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De condición como de muerte a una nueva vidaLa Atalaya 1969 | 1 de diciembre
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también, tengo el privilegio de vivir con misioneros que se graduaron en la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. Ese es un gran consuelo, porque ahora tengo más de setenta y nueve años de edad y ya no tengo las fuerzas físicas de las que disfruté por largo tiempo. No tenemos automóvil y tenemos que caminar mucho para llevar a cabo nuestro ministerio. Sin embargo, varias de las personas con quienes estudio la Biblia son tan apreciativas que vienen a “mi casa” para cada sesión semanal. Así puedo conservar mi energía y cumplir con mi meta de 100 horas cada mes. Y la bendición de Jehová ciertamente se ve sobre nuestras labores, pues la congregación aquí creció tanto que se hizo necesario dividirla en tres congregaciones separadas. En cada reunión vemos nuevas caras.
Una mirada retrospectiva hace patente que estos veinte años como ministra “precursora” han sido felices para mí, años que han estado llenos de trabajo duro, pero que también me han producido profundas satisfacciones. ¡Cuán maravilloso se me hace el que Jehová me haya sacado de una condición como de muerte y me concediera un nuevo principio en la vida! Aun ahora a medida que mis fuerzas físicas se reducen, mantiene abierto el camino para que yo sirva de alguna manera pequeña los magníficos intereses de su reino. ‘No me desecha en el tiempo de la vejez,’ ni me deja ‘porque mi poder está fallando.’ (Sal. 71:9) ¡Siempre están debajo los brazos eternos! En cuanto a mí, estoy resuelta a ser ‘constante, inmovible, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor.’—1 Cor. 15:58.
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“¡Dejé de fumar!”La Atalaya 1969 | 1 de diciembre
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“¡Dejé de fumar!”
EN EL primer siglo Santiago el medio hermano de Jesús escribió una carta inspirada a los que estaban esparcidos que deseaban servir a Jehová. Entre otros puntos, aconsejó: “Háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándose a ustedes mismos con razonamiento falso.”—Sant. 1:22.
Tal como en aquel siglo, hoy las personas que aprenden en cuanto a la voluntad de Dios están llegando a ser “hacedores de la palabra, y no solamente oidores.” Dos experiencias que se relataron en las asambleas de los testigos de Jehová el verano antepasado ilustran esto.
Una Testigo de Misisipí recibió de una amiga una carta en la cual ésta le pedía que visitara a una señora que vivía en aquella sección. La Testigo hizo la visita y pudo hacer arreglos para celebrar un estudio bíblico con la familia. La ministra informa: “Después del primer estudio sobre el Dios verdadero y los ídolos, ella desechó un cuadro religioso grande que había ocupado un lugar prominente en la habitación. Con el tiempo les ayudé a ver la importancia de ir al Salón del Reino. Pero, ¡ay!, en el transcurso de una semana se mudaron a treinta y dos kilómetros en la región rural, y no quisieron dejarme ir por ellos por ser tan lejos. Finalmente obtuvieron un auto. Aquella misma semana asistieron a la reunión del domingo en el Salón del Reino.
“¿Cuál fue el resultado? Una familia cambiada. Estaban firmemente convencidos de que ésta era la verdad de la Biblia y se asombraron por la amigabilidad de todos. La hija de cuarenta años quedó tan impresionada que comenzó a sentirse incómoda debido a sus hábitos malos. Después de su primera reunión dijo: ‘¡Dejé de fumar!’ Más tarde comentó: ‘Después que Jehová me había dado tanto, ¿cómo podía volver a casa y hacer algo que él desaprueba? Tuve temor de esperar. Nunca sabemos lo que sucederá mañana, y si esperaba quizás jamás tuviese la oportunidad de dejar el hábito y probar mi amor a Jehová.’”
La Testigo agregó: “Lo asombroso es que esta señora está inválida. Los cigarrillos han sido como una muleta para ella durante todos esos años, pero por lo que aprendió en el Salón del Reino en una sola reunión recibió el estímulo necesario para renunciar al mal hábito. En la segunda reunión me mostró la mano y dijo: ‘¿No está bonita? Ya no está parda ni manchada por el tabaco.’ Ahora asiste con regularidad.”
En una asamblea de Rochester, Nueva York, un matrimonio explicó acerca de un estudio bíblico que habían celebrado, diciendo: “El matrimonio fumaba mucho, y cuando volvíamos a casa del estudio olíamos a arenque ahumado. Gradualmente comenzaron a asistir a las reuniones en el Salón del Reino. Más tarde comenzaron a participar en el ministerio del campo y expresaron el deseo de bautizarse. Pero su problema era que ambos fumaban mucho.
“Pensaban que podían bautizarse y entonces dejar de fumar. Les dijimos que el hecho de que no habían roto el hábito no los excluiría del bautismo, pero que posiblemente seguirían fumando a escondidas por largo tiempo.
“Decidieron dejar de fumar en diciembre, pero luego lo postergaron. Cada vez que trataban de dejar de fumar se ponían nerviosos e irritables. Finalmente un Testigo les mostró algunos artículos de La Atalaya y ¡Despertad! que trataban del fumar. Cuando se dieron cuenta de los aspectos bíblicos del asunto, decidieron dejar de fumar cuando llegara la asamblea de circuito. Se apegaron a su decisión, pero informaron que fue molesto para los dos, porque estuvieron muy irritables y nerviosos durante las primeras dos semanas. Pero a medida que transcurrió el tiempo cesó el deseo vehemente de tabaco. En la última asamblea de distrito se bautizaron en símbolo de su dedicación a Dios. Y lo hicieron con una conciencia limpia, habiendo desechado este hábito sucio. Desde entonces la esposa ha disfrutado dos veces del privilegio de ser precursora de vacaciones, lo cual la hizo muy feliz.”
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1969 | 1 de diciembre
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Preguntas de los lectores
● ¿Estaba muerto Jesús cuando el soldado romano traspasó el costado de Cristo con una lanza?—W. H., Costa de Marfil.
Sí, el relato de Juan 19:31-37 aclara que Jesús había muerto antes de que el soldado lo traspasara.
Según la ley mosaica, un criminal ejecutado no debía pender toda la noche en el madero de ejecución, sino que debía ser enterrado el mismo día, para no contaminar la tierra haciéndose caso omiso de la ley de Dios. (Deu. 21:22, 23) Si Jesús y los criminales a su lado hubiesen permanecido vivos más tiempo en los maderos, siendo ya las últimas horas de la tarde, habrían quedado en los maderos después que comenzara el sábado al ponerse el Sol. Para impedir esto, los judíos pidieron que se les rompieran las piernas a los tres.
Un investigador francés, el Dr. Jacques Bréhant, comentó sobre la razón para esto, según se informó en Medical World News del 21 de octubre de 1966. Leemos: “El crurifragium, el quebrar las piernas del hombre crucificado, hacía imposible que se elevara para respirar. . . . Los judíos pidieron que se les rompieran las piernas de los tres condenados y que se los llevaran. De acuerdo con esto los soldados les rompieron las piernas a los ladrones. Pero cuando llegaron a Jesús, los soldados pudieron ver que Él ya estaba muerto.” El Dr. Bréhant ofreció dos posibles razones de por qué solo Jesús había muerto: (1) “Es posible que los ladrones hayan sido atados, en vez de clavados.” (2) “Cristo fue debilitado en gran manera por el trato que se le infligió antes” de ser fijado en el madero.
Si Jesús hubiese estado vivo, los soldados también le hubieran roto las piernas. En cambio, leemos: “Mas al venir a Jesús, como vieron [los soldados] que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas. No obstante, uno de los soldados le punzó el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.”—Juan 19:33, 34.
Aunque el relato de Juan es bastante claro, la pregunta que se planteó pudiera surgir al leer uno Mateo 27:49, 50. Allí dice: “Pero los demás dijeron: ‘¡Déjalo! Veamos si Elías viene a salvarlo.’ Otro hombre tomó una lanza y traspasó su costado, y salió sangre y agua. De nuevo clamó Jesús con voz fuerte, y cedió su aliento.” La oración en bastardillas es lo que causa la dificultad; podría hacer que uno llegara a la conclusión de que Jesús estaba vivo cuando lo traspasaron con la lanza.
Muchas traducciones bíblicas, entre ellas La Biblia de Jerusalén en francés y español, Elberfelder y Aschaffenburger en alemán, y la Moderna, Valera y Nácar–Colunga en español, omiten esa oración en bastardillas. Algunas traducciones incluyen las palabras, pero las ponen entre corchetes o suministran una nota explicativa al pie de la página. Por ejemplo, en la edición original de la Traducción del
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