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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1969 | 15 de septiembre
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alteran la edad general que se da en el Salmo 90:10. Y recuerde que Dios directamente decretó que Josué y Caleb sobrevivirían a los de su generación y así entrarían en la Tierra Prometida. Cuando Caleb tenía ochenta y cinco años él llamó la atención a su edad y fuerza porque eran verdaderamente raras.—Núm. 14:30; 33:39; Jos. 14:10, 11; 24:29.
De vez en cuando leemos en los periódicos que alguien vivió cien años, o un poco más. Hay hasta ciertos grupos, como los de las montañas del Cáucaso en la Unión Soviética, que son famosos por su longevidad, evidentemente como resultado de factores hereditarios y su modo de vivir. La publicidad que se da a tales ejemplos recalca que son excepciones. Permanece en pie el hecho de que la duración media de la vida en muchos países hoy es de un poco menos de los setenta o pasa poco de los setenta, aproximándose mucho a la cifra del Salmo 90:10.
Cuando consideramos la longevidad, muchas personas creen que la ciencia moderna ha extendido inmensamente la duración de vida del hombre. En un sentido eso es cierto. Al disminuir la mortalidad infantil y las muertes en la niñez se ha aumentado la longitud media de la vida. En Inglaterra alrededor del año 1850 ésta era de un poco menos de cuarenta años para los varones, y para 1947 había aumentado a sesenta. Pero para el adulto la expectativa de vida a cierta edad ha seguido siendo aproximadamente la misma. Por ejemplo, en 1850 un hombre de cuarenta años en los Estados Unidos podía esperar vivir hasta los sesenta y siete. En 1962, a pesar de todos los adelantos médicos del hombre, la expectativa de vida de un hombre de cuarenta años era de 71,7 años o un aumento de solo 4,7 años desde 1850.
En consecuencia, aunque pudiera haber algunas excepciones, como la de Moisés mismo, la expresión inspirada: “los días de nuestros años son setenta años,” es tan cierta hoy como lo fue en los días de Moisés.
● ¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando escribió, en 1 Timoteo 2:15, que las mujeres ‘se mantendrían en seguridad por medio de tener hijos’?—B. G., Chile.
Bajo inspiración Pablo trataba acerca de las actitudes y actividades apropiadas de las mujeres. Una función loable de las esposas cristianas y que a la vez las protegerá es el cuidar sus hijos. Pablo escribió: “Ella se mantendrá en seguridad por medio de tener hijos, con tal que ellas continúen en fe y amor y santificación junto con buen juicio.”—1 Tim. 2:15.
Las traducciones bíblicas Valera y Moderna vierten este versículo de un modo que permite la idea de que el tener hijos en sí resultará en salvación eterna para una mujer. Pero ésa no puede ser la idea. Muchos otros textos muestran que para ser salvos eternamente los hombres y las mujeres por igual tienen que creer en el Señor Jesús, tener conocimiento exacto y ejercer fe.—Hech. 16:30, 31; Juan 17:3; Rom. 10:10.
Otras traducciones dan la impresión de que ésta es una promesa de que Dios preservaría vivas a todas sus siervas a través del parto. (Moffatt, New American Standard Bible) No obstante, no había sucedido así en todo caso hasta entonces, y no ha sido cierto desde entonces. (Gén. 35:16-18) Creyentes y no creyentes han sobrevivido al parto, y creyentes y no creyentes han muerto al dar a luz. De modo que no significa el mantenerse en seguridad durante todo el alumbramiento. Más bien, significa que por medio de tener hijos y atender las responsabilidades concomitantes a ello se mantendrán en seguridad, siempre y cuando también manifiesten fe, amor y buen juicio.
Como se mencionó, Pablo trataba acerca de la condición o disposición de ánimo y deberes apropiados de las mujeres. En la congregación su actitud debe ser de sumisión, reconociendo que no han de tratar de ejercer autoridad sobre los varones adultos. Ejemplificando las dificultades que pueden resultar cuando una mujer no reconoce su posición, el apóstol cita el caso de Eva. Ella se adelantó a Adán, fue engañada y llegó a estar en transgresión.—1 Tim. 2:11-14.
Más tarde en esta misma carta Pablo advirtió a las mujeres cristianas en cuanto a sus actividades. Algunas de las viudas más jóvenes estaban “desocupadas, andorreando por las casas; sí, no solo desocupadas, sino también chismosas y entremetidas en asuntos ajenos, hablando de cosas que no debieran.” Estas actividades podrían resultar en toda clase de dificultad, incluso el envolverse en dar consejo y tomar decisiones sobre asuntos que apropiadamente eran responsabilidad de los esposos o de los siervos nombrados de la congregación. ¿Cómo podrían esas viudas más jóvenes mantenerse en seguridad de tales peligros? Pablo dijo que una manera era que “se casen, que tengan hijos, que manejen la casa.”—1 Tim. 5:11-15.
Por consiguiente, cuando escribió que las mujeres ‘se mantendrían en seguridad por medio de tener hijos,’ quiso decir que deberían estar ocupadas con actividades que valen la pena. Al manejar la casa y dar de sí mismas para entrenar a sus hijos, que son papeles valiosos para los cuales las mujeres tienen maravillosas habilidades dadas por Dios, probablemente se mantendrían en seguridad y fuera de los lazos que atrapan a mujeres no teocráticas. Y estos deberes complementarían muy bien sus actividades en el servicio de Dios, ayudándolas a ‘continuar en fe y amor y santificación.’
Las mujeres que no son casadas o que no tienen hijos, así como los hombres cristianos, pueden aprender del principio de esta exhortación inspirada: Todos tenemos que estar en guardia para estar seguros de que estemos ocupados provechosamente. La Palabra de Dios nos aconseja a cada uno de nosotros: “Vigilen estrechamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos.”—Efe. 5:15, 16.
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MINISTERIO DEL CAMPO
El Señor Jesucristo fue quien puso en el corazón de sus seguidores la dirección de extenderse, de esparcir por todo el mundo las enseñanzas que él había oído de parte de Dios. Por eso los discípulos de Jesús salieron más allá de la región judía, y hubo maravillosa expansión, pues las buenas nuevas se predicaron “en toda la creación que está bajo el cielo.” (Col. 1:23) Hoy las buenas nuevas del reino de Dios están yendo a todo rincón de la Tierra, y los testigos de Jehová sienten gran urgencia debido a las palabras de Jesús en Mateo 24:14. Saben que éste es el tiempo en que es preciso vigilarse uno mismo y vigilar su enseñanza. (1 Tim. 4:16) Reconocen cabalmente que no podrán salvarse si solo se interesan en sí mismos; de modo que trabajan en el interés de otros, predicándoles y enseñándoles las verdades de Dios. Al seguir adelante en el logro de su ministerio durante septiembre, ofrecerán el libro La verdad que lleva a vida eterna, por solo 25c de dólar.
ESTUDIOS DE “LA ATALAYA” PARA LAS SEMANAS
28 de septiembre: “Sirvan a Jehová con regocijo.” Página 552. Cánticos que se usarán: 4, 111.
5 de octubre: ‘Complaciéndome en la casa de mi Dios.’ Página 558. Cánticos que se usarán: 41, 99.
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