fin completo de la iniquidad se acerca, en nuestra generación. Las vidas de millones de personas penden en la balanza; necesitan con urgencia nuestra ayuda. ¡Qué privilegio es el que los cristianos dedicados dirijan a los hombres y mujeres de corazón honrado del derrotero enloquecido de este mundo a abrazar la adoración verdadera que lleva a vida eterna! Sin falta, entonces, “no desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos rendimos. Realmente, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—Gál. 6:9, 10.

      19. ¿Qué “guerra” tiene que reconocer cada uno que existe en él, y qué punto en cuestión vital está envuelto?

      19 No descarte como insignificantes las tendencias de ‘sembrar teniendo en mira la carne.’ Naturalmente, siendo todavía imperfectos, aún nos plagan las debilidades de la carne. Descubrimos que no siempre hacemos las cosas que quisiéramos hacer, o que hacemos cosas que prefiriéramos no haber hecho. Pero, no debemos ceder a los deseos de la carne, “para vivir de acuerdo con la carne.” Sí, hay una guerra dentro de nosotros mismos, entre nuestra mente, con la cual nos esforzamos por estar en armonía con la dirección del espíritu de Jehová, y nuestra carne. (Rom. 7:18-23; 8:12, 13) El ceder a la carne, el reanudar el sembrar teniendo en mira la carne, de seguro significa segar corrupción, sí, muerte. Pero, “el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Gál. 6:8.

      20. ¿Qué palabras estimulantes se registran en Hebreos 6:9-12 para los que perseveran fielmente en hacer lo que es excelente?

      20 Para los que perseveran en hacer lo que es excelente hay estas amorosas palabras de estímulo y consejo: “Sin embargo, en el caso de ustedes, amados, estamos convencidos de cosas mejores y de cosas acompañadas de la salvación, aunque estamos hablando de esta manera. Porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, en que han servido a los santos y continúan sirviendo. Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, para que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que por medio de fe y paciencia heredan las promesas.”—Heb. 6:9-12.

  • Él también hizo los huesos
    La Atalaya 1969 | 15 de enero
    • Él también hizo los huesos

      ● Al comentar sobre sus propias creaciones maravillosas, Jehová llamó la atención de Job al hipopótamo, diciendo que sus huesos son como “varas de hierro forjado” y “tubos de cobre.” (Job 40:18) Igual de maravilloso es el estribo en miniatura del oído humano. Solo mide de 2,6 a 3,4 milímetros de longitud y solo pesa de 2,0 a 4,3 miligramos. El Dios que hizo los voluminosos huesos de las piernas del hipopótamo también hizo el menudo estribo.

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